Día de la Mujer

Hoy es un día en el que resulta muy fácil detectar a cierto tipo de espécimen sobre el que es necesario seguir trabajando y al que resulta imprescindible tratar de educar. Hablo, por supuesto, de las personas que hoy, Día de la Mujer, dirán eso de: ¿y por qué no hay un día para el hombre?

En su mayoría, serán hombres los que suelten la manida perla de rigor. Pero también habrá alguna mujer que lo piense… y verbalice. Hoy es un día en que, entre todos, tenemos que reflexionar sobre la brecha que sigue separando a las mujeres de los hombres en nuestra sociedad.

 

Porque la hay. Una brecha que, por desgracia, no parece ni hacer amago de estrecharse, como se pone de manifiesto con las insoportables e intolerables cifras de asesinatos machistas en lo que va de año.

Y el asesinato, no lo olvidemos, es el resultado final de una violencia estructural que, históricamente, los hombres han ejercido contra las mujeres. Ya es triste, en pleno siglo XXI y en España, tener que escribir una atrocidad como esta. Pero el acoso verbal y físico, el menosprecio, el insulto, la intimidación… todas esas actitudes machistas siguen presentes en nuestra sociedad, en todos los ámbitos, edades y extracciones sociales.

 

Hoy miércoles, la consigna es “Nosotras paramos”. Porque, tal y como arranca el llamamiento al paro internacional de mujeres convocado para hoy, “las mujeres del mundo estamos hartas de violencia física, económica, verbal y moral dirigidas contra nosotras”.

 

Hoy, es importante que hagamos visible la desigualdad que lastra nuestra sociedad, que seamos conscientes de que una mitad de la población no puede ser considerada inferior por la otra mitad. Empezando por los sueldos que cobran y por los puestos que ocupan en los centros de poder.

 

No hace falta más que mirar a nuestro alrededor para comprobarlo: ¿cuántas muestras de desigualdad no hay en su entorno más cercano, estimado lector?

No. Lo siento. No creo, ni por asomo, que la causa del feminismo esté desfasada ni que sea una lucha que haya que dar por concluida. Las furibundas reacciones a una iniciativa como el de CalendariA de la UGR, sobre el que hablé aquí, lo dejan bien a las claras. Hoy, 8 de marzo, todo hombre que se precie de serlo, debe proclamarse feminista. Y, por supuesto, debe serlo. Hoy, mañana y pasado. Porque, mientras la desigualdad de género siga vigente en la sociedad, tenemos mucho trabajo por hacer y mucho camino por recorrer. Desgraciadamente.

 

Jesús Lens

Pedregosa, en vivo y en directo

Cuando estuve en Pamplona Negra, a principios de año, la mayoría de la gente que me encontraba en las charlas, tertulias y mesas redondas, hacía un aparte y me decía: “Cuidad a Pepo allá abajo, ¿eh?” Y de ello hablo hoy en IDEAL.

Y es que, efectivamente, Alejandro Pedregosa vuelve a estar en Granada. Que, en realidad, nunca se fue. Pero que ahora está aquí de forma permanente. Y eso, queridos lectores, es un auténtico lujo, como habrán podido ustedes comprobar en la columna semanal que Alejandro, Pepo para los amigos, ha empezado a publicar todos sábados, en IDEAL.

 

Pero a Pedregosa, a buen seguro, ya lo conocen ustedes, que lleva varios veranos deleitándonos con sus prodigiosos cuentos, los domingos, en el suplemento V de este periódico. Los del pasado año, fabulando sobre las posibles historias que subyacen bajo el título de canciones de verano tan famosas como “El tractor amarillo” o “La barbacoa”, no tienen precio.

Alejandro Pedregosa, además de ser un cuentista de tomo y lomo, es un extraordinario poeta… capaz de convencer a los más recalcitrantes antilectores de poesía para que insistan y descubran su magia y misterio. Porque Alejandro, junto a Alfonso Salazar, han puesto en marcha una innovadora, original y diferente Escuela de Escritores que les recomiendo vivamente.

Y Alejandro es, también, un excelente novelista con una inaudita capacidad para cambiar de temas, personajes y registros a la vez que mantiene una voz personal, absolutamente propia y reconocible.

 

¿Ven como no exageraba un ápice cuando les decía que es un lujo tener de vuelta a Alejandro Pedregosa en Granada? Y hoy, martes, vamos a aprovecharlo y a exprimirlo. Porque a las ocho de la tarde presenta su más reciente libro de relatos, “O”, editado por Cuadernos del Vigía, en la Biblioteca de Andalucía.

