Naturaleza: verla y vivirla

Hoy comienza el circuito de carreras de montaña de Diputacion, en la Sierra de Huétor. Y este año, no seré de la partida. ¡Rabia me da, que este fue mi primer Trail, hace ya la friolera de cuatro años. Mi hermano, Edu y yo nos pasamos el invierno entrenando, poniéndonos en forma para afrontar el reto con garantías. ¡Y lo conseguimos! Vaya si lo conseguimos.

Mi primer Trail en Huétor. Foto: Alfredo Aguilar

Desde entonces habré cumplimentado treinta Trails, más o menos. Pero este año, no llego. Razones, hay algunas. Excusas, muchas más. Pero son inútiles, teniendo en cuenta que este año me había propuesto hacer los Mini Trails para, al no acabar destrozado, disfrutar de los pueblos que acogen la salida y la llegada, visitarlos y descubrir sus encantos. Y contárselo a ustedes, por supuesto.

 

Me encuentra este fracaso sentado en una butaca del cine, viendo «Cantábrico», el nuevo documental de Joaquín Gutiérrez Acha. ¡Qué melancolía, qué impotencia, al ver a los rebecos triscando montes, alcanzando las cumbres más altas de la Cornisa Cantábrica con absoluta naturalidad!

Es bonita la película del cineasta y naturalista español. Bonita en todos los sentidos de la palabra. Para mi gusto, le sobra texto y la música resulta demasiado enfática, pero «Cantábrico» tiene secuencias espectaculares a la vez que íntimas y dramáticas, como el nacimiento de las víboras o la caza… ¡de las plantas carnívoras!

 

Otras, sin embargo, parecen metidas con calzador, como algunas con las aves como protagonistas, demasiado deslucidas la mayoría. Pero lo importante: los osos y los urogallos, que me recordaron mi infancia, cuando era suscriptor de la revista «Quercus» y recibir los boletines del FAPAS, aquel Fondo Asturiano para la Protección de los Animales Salvajes sobre los avances del Proyecto Oso me reconciliaban con la vida.

 

¿Cuánto tendrá que ver aquel empeño de FAPAS y Quercus en la recuperación del oso y del lobo con el hecho de que, en pleno siglo XXI, sigan viviendo en las montañas cantábricas? Y ahí me sale la vena orgullosa, claro. Por haber sido parte de todo aquello. Lejana e ínfima, pero parte.

Compartí la sala de cine con varios padres y madres que acompañaban a sus hijos pequeños. Qué bonita semilla, la que siembran en ellos, al llevarlos a ver películas hermosas que transmiten el amor por la naturaleza salvaje. Vean, vean «Cantábrico» o «Guadalquivir», narrada por Estrella Morente. Y, después, salgan al campo a disfrutar de los colores, fragancias, texturas y sonidos de la naturaleza.

 

Jesús Lens

Comunicación: cambio de paradigma

Esta tarde estaré, en Sevilla, con un grupo de estudiantes que cursan un Master de Gestión Estratégica en la Facultad de Comunicación de la Universidad Hispalense. No hará ni diez meses que estuve con el grupo del año pasado, en ese mismo Master. Y, repasando y actualizando las cinco horas de sesión, estoy alucinando con cómo y de qué manera han cambiado las cosas. Y no necesariamente para mejor.

Porque el año pasado por estas fechas, el Brexit era algo hipotético y lejano, Trump era un mal chiste y no había comenzado la (con)fusión hospitalaria en Granada. Por ejemplo. La palabra Posverdad no existía en nuestro lenguaje cotidiano, Theresa May ni siquiera pensaba en los términos de la petición de divorcio de la UE y Pablo Iglesias y Errejón todavía quedaban para ver “Juego de tronos”.

 

Y la comunicación tiene mucho que ver en todo lo que ha ocurrido en unos meses vertiginosos. Por ejemplo, yo me he enganchado a los programas de Bill Maher y John Oliver en HBO, semanarios de humor que repasan la actualidad política norteamericana y la diseccionan mucho mejor que los más sesudos análisis de los Think Tank internacionales.

 

¿Podemos hablar de Comunicación, hoy, sin dedicar tiempo y espacio a la revolución del doctor Jesús Candel y a su capacidad de movilización ciudadana a través de las redes sociales, bastándole un móvil y un palo selfie transmitiendo a través de Facebook para poner en jaque a la Consejería de Salud de la Junta, provocar dimisiones y comprometer a la mismísima Susana Díaz?

¿Y qué me dicen de la compulsión tuitera de Trump y de la importancia de los fakes, las noticias falsas, en la salida de Gran Bretaña de la UE y en la derrota de Hillary en Estados Unidos?

