¡Sí es para tanto!

Insoportable, dolorosa y terrible, la forma en que ha terminado la desaparición de Laura Luelmo. También previsible, por desgracia. Ninguno lo queríamos escribir, pero estaba en nuestra mente como la opción más probable. Nos aferrábamos a la posibilidad de que pudieran encontrarla, accidentada, pero viva; tras un mal paso en la montaña. Pero no fue un mal paso. Fue un mal encuentro, como escribía ayer.

Aunque “un mal encuentro” tampoco resultará exacto, a falta de los datos que surjan de la investigación. Porque “un mal encuentro” hace referencia a algo casual. A la mala suerte. Y en este caso todo apunta a un depredador sexual.

Y, como me recuerda mi querida y admirada Nieves Abarca, que de estas cuestiones lo sabe todo, a un depredador sexual no se le cambia a través de la educación. Son así y así morirán. Solo vale confinarlos. Un caso tan salvaje como este va más allá del machismo.

Sin embargo, lo que sí es machismo puro y duro es lo que se desprende de uno de los postulados del programa del partido al que han votado 400.000 andaluces: la derogación de la ley de violencia de género y la supresión de lo que consideran “organismos feministas radicales subvencionados”.

A finales de noviembre, iban 44 mujeres asesinadas por su parejas o sus ex-parejas en lo que va de año. Cerca de 1.000 desde 2003, cuando se empezaron a contabilizar. Son cifras insoportable e inasumibles que demuestran el mucho trabajo que queda por hacer. Y la insuficiencia de lo que se está haciendo hasta ahora desde el punto de vista de la educación, la prevención, la protección y la penalización.

El célebre “no será para tanto” con el que se topan tantas mujeres cuando expresan sus miedos, sus dudas y sus zozobras. Un “no será para tanto” que lo mismo viene de la familia, de las amistades o de las autoridades. Y que, por desgracia, acaba por desembocar en tragedia.

Otra de las falacias del líder del partido en el que han confiado 400.000 andaluces -por las razones que sean, pero lo han hecho- es que los maltratadores son mayoritariamente extranjeros. ¡Basura! Es mentira. Y así hay que denunciarlo. (Léanlo AQUÍ, por ejemplo)

En el caos de desinformación permanente en que vivimos, empieza a ser imprescindible priorizar entre lo urgente y necesario y todo lo demás.

PD.- Ahí abajo aparece el comentario de un Avatar. No dialogo con personas desconocidas. Señala que miento al denunciar la falacia que vincula violencia de género con extranjeros. AQUÍ, la información. Por lo demás, que le vaya bonito con el adoctrinamiento.

Jesús Lens

Solas, en peligro

Cuando escribo estas líneas, todavía no se sabe nada del paradero de Laura Luelmo, la joven profesora zamorana de 26 años que ha desaparecido en un pequeño pueblo de Huelva. Las autoridades han descartado que su desaparición haya sido voluntaria y, aunque señalan que “todas las líneas de investigación están abiertas”, trabajan con dos hipótesis principales: un accidente o la implicación de una segunda persona.

Solo llevaba unos días incorporada a su plaza de maestra en El Campillo. Era miércoles por la tarde. Habló por teléfono con su novio y salió a hacer deporte. Las primeras informaciones señalaban que fue a correr. Ahora parece que pudo salir a caminar, dado que faltaba ropa de senderismo en su armario. Nunca más se supo.

Ojalá que Laura aparezca con vida y lo de estos últimos días quede como una pesadilla lejana. Ojalá. Lo deseo de todo corazón y no dejo de refrescar las ediciones digitales de los periódicos cada poco tiempo, a la espera de una buena nueva.

No se debe salir a la montaña en solitario: por conocido que sea un paraje, por aparentemente sencillo que sea un recorrido, siempre resulta arriesgado y nadie está a salvo de un resbalón o un estúpido tropezón que acabe con sus huesos en lo hondo de un barranco.

Sin embargo, el riesgo de salir, solas, es exponencialmente mayor para las mujeres. El riesgo de salir solas… a cualquier sitio. Y el riesgo más peligroso, para ellas, no es el de dar un mal paso, sino el de tener un mal encuentro. Con un hombre. O con varios.

