El Noir que viajó en un ballenero

Uno escribe “ballena” y el lector piensa automáticamente en “Moby Dick”. Además, el barco ballenero por excelencia es el Pequod, comandado por el capitán Ahab. Eso es un hecho. Como también lo es que Ahab es Gregory Peck. Y punto.

moby dick

Partiendo de esas premisas, es muy complejo para cualquier autor o cineasta abordar una historia que transcurra en un ballenero: lector y espectador tienen inevitablemente a comparar con la novela de Melville o con la película de Huston.

De ahí que me gustara tanto la atrevida propuesta de Ron Howard, al filmar “En el corazón del mar”: un escritor que pasa por un bloqueo creativo le paga a un antiguo marinero una fuerte suma de dinero para que le cuente su historia. Una historia terrible, que aconteció muchos años ha. Y de la que nunca ha hablado. Una historia brutal que ha tratado de olvidar por todos los medios. Sin conseguirlo.

En el corazón del mar

Una historia que transcurre a comienzos del siglo XIX, en el Essex, un ballenero que, mal comandado por un capitán clasista y soberbio, se ve sometido a mil y una desventuras en alta mar. La película, interpretada por Chris Hemsworth, es un brillante ejercicio de espectacular cine de aventuras que gustará a los aficionados al subgénero.

Porque dentro del género de aventuras hay todo un subgénero protagonizado por los grandes barcos de vela que surcan los océanos y por el que siento especial predilección. De ahí que, en cuanto tuve conocimiento de la publicación de la novela “La sangre helada”, publicada por Roca Editorial, me lanzara como un poseso sobre ella. A sabiendas de que era un ejercicio arriesgado, por supuesto.

moby dick Ahab

Y es que la novela de Ian McGuire introduce el Noir en un ballenero que se dirige al Ártico, en busca de las últimas ballenas. Porque “La sangre helada” transcurre en las postrimerías del siglo XIX, cuando los barcos de vapor empezaron a dejar obsoletos a los veleros y la caza de la ballena tocaba a su fin. En primer lugar, porque habían sido tan diezmadas que, para encontrarlas, había que viajar al Círculo Polar. Y, en segundo lugar, porque la grasa de ballena cotizaba a la baja, tras el descubrimiento de productos químicos que podían sustituirla.

La sangre helada

Efectivamente, el Volunteer navega hacia el Ártico, comandado por el capitán  Brownlee. A bordo, entre otros miembros de la tripulación, Henry Drax, un arponero extremadamente violento al que descubriremos al principio de la narración tirando de navaja y llevándose por delante a un pobre desdichado que tuvo la mala fortuna de toparse con él.

Patrick Summer, el médico del Volunteer, tiene otro carácter completamente distinto, aunque también arrastra una complicada historia a sus espaldas. Y es que, como tantas veces hemos encontrado en la historia de la gran literatura, embarcarse en una larga travesía de futuro incierto es la mejor fórmula para tratar de olvidar a los fantasmas del pasado. Y, si no, que le pregunten a Joseph Conrad.

La sangre helada detalle

De repente, un asesinato a bordo. Un asesinato particularmente brutal, cometido con la saña y la crueldad propias de un asesino en serie. ¿Cómo? ¿Asesinos en serie? ¿En un ballenero? ¿En el siglo XIX? ¿No se nos estará yendo de las manos, esto del Noir?

No. Tranquilos. “La sangre helada” es un perfecto cóctel que, desde la primera página, mezcla a la perfección los elementos de la mejor narración negra y criminal con la aventura pura y dura, dándose la mano la caza de las focas y las ballenas con la caza del asesino.

Una novela, además, que salta inteligentemente en el tiempo y en el espacio para transportar al lector a la India colonial, dándole a la narración un toque extra de exotismo… y violencia. Porque lo mejor de “La sangre helada” es que está trufada del hedor de la podredumbre y del sabor de la sangre: como sostiene Ian McGuire, la propia industria ballenera en el siglo XIX era violenta y sangrienta, de forma que su libro es una narración muy realista de la compleja y turbulenta vida de aquellos años.

Ian Mcguire

Una novela, también, en la que hay osos. Osos polares. Osos cuya presencia es más lógica en “La sangre helada” que en la isla de “Perdidos”, pero que también resultan amenazadores. Osos, en fin, que desempeñan un papel muy parecido al del (otro) protagonista de “El renacido”, la película que deparó su primer Oscar a Leonardo DiCaprio, actor que estaría fantástico en la piel de Summer. Que no será extraño que veamos, pronto, una película basada en esta novela.

