Hannibal Lecter, mito cinéfilo-literario

No hay un caso más y mejor terminado que el de Hannibal Lecter para comprobar hasta qué punto pueden llegar a retroalimentarse el cine, la literatura y la televisión a la hora de crear uno de los iconos más salvajemente fascinantes de la cultura popular contemporánea.

El Rincón Oscuro, en IDEAL
El Rincón Oscuro, en IDEAL

Empecemos por señalar que el célebre y sofisticado psiquiatra antropófago nació como personaje secundario en una de las primeras novelas del escritor Thomas Harris, “El dragón rojo”, publicada en 1981 y en la que se cuenta la historia de Will Graham, un detective retirado que ayuda al FBI en la captura de un asesino en serie apodado por la prensa como el Duende Dientudo. En esta novela, Lecter, gracias a su inteligencia, termina quedando por encima del resto de personajes, tanto de los malos como de los buenos, ganándose el aprecio de los lectores.

El dragón rojo

“El dragón rojo” fue adaptada al cine, en 1986, por un director de la talla de Michael Mann, lo que permitió al autor dedicarse exclusivamente a la literatura, sin prisas ni agobios económicos. Y así llegamos a 1988, año de la publicación de “El silencio de los corderos”, su novela más famosa y conocida y en la que Hannibal Lecter se convierte, por fin, en el protagonista absoluto. Y es que el personaje, basado en el Dr. Salazar, un sádico médico condenado a 20 años de prisión y al que Harris entrevistó en prisión en su etapa como periodista; tenía una fuerza arrolladora.

El silencio de los corderos novela

Tanta que, en la célebre adaptación cinematográfica realizada por Jonathan Demme en 1991, el doctor Lecter, brillantemente interpretado por Anthony Hopkins, solo necesitaba aparecer en pantalla quince minutos para que su presencia se hiciera perceptible durante las dos horas largas de metraje de una película que cambió la historia del cine negro y criminal.

Y es que se celebran ahora veinticinco años de un estreno que, protagonizado por un cruel caníbal asesino en serie, no solo consiguió fascinar a los espectadores de todo el mundo y ganarse el favor del público, sino que se alzó con los cinco Oscar más importantes del año: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guion Adaptado, Mejor Actriz y Mejor Actor. ¡Ahí es nada!

El silencio de los corderos oscars

Tras el espectacular éxito de “El silencio de los corderos”, todo el mundo quería más Lecter. Tanto los lectores de las novelas como los espectadores de los cinco continentes ardían por saber cómo continuaba la historia de Hannibal y de la agente Clarice Sterling.

Harris, fiel a su costumbre, se lo tomó con calma. De hecho, allá por 1994, el director de “El silencio de los corderos” confesó a la prensa que Harris, un tipo esquivo y huidizo del que apenas existen fotografías y que, por supuesto, jamás comparece ante los medios de comunicación; le había dicho que él veía a Lecter paseando por la vieja Europa, por las calles de Florencia o Múnich, deteniéndose en las tiendas de los viejos anticuarios y comiendo en los restaurantes más selectos.

Mientras Harris escribía la novela, el productor Dino de Laurentiis, que era el dueño de los derechos del personaje de Lecter y los había cedido gratis a otra productora para que hiciera “El silencio de los corderos” (decisión de la que siempre se arrepintió) negociaba con Jonathan Demme, Anthony Hopkins y Jodie Foster el importe de sus contratos, de cara a su ansiada secuela, en un intento de repetir el mismo éxito comercial y de crítica de la anterior película.

Primavera de 1999. Tirada de 1,6 millones de ejemplares de “Hannibal”, título con el que Harris lanzó al mercado una novela escrita, en realidad, para ser llevada al cine. Éxito total y apoteósico. Primera edición agotada y millones de libros más en imprenta, que se seguirían vendiendo como churros. Pero entonces llegaron los primeros problemas: Jonathan Demme, horrorizado por lo violento y sádico de “Hannibal”, se descolgaba del proyecto. Malas lenguas dijeron que, en realidad, lo que le angustiaba era el pánico a no estar a la altura de su película anterior.