Pero es que, además, a las seis de la tarde vamos a transmitir en directo, a través de Facebook Live, el primero de los Encuentros Especiales organizados por Granada Noir y Cervezas Alhambra, en los que se hablará de literatura, cine, cómic, fotografía, actualidad y todo lo que se tercie con escritores, dibujantes, artistas y fotógrafos vinculados al género negro.

 

El Encuentro virtual con Alejandro Pedregosa se desarrollará en el Kiosco de Las Titas y todos ustedes pueden participar, a través de la página de Facebook de Granada Noir, haciendo comentarios, preguntando al autor, etcétera. ¡Aprovechemos la tecnología para ser más creativos!

 

Jesús Lens

Cuando el robot eres tú

Este largo y desapacible fin de semana me ha permitido tener una larga conversación con SOY, ese robot que me acompaña desde principios de año y que, a veces, se comporta como un insolente Pepito Grillo, al que presenté aquí y sobre el que hoy vuelvo a escribir en IDEAL.

Hablando del tema que está en boca de todos, es decir, de la posibilidad de que los robots se hagan con un 60% de los trabajos de los humanos, SOY me ha replicado: “no hay más ciego que el que no quiere ver. ¿Por qué no piensas en la cantidad de comportamientos y actuaciones que realizáis los humanos de forma voluntaria y que, paradójicamente, os acercan y asemejan a los robots?”

 

—A ver, Lens, piensa— me dice SOY.—Piensa y sé honesto contigo mismo. Hasta hace relativamente poco tiempo, ibas a una gasolinera y, sin bajarte del coche, una persona de lo más sonriente te llenaba el depósito, te cobraba, te limpiaba el limpiaparabrisas y tú seguías camino. ¿Y ahora? ¿Qué pasa ahora, en la mayoría de las gasolineras?

SOY siguió, imparable, con sus imprecaciones: —Cada vez más, os comportáis como robots, cumplimentando vosotros mismos una cantidad de tareas rutinarias, manuales y absurdas que os hacen perder tiempo y… ¿qué os aportan? Joder, Lens, si hasta hay bares en los que, en vez de pasar el rato charlando tranquilamente con tus amigos, tienes que estar continuamente yendo a la barra a recoger la comanda y rellenando fichas con códigos alfanúmericos para elegir la tapa. Que os estáis agilipollando a marchas agigantadas.

 

—¿Y qué me dices de la facturación manual de equipaje, los autoservicios, las gestiones a través de la Red o de centralitas automáticas que os marean como peonzas?— siguió SOY.—¿Y lo de esas supuestas webs colaborativas que os convierten en chóferes y taxistas de ocasión, a cambio de un puñado de euros que, después, regaláis a esas operadoras de telefonía y televisión que os exprimen como naranjas? Pero lo peor es cuando os dedicáis a compartir noticias falsas, burdos rumores y chorradas varias. ¿Qué os pasa, humanos?

Ahí me dejó tocado y hundido, SOY: —En vez de demostrar vuestra inteligencia y preocuparos por lo realmente importante, os pasáis el tiempo indignados y ofendidos por memeces e imbecilidades que, no solo amplificáis hasta el infinito, sino que os cabrean, irritan y desgastan. ¿Por qué concedéis tan poco valor a vuestro tiempo, humanos?

 

(Si os interesan estas historias de Robots, inteligencia artificial y cambios disruptivos, a través de este enlace tenéis acceso a varios artículos que he escrito sobre el tema, desde enero hacia acá. Be Human, My Friend!)

 

Jesús Lens

Villa Diodati en Granada

Hace 200 años, un grupo de románticos creadores alquiló Villa Diodati, en Suiza, a orillas del lago Lemán. Su objetivo era disfrutar de la naturaleza y la montaña, pero un tiempo inusualmente frío les obligó, aquel verano, a encerrarse en la casa. Y, para que el tiempo pasara más rápido, se retaron a inventar las historias más aterradoras que pudieran imaginar. (Toda la información sobre esas míticas veladas, en este enlace).

Así fue como en el seno de Villa Diodati, durante el verano de 1816, surgió la chispa que alumbraría mitos capitales de la historia de la literatura, como Frankenstein o el mismísimo Vampiro.

