El Parque, por fin

¿Será verdad que Granada va a pasar de ser la ciudad de los parkings a la ciudad de los parques? ¿Nos creemos lo del gran parque del PTS? ¿Nos consentimos con el “inmenso pulmón verde” de la ciudad, tal y como abría ayer la portada de IDEAL? Que ya denunciaba en esta columna de hace unos meses que no se puede estar sin parques ni jardines en el PTS.

Pulmón Verde PTS Granada

Hace unos años, cuando se lanzó la idea del Central Park granadino al calor de aquel delirio que fue el Milenio, escribí en estas páginas una columna muy sarcástica, mostrando mis dudas sobre el faraónico proyecto. Fue un artículo que cayó bastante mal en determinados sectores y que me granjeó varios tirones de orejas, más o menos amistosos. (AQUÍ la pueden leer)

No me gusta ser derrotista, agorero ni cenizo. Detesto a la gente que, frente a cualquier idea, propuesta o proyecto, lo primero que hace es poner pegas y peros, sin conocer mínimamente de qué va la cosa. Pero aquello de albergar en Granada un parque más grande que el Central Park neoyorquino no tenía muchas trazas de ser viable. De hecho, no lo fue, como tantos otros proyectos alumbrados en la época en que todavía nos creíamos ricos y pensábamos que el ladrillo era la versión posmoderna del maná bíblico.

Junta de Andalucía

Pero volvamos al presente. Al aquí y al ahora. Porque esta vez sí estoy convencido de que el parque verá la luz. Por dos razones. La primera es que, tras los rejonazos pegados por la Junta de Andalucía al gobierno socialista del ayuntamiento granadino con el tema sanitario y con el retraso en la puesta en marcha del Metro, está obligada a compensar y resarcir a Paco Cuenca. Y nada mejor que desembrollar este tema, paralizado desde la época de Torres Hurtado, para demostrar las bondades de las cacareadas sinergias entre administraciones del mismo signo político.

La segunda razón es más prosaica: acabo de venir de correr por el entorno del PTS y puedo confirmar que las obras del parque son un hecho, con todos los aledaños del hospital y la Facultad de Medicina repletos de desmontes, vallas y excavadoras. En mi afán investigador he terminado metido dentro de un solar ya aplanado y del que solo pude salir… escalando el terraplén que daba al arcén de la autovía.

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Siete meses. Dicen. Ojalá que esta vez sea verdad. Que no tendremos un Central Park, pero nos va a quedar una Granada más verde, habitable y respirable.

Jesús Lens

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La suerte de leer

Así tituló Nativel Preciado la conferencia que impartió en el marco de los Premios Literarios Jaén de CAJAGRANADA, entregados anoche. La suerte de leer. ¡Me encantó su intervención! Sincera, honesta y con una gran carga de emoción, pero sin caer en lo sensiblero o lo cursi en ningún momento. Y de ello hablo en IDEAL.

Nativel Preciado Jesús Lens

Para quienes amamos los libros casi por encima de cualquier otra cosa, los elogios de la lectura, cuando son buenos, suponen un fuerte estímulo. Por eso me gustó tanto cómo Nativel Preciado comenzó su intervención, destacando la importancia del azar en su vida, agradeciendo la suerte de haber nacido en un país privilegiado y de contar con unos padres y unos profesores que le brindaron una estupenda educación. ¡Con cuánta facilidad olvidamos esos aspectos cruciales de nuestra existencia! Y qué bien hizo Nativel en recordarlos.

También me gustó su definición de cultura, al definir a una persona culta como aquella que sabe dar sentido a su vida y relacionarse con el mundo de la mejor manera posible. Cultura como estímulo intelectual para mejorar y acicate para ser más libres y disfrutar de las inmensas posibilidades que tenemos a nuestro alcance, pero jamás para presumir de refinamiento ante los demás o para hacerles de menos.

Nativel Preciado

Y, a continuación, el elogio de la libertad, asociada a la lectura. Y una cita muy pertinente de Daniel Pennac: “El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo”. Si algo me gusta en la vida es la anarquía a la hora de elegir los libros que leo, la música que escucho o las películas que veo. Por eso les tengo tanta manía a los algoritmos que me sugieren lecturas, discos o películas. De ahí, también, que siempre fuera díscolo y olvidadizo con los deberes lectores impuestos por los planes de estudio.