Hannibal

Poco después, el oscarizado guionista que había adaptado “El silencio de los corderos”, también se bajaba del barco, igualmente asqueado por lo salvaje de la novela. Y, por fin, fue Jodie Foster la que dijo que no a “Hannibal”, siendo sustituida por Julianne Moore. El resultado final, dirigido por Ridley Scott y estrenado en 2001, fue una película interesante que, sin embargo, no alcanza en ningún momento la grandeza de su predecesora.

Pese a que “Hannibal” no repitió, ni de lejos, el éxito comercial de “El silencio de los corderos”, De Laurentiis estaba empeñado en seguir explotando el personaje de Lecter y pensó en una precuela que contara los orígenes del sádico doctor y su gusto por la carne humana. Thomas Harris no quería saber nada de ello, pero ante la perspectiva de que el proyecto cayera en unas manos inadecuadas, se decidió a escribir “Hannibal: el origen del mal”, que vio la luz como novela en 2006 y como película, apenas unos meses después, en 2007, lo que habla bien a las claras del objetivo perseguido con esta operación más crematística que creativa.

Hannibal el origen del mal

La película, que no tuvo gran aceptación ni por parte de la crítica ni del público, serenó los ánimos de un De Laurentiis que falleció en 2010. Sin embargo, su mujer, dueña de los derechos de la compañía y del personaje de Lecter, decidió aprovechar el tirón y el predicamento de las series de televisión para alumbrar “Hannibal”, uno de los seriales más barrocos, malsanos y abigarrados de la historia más reciente de la televisión.

Tres temporadas ha durado en la pequeña pantalla la historia de Will Graham, Lecter y Crawford. Pero pueden ser más. Porque su cancelación no fue bien acogida por un público devoto y los rumores de una posible resurrección de la serie son una constante en los foros de Internet.

Hannibal serie

¿Y a quién puede extrañar, dado lo fascinante de un personaje mítico en los últimos veinticinco años de la cultura popular estadounidense? Un cumpleaños que el Festival Granada Noir celebra por todo lo alto, en su segunda edición, del 3 al 8 de octubre próximos.

Jesús Lens

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50 años de «A sangre fría»

El primer capítulo de “A sangre fría” se titula “Los últimos que los vieron vivos” y nunca podré olvidar cuándo y dónde empecé a leerlo, dado que aquél se convirtió en uno de mis momentos fundacionales como lector.

A sangre fría Anagrama

Publicada en 1966, tras siete años de intenso trabajo, “A sangre fría” se convirtió en un clásico inmediato, consagrando a Truman Capote entre los más grandes creadores de la historia de la literatura norteamericana y dando lugar al nacimiento de un nuevo género literario: la novela de no ficción.

A estas alturas está unánimemente admitido que, en realidad, esta modalidad narrativa, basada en el periodismo de investigación que utiliza las herramientas de la ficción para contar una historia real, no fue inventada por Capote. En 1957, por ejemplo, el argentino Rodolfo Walsh publicaba su imprescindible “Operación Masacre”, empleando una técnica parecida a la de Capote. Pero ya sabemos cómo son los norteamericanos con esto de sentirse pioneros y con el marketing…

El New York Times del 16 de noviembre de 1959 traía una noticia fechada el día anterior, en Holcomb, Kansas, que arrancaba así: “Un honrado granjero, su mujer y sus dos jóvenes hijos aparecieron asesinados por arma de fuego en su casa… No había señales de lucha y ningún objeto había sido robado”.

A sangre fría periodicos

Las trescientas palabras del artículo despertaron tal curiosidad en Capote que decidió irse a Kansas, sobre la marcha, para interesarse por el cuádruple asesinato de la familia Clutter, del que nada se sabía y que parecía carecer de cualquier lógica o sentido. Además, y para que le facilitara las relaciones con los habitantes del pequeño pueblo de Holcomb; el cosmopolita, refinado y siempre excesivo Truman le pidió ayuda a su amiga Harper Lee. La misma Harper Lee que, años después, ganaría el Pulitzer por su memorable “Matar a un ruiseñor”.

