Música de infierno y locura

En la pasada entrega de los Globos de Oro, una de las series triunfantes fue la prodigiosa ‘Chernobyl’, para mí, la serie del 2019. Al menos, de las que miraban hacia atrás, que ‘Years and Years’ me pareció la joya televisiva anticipatoria del año.

Otra de las grandes vencedoras de la velada fue ‘Joker’, de la que tanto y tan bien hemos escrito en esta misma sección. El premio a Joaquin Phoenix es incontestable. Pero, ¿sabrían ustedes decir, sin consultar en Google, qué otro galardón se llevó la película? Una pista: tiene poderosas conexiones con ‘Chernobyl’.

Hace un par de años le dedicamos este Rincón Oscuro a un músico islandés, Jóhan Jóhannsson, autor de las portentosas bandas sonoras de tres de las mejores películas del cineasta Denis Villeneuve: ‘Prisioneros’, ‘Sicario’ y ‘La llegada’. Lo de ‘Sicario’, en concreto, me parece uno de los trabajos musicales más descomunales de los últimos años.

Jóhannsson, que falleció prematuramente, ya no pudo firmar la música de la segunda entrega de las aventuras de Josh Brolin y Benicio del Toro en la frontera mexicana. Y casi me preocupaba más esa cuestión que la del cambio de director cuando fui a ver ‘El día del soldado’: pocas veces, la música había contribuido tanto a crear una atmósfera angustiosa y desasosegante en el cine negro contemporáneo.

‘Sicario 2’ es uno de esos cada vez menos extraños casos en que la continuación no desmerece del original. El trabajo de Stefano Sollima es incuestionable y Taylor Sheridan volvió a clavar el guion. ¿Y la música? La firmaba otra artista con nombre de protagonista de saga vikinga: Hildur Guonadóttir. Y era igualmente extraordinaria, más allá del merecido y emocionante homenaje a su mentor en el tema final: una reinterpretación de ‘The Beast’, la canción más emblemática de ‘Sicario’.

Nacida en Reikiavik, en 1982, Hildur es una reputada chelista que ha colaborado con diversos grupos de música experimental e independiente, además de llevar adelante sus proyectos en solitario.

A finales de los 90, Guonadóttir empezó a trabajar con el multidisciplinar colectivo filosófico-artístico Kitchen Motors, fundado por el propio Jóhannsson, formando parte de diversas actuaciones y performances.

En 2004, tras un encuentro en el estudio-vivienda de Jóhannsson en Berlín para grabar juntos un tema, todo cambió para la chelista islandesa. “Habíamos encontrado nuestro lenguaje. Es difícil de explicar con palabras dado que nos encontrábamos en un plano que estaba más allá de lo verbal. Nuestras almas se habían fusionado, y así permanecieron desde entonces”, contó tras el trágico fallecimiento de su mentor.

Aunque ya había sido la chelista principal de varias de las bandas sonoras de Jóhannsson, en 2018 compusieron juntos la partitura de la película ‘María Magdalena’, protagonizada por Joaquin Phoenix. Y ese mismo año, ya en solitario, nos maravilló con la citada música de ‘Sicario 2: el día del soldado’.

Entonces llegó la explosión del 2019. ¿Vieron ustedes ‘Chernobyl’? Como les decía al comienzo de estas notas, es una de las grandes maravillas que nos regaló la HBO el pasado año. La capacidad de la música para generar texturas y atmósferas resulta sobresaliente. La frialdad que exudan las imágenes y la música en algunas secuencias es sobrecogedora. Y la tensión. Y la pesada carga de pesadilla industrial.

De hecho, para esta banda sonora, la artista se fue a una central nuclear en funcionamiento, en Lituania, y grabó todos los sonidos que emitía la bestia. En su estudio, también radicado en Berlín, los mezcló, cortó, combinó y amplificó, añadiéndoles su propia voz, como de ultratumba, hasta componer la angustiosa música que le deparó el Emmy.

Y luego está ‘Joker’. Si bien es cierto que las mejores bandas sonoras, como la mejor fotografía o las mejores interpretaciones, son las que no se notan; lo de la música de ‘Joker’ era algo singular: el diálogo entre las imágenes y la música era impecable y la banda sonora de la caída al abismo de la locura de ese cómico ¿fracasado? llamado Arthur Fleck resulta estremecedora.

El in crescendo de la insania del personaje encontraba eco en la música compuesta por Hildur Guonadóttir, cada vez más hipnótica y aterradora. Lo que resulta singular, dado que ella había compuesto la mayor parte de la banda sonora antes de que comenzase la filmación de la película. De hecho, para el director y el protagonista, la música era una fuente de inspiración constante a la hora de preparar la filmación de cada día.

