AVATAR

Hay películas que son mucho más que una simple película. Y los Globos de Oro así lo han demostrado, reconociendo los méritos de «Avatar», como vemos AQUÍ. ¡Qué pena que no nos diera tiempo a incluirla en nuestro libro de cine y viajes, en este «Hasta donde el cine nos lleve»!

 

«Avatar» es una de ellas.

 

«Avatar» es un signo, un símbolo, una revelación.

 

«Avatar», mi primera película del 2010. Significativo.

 

«Avatar», un proyecto en que su director empezó a trabajar hace nada menos que catorce años y que sólo ahora ha terminado de germinar. Catorce de años en la sombra, formándose, trabajando, desarrollando la tecnología necesaria y precisa para que ahora, sólo ahora y por fin ahora, «Avatar» termine de eclosionar, convirtiéndose en la sensación, en la revelación del momento, en algo más que la simple atracción con fecha de caducidad que tantos vaticinaban.

 

Porque «Avatar» es una historia arrebatadoramente hermosa, que pide a gritos ser contemplada y paladeada, lenta y primorosamente, en una buena sala de cine, con las ya imperiosas, necesarias y esenciales gafas 3D.

 

Hay una cosa que no entiendo de esa crítica especializada que, no pudiendo poner un pero al derroche visual y al arrebato formal de esta película revolucionaria, han arremetido contra el argumento en sí mismo. Contra la historia que ese visionario que es James Cameron nos ha contado. Y mira que el director lo tiene claro: «toda la tecnología que ha hecho avanzar al cine no ha cambiado lo esencial: la regla número uno es que tienes que tener una buena historia y la regla número dos es que tienes que contar con un buen reparto».

 

Así las cosas, ¿es buena la historia que nos cuenta «Avatar»? Para mí, indiscutiblemente lo es. Porque estamos ante una película clásica de indios y vaqueros en la que los buenos, como ya sabemos, son los pieles azules que vivían en comunión con la naturaleza y que fueron esquilmados por la voracidad del mismo hombre blanco que ahora mismo patrocina un genocidio silencioso en el Congo, en su conquista de ese Coltan que tan necesario nos resulta para actividades tan aparentemente inocuas como es hablar a través del móvil o poner SMS.

 

Lo que pasa es que los indios de Cameron adoptan el aspecto de unos atractivos extraterrestres, que montan dragones chinos alados en vez de caballos, que disparan flechas y cuyo hogar es un árbol sagrado, en comunión con esa naturaleza con la que todos deberíamos estar conectados en vez de enfrentados a muerte, como parecemos estar.

 

¿Verían «Avatar» los integrantes de las legaciones que fracasaron en el Copenhage del cambio climático, antes de tener sus reuniones, egoístas y cicateras? Pues deberían haberlo hecho. Y es que una película como ésta, tan tierna y contundente, es de las que dejan huella.

 

Vale. No es una obra maestra. En efecto. Los discursos de los protagonistas, en plena era de la Obamadicción, quedan demasiado pobres y carentes de fuerza. Y la apenas esbozada historia de amor, no termina de emocionar. Pero no pasa nada. Porque el derroche visual y la cantidad de referencias cinematográficamente bien digeridas que hay en la cinta, la hacen ferozmente atractiva. Por cierto que, si queremos aprender el lenguaje de los Navy, AQUÍ tenemos un Manual para comenzar su estudio.

 

Parece que habrá segunda parte. Y tercera. Un producto tan sólido y bien acabado como «Avatar» se merece, por supuesto, una buena trilogía, como viene siendo habitual en los últimos años. (Ya se confirma, AQUÍ, que será trilogía)  Económicamente, aunque no empezó siendo un taquillazo histórico, lo último de Cameron, de largo recorrido en las salas, terminará siendo otro pelotazo, por lo que las aventuras en Pandora tendrán una lógica, necesaria y anhelada continuación. Pandora. (De hecho, en 17 días, ha recaudado la nada desdeñable cantidad de 700 millones de euros, como podemos leer AQUÍ)

¡Qué universo más fascinante! ¿A quién no le gustaría darse un paseo por su geografía, escalando sus montañas, nadando en sus lagos y perdiéndose en sus bosques y jardines?

 

Sí. Habrá continuación de «Avatar». Y directores como Guillermo del Toro, Steven Spielberg o Peter Jackson ya están preparando sus nuevos proyectos utilizando los avances tecnológicos desarrollados por Cameron.

 

No. No han sido en vano estos catorce años de espera. Sin prisa, paso a paso, despacio, con las demoras que la situación requería, el visionario director americano ha vuelto a poner una pica en Flandes, desautorizando a tantos agoreros que estaban seguros de que se daría un barrigazo. Y no. «Avatar», la culminación de un sueño, demuestra que cuando hay talento, cariño, tesón y amor por un proyecto, nada ni nadie pueden frenarlo.

 

Valoración: 8

 

Lo mejor: Que sí. Que ya está aquí y que ha cumplido con las expectativas creadas. De sobra. Una nueva era para el cine ha comenzado y Cameron y Pixar son sus profetas.  

 

Lo peor: la endeblez de la relación entre los personajes principales.

 

A ver. ¿Qué os ha parecido «Avatar»? Además de vuestras opiniones y comentarios, dejamos una encuesta, en la Margen Derecha, para que rellenéis un máximo de dos respuestas…