¿Cuadra ahora la mezcla entre la novela clásica de aventuras y el thriller más adictivo? Lean, lean “La sangre helada”. Pero háganlo al calor del hogar, bien tapados con una manta, no sea que la sangre cuajada sea la suya…

Jesús Lens

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Sangre en los estantes

“No solo es lo todo que sabe; es el amor que profesa por él. No solo conoce todos los detalles del género, sino que lo ama profundamente”, dice Petros Markaris sobre Paco Camarasa y su largo y prolongado idilio con el Noir. Con el género negro y criminal, como siempre le gustó denominarlo.

Paco Camarasa Granada Noir

Y es que estamos de enhorabuena. Porque hoy se presenta un libro extraordinario, totémico, enciclopédico e imprescindible: “Sangre en los estantes”, de Paco Camarasa, publicado por Destino. Porque, efectivamente, el librero negro-criminal se ha pasado al otro lado. Al lado oscuro. Al bando los escritores. Y lo ha hecho a lo grande.

Advertencia: disponga de tiempo por delante cuando se adentre en las primeras páginas de “Sangre en los estantes”. Una vez comenzada la lectura, le va a costar dejarla.

Yo he pasado toda la tarde del domingo leyendo sin parar. Una lectura salteada, de atrás hacia adelante y adelante hacia atrás. Picoteando entre diferentes entradas, autores, novelas y sabrosas anécdotas. Porque “Sangre en los estantes” es una excepcional colección de historias sobre el noir, ordenadas alfabéticamente, como corresponde a un buen librero.

Paco Camarasa Sangre en los estantes

¿De qué hablamos cuando hablamos de “Sangre en los estantes”? ¿Es un diccionario? ¿Una enciclopedia? ¿Un ensayo? ¿Es, quizá, un libro de memorias? Sí. Y no. Porque el libro de Paco Camarasa es todo eso… y mucho más. Hablamos de un chispeante cóctel que combina el saber del librero con el buen hacer del conversador. La curiosidad sin límites del lector con la perspicacia del hombre de colmillo retorcido al que no se le puede dar gato por liebre y que lo sabía todo, por lo que le dediqué esta entrada de El Rincón Oscuro, sobre la historia del Noir.

Démosle la palabra al autor: “No se trata de un ensayo para académicos y universitarios, sino de unas humildes notas, lo más amenas posibles, para aclarar dudas, dar pistas sobre autores, subgéneros, historia y tendencias, y también contar algunas de las muchas anécdotas con los autores que he podido conocer gracias a tener una librería tan mágica y efímera como ha sido la Negra y Criminal”.

Paco Camarasa Montse Clavé

Mágica y efímera. ¡Qué hermosa manera de describir la librería que más ha hecho por la difusión del género policíaco en España! Una librería que, como dice Paco Camarasa en su libro, fue “un lugar de encuentro. No sabemos todas las relaciones que se han establecido a partir de ella, de su espacio, de sus vinos y de sus palabras”. Y es que, lo sé y me consta, ha habido autores que han escrito algunos de sus libros para poder fotografiarse en la puerta de Negra y Criminal, luciendo la mítica y elegante elástica negra de la librería. Por ejemplo, éste que firma este artículo, sin ir más lejos.

Jesús Lens Negra y Criminal

Y es que, entre los mejores momentos de cada mes, el de abrir el paquete de libros procedente de Negra y Criminal era uno de los más excitantes. Porque Paco Camarasa siempre añadía al pedido dos o tres libros que consideraba que debía leer. Y, por supuesto, siempre acertaba. Como sostiene el mismísimo Paco Ignacio Taibo II, “cuando encuentro a Paco Camarasa, y eso suele a ser una vez al año en algún lugar del mundo, siempre le pregunto lo mismo: ¿Qué hay que leer? Y nunca falla”.

Paco Camarasa PITII

Negra y Criminal. Una librería que cerró hace unos cuantos meses, pero que hoy vuelve a abrir sus puertas. De forma efímera, ciertamente. Pero mágica. Porque hoy se presenta “Sangre en los estantes” en el mítico local sito en el callejón de la Sal de la Barceloneta. Sobre el cierre de Negra y Criminal, escribí este artículo, hace unos meses.

