BALCONING

– Otro caso de balconing, Capitán. Estos jóvenes no están bien de la azotea, puede usted creerme. Y cuanto más sale lo del balconing en la prensa, peor. Cada vez son más lo que se tiran, ciegos perdidos…

Y mientras escuchaba al agente dirigirse a su Capitán, Soledad callaba.

Andrés solía beber hasta emborracharse, todas las noches, durante sus vacaciones mallorquinas. Ésa, en concreto, también se había tomado un ácido. Por eso, al volver al apartamento, no le costó convencerle de que salieran a disfrutar de las Lágrimas de San Lorenzo. Y, una vez en el balcón, tampoco le costó excesivamente empujarle por la barandilla. La enorme altura de Andrés colaboró a que su caída fuera limpia e instantánea.

– Dos metros de tío estampados junto al borde de la piscina, Capitán. Debió darle el cangelo a la hora de saltar, intentaría recular y la inercia le arrastró. Muerte instantánea. Y ya van cuatro en lo que va de mes.

Y mientras escuchaba al agente seguir dirigiéndose a su Capitán, Soledad reía. Por dentro.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

MODERN FAMILY

Hay teorías de Autoayuda, o será un Aforismo, o el consejo de un sabio oriental (preferentemente Confucio) o un proverbio árabe (en este caso, nos gustan más los anónimos) que dice que tenemos que luchar por conseguir hacer de cada día un día memorable.

Lo leía en el libro que estoy a punto de terminar, “Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo”: hay días de nuestra vida que es como si no hubiesen existido. ¿O lo habré leído en alguno de los recortitos de periódico que me he pasado toda la mañana repasando?

El caso en que le tenía yo cierta aprensión a este sábado 21 de agosto. Hasta el punto de que, en el Twitter, dejaba una nota mañanera:

“La duda sobre este sábado es… ¿haremos algo con él o nos lo pasaremos enmarranaos perdíos?”

La noche la tenía asegurada, pero ¿y el día?

Pues bien: este sábado ya podemos decir que ha sido memorable gracias a haber asistido en directo al preestreno en Fox de otra de esas series de televisión (gran triunfadora de los Emmy de este año, como leemos AQUÍ) que nos harán reír a mandíbula batiente y, en caso de que alguno de vosotros la vayáis viendo, nos dará para tener buenas y edificantes charlas.

Preguntar “de qué va”, cuando hablamos de estas nuevas y gloriosas serias, es lo de menos. Pero bueno. Va de familias. Que, en realidad, son una y gran familia. Moderna, claro. El abuelo (interpretado por el majestuoso Al Bundy de “Matrimonio con hijos”, entrado tanto en edad como en carnes) es un tipo chulo, con deportivo en la puerta de su casa con piscina y jacuzzi. Está casado con una colombiana cañón, mucho más joven que él y que tiene un hijo de 11 años tan gordito como maduro, mayor, serio y responsable.

Además, el abuelo tiene un hijo gay super-fashion y extra-cool que vive con su gruesa pareja, con la que ha adoptado a una niña vietnamita; y otra hija, casada con un pelele y padres, a su vez, de tres hijos más.

Pero dejemos que sea un extraño el que describa a la Familia, cuando habla de una de ellos, su novia adolescente: “Es supersegura. Tiene la clase de seguridad que te da tener una familia así… que es apasionada y acepta a extranjeras guapas, a tíos gays y a personas piradas. Ya saben, una familia donde la gente se quiere”.

Porque, además, está la ex… pero bueno, ¿qué más da? Lo importante es que, nos guste más o nos guste menos, nos vamos a sentir identificados con los personajes y las situaciones, diálogos, reflexiones, ridiculeces, grandezas y miserias que protagonizan.

Por ejemplo, una frase de apoyo de la mamaíta colombiana a su hijito de 10 años, después de que éste declarase su amor a una chica de 16… y no ser correspondido: «No te preocupes cariño. Yo voy a ser la brisa en tu espalda, no el escupitajo en tu frente».

 

De verla, a la Conferencia Episcopal le va a salir un sarpullido. A los defensores de la familia tradicional les va a irritar. A los conservadores les va a soliviantar. A los rancios les va a provocar urticaria. Pero a todos los demás… ¡nos va a encantar!

“Modern family”. En la Fox. Desde septiembre. Asignatura obligatoria.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

RESILIENCIA

Para mi Familia. De Galicia.

Desde la lejanía.

Con todo cariño.

 

Hace unos días, en ESTA entrada, poníamos una serie de imágenes que representaban una palabra que empezaba por R. Muchos buenos, fieles y constantes lectores dijeron “Revolución”, “Renacer”, “Recambio” y… “Resistencia”.

¡Casi!

De todo ello hay.

Pero la palabra es “Resiliencia”.

¿No os pasa que, a veces, una palabra, una persona, una idea, un objeto al que no conocíais de nada y del que no teníais ni idea os sale al encuentro y, desde entonces, parece perseguiros sin dar tregua?

A mí me ha pasado con la Resiliencia.

En psicología, según nuestra admirada Wikipedia, “el término resiliencia se refiere a la capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional. Cuando un sujeto o grupo animal es capaz de hacerlo, se dice que tiene resiliencia adecuada, y puede sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por los mismos”.

Sería muy parecido al término “entereza”.

La propia Wiki trae una definición más gráfica, más poética, de E. Chávez y E. Iturralde:

“La resiliencia es la capacidad que posee un individuo frente a las adversidades, para mantenerse en pie de lucha, con dosis de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones, que permiten avanzar en contra de la corriente y superarlas.”

Me encontré con la resiliencia, por primera vez, en Semana Negra, durante la excepcional presentación de “Buda blues” del escritor colombiano Mario Mendoza. Y, después, por supuesto, en su libro, una de las lecturas que más me han impactado en los últimos meses, ¿cierto o no, Laura?

Esos niños que, aún en el contexto más difícil, en las circunstancias más trágicas, nos deslumbran y desarman con sonrisas enormes, desmesuradas, de las que no tenemos costumbre de ver en nuestro entorno, supuestamente feliz y despreocupado.

Me impresionó lo que comentó Mario sobre una pintada que apareció en Nueva Orleans, después de ser devastada por el huracán: “Gracias, Katrina”.

Resiliencia.

Leo la revista del Círculo de Lectores y me encuentro con en el nuevo libro de Luis Rojas Marcos: “Superar la adversidad. El poder de la resiliencia”.

Y es que, en este contexto de crisis, decepción, miedo e incertidumbre en que vivimos, la resiliencia va a ser cada vez más necesaria y mejor valorada.

Otra definición, quizá más adaptada a nuestro contexto: “Habilidad para resurgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva”.

¿Conocéis historias de Resiliencia? ¿Os identificáis con el concepto? ¿Sois resilientes? ¿Pensáis que es una virtud que se puede entrenar, trabajar y educar o es algo que viene de serie en determinadas personas?

Hablemos. Hablemos sobre la Resiliencia…

Jesús Lens.