Es así de triste, pero es así de cierto. Cuando salgo a correr, nunca me preocupa pensar si la ruta elegida es más o menos solitaria, si está más o menos expuesta, oscura o iluminada. Tengo amigas, sin embargo, que cuando salen a correr después de la puesta de sol, quedan con otras compañeras. Nunca salen solas. O, si alguna vez lo hacen, corren asustadas y atemorizadas.

Tengo conocidos que se muestran convencidos de que la igualdad de género es un hecho en España, de que se exagera con según qué temas. Mientras una mujer no pueda salir a caminar o a correr, sola, por los mismos itinerarios que recorremos los hombres, tan campantes, seguirá quedando mucho camino por recorrer, mucho trabajo por hacer, en cuestión de igualdad.

Jesús Lens

Ruta cultural lorquiana

El pasado viernes, tras la presentación de su imprescindible novela “Yo pude salvar a Lorca”, paseaba con el periodista Víctor Amela por Granada. Nos acompañaba Marta, también periodista, que ha trabajado mucho tiempo en el sector de los viajes y el turismo.

Foto: Alfredo Aguilar, en la antigua casa de la familia Rosales, hoy Hotel Reina Cristina

Andábamos por el Centro, camino del concierto de la artista Argentina que, perdonen el inciso… ¡menuda barbaridad de espectáculo ofreció en el Teatro CajaGranada! Yo, que soy más pelícano que flamenco, me encontré varias veces noqueado por su arte, aplastado contra el asiento.

Pero volvamos a nuestro paseo. Transitábamos por el Centro Artístico, el Chikito y la Acera del Casino y les explicaba a Marta y a Víctor que allí se hacían los Títeres de la Cachiporra que allá se celebraba la tertulia del Rinconcillo y que acullá era donde -más o menos- vivía la familia Lorca. Y me preguntaban, extrañados: ¿y por qué no hay una sola referencia visible a todo eso en ninguna de las fachadas? ¿Cómo no existe una ruta señalizada sobre los lugares lorquianos, en Granada?

El Chikito, un restaurante con sensibilidad cultural

De este tema les he hablado ya en más ocasiones. Del respeto que en otras ciudades, en otros países de mundo, se tiene por sus celebridades artísticas y culturales. Y del rendimiento económico que les sacan, también.

Aquí no. Aquí nos planteamos dedicar un museo a la Semana Santa mientras la Orquesta Ciudad de Granada agoniza, como decíamos ayer, y no somos capaces de señalizar los lugares más representativos de uno de los grandes genios de la literatura universal.

Y no parece muy costoso, la verdad. Una vez hecha la catalogación -está en la web de Granadatur- bastarían unas placas en las fachadas, una App, un poquito de realidad aumentada, una web…

De entre todas las etiquetas que hemos ido atesorando en estos últimos años, la de “Granada, tierra de Federico García Lorca”, no tardaría en hacerse mundialmente famosa, conocida y reconocida. Viral, trending topic y la caña en Instagram. Cambien “tierra” por “provincia”, “ciudad” o lo que les de la gana… ¡pero hagamos algo!

Quedan cinco meses para las elecciones municipales. Al PP no se le ocurrió, que estaba en otras cosas de más valor. Al PSOE de antaño tampoco, que estaba en las suyas. ¿Dará lugar el equipo de Francisco Cuenca a terminar su mandato sin haber hecho algo tan necesario y perdurable, tan sencillo y memorable?

Jesús Lens

Burgos entra en juego

Sinceramente, creo que es lo mejor que le podía pasar a la candidatura granadina a la capitalidad cultural del 2031: que Burgos haya entrado en liza. Aunque, en su momento, hubo movimientos en Málaga y en Sevilla, quedaron abortados muy pronto. Lo de Burgos es diferente. No es un globo sonda o una tentaera. Se trata de una postulación muy seria, basada en el trabajo previo realizado para la candidatura del 2016.

Durante la presentación de su proyecto, el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, señaló que Granada ya lleva un año de adelanto y será una gran competidora, por lo que tienen que recuperar el tiempo perdido.