No pudiendo acompañar en persona a Paco Camarasa en una ocasión tan especial, lo hacemos desde la distancia, dedicándole esta entrega del Rincón Oscuro. Y recomendándoles fervientemente que lean un libro prodigioso. Porque “Sangre en los estantes” me ha permitido recordar un montón de libros y de lecturas, embarcándome en un fascinante y emocionante ejercicio de arqueología sentimental, en clave negra y criminal.

Paco Camarasa Semana Negra

Un libro que, por supuesto, me ha recordado lo mucho que me queda por leer. Y por descubrir. Afortunadamente. Un libro escrito con el estilo directo que siempre ha caracterizado a Paco Camarasa. Directo, pero pedagógico. Lean, por ejemplo, el sabio consejo que da en una de las entradas: “Permítanme una sugerencia. La próxima vez que hagan cola para conseguir una dedicatoria de Petros Márkaris no le pidan hacer una foto o un selfie. Pídanle un abrazo. Selfies con autores podrán conseguir muchos, abrazos como los de Márkaris, pocos. Muy pocos. El móvil lo puede perder o se lo pueden robar. Pero el abrazo se lo guardarán ustedes en la memoria. No lo puede perder, no se lo pueden robar”.

Paco Camarasa. Formas de entender la literatura, la lectura y la amistad. Una forma única y personal de entender la vida. Y “Sangre en los estantes” rezuma vida. Una vida dedicada al papel, a la tinta… y a los abrazos.

Querido Paco, dentro de unos días, nuestra Cervezas Alhambra presenta su nuevo lanzamiento: la Alhambra Reserva Roja. Una cerveza fuerte y con personalidad. Con fuste. Con cuerpo. El primer brindis que haga con esa cerveza color sangre, y a la espera de que vengas a Granada a brindar con nosotros, será por ti, por Montse, por la Negra y Criminal y por “Sangre en los estantes”.

Cerveza Alhambra Roja

¡Salud!

Jesús Lens

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Dennis Lehane, de Boston a Barcelona

Qué gran noticia, la de que Dennis Lehane ha sido galardonado con el Premio Pepe Carvalho, que le será entregado a principios de año, en el transcurso de BCNegra, uno de los grandes festivales internacionales de género policíaco.

Dennis Lehane callejón

En este premio Pepe Carvalho se dan la mano tres de las disciplinas artísticas que tanto han hecho por situar al Noir como uno de los géneros más demandados por lectores y espectadores de todo el mundo: la literatura, el cine y la televisión. Un maridaje perfecto que convierte a Lehane en el Go to guy del género negro y criminal del siglo XXI. El tipo a seguir. El masca. El puto amo.

Lo mismo el nombre de Dennis Lehane, así en frío, no les suena. Pero, ¿qué tal si hablamos de “Mystic River”, “Shutter Island”, “Desapareció una noche”, “The Wire” o “Boardwalk Empire”? Porque con todos esos títulos está relacionado Lehane. Y con muchos más.

Dennis Lehane Boardwalk Empire

Empecemos por “The Wire”, serie de culto que se ha convertido en título referencial para la nueva religión audiovisual del siglo XXI: las series de televisión. Las cinco temporadas de la obra magna de David Simon han concitado el aplauso unánime de la crítica y, años después de ser emitidas, el del público especializado, que las idolatra.

Lehane fue el guionista acreditado de unos cuantos episodios, pero tal y como contaba en la Semana Negra de Gijón de hace unos años, el proceso de creación de la serie implicaba a un grupo de trabajo que se encerraba en una habitación y que no salía hasta tener un guion perfectamente pulido y aceptado por todos los miembros de un exigente y avezado equipo creativo en el que, además de Simon y Lehane, participaban escritores como George Pelecanos o Richard Price, dos de los mejores novelistas estadounidenses contemporáneos.

Cameo en The Wire
Cameo en The Wire

Pero vayamos al principio de la trayectoria de un Dennis Lehane al que le han concedido el Premio Pepe Carvalho, justamente “por la amplitud y la diversidad de su obra, que significa la continuidad de la mejor tradición clásica de la novela negra americana”.

Y al principio de su trayectoria, en la década de los noventa del pasado siglo, encontramos a dos personajes que forman parte de la educación sentimental de los buenos aficionados al Noir: Patrick McKenzie y Angie Gennaro, cuyos apellidos ya denotan sus orígenes familiares y, por extensión, la importancia que la tradición católica tiene en las novelas de un autor que ha convertido a su ciudad natal, Boston, en un territorio mítico con denominación de origen, en el mismo sentido que Vázquez Montalbán radiografió Barcelona, Chester Himes lo hizo con Harlem o Raymond Chandler y James Ellroy con Los Ángeles.