Capote encajó en Holcomb con la misma naturalidad con la que un marciano verde encajaría en el salón de nuestra casa y su relación con los habitantes del pueblo fue tan tensa que, a los cuatro días de estar allí, quería abandonar su proyecto de investigación y volver a la más acogedora Nueva York. Pero Harper Lee le convenció de que perseverara, animándole en los peores momentos y relajando el ambiente enrarecido que generaba la presencia del sofisticado y caprichoso Capote en un pueblo agrícola, eminentemente tradicional y conservador.

1966, Holcomb, Kansas --- Truman Capote signing copies of his book  with Harper Lee.  Capote and Lee are in Kansas during  the making of the film of the same name.   --- Image by © Steve Schapiro/Corbis
1966, Holcomb, Kansas — Truman Capote signing copies of his book with Harper Lee. Capote and Lee are in Kansas during the making of the film of the same name. — Image by © Steve Schapiro/Corbis

Durante el día, Capote y Lee hablaban con todo el mundo, especialmente con el sheriff encargado de la investigación. Lo hacían de forma espontánea, sin tomar notas que pudieran condicionar las conversaciones con la gente. Por la noche, en el hotel, escribían los resultados del trabajo del día con la mayor exactitud posible. Un trabajo tan descomunal que llegó a sumar, al final de la investigación de Capote, más de 8.000 páginas de valioso material.

El 30 de diciembre de 1959, Dick Hickok y Perry Smith fueron detenidos como sospechosos del asesinato de los Clutter. Capote pudo ser testigo, en primera persona, de los interrogatorios a los que fueron sometidos, pudo entrevistarse con ellos y con sus abogados mientras seguían sosteniendo su inocencia y también posteriormente, cuando confesaron sus crímenes.

Actual aspecto de la granja en que los Clutter fueron asesinados
Actual aspecto de la granja en que los Clutter fueron asesinados

El escritor asistió a todas y cada una de las sesiones del juicio en que fueron declarados culpables y, una vez terminado el mismo, el 26 de abril de 1960, desembarcó en Palamós, en la Costa Brava, acompañado de su compañero sentimental, Jack Dunphy, de un par de perros, una gata… y un descomunal equipaje.

Dieciocho meses repartidos en tres veranos pasó Capote en Palamós, poniendo en orden sus notas y escribiendo minuciosamente todas y cada una de las palabras que componen las 343 precisas y preciosas páginas de “A sangre fría”.

Truman Capote

A lo largo de esos años, Capote mantuvo el contacto con Perry Smith: además de un fluido intercambio de cartas, lo visitó en prisión varias veces. Hasta llegar al 14 de abril de 1965, cuando fue testigo de su ejecución por ahorcamiento, sentencia impuesta a los asesinos, convictos y confesos, por el Tribunal de Kansas. Lo hizo invitado por el propio Perry, con el que Capote había desarrollado una relación tan íntima y personal que algunos llegaron incluso a calificar de amorosa.

Finalmente, el 25 de septiembre de 1965, la revista The New Yorker publicó la primera entrega de una obra que, dividida en cuatro partes, causó sensación desde el primer momento, aclamada por la crítica y un público ávido de seguir leyendo “A sangre fría”. En Kansas, por ejemplo, la revista se agotaba nada más ponerse a la venta en los quioscos de todo el estado. Y, por fin, en enero de 1966, la obra maestra de Truman Capote vio la luz en forma de libro, publicado por Random House.

Al poco tiempo de ser publicado, “A sangre fría” comenzó a recibir críticas acerca de las libertades creativas y las licencias que se había tomado el autor, sobre todo a la hora de recrear ciertos diálogos. Que le había echado mucha literatura a la novela, en pocas palabras. Lo que es muy posible. Pero, llegados a este punto, ¿qué más da?

Holcomb Kansas

Cincuenta años después, “A sangre fría” sigue siendo una obra referencial en el mundo de la literatura y del periodismo, una pieza maestra de un nuevo e incipiente género que, a partir de entonces, empezó a ser frecuentado por narradores de todos los países, culturas, idiomas y extracciones. Una novela básica, también, para los amantes del género negro y criminal que el Festival Granada Noir homenajeará dentro de unas semanas con motivo de tan singular efeméride.