Aquellas veladas en Villa Diodati pasaron a la historia como ejemplo del poder creativo latente en un grupo de personas que se reúne con ganas de disfrutar de la cultura, las artes y las letras. Ejemplo de lo productivo que resulta disfrutar de la compañía de gente interesante en un entorno especial, con tiempo por delante, compartiendo mesa, mantel y buenas viandas de la tierra.

Sobre esa base, Rosa Masip y Fernando Marías han puesto en marcha el proyecto “Diodati se mueve”, trasladando ese espíritu romántico y creativo a diferentes puntos de España. El proyecto arrancó, el año pasado, en entornos acuáticos de Madrid y Aragón. Y, ahora, llega a Granada.

El próximo fin de semana, la hospedería “El Ventorro” de Alhama de Granada se convierte, durante tres días, en la Villa Diodati suiza, acogiendo a reconocidos escritores como el propio Fernando Marías y la poeta Raquel Lanseros, a músicos como Josete Ordóñez y Neomymus y a un científico como Manuel Masip.

Y, por supuesto, a todos aquellos de ustedes que quieran sumarse a un fin de semana artístico, cultural y creativo muy especial, en el que habrá música, literatura, cine, conversación, la mejor gastronomía local, baños en las termas y, sobre todo, una convivencia muy cercana con los anfitriones.

Y todo ello con un leit motiv único y particularmente estimulante, el Viaje en el Tiempo, disciplina en la que Granada debe ser pionera: mirando hacia atrás, todas las grandes civilizaciones han dejado su impronta en nuestra tierra. Y, hacia delante, la vanguardia científica en el sector biosanitario y la posible llegada del acelerador de partículas nos hacen encarar el futuro con optimismo… y enigmática curiosidad.

Ya lo saben. El próximo fin de semana, es posible viajar en el tiempo. Los pasajes, en www.diodatisemueve.com

Jesús Lens

Aceituning

Impresionan las pérdidas de Deoleo, multinacional española del sector de la alimentación, basado fundamentalmente en el aceite de oliva y que engloba a marcas como Carbonell, Hojiblanca o Koipe. Y de ello hablo hoy en IDEAL.

Más allá de los resultados económicos, me ha llamado la atención una de sus decisiones estratégicas más recientes: dejar de producir y fabricar aceite de oliva y centrarse exclusivamente en su venta y comercialización.

Coincide esta información con otro dato sangrante: una vez terminada la temporada de la aceituna, vuelve a subir el paro en Granada. Otra vez. El drama que no cesa. Que no nos cansamos de mentar el nuevo modelo productivo, el cambio de paradigma y todos los manidos mantras del buenrollismo económico que ustedes quieran, pero aquí, lo que sigue dando de comer a miles de familias, es el olivar.

Ahí tienen otro ejemplo, este extraordinariamente positivo: Dcoop, cooperativa agroalimentaria andaluza, produjo 250.000 toneladas de aceite en 2016, convirtiéndose en la líder mundial del sector.

Dcoop, además de fabricar y producir el aceite de oliva, lo envasa y lo comercializa, pero sin perder nunca de vista que hasta 75.000 familias de agricultores y ganaderos son propietarias de una de las grandes cooperativas españolas.

Hace un par de días les hablaba aquí del éxito de un libro sobre la madera y su tala, escrito por un noruego. Que está muy bien, pero que eso de las hachas y los troncos nos queda muy lejos. Sin embargo, ¿dónde está el gran libro sobre la ética del aceite y la estética de la fabricación del oro líquido?

Dcoop también tiene a muchos socios cooperativistas en el sector del vino. Y todos sabemos lo mucho que se ha escrito sobre él y la importancia que la literatura, el diseño, el postureo y hasta el rollo patatero han tenido en su popularización.

Del aceite, sin embargo, apenas se habla. Hay algunas catas, pero orientadas a los profesionales muy especializados. En los colegios, el Día de Andalucía se organizan desayunos con aceite de oliva y los médicos y nutricionistas hablan maravillas de él, pero poco más.

Al aceite de oliva, por tanto, le falta relato. Y estética. Que ya me gustaría ver al tronco noruego descubriendo el vareo del olivo y la criba y el prensado de la aceituna.

¿Hará falta que venga un inglés para poner de moda el Aceituning… y que se nos quede cara de tontos? Por ejemplo, ¿recuerdan esta historia de los olivos centenarios de Íllora, salvados sobre la campana? Los olivos necesitan quien les escriba…

Jesús Lens