He escuchado, entera, la banda sonora de ‘Joker’ para escribir estas líneas. De hecho, ahora mismo suena el chelo de la música islandesa. Y es una gozada. Espero que, además del Globo de Oro, se lleve el Oscar.

Un último apunte: una vez que el nuevo director del Festival de Música y Danza de Granada ha avanzado que la edición del 2021 se prolongará un mes y se abrirá a disciplinas diferentes a las habituales, ¿qué tal un poquito de música de cine? Si se animan, hagan por traernos a Hildur Guonadóttir. Sería un puntazo, un detallazo… y un exitazo.

Jesús Lens

Juegos de cazar

De azar no tienen nada. Son juegos de cazar. De cazar a cualquiera que se les ponga a tiro. Porque nadie está libre de caer presa de la ludopatía. Y eso es lo que fomentan los casinos, las casas de apuestas o las plataformas de juego on line: la adicción de sus clientes, a quienes habría que denominar víctimas, más bien.

No hay nada de azar en esta modalidad de juego. Al final, la casa siempre gana. Y al principio, también. ¿Cómo, si no, pueden ofrecer esa piporrada de euros como regalo de bienvenida a sus nuevas víctimas propiciatorias? No tienen empacho en darte bonos de 100 euros para que empieces a jugar con ellos porque tienen la seguridad, estadística y matemática, de que en poco tiempo se los habrás devuelto. Con creces.

Hace bien nuestro Defensor de la Ciudadanía, el cada día más imprescindible Manuel Martín, en alertar sobre esa droga que arruina a las familias, afectando a personas cada vez más jóvenes. Y pone el acento en algo esencial: la publicidad, especialmente la que surge de los ámbitos deportivos, con clubes y estrellas del fútbol sin empacho en redondear sus arcas anunciando cuestionables juegos de azar.

Me lo dice también Manuel Mingorance, director de Proyecto Hombre: cada vez tienen a más pacientes, y muy jóvenes, enganchados al juego. Efectivamente, es una nueva droga y las autoridades deberían cobrar conciencia de los peligros que arrostra, trabajando en la cuestión de la prevención.

Por supuesto que hay mucha gente para la que el juego no es más que una sencilla diversión como otra cualquiera, a la que le dedican más o menos tiempo, más o menos dinero. Ya saben ustedes que yo soy poco de prohibir y de censurar, pero tampoco podemos hacer oídos sordos a un problema cada vez más extendido y preocupante.

¿Han visto ustedes la enorme cantidad de casas de apuestas y salones de juego que han brotado en todos los barrios de nuestras ciudades? Su negocio es sólo uno: sacarles los cuartos a quienes traspasen sus puertas. No hay nada de azar en todo ello. Se trata, únicamente, de juegos de cazar.

Jesús Lens

Que nada se mueva

Hace unos días leía con asombro que una asociación dedicada a la protección y difusión del patrimonio histórico y cultural de Granada rechazaba la intervención que, por fin y después de varios lustros, se está ejecutando en el Paseo de Romayla para devolver a la ciudadanía el uso y disfrute de la margen izquierda del Darro.

Mientras que la Carrera del Darro está habitualmente colapsada y la convivencia entre vehículos, turistas, caminantes y residentes es virtualmente imposible, la otra mitad de uno de los paseos más bonitos del mundo está vetada a la gente. El cauce del río, desde la fuente del Avellano hasta el criminal embovedado que arranca al borde de Plaza Nueva, que debería ser un entorno privilegiado y la envidia de medio mundo, sigue enmarañado, asalvajado y asilvestrado, en los peores sentidos del término.

¿Cuántas veces se ha anunciado la rehabilitación de la zona? ¿Hace cuántos años que se debería haber acometido dicha intervención? Pues ahora que la cosa parece salir adelante de una vez, gracias al compromiso del Patronato de la Alhambra; la asociación Oppidum Eleberis rechaza la actuación por introducir elementos de arquitectura moderna y pide una nueva fase de información y participación ciudadana.

¿En serio? ¿No basta con aquella primera primera fase de consultas a la ciudadanía de la que partió el proyecto en ejecución? ¿Qué hace falta ahora? ¿Un referéndum? ¿Una encuesta? ¿Una consulta?

¡Cuánto daño ha hecho el Megustismo impulsado por las redes sociales en este siglo XXI! El fenómeno Like de facebook, twitter e instagram empieza a instalarse en el imaginario colectivo de cada vez más gente, convencida de que su particular criterio estético o su gusto personal deben prevalecer sobre los de los demás.