Dennis Lehane Serie Negra RBA

Y un tema recurrente en las primeras novelas de Lehane: la desaparición de menores. Y lo duro que resulta para los policías investigarlas. Los demonios que despierta. Los fantasmas que saca del armario, trascendiendo fronteras. Como señalaba el jurado del Premio Pepe Carvalho, hablando de Boston y del barrio de Dorchester en que nació Lehane y en el que sitúa muchas de sus tramas y personajes: “en sus calles están también nuestras calles, nuestros barrios y ciudades”.

Una de las novelas de esta saga, “Desapareció una noche”, fue adaptada al cine por Ben Affleck, dando como resultado una película muy correcta e interesante. Pero las dos novelas de Lehane que más famosas se hicieron tras su adaptación a la gran pantalla fueron “Mystic River” y “Shutter Island”, dirigidas nada menos que por Clint Eastwood en 2003 y por Martin Scorsese en 2009, respectivamente.

La cinta interpretada por DiCaprio, adictiva y estimulante, fue un gran éxito de taquilla y, con “Mystic River”, Eastwood ascendió otro de los peldaños que han terminado por situarlo en el Olimpo de los Dioses del cine clásico norteamericano, poniendo en bandeja de plata el Oscar al Mejor Actor para Sean Penn y el de Mejor Actor Secundario a Tim Robbins. Una historia estremecedora sobre los abusos infantiles y la venganza que exorciza demonios pero, a la vez, condena a las personas.

Dennis Lehane Oscar

En sus novelas más recientes, Lehane ha vuelto la vista atrás para contar la historia del siglo XX en Boston, siguiendo las andanzas de Joe Coughlin, el díscolo hijo de un capitán de policía que no quiere seguir los pasos de su padre y se enfrenta no solo a su familia, sino a toda una forma de entender la vida en la Costa Este de los Estados Unidos. “Cualquier otro día” es un novelón de más de setecientas páginas, un brutal tótem literario al que siguió “Vivir de noche”, otra gran novela con la mitad de páginas y cuya versión cinematográfica está ya a punto de estrenarse.

Dennis Lehane vivir de noche

“Ese mundo desaparecido” cierra la trilogía de Coughlin y ya esperamos, ansiosamente, la publicación de “Since we fell”, un thriller de hálito hitchcockiano y que, por supuesto, transcurre en Boston. Una novela que aparecerá en Estados Unidos la próxima primavera y con cuyos derechos cinematográficos se ha hecho DreamWorks, la productora de Spielberg.

Enhorabuena a Lehane por la consecución del Premio Pepe Carvalho y al jurado por otorgarlo a una de las voces más originales, auténticas y respetadas del Noir contemporáneo.

Jesús Lens

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“El cebo”, el mejor Noir del cine español

Hace unas semanas, con motivo del estreno de “El hombre de las mil caras” y de “Tarde para la ira”, la revista Cinemanía hacía un repaso por los treinta y cinco mejores thrillers de la historia del cine español. Y, por encima de joyas como “La isla mínima”, “El crack”, “Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto” o “No habrá paz para los malvados”; en lo más alto del podio, se encaramaba nada más y nada menos que “El cebo”.

·Original Title: ES GESCHAH AM HELLICHTEN TAG ·English Title: IT HAPPENED IN BROAD DAYLIGHT ·Spanish Title: CEBO, EL ·Film Director: VAJDA, LADISLAO ·Year: 1958
·Original Title: ES GESCHAH AM HELLICHTEN TAG
·English Title: IT HAPPENED IN BROAD DAYLIGHT
·Spanish Title: CEBO, EL
·Film Director: VAJDA, LADISLAO
·Year: 1958

Dirigida en 1958 por Ladislao Vajda, “El cebo” constituye, efectivamente, una de las cumbres del cine español. Es, además, una rara avis en nuestra cinematografía, al constituir una coproducción hispano-germano-suiza dirigida por un cineasta de origen húngaro y con un guion en que participó el polifacético escritor suizo Friedrich Dürrenmatt.

Titulada en alemán “Sucedió a plena luz del día”, la película cuenta una historia muy angustiosa: la investigación del asesinato de una niña pequeña en un diminuto pueblo suizo. La única pista es un dibujo realizado por la pequeña, antes de morir. Y el único sospechoso, un vendedor ambulante que, detenido y encarcelado, termina suicidándose.