Y es que a mí, en cuanto me dicen lo que tengo que hacer, pierdo el interés. Enormemente. Por eso coincidí con Nativel Preciado, también, cuando dijo estar profundamente agradecida a todas las personas que le han dado pocas órdenes y muchos ánimos en su vida, permitiéndole ser libre, pero obligándola a ser plenamente lo que es.

Nativel Preciado CAJAGRANADA

“Ojalá nadie trate de imponernos sus costumbres, ni sus reglas de pensamiento y evite decirnos qué libros nos conviene leer, qué música es mejor escuchar o de qué manera debemos vestirnos”. ¡Chapeau!

Jesús Lens

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Nuevos paradigmas de comunicación

El miércoles pasado me infiltré en una de las Noches de Cervezas Alhambra, encuentros clandestinos organizados por nuestra marca cervecera de referencia en lugares especiales de distintas ciudades. Espacios con alma, llamativos y con fuerte y acusada personalidad. En nuestro caso, la reunión gastronómica se celebró en el restaurante de Álvaro Arriaga, uno de los grandes lujazos con los que cuenta Granada.

Noches Alhambra Restaurante Arriaga

El encuentro no fue multitudinario. Menos de cincuenta personas… que no tardaron en dividirse en dos grupos, metafóricamente hablando. Por una parte estábamos los mayores, básicamente dedicados a hablar de nuestras cosas.

Por otro lado estaban los jóvenes. Ellos hablaban menos y tiraban más de móvil, sin parar de hacer fotos y teclear. Retrataban el restaurante, la decoración, los platos del cóctel… y a sí mismos, luciendo palmito en selfies vertiginosos.

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Cuando hablo de mayores y jóvenes no distingo tanto por edades cuanto por actitudes. Que suelen coincidir, pero que no es requisito sine qua non. Los jóvenes no tienen empacho en buscar la mejor perspectiva para retratar los Dim Sum de verduras y gamba, dedicándole tiempo, ingenio y cariño a la composición de una imagen que, instantes después, rula por Instagram, Twitter, WhatsApp. Los mayores seguíamos hablando. De lo nuestro.

Después, sentados en la mesa, y por lo que he visto en Redes Sociales, los jóvenes continuaron compartiendo cada paso del exquisito maridaje planteado por Álvaro para la 1925, como si de auténticas obras de arte se tratara. Que, de hecho, lo eran. Sabores de la tierra con texturas, aromas y sabores memorables, presentados en platos cuyo impacto visual quedaba retratado en los móviles… antes de perderse en nuestras papilas gustativas.

Noches Alhambra Granada

A mí me sigue costando trabajo mantener una conversación y, a la vez, trastear con el móvil, sacarle una foto a las imperiales setas silvestres con morro ibérico confitado, fécula y brotes de mandarina y subirla al twitter, convenientemente etiquetada. Yo soy más de darle al pico y hablar, comentar, contar y charlar con las personas de mi entorno, desentendiéndome del móvil.

Pero ¿quiénes piensan ustedes que resultan más útiles a marcas y empresas? ¿Los mayores que disfrutamos de las viandas y la cerveza mientras no parábamos de hablar entre nosotros o los jóvenes que, disfrutando igual, participaban y comunicaban al resto del mundo lo que allí estaba pasando, en tiempo real, de forma gráfica y colorida?

Jesús Lens

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No si ya verás tú como…

Impagable el encuentro con Forges de hace unos días, al calor de la exposición dedicada a Martínmorales en el Centro de Exposiciones de CAJAGRANADA en Puerta Real. Lúcido, divertido e ingenioso, Forges tiró de ironía para hablar de mil y una cosas, dándonos que pensar a la vez que nos hacía reír. Y de ello hablo hoy en IDEAL.

Foto: Cristian Gálvez
Foto: Cristian Gálvez

Más o menos lo que viene haciendo todas las mañanas con sus viñetas, desde hace años, pero en vivo y en directo. Y es que Forges, además de un ácido y atento observador de la realidad, es un extraordinario contador de historias que nos encandiló con sus recuerdos, anécdotas, ideas y pensamientos.