Jesús Lens

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En clave de thriller español

El exitoso pase de “Tarde para la ira” en el Festival de cine de Venecia, donde la primera película dirigida por Raúl Arévalo ha sido muy bien acogida por la crítica especializada, y la excelente factura del tráiler de “El hombre de las mil caras”, de Alberto Rodríguez, que concursará en el Festival de San Sebastián; nos permite presagiar un otoño muy Noir, cinematográficamente hablando.

Tarde para la ira

A la espera del estreno comercial de ambas cintas en las salas de cine, ¿qué tal si hacemos un repaso por algunas de las películas policíacas españolas más importantes de los últimos años? Películas de visión obligatoria para cualquier amante del género negro.

Empezando por “La isla mínima”, la multipremiada cinta del director sevillano Alberto Rodríguez, protagonizada por el propio Arévalo y por Javier Gutiérrez, una de las mejores películas españolas de lo que va de siglo y un perfecto ejemplo de cómo convertir un paisaje único en un personaje más de la trama y en uno de los grandes atractivos del filme.

El hombre de las mil caras

Dejando para otro artículo el cine negro clásico español, hay que hacer referencia, obligatoriamente, a José Luis Garci y sus dos entregas de “El crack”, protagonizadas por un sorprendente y majestuoso Alfredo Landa, en el papel de Germán Areta.

La cumbre del cine de Garci está, para mi gusto, en su personal adaptación del noir americano que tanto le gusta a la España de la Transición, gracias a dos películas excepcionales que demostraron que otro cine español era posible a comienzos de los 80, más allá de la Movida y el despendole, igualmente necesarios, de Almodóvar & Cía. Un cine negro canónigo, pero comprometido con la realidad social del momento que vivía España.

“Mi trabajo es como otro cualquiera: duermo poco, ando mucho y lo que veo no me gusta”, es una de las perlas de la filosofía del mejor detective del cine negro español, ése que nos convierte en Aretistas hasta la médula, en feliz definición del escritor y cinéfilo Javier Márquez Sánchez.

Germán Areta

En el comienzo de la carrera de notables cineastas contemporáneos como Alejandro Amenábar o Álex de la Iglesia hay thrillers tan poderosos como “Tesis” y “El día de la Bestia”, respectivamente. Vibrantes ejercicios de estilo que se encuentran entre lo mejor de las filmografías de dos de los directores más prolíficos y reconocidos del cine español.

El día de la bestia

¿Y qué me dicen de las adaptaciones al celuloide de algunas de las mejores novelas policíacas españolas de autores clásicos como Juan Madrid o Andreu Martín? En “Días contados”, Imanol Uribe adaptó la novela homónima de Madrid, una durísima historia de amour fou protagonizada por un terrorista de ETA que se enamora de una prostituta en el Madrid devastado por la heroína de los años 80 del pasado siglo. Uribe, por cierto, filmó algunas de las secuencias más importantes de la película en Granada y, en concreto, en el hotel Alhambra Palace, que luce con esplendor en una cinta de 1994 que ha aguantado perfectamente el paso del tiempo.

Juan Madrid Granada Noir

El siempre controvertido Vicente Aranda, por su parte, filmó “Fanny Pelopaja”, con una espectacular Victoria Abril, adaptación de “Prótesis”, una de las novelas capitales de otro de los padres de la narrativa negra y criminal española: Andreu Martín. Y es que, aunque ahora pueda parecernos difícil de creer, antes de las Olimpiadas del 92 existió una Barcelona muy negra, violenta y salvaje. Una Barcelona acosada por robos, asaltos y atracos. Y, en ese contexto, una venganza…

Pero hay dos películas por las que siento una especial predilección y que no me canso de recomendar a los aficionados al Noir. La primera es “En la ciudad sin límites”, una mayúscula cinta dirigida por Antonio Hernández en 2002, protagonizada por Fernando Fernán Gómez, Geraldine Chaplin y Leonardo Sbaraglia y cuyo guion está repleto de sorprendentes giros, sorpresas y recovecos. Dos horas de una intensidad emocional sin parangón, en las que la memoria y los fantasmas del pasado condicionan las vidas de un puñado de personas a las que el espectador cobrará cariño desde el primer fotograma.

