Envenenado

Llevaba unos días comiendo mal. Apenas daba cuatro pinchadas o cucharadas al plato, me sentía lleno y pasaba la tarde embotado. Ni agua podía beber. Pesado. Ahíto. Con mal sabor de boca.

Y, luego, las noches, también fatal. Dando vueltas, sintiendo las tripas revolverse, una y otra vez, en un centrifugado permanente.

Hoy dí con la resolución al enigma: mi cambio de dieta, al desayunar.

A una de las mitades del Mollete de Antequera que me como habitualmente, empecé a echarle aceite en vez de mantequilla. Porque, se supone, es mejor para la salud.

 Unta mantequilla

Se supone.

Se supone, claro, que depende de la calidad del aceite que le eches al pan.

Claro.

Joder.

 Unta aceite

El hombre. El hombre es esa acémila que no deja de equivocarse una y otra vez.

Y ahora me doy cuenta de que llevo días envenenándome a mí mismo, de forma sistemática, un día tras otro, de lunes a viernes.

Espero que, volviendo a la mantequilla, el daño sea reversible y no me deje secuelas permanentes.

Por si acaso, aquí queda esto.

¿Vale?

Gracias.

Jesús Lens, el Envenenado.

En Twitter: @Jesus_Lens

Participando

Hoy publico este artículo en IDEAL. ¿Cómo ves tú esto de la participación?

Yo pensaba que era el acontecimiento pero, en realidad, es la participación. Así lo ha puesto de manifiesto, por ejemplo, la nutrida concurrencia a buena parte de las actividades organizadas bajo el paraguas de La Noche en Blanco o los llenazos en varias salas para disfrutar de La Fiesta del Cine. Que el precio también importa, por supuesto. Pero que el hecho de participar termina por darle el sentido a infinidad de actividades lúdico-culturales y deportivas.

Petada, la Noche en Blanco
Petada, la Noche en Blanco

Así, ir a ver las exposiciones de Dalí, Velázquez o Hopper ofrece la posibilidad de gozar de un evento cultural multitudinario que, además, permite participar de las conversaciones posteriores que el mismo genera. Conversaciones de las de verdad, de las de toda la vida. Pero, sobre todo, visitar las muestras temporales del Thyssen o del Reina Sofía da acceso a esos otros foros cada día más importantes: los virtuales.

Cuando cuelgas una foto en tu muro del Facebook, posando frente al tigre desbocado de Dalí, estás abriendo la veda a una sucesiva oleada de comentarios, mails, chats, privados, güasaps, etcétera que te hacen participar de una conversación global. Que es lo que se lleva ahora. Ir al Prado está muy bien, pero nadie habla de las grandes obras de Rubens. Sin embargo, en 2013, todos tenemos algo que decir sobre el surrealismo y sus apóstoles.

Hopper, abarrotado
Hopper, abarrotado

Y ahí radica, también, buena parte del éxito de muchas de las series de televisión que todo el mundo tiene en la boca: si no has visto el comienzo de la tercera temporada de “Homeland” o la vuelta de “The Walking Dead”, no eres nadie en la barra del bar y corres el riesgo de quedar excluido de buena parte de las conversaciones. ¡Ese Twitter, echando humo con todo el mundo comentando en tiempo real lo que pasa en cada capítulo! Por eso, además, todas las grandes cadenas están desarrollando Apps para tratar de canalizar las conversaciones seriéfilas hacia sus dominios, a ver si consiguen que los seguidores de Brody se enganchen a “The Bridge” o “The Americans”.

 Participación Bridge

De esta contagiosa y extraordinaria fiebre por la participación viene, también, el éxito de esos Clubes de Lectura en los que los aficionados a la literatura tienen ocasión de compartir sus vivencias, sus sensaciones, sus gustos y sus disgustos. Y es que la lectura, afición solitaria como pocas, también exige su cuota participativa. Por eso, cuando se desatan fenómenos como los de Grey, Larsson o Da Vinci, sus efectos son como los de un tsunami.

