Un pódcast sobre ética y estética del Noir

Todo comenzó en un bar, como tantas buenas historias. Era un día muy especial.

—¿Aplazamos la reunión?

—A Fernando no le gustaría. Él habría preferido que nos viéramos. 

Fernando Marías, cuyo recuerdo no se termina nunca, había muerto ese fin de semana y volvimos tarde de su velatorio en Madrid, el domingo. Pero quedamos, nos vimos y trabajamos.

 Era febrero del 2022 y Clara Peñalver y yo le dábamos vueltas a un proyecto de divulgación de género negro y criminal en formato de pódcast. Ella, siempre tan involucrada en nuevos formatos de lectura, escritura y creación, estaba colaborado con Fundación La Caixa en los contenidos para una nueva plataforma cultural: CaixaFórum+.

Cuando preparamos el catálogo de la exposición ‘Rueda de reconocimiento’ que hicimos en Granada Noir con la UGR, escribí un texto titulado ‘Ética y estética del noir’, en el que daba una visión amplia y multidisciplinar de un género que se ha construido en paralelo a través de artes trufadas que han bebido las unas de las otras: literatura, cine, pintura, fotografía, cómic, arte, música, periodismo, gastronomía… 

Y ese fue el punto de partida del pódcast: un acercamiento a temas clásicos del género policíaco hecho desde múltiples focos, huyendo de los tópicos y enlazando pasado y presente. Además, para darle un toque más literario, inventamos una historia de intriga que, al principio de cada uno de los doce capítulos, sumerge a los protagonistas en su propia trama policíaca. 

Dos personajes: Julia Espinosa y Álex Uribe, interpretados por Encarni Torres y José Antonio Meca. Y Federico Moreno a los mandos de la música, el montaje y la edición. Clara Peñalver dirige, corrige, fija y da esplendor y aquí, el plumilla. 

Además, quisimos contar con una persona invitada en cada capítulo para que nos diera su versión de los hechos. Especialistas en diversos campos que enriquecieran el contenido y nos ofrecieran otra visión. Así, para hablar cómo y por qué surge el tópico de la femme fatale, episodio con el que arranca el pódcast, contamos con Berna González Harbour, Premio Granada Noir 2022, e incluimos un corte de Fernando Marías, a modo de homenaje.

El western como origen más lejano del género negro y el western noir como reivindicación de una actualidad mestiza, moderna y transgresora del policial cuenta con Carlos Bassas del Rey. Para hablar de la fuerza del destino y la fatalidad como temas centrales en el  género negro, de los mitos edípicos de la Grecia clásica a la actualidad, tiramos de Juanjo Guarnido. Y muy relacionado, el personaje del falso culpable en el género negro y la pesadilla kafkiana de la que resulta imposible escapar, con Laura Lippman, autora publicada por la editorial Salamandra en España. 

Para hablar de música, dos invitados: Carlos Zanón y Eric Jiménez, el batería de Lagartija Nick y Los Planetas. Marta Robles rompe tópicos al hablar del detective privado y Carlos Salem nos conduce por bares, clubes y garitos antes de que Benjamín Lana, director de la división gastronómica de Vocento, nos acompañe por la gastronomía negra y criminal.

Nieves Abarca nos acompaña en un homenaje a El Padrino, Mabel Lozano habla de la importancia del periodismo de investigación en el género negro y Paz Velasco, del fenómeno del true crime. Muchos meses de trabajo después, habemus pódcast. Está en CaixaFórum+, es gratuito y esta tarde lo presentamos en la Sala Aliatar, un espacio emblemático de la ciudad. Habrá cerveza Alhambra, claro que sí. 

Jesús Lens

Enrico Marini y el ‘Noir Burlesque’ más sugerente

El pasado verano, allá por julio, apareció la primera entrega del ‘Noir Burlesque’, un álbum escrito y dibujado por el suizo Enrico Marini y publicado por Norma Editorial. El encargado de dar la voz de alerta fue, por supuesto, el profesor Juan Varo, cuyo muro de Facebook es una ruina: como no para de hablar de libros, discos, películas y cómics imprescindibles, su sapiencia termina generando un pozo sin fondo en el bolsillo. Feliz y gozoso, eso sí. 

¡Cómo disfruté de aquella primera entrega de uno de los cómics más canónicamente noir que hemos tenido la suerte de disfrutar estos meses! Allí estaba todo: la mujer fatal, el maleante cínico y de vuelta de todo envuelto en una peligrosa trama, el peligroso gángster que quiere tenerlo todo bajo control, los clubes de jazz, los callejones oscuros… y sexo. Mucho sexo. Hardcore. ¡Un puro despiporre negro-criminal que habría hecho las delicias de los mismísimos Raymond Chandler y Dashiell Hammett!