·Original Title: EN LA CIUDAD SIN LIMITES ·English Title: CITY OF NO LIMITS, THE ·Spanish Title: EN LA CIUDAD SIN LIMITES ·Film Director: HERNANDEZ, ANTONIO ·Year: 2001 ·Stars: SBARAGLIA, LEONARDO; FERNAN GOMEZ, FERNANDO
·Original Title: EN LA CIUDAD SIN LIMITES
·English Title: CITY OF NO LIMITS, THE
·Spanish Title: EN LA CIUDAD SIN LIMITES
·Film Director: HERNANDEZ, ANTONIO
·Year: 2001
·Stars: SBARAGLIA, LEONARDO; FERNAN GOMEZ, FERNANDO

Y, por supuesto, la impresionante e imprescindible “Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto”, de Agustín Díaz Yanes, un incontestable Noir patrio, negro como el petróleo, en el que dos mujeres interpretadas por la mejor Victoria Abril y una imperial Pilar Bardem han de vérselas con Federico Luppi. Una cinta que apela a la cultura de la resistencia y al valor de las mujeres en una sociedad dura, cruel y machista. Una de esas películas que ganan con el tiempo y con cada visionado, que te hace sufrir con las desventuras del personaje de Abril y que emociona hasta las lágrimas con la actitud vital de Pilar Bardem.

Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto

Y así llegamos al final de este repaso por algunos de los títulos imprescindibles del cine negro español de los últimos años. Sí. Estoy seguro de que habéis echado en falta un nombre, capital, en esta apresurada historia. Hablo, por supuesto, de Enrique Urbizu. Pero el ganador del II Premio Granada Noir a una trayectoria vinculada al género negro se merece un reportaje entero para él, ¿verdad?

Jesús Lens

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Toni Hill y el Noir Gótico

“El género negro me gusta mucho, pero tengo la sensación de que hay que ampliarlo. Y, si esto no se considera género negro, pues ya me muevo yo, no hay problema”.

Así responde Toni Hill a una de las preguntas que Milo J. Krmpotic le hace en esta incisiva entrevista para la imprescindible revista literaria Librújula. Hablan, por supuesto, de “Los ángeles de hielo”, la más reciente novela de Hill, publicada en Grijalbo y que transcurre en la Barcelona de principios del siglo XX. Y a este fantástico novelón (en todos los sentidos) le dedico hoy El Rincón Oscuro, la sección de cultura negra y criminal del periódico IDEAL.

Foto para Librújula de Mario Krmpotic
Foto para Librújula de Mario Krmpotic

Los aficionados al Noir tenemos tendencia a trazar fronteras y límites entre lo que es y no es novela negra y criminal. En ocasiones, incluso, nos arrogamos el derecho a expedir certificados de pureza de sangre policíaca: esta sí, esta no; a esta la mato yo. Y, sin embargo, si por algo debería caracterizarse el Noir es por una necesaria amplitud de miras, por su potencial para desbordar los límites y reventar las costuras de un academicismo complaciente y empobrecedor. A mí, por ejemplo, cada vez me gustan más las novelas negras trufadas de ciencia ficción.

Por todo ello, la lectura de “Los ángeles de hielo” me ha resultado especialmente grata, atractiva y apasionante. Tras culminar su trilogía sobre el mosso d’Esquadra Héctor Salgado, muy apegada a la realidad social de la España contemporánea, Toni Hill cambia de tercio, de escenario, de época y de personajes. Y nos traslada a la Barcelona de los primeros años del convulso siglo XX.

Los ángeles de hielo

“Los ángeles de hielo” es un novelón monumental de cerca de quinientas páginas, una narración gótica con un buen número de personajes, la mayoría muy inquietantes, y escenarios muy variados. Aunque, como corresponde a una novela de estas características, el escenario central es un gran caserón que, durante un tiempo fue una escuela y, después, un sanatorio mental.

El protagonismo de la novela es coral, partiendo del personaje a partir del que todo ocurre, Frederic Mayol, un joven psiquiatra que viene de sufrir los horrores de la I Guerra Mundial. A su alrededor, varias mujeres. Muy, muy atractivas todas ellas. Y no necesariamente en el sentido estético de la expresión.

