ED BRUBAKER: LA ESCENA DEL CRIMEN

Hace unos meses, escribíamos sobre Ed Brubaker las siguientes frases:

“Por mi parte, mi primer contacto con el sujeto en cuestión vino de la mano de “Sleeper”, una extraña serie policíaca de mutantes, de la que he leído sólo su primer volumen, en la que me costó entrar y de la que no voy a decir nada más hasta que persevere en los siguientes números de la colección.


Después le metí mano al Daredevil. A decir de Rash –en contra de la opinión mayoritaria de seguidores del justiciero invidente -tras una época negra del personaje en manos de Bendis, Brubaker le ha devuelto toda la dignidad tanto al personaje como a su Némesis, el malísimo Kingpin.

Pero lo que me ha obligado a escribir sobre este artista ha sido que le acaban de galardonar con dos premios Eisner, en el mundo del cómic, equivalente al Óscar cinematográfico. Uno, a la mejor serie nueva, por su Criminal y el segundo, especialmente reseñable, como mejor guionista del año por su labor en Capitán América, Daredevil y la referida Criminal.”

Si entonces escribíamos “obligados” por las circunstancias, hoy lo hacemos de forma totalmente voluntaria, para alabar las virtudes de “La escena del crimen”, un tebeo en dos volúmenes publicado por Norma Editorial cuando los precios aún se escribían en pesetas y del que me ha proveído mi camello particular el materia tebeística, el cada vez más venido a menos –en el sentido físico de la expresión -Gran Rash.

“En la mejor tradición de la serie negra de grandes maestros como Chandler o Hammett, “La escena del crimen” nos presenta a Jack Herriman, un joven detective nada convencional con un pasado enigmático”. ¿Exagerada esta síntesis de la novela gráfica de Ed Brubaker, Michael Lark y Sean Phillips? Yo creo que no.


Todo comienza con el encargo, aparentemente fácil, que le hacen al joven Jack: encontrar a una chica desaparecida. Lo que, por supuesto, terminará complicándose hasta enredarse en una turbia trama que, casualmente, conecta con algunos acontecimientos recientes de la actualidad internacional más sobrecogedora.

Yo no sé por que tardo tanto tiempo en leer tebeos, de una vez a otra. Con lo que me gusta que, cuando un personaje transita por Chinatown, se vean imágenes del Barrio Chino o que, cuando otro personaje se toma una copa, se vea el bar en que está empinando el codo.

El caso es que, cuando leo historias como esta estupenda “La escena del crimen”, siempre me digo que no voy a dejar pasar más allá de la lectura de una novela convencional hasta echarle mano a otra narración gráfica. A ver si esta vez es verdad. Porque el regusto de esta historia ha sido inmejorable, con esos personajes al límite y esa falsa mitificación de la contracultura, puesta en cuestión por una historia dura, realista y excelentemente bien contada a través de un guión magistral.

Y es que, como dice Rash, este Brubaker es mucho Brubaker…

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

WATCHMEN

“Watchmen” es, posiblemente, el tebeo más aclamado de la historia, no en vano, figura entre las cien mejores novelas inglesas de la historia de la literatura, desde 1923, por cómo estaba contada.


Si han pinchado en la entrada de la Wikipedia, se habrán quedado tan acojonados como un servidor, por la enormidad de datos que la misma tiene. O sea, que no voy a contar nada de la misma.

Entonces, ¿a santo de qué esta entrada?

A santo que ya llegan las primeras imágenes, falsos trailers, teasers y entrevistas sobre su adaptación cinematográfica, que ha corrido a cargo de Zack Snyder, el celebrado autor de la versión fílmica del también mítico “300” de Frank Miller.

Primera foto oficial de la película.

“Watchmen. La película” está llamada a convertirse en uno de los hitos cinematográficos del año… 2009, dado que la posproducción de la misma está siendo complejísima. Que para este año ya tenemos a “Indiana Jones y la calavera de cristal” y “Batman. The dark Knight”. Pero queríamos recordar que, antes que película, fue tebeo. Y no un tebeo cualquiera, que Sacai se hizo adicta a él y no había quien la despegara del sofá hasta que se terminó su lectura.


Una lectura que siempre resulta apasionante, extraordinaria, suculenta y muchos más adjetivos supercalificativos que ahora mismo no me vienen.

Y como ahora llegan los distintos Salones del Cómic, es una inmejorable ocasión para hacerse con alguna de las ediciones de un tebeo maravilloso, que no deja indiferente, que engancha, trastorna y maravilla a quien lo lee.