Lo único malo que tenía la primera entrega del ‘Noir Burlesque’ era que no terminaba, por lo que la paciente espera hasta la edición del segundo tomo me ha dejado sin uñas. Pero ya está aquí. Ya ha llegado a las librerías y, por tanto, podemos recomendarlo vivamente, que es un cómic que está de muerte. 

Además, el segundo volumen evoluciona para incluir una inenarrable trama protagonizada por un cuadro cubista de Picasso —la historia se desarrolla en los años 40 del siglo pasado, una vez terminada la II Guerra Mundial— homenajea a célebres gángsteres como Bonnie and Clyde o Dillinger y sus golpes en zonas rurales e introduce a un indio salvaje, en un sentido nada eufemístico, para terminar de depurar un exquisito aroma a western noir. 

Si a esa tremenda y sinuosa trama añadimos el excitante dibujo de Marini, un blanco y negro teñido de rojo con amplia representación de grises difuminados, nos encontramos con uno de los mejores homenajes posibles al género negro clásico más atemporal.

Como no quiero contarles nada más sobre la trama, me centro en el autor, ese Enrico marini del que quiero leerlo todo. Porque mira que tiene amplia variedad de registros temáticos, el tío… Ojo al resumen que hace Norma Editorial en su web: “A principios de los noventa se pasa a la ciencia ficción con ‘Gipsy’, una serie futurista protagonizada por un camionero gitano. En 1996 cultiva el western con ‘L´Étoile du Désert’, con guión de Stephen Desberg, y en 1998 hace lo propio con el terror al crear junto con Jean Dufaux la saga ‘Rapaces’. Obtiene su mayor éxito al lanzar en el 2000 la serie de capa y espada ‘El Escorpión’, de nuevo en colaboración con Desberg. Otro título destacado en su carrera es ‘Las águilas de Roma’, como autor completo”.

Si usted es lector habitual de esta sección habrá colegido que lo ‘Gipsy’ y ese camionero gitano del futuro me tiene loco perdido, faltaría más. Además, Marini es muy activo en redes sociales y su Instagram es una gozada. Miren la cuenta @marini_art y disfrutarán de su proceso creativo. Hay mucha ilustración basada en ‘Noir Burlesque’, por cierto. Échenle un vistazo y tendrán más argumentos para darse un salto a la librería y llevarse los cómics bien calentitos. Los leerán y releerán con ansia, placer y delectación.

Jesús Lens

Haga el favor de no leer a Ameixeiras

Diego Ameixeiras es el secreto mejor guardado del noir español contemporáneo y está muy bien que lo siga siendo. De ahí mi consejo: haga el favor de lo leerle, pero si lo hace, que sea en la intimidad, como Aznar con el catalán. Y, desde luego, si se adentra usted en ‘El ciervo y la sombra’, publicada por la editorial Alrevés, ni se le ocurra decirlo, contarlo o comentarlo. ¡Shhhhh! ¡Chitón!

Vale. Es cierto que Ameixeiras ganó el Premio Nacional de la Crítica 2021 en lengua gallega, ¿pero eso a quién le importa? Como le digo, pase de él. No le preste atención. Ignórelo. A fin de cuentas, hablamos de un tipo cuya prosa tiene personalidad propia y exuda realismo a raudales. Un estilazo, o sea. Y habiendo tanta literatura clónica, ¿para qué complicarse la vida con un escritor que puede presumir de ser precisamente eso, un es-cri-tor? Un escritorazo, de hecho. 

Tampoco perdería el tiempo leyendo ‘El ciervo y la sombra’ porque apenas son 182 páginas. La empiezas después de comer y a nada que te apliques, te la has cepillado antes de quedarte sobado por la noche. ¿Tiene eso sentido, habiendo tochos de 800 páginas esperándonos en las estanterías? Y es que Ameixeiras, en lo que otro escritor cualquiera tarda en contarte el desayuno del protagonista, se ha metido dos rayas, le ha pegado una paliza a alguien y ha traicionado a su mejor amigo. 

¡Entiéndaseme bien! Ameixeras himself, no. Sus personajes. Que son así. Cojamos el arranque de la novela, por ejemplo. Si es que hay por dónde cogerlo: 

“Los últimos días de mi vida arden bajo mis párpados.

Mi ansia de Dios explota. 

Volvemos a aquella noche. Cuando Silvio, mi ángel de la guarda, hunde su nariz en la raya de cocaína con ansiedad de oso hormiguero. El tipo que lo acompaña, al que llaman el Acacio, me mira mal. Pero no le he dado motivos.