El cebo fotograma

El policía encargado de la investigación, al borde la jubilación, tiene muchas dudas acerca de la culpabilidad del fallecido y, tras dejar a un oficial  más joven en su puesto, seguirá investigando por su cuenta. Una investigación que no tardará en convertirse en algo más: en una auténtica obsesión que llevará al protagonista a tomar decisiones éticamente muy dudosas.

“El cebo” es, por tanto, una película de género negro completamente atípica, temáticamente emparentada con clásicos como “M, el vampiro de Düsseldorf” y, sobre todo, con “La noche del cazador”. En concreto, con el clásico imperecedero de Charles Laughton, además de tratar el tema de la violencia contra los niños, la película de Vajda conecta íntimamente por sacar la historia del ámbito urbano en que suelen acontecer las tramas del cine negro, llevándola a un ámbito rural.

La noche del cazador Gish

De ahí que el título original de la película en alemán, “Sucedió a plena luz del día”, resulte especialmente apropiado y elocuente, añadiendo a la propia historia unas estremecedoras dosis de inquietud y dramatismo. Sin embargo, tanto la fotografía como la desasosegante banda sonora beben directamente del expresionismo alemán, tan urbano, cambiando los altos edificios y los rincones oscuros por amenazantes árboles y enigmáticos recodos a la vuelta del camino.

Decíamos antes que en la escritura del guion participó el polifacético escritor suizo Friedrich Dürrenmatt, dramaturgo, novelista, cuentista, filósofo, grafista y hasta crítico de teatro. Habituado a escribir novelas policíacas para los periódicos, que se publicaban en entregas semanales, Dürrenmatt recibió el encargo, en 1957, de escribir un relato que, si gustaba a los productores, sería convertido en guion y, posteriormente, en película.

El cebo La promesa

El autor tenía una consideración muy particular sobre su país, llegando a declarar que “Suiza tiene algo grotesco en su carácter: sus intentos de constante neutralidad se parecen a los de una virgen ganándose la vida en un burdel que pretende, además, permanecer casta”; por lo que decidió escribir una historia sobre lo que él consideraba un problema de interés general, del que no se hablaba lo suficiente en público: los abusos sexuales contra la infancia.

Sin embargo, y a pesar de colaborar en la escritura del guion, no quedó satisfecho con el resultado final del mismo, por lo que Dürrenmatt decidió escribir una novela, “La promesa”, que se publicaría el mismo 1958 y que subtituló como “Réquiem por la novela policial”.

El cebo Durrenmatt

Una novela que comienza con una charla literaria en la que uno de los personajes hace la siguiente declaración de principios: “Por desgracia, en todas esas historias de crímenes subyace aún un fraude mayor. Y con esto ni siquiera aludo al hecho de que en ellas los criminales encuentran su castigo. Pues esos hermosos cuentos han de ser moralistas a la fuerza. Pertenecen al tipo de las mentiras necesarias para mantener el orden social, casi como un refrán piadoso: el crimen no vale la pena”. Y pasa, a continuación, a criticar la lógica racional que los autores imprimen a la resolución de los casos sobre los que escriben.

Una lógica que, en la vida real, la mayor parte de las veces no existe. A partir de ahí, la historia del asesinato de una niña. Y la detención de un ¿falso? culpable. Y la obsesión, por supuesto. Y el azar. Siempre el azar.

Varias décadas después, en 2001, Sean Penn dirigió la igualmente prodigiosa “El juramento”, protagonizada por un inconmensurable Jack Nicholson, en la que la acción se traslada a las zonas rurales del norteamericano estado de Nevada.

Original Cinema Quad Poster - Movie Film Posters
Original Cinema Quad Poster – Movie Film Posters

Una puesta al día del clásico de Vajda que demuestra la vigencia de una película, “El cebo”, que compitió en el Festival de Cine de Berlín y que ganó el Premio San Jorge a la mejor película española de 1958.

El cebo sospechoso

Una obra maestra incontestable del cine español que todo aficionado al Noir debería de ver, sí o también.

Jesús Lens

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Antonio de la Torre, el rostro del Noir español

Esta entrega de El Rincón Oscuro va a estar presidida por las paradojas. La primera: ¿cómo es posible que “Que Dios nos perdone” ganara el premio al mejor guion en el pasado Festival de San Sebastián, cuando la trama tiene casualidades, vacíos y caminos a ninguna parte que ponen en jaque la credibilidad de la historia?

