SÓLO UNA SENSACIÓN

¿Conocéis esa sensación que te embarga justo antes de iniciar un largo viaje? ¿La habéis experimentado? ¿La compartís?

 

O lo mismo son cosas mías.

 

Antes de salir de viaje, me embarga una sensación compuesta por una mezcla de pereza y nostalgia, a partes más o menos iguales.

 

Me da pereza revisar la documentación, los billetes, el pasaporte… me da pereza hacer el equipaje. Y me cuesta cambiar el chip, ponerme en situación, hacerme a la idea de que se acabó la rutina de todos los días. Se me hace extraño limpiar las lentes de las gafas, preparándolas para apreciar nítidamente los paisajes, rostros y colores, que están por venir, cuando me apresto a partir.

 

Y, claro, siento nostalgia de mi hogar, de mi entorno, de mi gente; antes de salir de viaje.

 

Antes del primer paso, echo de menos mis rutinas. Miro la cartelera del cine, apenándome por las películas o los conciertos que no voy a ver. Sueño con los partidos de baloncesto que me perderé y por las carreras que no correré. Añoro los cafés, las comidas con los colegas y las cañas con los amigos. Me fastidia no leer mi periódico por la mañana o apagar la lamparita de la mesilla, justo antes de dormir.

 

El sólo una sensación. De pereza, de nostalgia.

 

Porque, a mí, me encanta viajar…

 

Y no sé si todo esto tiene su punto de lógica y si a vosotros os ocurre algo tan sólo parecido…

 

Jesús Lens, ¿a punto?

 

PD.- No. No es ese tipo de viaje…

LA FIESTA DE ORFEO

Estas semanas, meses, hemos estado leyendo, aunque menos de lo habitual. Pero apenas había reseñado nada. Antes de volver a perderme en el limbo del silencio trabajador, hemos sacado adelante unas cuantas notas literarias, que hemos repartido por varias webs hermanas y que iremos rescatando poco a poco.

 

Comenzamos:

 

Vamos, en este arranque de 2010, muy en plan British total, tras el estreno de «Sherlock Holmes» ahora reseñamos una novela que, si bien temporalmente no tiene que ver con la época, a mí me recuerda a toda esa Inglaterra victoriana que tan atractiva me ha resultado siempre.

 

«La fiesta de Orfeo» cuenta una atractiva historia, repleta de meandros, disgregaciones y recovecos que terminan por encajar perfectamente y que comienza de una forma brutal, con el despiadado asesinato en masa de todos los habitantes de un pequeño pueblo.

 

(Para seguir leyendo, VENTE A LA BALACERA, por favor, pero deja también aquí tus comentarios y sugerencias, por supuesto. A fin de cuentas, solo es un click.)

Jesús Lens.

 

Gracias.

¡QUÉ SUEÑO!

Antes de la columna de hoy viernes en IDEAL, de inequívoco carácter soñador, una recomendación muy terrenal: si podéis, no dejéis de ir. CA-LI-DAD y CA-LI-DEZ a raudales…

 ¡Qué placer!

Y, ahora sí, la Columna:

 

El pasado domingo, hojeando IDEAL, tuve un sueño. ¡Qué sueño! Soñaba que, al borde de la jubilación, allá por el año del señor 2032, Granada era capital cultural europea. Por fin.

 

No sé si leyeron el excepcional reportaje de Andrés Cárdenas en que se desgranaba el cúmulo de despropósitos por el cuál Granada, la gran esperanza blanca de la cultura andaluza, no había presentado su candidatura, precisamente, a la Capitalidad Europea de la Cultura del año 2016, algo que sí han hecho tanto Córdoba como Málaga, junto a otras diez ciudades españolas.

 

Dado que a España no le vuelve a tocar capitalidad cultural hasta el año 2032, a esperar toca. Lo cuál, bien pensado, debe ser considerado como un revulsivo y una gran oportunidad: si llevamos dos años y medio dándole vueltas al Milenio y todavía no tenemos ni un mísero cartel, logotipo o idea, ¿qué no necesitaremos para organizar una Capitalidad Cultural enterita y verdadera? (Más del Milenio AQUÍ)

 

Pero volvamos al sueño. Estaba sentado, a gusto, tomando mi primer café, cuando empecé a soñar con el 2032. Para entonces, salvo que la edad de jubilación haya subido hasta los setenta años gracias a alguna medida progresista y comprometida del gobierno de turno, estaré a punto de pasar a vivir de la Seguridad Social y, como los jóvenes cachorros de la empresa para la que trabaje me habrán arrumbado en alguna esquina, a modo de cactus decorativo, la Capitalidad Cultural se convertirá en uno de esos proyectos ilusionantes a los que tan acostumbrados estamos los granadinos.

 

Una vez inauguradas todas las autovías, AVEs y conexiones intercontinentales del aeropuerto Federico García Lorca de Granada y Jaén (que albergará los huesos del poeta, descubiertos años ha, para darles una dimensión internacional), los políticos de las más diversas tendencias volvieron a ponerse de acuerdo y, allá por el 2024, lanzaron la candidatura para Granada 2032.

 

Universidad, entidades financieras, sociedad civil y representantes de todas las administraciones locales, provinciales y autonómicas pusieron lo mejor de cada casa al servicio de un proyecto que, desde el principio, contó con las simpatías de la población granadina en su conjunto, rejuvenecida tras la reconversión urbanística de la ciudad, la peatonalización del centro y el acceso navegable al río Genil.

 

Todos a una, cuando el 2032 asoma por el horizonte, conseguimos que Granada se apreste a vivir un Fiestón, convertida por fin en una auténtica ciudad creativa que atrae a gente del arte, las letras y la cultura no sólo por su historia, sino también por lo mucho que tiene que ofrecer, aquí, ahora y en adelante.

 

Fue entonces cuando el camarero me sacó de mi ensimismamiento somnoliento, poniéndome el segundo café sobre la mesa. Efectivamente. ¡Qué sueño! Y seguí pasando las páginas del periódico.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

¿CASUALIDAD? ¿CAUSALIDAD? ¿ESPIRITISMO?

Yo no creo en las casualidades. De hecho, casi no creo ni en las causalidades. Pero estar escribiendo ESTE TEXTO sobre las Metamorfosis (que pensaba yo, iba a despertar más comentarios y jaleos) y recibir este cariñoso y oportuno mensaje de Konan, me da que pensar. A ver qué os parece:

 

Querido amigo:

 

Me ha llegado este texto que quiero compartir contigo en este día. Sai Baba en la India enseña las «Cuatro Leyes de la Espiritualidad».

 

La primera ley dice:

 

«La persona que llega es la persona correcta», es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.

 

La segunda ley dice:

 

«Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido». Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera.  Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe él: «si hubiera hecho tal cosa…hubiera sucedido tal otra…» No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante.

 

Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.

 

La tercera ley dice:

 

«En cualquier momento que comience es el momento correcto». Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.

 

Y la cuarta y última:

 

«Cuando algo termina, termina». Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.

 

 

Creo que no es casual que estéis leyendo esto, si este texto llega a nuestras vidas hoy; es porque estamos preparados para entender que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado.

 

Vive Bien, Ama con todo tu Ser y se Inmensamente Feliz

 

Un abrazo cálido y sincero, J.L.