El cine, hasta la bola
El cine, hasta la bola

O las Jornadas Gastronómicas. Raro es el restaurante que no organiza algún tipo de evento que incite a los clientes a participar en algo que, se supone, debe ser algo más que una comida o una cena. Cuando no es un cocinero invitado, es una cata, un maridaje o una degustación. Lo que sea, con tal de que el cliente se sienta partícipe, integrante o protagonista. Es el signo de los tiempos.

Jesús Lens

En Twitter: @Jesus_Lens

 

Neocomunicación

Hoy, en IDEAL, hablamos de esa Neocomunicación que comentamos en este artículo. Creo que es importante seguir reflexionando sobre la comunicación del siglo XXI, en sus diferentes modalidades.

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La frase es:

«No es lo mismo saber lo que pasa que estar informado«.

Y, a partir de ahí, Redes Sociales, Foros, etc.

¿Cómo ves tú esto de la neocomunicación?

TAT Granada

¡Hablamos!

Jesús Lens

En Twitter: @Jesus_Lens

Proyecto Hombre

Hoy pasé tres horas visitando la unidad terapéutica que Proyecto Hombre tiene en un pueblo cercano a Granada.

Qué distinto es leer sobre algo, que verlo.

Escuchar cómo cuentan los protagonistas su propia historia te permite cobrar conciencia de la gravedad de una problemática a la que, por lo general, solo tenemos acceso a través de las frías estadísticas de los organismos oficiales.

 Proyecto Hombre

Es verdad que hay reportajes que nos acercan la realidad que se esconde más allá de los datos. En ese sentido, es bonito ver cómo luce en el Tablón de Anuncios la copia de un reportaje realizado para IDEAL por Ángeles Peñalver, sobre las mujeres de Proyecto Hombre, que ya son tantas o más que los hombres. Y es que Ángeles tiene una sensibilidad muy especial cuando escribe de los temas más duros y complicados.

También hay películas, series, libros…

 Proyecto Hombre stop

Pero no es lo mismo.

Escuchar a un grupo de personas que cuentan sus experiencias, hablan de sus fracasos y defienden sus ilusiones; es una experiencia muy enriquecedora para quienes tenemos la suerte de llevar una existencia más o menos normalizada.

“Nadie está libre de que esto le pase” –comenta uno de los terapeutas. Y sabe bien de lo que habla, ya que él fue uno de esos chavales (y menos chavales) a los que ahora trata de ayudar.

 Proyecto Hombre imposible

Da que pensar. Y mucho.

Ver las caras, las miradas, las sonrisas de un grupo de personas que están luchando a brazo partido por salir adelante.

Te hace pararte. Y pensar.

Que sé que puede no servir de nada.

Claro.

Jesús Lens pensativo.

En Twitter: @Jesus_Lens

Nueva Comunicación

Me tengo por un achantado tecnológico que voy a rebufo de la modernidad. Y a las pruebas me remito: aún manejo una Blackberry y hago fotos y grabo vídeos con el iPad, sintiéndome un dinosaurio, torpe y aparatoso… Pero hago lo que puedo y trato de reciclarme.

 TAT Granada

Por ejemplo, soy uno de esos que han tardado en entender que LinkedIn no es (solo) una Red Social para buscar trabajo a través de Internet, sino también y sobre todo, un foro de encuentro para profesionales que quieren saber qué pasa en sus ámbitos laborales, que proponen y organizan debates y discusiones constructivas sobre temas de su actualidad profesional y, por supuesto, que comparten información.

Compartir.

Compartir es la clave que cualquier Red Social. De hecho, es lo único que le da sentido.