Antonio de la Torre Que Dios nos perdone

Le pregunto al novelista y guionista Carlos Bassas del Rey por el guion de la película de Rodrigo Sorogoyen y me dice que, quizá, el texto original, escrito por el propio Sorogoyen y por Isabel Peña, era mucho más completo. Pero que después, tanto el guion técnico como el proceso de montaje de la película debieron ir eliminando escenas supuestamente prescindibles.

Es muy posible que sea así, dado que la película en exhibición dura 125 minutos. Probablemente y en aras a una mayor proyección comercial, se han depurado momentos que hubieran dotado de mayor coherencia tanto a la historia como al arco dramático de los personajes. Y es que lo mejor de “Que Dios nos perdone” reside en el inmenso trabajo actoral de Antonio de la Torre, Roberto Álamo, Luis Zahera y el resto de secundarios de un reparto de lujo.

Antonio de la Torre y Roberto Álamo

También hay que destacar la ambientación de la película, lo muy creíble que resulta la comisaría y la relación entre los policías protagonistas y el final, ese estupendo final. Pero lo más sobresaliente de la cinta de Sorogoyen son los actores, empezando por un nuevo recital de Antonio de la Torre, nuestro Robert de Niro patrio.

Y, sin embargo, el que arremete como un auténtico toro salvaje en “Que Dios nos perdone” es Roberto Álamo, una bestia interpretativa al que las veraniegas camisas de manga corta y las camisetas a lo Marlon Brando le permiten realzar el amenazador poderío de un torso descomunal que, por momentos, desborda la pantalla. Tanto que, ahora mismo, es mi candidato principal a llevarse los grandes premios del año al mejor actor secundario, cuando toque hacer resumen y balance de este 2016.

Antonio de la Torre amenazado

Frente a él, o por ser más exactos, junto a él, se sitúa el frágil y complicado personaje interpretado por un Antonio de la Torre que, en esta ocasión, da vida a un policía tartamudo y con dificultades para relacionarse con la gente, especialmente con las mujeres.

Un Antonio de la Torre espectacular, como espectacular estaba en “Tarde para la ira”, posiblemente la quintaesencia interpretativa de su forma de abordar los papeles más negros de su carrera.

Antonio de la Torre Tarde para la ira

Y, sin embargo, en el año en que Antonio de la Torre borda dos papeles diferentes en dos extraordinarias cintas policíacas, muy raro será que la mayoría de premios al mejor actor protagonista no se los lleve Eduard Fernández por su recital en “El hombre de las mil caras”, interpretando al espía Francisco Paesa, el otro gran título noir del cine español de este fecundo y feraz 2016.

Paradojas que no deben hacernos olvidar la espectacular carrera negra y criminal de un Antonio de la Torre que, además de en las películas citadas, ha participado en “Invasor”, de Daniel Calparsoro, basada en la novela de Fernando Marías; y en “La isla mínima” y en “Grupo 7”, las otras dos cintas de Alberto Rodríguez que bucean en el lado más oscuro y turbio de nuestra historia más reciente.

Antonio de la Torre Grupo 7

Sin olvidar, por supuesto, uno de sus personajes más difíciles y controvertidos: el sastre de “Caníbal”, la película granadina de Manuel Martín Cuenca en la que un impertérrito Antonio de la Torre componía un personaje frío, seco y austero como pocos se han visto en una pantalla de cine.

Un personaje complicado, adusto y complejo, en cuyo pétreo rostro y habilidosas manos se detenía con delectación la cámara de Martín Cuenca. “Caníbal” es una película de digestión muy lenta que gana con el segundo y tercer visionado. Visionados que resultan mucho más satisfactorios en la intimidad del hogar que en un cine abarrotado de espectadores incrédulos y estupefactos ante la radical propuesta temática y formal del director de la película.

Antonio de la Torre caníbal

Hay quien achaca a Antonio de la Torre que, desde su papel en “Caníbal”, viene repitiendo la interpretación de un personaje silencioso y atormentado, presa de grandes conflictos interiores. Es cierto que entre “Tarde para la ira” y “Que Dios nos perdone” hay ciertos paralelismos, pero sus personajes de “La isla mínima” e “Invasor” son muy diferentes.

Antonio de la Torre La isla mínima

Quizá por eso, para dar otro giro a su carrera, el actor de ha embarcado en una comedia, “Algo muy gordo”, que veremos el año que viene. Pero si quieren verle reír, no dejen pasar “Que Dios nos perdone”. Ya verán las carcajadas que comparte con Roberto Álamo el rostro más reconocible y reconocido del noir contemporáneo español.

Jesús Lens

Twitter Lens