Lorca en colores

A mucha gente todavía le sale sarpullido cuando escucha el nombre de Lorca. Se escudan en que está muy manido y que resulta omnipresente en Granada. Que su sombra resulta asfixiante y castradora. Pero no es eso.

La dimensión simbólica tiene tal fuerza, el mito es tan apabullante, que nos empequeñece a todos. ¿Será por eso que todavía no existe una ruta lorquiana en condiciones, como debieran mandar los cánones?

Algunas cosas están cambiando, eso sí. Y afortunadamente. El Centro Lorca, por ejemplo, que empieza a dar aquello que esperábamos de él: exposiciones temáticas originales con parte del Legado lorquiano que reposa en su seno y una programación cultural cada vez más relevante.

Desde el punto de vista dramático, la nueva dirección del Teatro Isabel la Católica está incluyendo obras del autor de ‘Yerma’ en su programación, lo que es muy de agradecer. Además de ser un lujo para los granadinos, seguro que los turistas que nos visitan agradecen la oportunidad de disfrutar de una obra de Lorca en su propia ciudad. Detalles así convierten un viaje cualquiera en algo especial e inolvidable.

Y está la labor de la Diputación. Del portal web dedicado a la vida y obra del autor del ‘Poeta en Nueva York’ tenemos que hablar otro día, largo y tendido, que me quedo sin espacio y yo, lo que quería en esta columna, es lanzar un aullido de emoción después de ver el time lapse colgado en la web de IDEAL con los 100 segundos que muestran el trabajo del Niño de las Pinturas en la casa natal de Lorca en Fuente Vaqueros. (Ver aquí)

Grafiti de Lorca en Nueva York, de El Niño de las Pinturas

No sé si les gustará más o menos el grafiti y el arte urbano, pero el trabajo de Raúl Ruiz es sencillamente espectacular y va a suponer un revulsivo en las visitas a la residencia vegueña de la familia Lorca. Yo ya ardo por verlo en vivo y en directo. Lo mismo el lunes, que se anuncia nevada.

Enhorabuena a Willy Chacón por el giro radicalmente contemporáneo, osado y valiente que le ha dado a la gestión cultural del Patronato Lorca. Seguro que Federico está alucinando, feliz con este abrasador color y calor entorno a Lorca.

Jesús Lens

Música de infierno y locura

En la pasada entrega de los Globos de Oro, una de las series triunfantes fue la prodigiosa ‘Chernobyl’, para mí, la serie del 2019. Al menos, de las que miraban hacia atrás, que ‘Years and Years’ me pareció la joya televisiva anticipatoria del año.

Otra de las grandes vencedoras de la velada fue ‘Joker’, de la que tanto y tan bien hemos escrito en esta misma sección. El premio a Joaquin Phoenix es incontestable. Pero, ¿sabrían ustedes decir, sin consultar en Google, qué otro galardón se llevó la película? Una pista: tiene poderosas conexiones con ‘Chernobyl’.

Hace un par de años le dedicamos este Rincón Oscuro a un músico islandés, Jóhan Jóhannsson, autor de las portentosas bandas sonoras de tres de las mejores películas del cineasta Denis Villeneuve: ‘Prisioneros’, ‘Sicario’ y ‘La llegada’. Lo de ‘Sicario’, en concreto, me parece uno de los trabajos musicales más descomunales de los últimos años.

Jóhannsson, que falleció prematuramente, ya no pudo firmar la música de la segunda entrega de las aventuras de Josh Brolin y Benicio del Toro en la frontera mexicana. Y casi me preocupaba más esa cuestión que la del cambio de director cuando fui a ver ‘El día del soldado’: pocas veces, la música había contribuido tanto a crear una atmósfera angustiosa y desasosegante en el cine negro contemporáneo.

‘Sicario 2’ es uno de esos cada vez menos extraños casos en que la continuación no desmerece del original. El trabajo de Stefano Sollima es incuestionable y Taylor Sheridan volvió a clavar el guion. ¿Y la música? La firmaba otra artista con nombre de protagonista de saga vikinga: Hildur Guonadóttir. Y era igualmente extraordinaria, más allá del merecido y emocionante homenaje a su mentor en el tema final: una reinterpretación de ‘The Beast’, la canción más emblemática de ‘Sicario’.

Nacida en Reikiavik, en 1982, Hildur es una reputada chelista que ha colaborado con diversos grupos de música experimental e independiente, además de llevar adelante sus proyectos en solitario.

A finales de los 90, Guonadóttir empezó a trabajar con el multidisciplinar colectivo filosófico-artístico Kitchen Motors, fundado por el propio Jóhannsson, formando parte de diversas actuaciones y performances.

En 2004, tras un encuentro en el estudio-vivienda de Jóhannsson en Berlín para grabar juntos un tema, todo cambió para la chelista islandesa. “Habíamos encontrado nuestro lenguaje. Es difícil de explicar con palabras dado que nos encontrábamos en un plano que estaba más allá de lo verbal. Nuestras almas se habían fusionado, y así permanecieron desde entonces”, contó tras el trágico fallecimiento de su mentor.

Aunque ya había sido la chelista principal de varias de las bandas sonoras de Jóhannsson, en 2018 compusieron juntos la partitura de la película ‘María Magdalena’, protagonizada por Joaquin Phoenix. Y ese mismo año, ya en solitario, nos maravilló con la citada música de ‘Sicario 2: el día del soldado’.

Entonces llegó la explosión del 2019. ¿Vieron ustedes ‘Chernobyl’? Como les decía al comienzo de estas notas, es una de las grandes maravillas que nos regaló la HBO el pasado año. La capacidad de la música para generar texturas y atmósferas resulta sobresaliente. La frialdad que exudan las imágenes y la música en algunas secuencias es sobrecogedora. Y la tensión. Y la pesada carga de pesadilla industrial.

De hecho, para esta banda sonora, la artista se fue a una central nuclear en funcionamiento, en Lituania, y grabó todos los sonidos que emitía la bestia. En su estudio, también radicado en Berlín, los mezcló, cortó, combinó y amplificó, añadiéndoles su propia voz, como de ultratumba, hasta componer la angustiosa música que le deparó el Emmy.

Y luego está ‘Joker’. Si bien es cierto que las mejores bandas sonoras, como la mejor fotografía o las mejores interpretaciones, son las que no se notan; lo de la música de ‘Joker’ era algo singular: el diálogo entre las imágenes y la música era impecable y la banda sonora de la caída al abismo de la locura de ese cómico ¿fracasado? llamado Arthur Fleck resulta estremecedora.

El in crescendo de la insania del personaje encontraba eco en la música compuesta por Hildur Guonadóttir, cada vez más hipnótica y aterradora. Lo que resulta singular, dado que ella había compuesto la mayor parte de la banda sonora antes de que comenzase la filmación de la película. De hecho, para el director y el protagonista, la música era una fuente de inspiración constante a la hora de preparar la filmación de cada día.

He escuchado, entera, la banda sonora de ‘Joker’ para escribir estas líneas. De hecho, ahora mismo suena el chelo de la música islandesa. Y es una gozada. Espero que, además del Globo de Oro, se lleve el Oscar.

Un último apunte: una vez que el nuevo director del Festival de Música y Danza de Granada ha avanzado que la edición del 2021 se prolongará un mes y se abrirá a disciplinas diferentes a las habituales, ¿qué tal un poquito de música de cine? Si se animan, hagan por traernos a Hildur Guonadóttir. Sería un puntazo, un detallazo… y un exitazo.

Jesús Lens