En Granada, el inmovilismo estético es un buen síntoma de la parálisis secular que nos atenaza como sociedad. Como muestra, el Cubo de Bankia. Dan igual los premios y galardones cosechados o que su arquitecto, Alberto Campo Baeza, sea reconocido en todo el mundo. No importa que expertos internacionales y aficionados a la arquitectura de los cinco continentes lo tengan como objetivo ineludible en sus visitas a España. Para ciertos granadinos, no es más que un mojón de cemento.

Jesús Lens

Nominados al Óscar

¡Qué alegrón me llevé ayer! Puse en directo la muy sosa y anodina proclamación de los finalistas a los premios Óscar de este año y pegué un bote de alegría al escuchar que Antonio Banderas estaba entre los nominados al Mejor Actor Principal.

Unos instantes antes, los presentadores habían anunciado que ‘Dolor y gloria’, la más reciente de las películas de Almodóvar, competiría por el galardón a la Mejor Película Extranjera; pero eso estaba en el guion previsto y podíamos darlo casi por descontado. Lo de Banderas, sin embargo, fue toda una sorpresa. Casi tanto como que Robert de Niro no figurara en la lista.

Pobre Bobby, qué mala pasada le ha jugado el programa informático de rejuvenecimiento facial. Mientras que sus compadres Al Pacino y Joe Pesci sí han conseguido su nominación como secundarios, él se ha quedado compuesto y sin opción a premio. En este sentido, va a ser bonita la pugna entre la gerontocracia de Hollywood y la guapura de Brad Pitt. Que ya no es un chaval, pero como si lo fuera.

Banderas hace un papelón en ‘Dolor y gloria’. En el sentido estricto y riguroso de la expresión, no en el metafórico. Un papelazo. La pena es que la Academia no rematara la faena, nominando el guion de Almodóvar. Un guion que acaba de publicar la editorial Reservoir Books, con escenas que se quedaron fuera del montaje definitivo, apuntes sobre el proceso creativo de la película, fotografías e imágenes del storyboard. De compra obligatoria para los buenos cinéfilos.

Es posible que, por primera vez en años, aguante despierto para ver los Oscar. Por ‘El irlandés’, claro. Si leen esto, ya sabrán ustedes que soy un fanático defensor de la película de Scorsese, un ejercicio fílmico con el paso del tiempo como tema central, un testamento vital, una reflexión cinematográfica sobre una toda una carrera y una forma de entender las películas. Que es casi tanto como una forma de entender la vida.

Y las otras dos buenas noticias de la noche, a la espera de ver ‘1917’: tanto ‘Joker’ como ‘Parásitos’, dos de las películas que más me gustaron el pasado año, también acumulan un buen número de nominaciones. Se prevé un duelo apasionante. (Más del Joker, aquí)

Jesús Lens

 

Una tal Díaz

Desde el nombramiento de Pedro Sánchez ha estado más activa, pero llevaba tanto tiempo en silencio que me había olvidado de ella. Hace cuatro o cinco días leí el nombre de Díaz en un titular y me costó unos segundos caer en la cuenta de a quién se refería la información. Les juro que el primer Díaz que se me vino a la mente fue Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador. Será que la tinta de la magistral novela de Pérez Reverte todavía me fluye por la sangre.

Pero no. Díaz era Susana. ¿Se acuerdan de ella? Como les digo, estos días ha vuelto a hacerse corpórea. Ha reclamado la importancia del acelerador de partículas y se ha mofado de la pretensión del presidente de la Junta de sacar a los andaluces a las calles el próximo 28-F, para protestar contra el gobierno central. Pero llevaba tanto tiempo desaparecida, ocupando un segundo plano mediático tan discreto, que me había olvidado de ella.

Debe ser un efecto reflejo a lo que ha ocurrido en el socialismo andaluz que, por arte de birlibirloque, pasó de ser (casi) unánimemente susanista a pedrista convencido. De hecho, hasta la propia Susana ha visto la luz del sanchismo y se ha chutado en vena el ‘Manual de resistencia’.

Es una de las incógnitas que quedan por despejar en la política española. ¿Se cobrará Sánchez su venganza y hará rodar la cabeza de Díaz u optará por dejar las cosas como están, dada la cantidad de frentes que tiene abiertos y por abrir? En este sentido, la figura de la ministra de Hacienda y nueva portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, cobra todo el protagonismo.

Tras su doble debacle en Ferraz y en San Telmo, Susana Díaz parecía amortizada. Pero ahí sigue, replicando los pasos del propio Sánchez, capeando el temporal y aguantando lo que le echen.

Ha llegado su hora. Una vez despejadas las incógnitas en Moncloa y recién nacida al pedrismo más fervoroso, a Susana le toca hacer oposición en Andalucía para emular al Cid y ganar nuevas contiendas… incluso después de muerta. Que no enterrada.

Jesús Lens