—Este no abre la boca ni para lavarse los dientes—le dice Silvio—. Tú tranquilo.

El Acacio me clava sus ojos hielo sucio y no me gusta”. 

¿En serio, Diego? ¿En serio piensas que puedes empezar así una novela, sin largos preámbulos, sin sinuosos meandros que desvíen nuestra atención? ¿Y que será lo siguiente? ¿Escribir a bocajarro, sin regalarnos una sola palabra de más, ni un párrafo gratuito? En serio, no lo lean. A fin de cuentas hablamos de un autor que no escribe ni a mano ni a máquina. Escribe a cuchillo, como si tallara cada palabra sobre madera. ¡Qué tipo, el Ameixeiras ese!

¿Y qué quieren que les diga sobre el argumento? Mezcla la droga con la amistad. A un viejo amor con el deslumbramiento por la ilusión de la juventud anarco-colectivista más entusiasta. A las malas junteras con un cura de los buenos…

“—Tu hermano quería matarme si me acercaba a ti.

—Otro lunático, igual que tú. Siempre solucionándolo todo con los puños y las navajas”. 

¿Ven? Lo que yo les diga. ¡Estos escritores ‘asalvajaos’! ¡Qué descaro! ¡Qué fiereza! ¡Qué desestructuración!

“—¿Sigues teniendo contacto con tu padre?

—Cuando se pone sentimental, me llama. Se casó otra vez. Vive en Valencia. Supongo que será feliz a su manera, pero no me interesa lo que haga con su vida”. 

Y así podríamos seguir horas y horas. Porque abras por donde abras ‘El ciervo y la sombra’ encuentras párrafos para enmarcar. Párrafos que te habría encantado escribir a ti, si escribieras. Porque la escritura de Ameixeiras es tan deslumbrantes que hay que leerla con gafas de sol. Aunque esté nublado y llueva.

Jesús Lens

La (otra) Dama del Lago

“A ti no te importaba mi vida, 

solo mi muerte. 

No son lo mismo, ¿sabes?”

Cleo

Desde que Billy Wilder le dio voz al cadáver de William Holden, que flotaba en la piscina de una mansión de Hollywood, las historias contadas por un cadáver excitan nuestros sentidos. Que el acento de la narración se ponga en la víctima de una forma tan rotunda es toda una declaración de intenciones. 

“Te vi una vez. Te vi y te fijaste en mí porque notaste que te miraba, que te observaba. Me miraste y te miré, te miré y me miraste. Las mujeres atractivas suelen hacerlo. Se miran a los ojos y luego se examinan de arriba abajo”. Así comienza ‘La dama del lago’, la novela más reciente de Laura Lippman, publicada en España por Salamandra Black. 

Cleo estaba muerta. Desde el principio. Nos lo cuenta ella misma: “Cuando estaba viva, me llamaba Cleo Sherwood. Una vez muerta, me convertí en la Dama del Lago”. La culpable de dicha transformación fue esa otra mujer a la que Cleo se dirige en el párrafo anterior. Se llama Madeline, tiene 37 años y es una ama de casa de Baltimore cuya convencional existencia está a punto de cambiar.

Hace un par de años disfrutábamos de ‘Piel quemada’, la anterior novela de Laura Lippman. Comenzaba con una mujer joven que abandonaba a su familia, críos incluidos, y huía lejos para iniciar una nueva vida. En ‘La Dama del Lago’, Maddie también planta a su marido. Pero esa separación no es tan traumática. Su hijo es adolescente y se queda en la misma ciudad, Baltimore. Aunque se muda a uno de esos barrios que eufemísticamente se podría describir como ‘poco recomendables’. De mayoría negra, o sea.


 Una emancipación familiar, social y también laboral, dado que Maddie comienza a trabajar en un periódico local, el Star. Estamos a mediados de los años 60 y, mientras que la desaparición de una niña judía de raza blanca provoca un terremoto, la aparición del cadáver de una joven afroamericana apenas levanta una suave brisa. Hasta que Madeline comienza a hacer preguntas.        

Como buenos aficionados al noir, al leer ‘Baltimore’ habrán pensado en una serie, ‘The Wire’, y en su creador, David Simon. No es casualidad. Tanto el famoso showrunner televisivo como Laura Lippman fueron periodistas y coincidieron en ‘The Baltimore Sun’. Se casaron, dejaron el periodismo y emprendieron carreras creativas paralelas: Lippman es autora de más de 20 novelas policíacas y ha ganado premios tan prestigiosos como el Egdar.