Uno de los momentos más brillantes de su charla vino cuando habló de una expresión que solo utilizamos los españoles y que no tiene traducción a otros idiomas, buen compendio de nuestra atávica forma de ser y pensar: “No, si ya verás tú como…”.

Foto: Cristian Gálvez
Foto: Cristian Gálvez

Ponía Forges un ejemplo sencillo: se te estropea el coche, lo llevas al taller y el mecánico te dice que estará listo el jueves a las cinco de la tarde. Y tú, cuando vas por él, no puedes evitar pensar lo de “No, si ya verás tú como no va a estar terminado / me van a pegar un sablazo / le han encontrado otra avería…”.

Me acordaba, mientras escuchaba sus palabras, de ese célebre aforismo que se puso de moda antes de los memes y las redes sociales, y que la gente lo escribía en folios que pegaba con papel celo en la oficina, sobre la fotocopiadora o junto a la máquina de café. O en los pizarrones de los bares, justo encima de la lista de las tapas: “Hoy es un día precioso. Ya verás como viene alguien y lo jode”. Y lo peor era que… ¡que solía ser verdad! Que era leer la frase y aparecer algún tipo de cenizo que te fastidiaba el día. O, al menos, que lo intentaba.

Forges proyecciones

El “No, si ya verás tu como” es un perfecto ejemplo de fatalismo español que, por una parte, nos blinda contra las más que probables decepciones de la vida. Pero, a la vez, abre una puerta a la esperanza que permite vislumbrar la posibilidad de que esta vez sí. De que puede que salga bien. ¡Pura filosofía!

Un privilegio haber disfrutado del magisterio, la cercanía y la bonhomía de un Forges ingenioso, sarcástico, cálido y encantador.

Jesús Lens

 

La otra Alhambra

Enhorabuena a Alhambra por un galardón que, desde fuera, nos parece sorprendente, único e increíble: premio a la mejor árbitra el año, entregado por la Federación Internacional Rugby.

Alhambra Nievas premiada

Se llama Alhambra Nievas, lo que resulta toda una declaración de principios, y nació en Beas de Granada, en 1983. Fue jugadora de rugby mientras estudiaba la muy complicada y exigente carrera de Ingeniería de Telecomunicaciones y, cuando el equipo no consiguió ascender a la División de Honor, cambió su práctica activa por el arbitraje. Y de ella hablo hoy en IDEAL.

Diez años después, es la mejor colegiada del mundo, tras haber arbitrado la final femenina de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro. Una profesión, además, que le permite ganarse la vida y en la que todavía tiene por delante infinidad de retos y desafíos, empezando por el Test Match al que acudirá el próximo sábado, convirtiéndose en la primera mujer que arbitrará un partido de rugby internacional masculino de esas características.

Todos los que vimos “Invictus”, de Clint Eastwood, sabemos la importancia que tuvo el rugby a la hora de restañar las heridas dejadas por el apartheid y el inteligente uso que Nelson Mandela hizo del deporte del balón ovalado para unir a blancos y negros.

Alhambra Nievas igualdad

El rugby, desde que se divorció del football en la mítica reunión del 26 de octubre de 1863, celebrada en la londinense Freemason’s Tavern, ha seguido un rumbo radicalmente diferente al de su hermano futbolero. Mitificado como el deporte universitario y amateur por excelencia, cuenta con jugadores fuertes y duros como el pedernal, pero muy caballerosos tanto dentro como fuera de las canchas. Un deporte sin fingimientos en el que priman el respeto, la inteligencia y la urbanidad, lo que debe favorecer enormemente la labor del árbitro.

Igualmente conocido es el famoso Tercer Tiempo, durante el que los jugadores de los dos equipos que han estado dejándose la piel sobre el campo se reúnen al calor de unas cervezas para charlar amistosamente sobre el partido, el rugby y la vida en general.

Alhambra Nievas árbitra

Nada consta en las informaciones del premio a Alhambra Nievas sobre los terceros tiempos, si los árbitros también confraternizan con los jugadores o se mantienen al margen. El caso es que la laureada árbitra internacional señala que su labor es respetada y reconocida en el mundillo del rugby, más allá de algún chascarrillo fácil y oportunista. ¡Enhorabuena, Alhambra!

Jesús Lens

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