Palabras tan bonitas como amenazadoras, sin duda, que deben hacernos reflexionar: ¿en qué punto se encuentra la candidatura granadina para el 2031? Por mucho que nuestro alcalde, rebosante de optimismo, haya declarado que es “imbatible”, la oposición casi en pleno le ha dado hasta en el carné de identidad, afeándole la parálisis en que se encuentra sumida.

Lo más relevante de los estos últimos meses fue el anuncio de la puesta en marcha de hasta 7 nuevos museos, para apuntalar el proyecto del 2031. Un anunció que no enamoró ni emocionó al personal, precisamente. Plantearse la creación de un museo dedicado a la Semana Santa u otro a los Títeres, cuando la OCG no deja de denunciar lo calamitoso de su situación económica, no tiene mucho sentido.

Y la propuesta de crear un Museo dedicado a la Palabra, cuando el Centro Lorca sigue sin programación estable y la elección de su director-gerente va camino de convertirse en un culebrón más largo que “Juego de tronos”; tampoco casa del todo.

La candidatura de Burgos debe servir como estímulo y acicate para tensionarnos y ponernos las pilas, no sea que de tanto admirar la belleza de Granada, nos quedemos transidos frente al espejo y nos acabe pasando como a la Madrastra de Blancanieves.

En el proyecto del 2031, todos los partidos y las instituciones deberían ir de la mano, remando en la misma dirección. Si no, empezarán los favoritismos, los torpedeos y animadversiones y será en Madrid donde cada fuerza política decida a qué candidatura apoyar.

Que la candidatura de Burgos nos sirva para darnos cuenta de que queda mucho trabajo por hacer y que, todos a una, el trabajo cunde más y mejor.

Jesús Lens

Yo pude salvar a Lorca

Hoy presentamos uno de los libros del año. Será a las cinco de la tarde, como corresponde en clave lorquiana. En la Librería Picasso. Ardo por conocer a Víctor Amela, el autor de “Yo pude salvar a Lorca”, pero mentiría si no reconociera que estoy un poco asustado: Víctor es uno de los grandes periodistas culturales de España y sus entrevistas en La Contra de La Vanguardia son míticas.

Todavía no sé cómo afrontaré nuestra conversación -para descubrirlo tendrán que acompañarnos esta tarde- pero déjenme que trate de convencerles de que compren y lean “Yo pude salvar a Lorca”.

¿En serio? ¿Otra historia sobre el poeta de Fuente Vaqueros? Sí. Y no. Porque en este libro, Víctor Amela parte de los últimos días de Lorca para contar otro sinfín de historias, todas ellas conectadas por un dédalo de causalidades. Y casualidades.

La historia de Manuel Bonilla, por ejemplo. Un labrador y pastor de La Alpujarra que, por su extraordinario conocimiento de las trochas, senderos y veredas de la comarca granadina, pasó a un buen número de personas a ambos lados del frente, salvándoles la vida. Un Manuel Bonilla que, con el paso del tiempo, emigró a Barcelona con su mujer y sus hijos. Y será allí cuando su nieto Víctor le escuche pronunciar la frase que está en el origen de este libro: “Yo pude salvar a Lorca”.

Un libro que también cuenta la historia de otro familiar del autor: su tío Josep, que combatió en el frente del Ebro, donde fue herido en el pecho. Y orbitando en torno a estas dos figuras, un amplio entramado de personajes se citan en las 500 páginas de un libro que es un fresco imprescindible de la historia de España. De Jacinto a Palmira, pasando por Luis Rosales, Agustín Penón, Emilia Llanos y los hermanos Quero; “Yo pude salvar a Lorca” se convierte en un emocionante compendio de decenas de vidas cruzadas… y sacudidas por la Guerra Civil.

En todas las familias españolas se han contado historias de la guerra. Todos hemos tenido abuelos y tíos que, al calor de una comida, narraban diferentes episodios de la contienda. O, a sensu contrario, que jamás quisieron rememorar aquellos años infaustos.

De una íntima dialéctica entre el silencio y la memoria nace “Yo pude salvar a Lorca”, uno de los libros del año.

Jesús Lens