Foto: Laura Muñoz Hermida
Foto: Laura Muñoz Hermida

Mujeres fuertes y decidas, con ideas propias y con el empuje necesario para ponerlas en práctica. Mujeres como la señorita Águeda, que levantó el Colegio de los Ángeles, un internado para señoritas de buena familia a las que educa desde un feminismo militante que las anima a ser algo más que la señora de nadie.

Mujeres modernas, como Blanca, a la que solo Katherine Hepburn hubiera podido interpretar con solvencia en el cine. Y están Angélica, Mariona y otro buen número de ellas.

Y está Freud, que conste. Porque, como ya hemos dicho, Frederic es psiquiatra. Y, en aquellos años, Freud ya tenía su predicamento. Una relación, la de Frederic con el célebre doctor, muy oportuna y necesaria. Porque en “Los ángeles de hielo” hay muertos. Y, si hay muertos, tiene que haber un asesino. O varios. Salvo que en la casa que se encuentra en el centro de la narración haya fantasmas. Que nadie en su sano juicio cree en ellos. En los aparecidos. Pero que, como las meigas, haberlos, haylos. O, al menos, puede haberlos.

Toni Hill Negra y Criminal

Para dar forma a una trama compleja y abigarrada, con múltiples saltos en el tiempo y con un gran número de personajes, entre los principales y los secundarios, como ya hemos señalado; Toni Hill utiliza un sinfín de recursos narrativos que contribuyen a enriquecer la lectura. Recursos muy habituales en esa literatura gótica que tan bien ha inspirado al autor, como la inclusión en la narración de cartas y diarios, por ejemplo.

En “Los ángeles de hielo” hay, por supuesto, amas de llaves. Y madres severas. E hijos borrachines y tarambanas. Y acantilados. Y noches de tormenta, vientos furibundos e incendios devastadores. Y un cura que podría haber aparecido en “El exorcista”. O encerrado en el manicomio de “Alguien voló sobre el nido del cuco”.

Porque hablamos de una novela transgénero que combina el noir con el terror y el gótico, mezclando asesinos seriales con historias de fantasmas y aparecidos. Una adictiva narración que trata temas como la culpa y la redención, la locura, los celos… y el amor.

Toni Hill

¡Ah, el amor! Porque no lo he dicho, pero “Los ángeles de hielo” también tiene un delicioso punto folletinesco que contrasta con lo macabro de algunos pasajes. Como la sangre, muy roja, salpicada sobre el vestido blanco más puro y níveo, para lucir más y mejor.

Y es que a Toni Hill le encanta jugar con sus lectores. Lectores que, a su vez, devorarán “Los ángeles de hielo”, disfrutando gozosamente de un poderoso y desafiante artefacto narrativo de muchos quilates y largo alcance que demuestra que, en el Noir, no caben los límites.

Jesús Lens

Twitter Lens

Un verano muy Noir

Nos vamos de viaje, este verano. Y te aconsejo que te vengas con nosotros. Vamos a hacer un recorrido fascinante, aunque complejo, duro y exigente. Eso sí: favor de no olvidar el chaleco antibalas, ¿estamos? Si te lo dejas en casa, luego no me llores. Advertido quedas. Y casco, también. Y gafas de sol. De esas reflectantes.

Sicario

Pero tranquilo. Que no cunda el pánico. Lo bueno de este viaje es que lo haremos de la mano de unos guías excepcionales, empezando por un abogado muy especial: Saul Goodman, que nos recogerá en el aeropuerto de Alburquerque.

¿Has oído hablar de él? Se trata de un sujeto muy peculiar, con una innata capacidad para dar la nota, en todo momento y en toda ocasión. De hecho, sus anuncios de televisión se han hecho famosos en Nuevo México. Antes de le conocía como Slipy Jimmy. Jimmy el Resbalones. Pero eso fue en otra época.