Por eso me sorprendió, hace unos días, que un amigo me preguntara por el Twitter. Que qué era y para qué servía. Mi amigo había visto que la compañía iba a salir a Bolsa, en Estados Unidos, y que su valoración rondaba los 10.000 millones de dólares. ¡Una pasta, tú! Y le hizo pensar que, lo mismo, el Twitter servía para algo más que para cotillear.

 twitter

Vuelvo a insistir: la clave de Twitter es COMPARTIR. Información. Contenidos interesantes. Cosas curiosas. Opiniones relevantes. Hay quién lo utiliza para insultar y armar follón. Igual que un pirómano utiliza el fuego para destruir, y no para calentar, iluminar o cocinar. Com-par-tir. Esa es la clave. Cuánto mejores contenidos compartas, cuánto más interesantes sean, más seguidores tendrás.

Si usas Twitter nada más que para mostrar lo guapo que eres tú, lo guay y lo molón que eres y lo chulo e interesante que es tu negocio o empresa; la gente pasará de ti. Y punto. Es así de sencillo: si tu Timeline de Twitter no ofrece contenidos interesantes, variados y útiles; es una pérdida de tiempo. Y te convertirás en parte del paisaje.

Pero, sin embargo, si no estás en Twitter, si no lo usas; estás fuera de la Comunicación. Estás obsoleto. Anquilosado. Muerto.

Antes, para conocer la opinión sobre algún tema, había que esperar a leer los periódicos. O, al menos, a escuchar las tertulias. Las de la radio, las de la tele y, fundamentales, las de la barra del bar. Ahora, todo está en Twitter… si sabes cómo usar las Listas y manejar los Hashtags; obviamente.

 twitter cerebro

Y luego está, sencillamente, el acceso a la información. Evidentemente, la famosa frase de Felipe González de “me enteré por la prensa”, hoy, carece de sentido. Enterarse de algo por la prensa, hoy, es estar fuera de juego. Por no servir, ya no sirven ni las alertas de Google, que podían parecer lo más de lo más. Hoy, lo que pasa, pasa en Twitter. Y en Facebook. Y, o estás y participas, o no te enteras.

Que no digo yo que tenga que gustarte. Pero que es así. Es un hecho. Objetivo. Todo lo que pasa en el mundo, el primer sitio en que aparece reflejado en el Twitter.

Ojo, eso no quiere decir ni que todo lo que pone Twitter sea verdad (de hecho, una de las “gracias” de dicha Red Social es “matar” a personas famosas, de forma que las falsas muertes de Will Smith o Justin Bieber se convierten rápidamente en Trendic Topic) ni que sea posible estar informado gracias a flashes de 140 caracteres.

 twitter pájaro

Por eso, una de mis máximas, en defensa de un periodismo serio, riguroso y profesional; es que no es lo mismo saber lo que pasa que estar informado.

Para estar informado tienes que ver, leer, escuchar, preguntar, contrastar, reflexionar, debatir, discutir y escribir.

Pero, para saber lo que pasa, tienes que estar en Twitter, Facebook o LinkedIn. Que no es suficiente. Pero sí es necesario.

Al menos, en el mundo de la Comunicación 20.13.

¿O por qué crees que todas las webs de todos los medios de comunicación han puesto los logos de las redes Sociales, en cada noticia? No. No es porque quedan bonitos ni sean molones…

Antes, compartir una noticia era sencillo: copiabas el link, te ibas a www.tinyurl.com , la comprimías, lo ponías en el Twitter o en el Facebook, copiabas y pegabas el titular y enviabas. Que así escrito parece complicado, pero que tardabas apenas 20 segundos.

Ahora, compartir una noticia no es que sea sencillo. Es que es algo automático: te acercas al Icono con el ratón, haces Click y… ¡voilá! Ya está compartido. On line. En la Red.

 twitter ciudad

De ti depende, eso sí, que lo que compartas sea interesante, atractivo, curioso, divertido, variado… Pero de todo eso ya hemos hablado, ¿verdad?

Pues venga. Que las Redes están ahí. Esperando a que las eches, con arte y gracejo, a ver lo que pescas. Que hay auténticos tesoros en el océano internauta, esperando a ser descubiertos.

Y compartidos.

Jesús Lens

En Twitter: @Jesus_Lens