En el Club de Lectura y Cine de Granada Noir y Librerías Picasso hablamos hoy de ‘La Dama del lago’, cuya adaptación televisiva veremos en Apple TV, con Lupita Nyong’o y Natalie Portman como protagonistas. Comentaremos la polifonía de voces y los múltiples puntos de vista con los que trabaja la autora. Hablaremos de la descripción de ambientes y de cuestiones como el racismo, el clasismo y el machismo. Cosas de leer género negro.

Adoro a Laura Lippman. La tuvimos en Granada Noir gracias a Zoom y a Cervezas Alhambra en conversación con Marta Marne —la pueden ver en la web www.granadanoir.com — y la volveremos a escuchar dentro de poco en un nuevo proyecto relacionado con el género negro del que no tardaremos en hablar.

Terminemos como empezamos, dándole la palabra a Cleo, que está muy cabreada con todo el circo montado en torno a su (des)aparición. “Y todo por tu culpa, Maddie Schwartz. Yo gocé de la dignidad del silencio. Yo era toda una dama, en vida y una vez muerta”.

Jesús Lens

San Valentín Noir en Granada con Marta Robles

El pasado jueves volaba de Barcelona a Granada y el avión venía hasta los topes. Mi vecino se había hecho fuerte en su asiento y había tomado posesión del brazo del sillón que supuestamente debíamos compartir. Saqué mi ejemplar de ‘Lo que la primavera hace con los cerezos’, el nuevo y apasionante ensayo de Marta Robles. 

Abrí el libro por la página 361 y lo sostuve en precario equilibrio para seguir leyendo. Súbitamente sentí que el reposabrazos quedaba libre. Miré de soslayo a mi vecino. Se había echado hacia el otro lado, alejándose lo más posible de mí. Me pareció raro, tras su previa e imperialista puesta en escena. Juraría que iba limpio y bien aseado. ¿Entonces? ¿A santo de qué esa extraña reacción? Al volver la vista al libro caí en la cuenta. Estaba al inicio del capítulo 8. En grandes letras y en negrita: ‘Maniáticos, fetichistas y depravados’. ¡Toma ya! Con qué tranquilidad continué leyendo el resto del viaje… ¡Para que luego digan que leer es una pasión inútil!

He leído muy despacio y en mucho tiempo ‘Lo que la primavera hace con los cerezos’. Le he dedicado varias semanas, intercalando su lectura con otras. Y es que cada historia que cuenta Marta Robles invita al lector a profundizar en los protagonistas, a buscar más información, a abrir de par en par las puertas de la percepción para descubrir y aprender sobre la relación entre el amor y el desamor con la creación artística y literaria. Los celos, la promiscuidad, las envidias, la anulación…

Marta Robles ha hecho un exhaustivo trabajo de investigación acerca de 60 creadores en cuya obra, el amor y el sexo tuvieron importancia determinante. Entre ellos, varios de género negro, empezando por Simenon, ‘el hombre de las diez mil mujeres y los cientos de novelas’. Por ahí aparecen Chandler y Hammett, claro. Y Patricia Highsmith, complicada donde las haya. ‘La asesina en potencia’, la define Marta Robles. Apasionante la historia de Philip K. Dick, el de ‘Blade Runner’, ese gran noir del futuro que ya es pasado. Tanto me ha gustado que ya tengo su biografía en la rampa de lectura. Escrita por Emmanuel Carrère, se titula ‘Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos’, se presenta como un viaje a la mente del autor y, por lo que he leído a Marta, será la bomba. 

Hagan un alto en el camino de la lectura de este Rincón oscuro. Googleen ‘Frida Kahlo piquetitos’ y busquen por imágenes. Nada más qué añadir, señoría. Ojo al capítulo dedicado a los creadores asesinos. Lo de Caravaggio más o menos lo sabíamos, ¡pero qué bien lo cuenta Marta! ¿Se acuerdan de la historia de la novelista noir Anne Perry, que mató a la madre de su amiga Pauline porque quería separarlas? ¿Y de William Burroughs ‘jugando’ a Guillermo Tell y descerrajándole un tiro a su mujer tras haberla animado a sostener una botella sobre su cabeza? Lo de Nancy Crampton me lo guardo para el suplemento Gourmet, que es de lo más goloso. Y morboso. Me ha fascinado particularmente el capítulo dedicado a las mujeres fatales, gran icono del noir, y el de Hedy Lamarr, a la que deberíamos erigir un monumento. 

Esta tarde, a las 18 horas, abre sus puertas el Seda Club para recibir a Marta Robles en la celebración de un San Valentín muy especial. Será en el marco del festival Gravite patrocinado por CaixaBank. Todo un viaje en el tiempo por la historia de ese binomio que es el amor y la creación. Perdérselo no debería ser una opción.

Jesús Lens