Better call Saul

El bueno de Saul me ha prometido que nos presentará a gente interesante de la zona. Nos dice que hay un par de tipos llamados Pinkman y White que son unos fenómenos. Unos cracks. El primero es amante del rap y de los videojuegos y el segundo es profesor de química, pero Saul insiste en que nos contarán una apasionante historia sobre unos preciosos minerales artificiales de color intensamente azul…

Breaking Bad

A mí, lo primero que me llama la atención de esos dos es que lleven apellidos tan coloristas, como los personajes de “Reservoir Dogs”. Que no sé si será casualidad, pero que ya tengo ganas de conocer al señor Rosa y al señor Blanco.

Estamos citados en un establecimiento llamado “Los Pollos Hermanos”, regentado por un tal Gus. Que nos presentará a una familia muy entrañable: los Salamanca, encargados de conducirnos a El Paso, una de las ciudades fronterizas más interesantes de Estados Unidos. Tengo ganas de internarme en el desierto, de mano de los Salamanca. Que parecen conocer muy bien algunos de los secretos que esconde uno de los paisajes más subyugantes del mundo.

Los Pollos Hermanos

Los Salamanca, además, nos hablarán sobre el turbio mundo del narcotráfico. Que este verano vamos a aprender, y mucho, sobre las drogas. Además, también nos introducirán en el sincretismo religioso y cultural mexicano, llevándonos de peregrinación al santuario de San Jesús Malverde, el Santo favorito de los Narcos.

Hermanos Salamanca

Cuando lleguemos a El Paso, nos estará esperando la inspectora Sonia Cross. Me dice Saul Goodman que, al principio, despista. Que no es fácil interpretar sus reacciones. Que parece rígida y envarada. Pero que es absolutamente fiable. Un cerebro. Y una máquina.

The Bridge

Teniendo en cuenta que cruzaremos el Puente de las Américas con ella, para visitar Ciudad Juárez y Tijuana, más vale que sea de fiar, efectivamente. Que hablamos de una de las fronteras más comprometidas del mundo. Menos mal que, al otro lado, estará esperándonos Marco Ruiz, de la policía estatal de Chihuahua, que ha prometido invitarnos a tequila y mezcal en las cantinas más auténticas de la localidad, ésas en las que solo suenan Narcocorridos en las Jukeboxs. Ahora, quienes pegan duro son Los Cuates de Sinaloa, con su enigmática “Balada de Heisenberg”. Eso sí: en cuanto oigamos algún ruido extraño, la consigna es tirarnos al suelo y parapetarnos lo mejor posible. Que a ese lado de la frontera, las balas vuelan con más soltura que los mosquitos.

Los Cuates de Sinaloa

Uno de los objetivos al cruzar al otro lado de la frontera es conocer de primera mano la atroz historia de las mujeres desparecidas en Juárez. Que será doloroso. Pero hay que conocer la realidad si queremos entenderla para, después, tratar de cambiarla. Y, en el norte de México, la realidad duele. Y escuece.

Para comprender la dimensión del problema del que estamos hablando, Saul Goodman nos presentará a un Coyote, como se conoce a las personas que conducen a los inmigrantes ilegales que tratan de cruzar de México a Estados Unidos. Porque la tragedia de las Desaparecidas de Juárez tiene mucho que ver con este infausto tráfico de seres humanos.

Desaparecidas Ciudad Juárez

¿Y para la vuelta? La vuelta la haremos a través de un túnel. Porque en la zona fronteriza entre Estados Unidos y México en que se ha construido el Muro que trata de impedir todo tipo de tráficos, han proliferado los túneles. En esta ocasión, nuestros guían van a ser Macer, Graver y el silencioso y enigmático Alejandro, un colombiano de notable parecido a Benicio del Toro. Gente de la CIA y del FBI. Pero que, a veces, necesitan usar los túneles para pasar… inadvertidos. Y armados hasta los dientes.

Sicario del toro

Vale, vale. Lo entiendo. Es lógico y normal. Entiendo que, llegados a este punto, declines mi invitación para hacer este viaje. Pero, a cambio, no dejes de aprovechar el verano para ver “Better call Saul”, “Breaking Bad”, “The Bridge” o “Sicario”. Y para leer “Huesos en el desierto” o “Viva la Vida”. Series, películas, libros y cómics cuya acción transcurre en uno de los lugares más Noir del mundo.

Y, a la vuelta de verano, en septiembre, intercambiamos experiencias.

Jesús Lens

Twitter Lens