En Granada y con su Salón del Cómic, la Feria de Muestras de Armilla se llena de viñetas, bocadillos, dibujos y guiones estos días. Consejo de amigo: ¡háganse con un “Watchmen”. De naaaada!!!


Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

PD 1.- Para Rash: ¿qué nos recomiendas este año para el Salón del Cómic? Creo que viene el Giménez de Paracuellos… ¿o es el de “As de Piques”?

PD 2.- Para Alejo: ¿Montará IDEAL tenderete este año en el Salón? ¿Llevarás la cámara del año pasado y nos harás dibujo de TBO? ¿Hay posibilidad de convertirnos en el Duende Verde? Por cierto, me debes un Lens Torpedo…


PD 3.- Para Los Verdes: ¿Qué tal una tirada atlética, una visita al Salón y unas birras verdes por el Zaidín?

PD 4.- Álex y demás Irreverendos, ¿os veremos por aquí? Incluyendo a Martín Favelis…

UNA MINA LLAMADA INFIERNO. EL TEBEO

Anoche volví a la Vega del Bierzo, un territorio mítico surgido de la imaginación, la experiencia y la observación sobre el terreno de un tipo proteico y singular llamado Alejandro Gallo.


Releo las notas que escribí sobre mi primera lectura de “Una mina llamada infierno” y no puedo evitar sonreírme. Así empezaba a aquella ya lejana reseña: “En lunfa, el lenguaje popular bonaerense por antonomasia, “mina” significa chica, mujer joven. Por eso, la primera vez que escuché hablar de “Una mina llamada infierno” pensé que se trataría de la historia de una tanguista de vida desgraciada dotada del dudoso don de llevar a los hombres a la perdición.

Sin embargo, nada más ver la portada del libro de Alejandro Gallo te das cuenta de que no. De que la historia acontece en el mundo de las minas de verdad, de las minas de carbón y grisú en las que tantos y tantos hombres de han dejado la salud y la vida a lo largo de la historia.”

He tenido la inmensa suerte de conocer a Alejandro y de compartir con él palabras, presentaciones de amigos comunes, cervezas y vinos. Por eso, ahora ubico mucho mejor ese mítico universo del que antes hablaba. Sigamos con la reseña: “Estamos en la cuenca minera leonesa, donde una serie de extraños asesinatos tiene sumida en la perplejidad a la Guardia Civil de Vega del Bierzo y, por supuesto, a sus vecinos ya que el asesino está matando, de forma sistemática, a los antiguos miembros de la conocida como “Cuadrilla del Picas”.

La policía manda hasta allí a un agente infiltrado, que habrá de introducirse en el pueblo e integrarse en la vida cotidiana de los vecinos. Y, para ello, nada mejor que entrar a trabajar en ese pozo, en esa mina a la que todos llaman Infierno.

A partir de este punto de partida, Alejandro Gallo utiliza los ojos del inspector Ramalho para introducir al lector en la vida cotidiana de Vega del Bierzo, donde conoceremos a sus entrañables vecinos, donde podremos jugar al dominó y pasear por la plaza del pueblo, saludando a la dueña del quiosco y charlando con su pequeña y adorable hija.


Las páginas que Gallo dedica a la llegada e integración de Ramalho en el pueblo, sus primeros días en la mina, las ampollas, el hambre y el cansancio; las correrías por los garitos de la comarca, etc. son absolutamente deslumbrantes. De las que te provocan ganas de pedirte un permiso en el trabajo, sacar el mapa de carreteras y marcharte para León durante una temporada.”


Y aquí me van a permitir que me tire un pegotazo. Tras leer la reseña antedicha, Alejandro decidió incluir un mapa al comienzo de su siguiente novela: “Los caballeros de la muerte”.

Pero, habrá quién se esté preguntando, ¿por qué vuelve este tío a hablarnos de una novela que ya tiene varios años, justo cuando el autor acaba de publicar “La última fosa”, que tiene pinta de ser una cojonuda historia sobre los famosos acontecimientos de Asturias en 1934, tradicionalmente citados como el auténtico comienzo de la Guerra Civil española?

Pues hablamos de “Una mina llamada infierno” porque hemos disfrutado por segunda vez con la historia de Ramalho, gracias a la versión en cómic que se ha publicado hace poco, con guión de Gallo y potente dibujo de Cangialosi. Una vuelta al mundo de la mina y a una sociedad tan compleja como atractiva, violenta y solidaria. Que tal gazpacho, ya lo verán ustedes, es posible.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.