 

En un puñado de meses, todos los paradigmas han cambiado. Y lo han hecho a velocidad de vértigo. Pistas, había. Y datos que lo hacían presagiar, también. Pero la constatación factual de que nada es como solía ser en el mundo de la comunicación, resulta abrumadora.

Por eso, es más importante que nunca atender a los hechos y ser lo más rigurosos posible a la hora de emitir y compartir información. Ya no es una responsabilidad, únicamente, de los medios de comunicación. Ahora es una responsabilidad ciudadana sobre la que resulta necesaria una profunda reflexión.

 

Jesús Lens

Embajadas en Silicon Valley

Dinamarca vuelve a mostrarse como un país pionero, inteligente, moderno y adaptado a las cambiantes circunstancias de cada momento, anunciando que este mismo año abrirá embajada en Silicon Valley.

El ministro de exteriores danés, al que no conocemos, pero imaginamos como un tipo cabal, dialogante y con sentido común, de acuerdo a lo que descubrimos en la serie “Borgen”, ha explicado que abren legación diplomática el Silicon Valley para establecer relaciones y contactos con esas grandes empresas tecnológicas allí radicadas: compañías que son como estados, efectivamente.

Mira que yo, hoy, tenía intención de hablar de los presupuestos de Rajoy y del tratamiento que le están dando los medios de comunicación, entre lo erótico y lo romántico, por su intento de seducción a Cataluña; la bricomanía, por aquello de tapar grietas y su pasión ingeniera, por el afán de tender puentes. Pero he pensado que es mejor esperar a ver qué dice Juanma Moreno, el líder del PP andaluz, sobre unos presupuestos que, vistos desde Andalucía, tienen unas connotaciones muy negro-criminales, entre el rescate para liberar a un secuestrado y el pago de un chantaje.

 

Y luego está lo de la quiebra técnica del Ayuntamiento, la subida del IBI y las medidas de ahorro que nunca llegan. ¿Han hablado nuestros concejales, en serio, sobre algunas de esas medidas, desde que el pasado mes de enero fuese necesario convocar un pleno extraordinario del Ayuntamiento, en domingo, para lo de las ordenanzas fiscales? Que entonces se iba a acabar el mundo. ¿Qué han hecho en estos tres meses, los unos y los otros?

 

¿Alguna medida que llevarnos al coleto? Medida concreta, quiero decir. Que frases como “se pueden reducir los gastos haciendo una mejor gestión de los recursos existentes” suenan muy bien, pero no significan nada.

 

Y está lo de las terrazas de ciertos bares que invaden la vía pública, la animalada de la sentencia a Cassandra por sus tuits sobre Carrero Blanco y las ramificaciones de la Operación Nazarí.

Pero yo, lo que no consigo sacarme de la cabeza, es lo de Dinamarca, abriendo embajada en Silicon Valley, en el convencimiento de que las grandes tecnológicas tienen que ver con la economía, con la política y con la creación de empleo, pero también y sobre todo, con la creación y/o manipulación de la opinión pública, en los tiempos de la Postverdad.

 

Jesús Lens

3.000 x “Mil” / + 5.000

¡Enhorabuena a David Calvo Sanz, por alzarse con el primer Premio de la segunda edición del concurso de Microrrelato convocado por la empresa IASA Ascensores!

Enhorabuena por dos razones. La primera y más importante: por la calidad de un cuento que, en apenas un puñado de caracteres, cuenta una historia milenaria y atemporal, apelando a la sabiduría, la cultura y el conocimiento de los lectores. Y, en segundo lugar, por los 3.000 euros de premio. Que, quizá, les parezca una grosería mezclar dinero y cultura, pero en los tiempos que corren, 3.000 euracos son un señor premio.

 

No es de extrañar, pues, que se hayan presentado más de cinco mil microrrelatos a la convocatoria. Que ya son relatos. Y personas escribiendo. Enhorabuena, pues, a IASA Ascensores por embarcarse en una iniciativa como esta y en reunir a un jurado tan extraordinario: Espido Freire, Antonio Chicharro Chamorro, Fernando Iwasaki y el maestro del Noir cubano: Leonardo Padura.

Un excepcional jurado para una convocatoria literaria bianual que, ojalá, siga convocándose. Me hubiera encantado estar el pasado lunes en la Escuela de Estudios Árabes, con la gente de la editorial Páginas de Espuma que también organiza el certamen, pero tenía una de esas citas a las que uno no puede –ni quiere- decir que no: el estreno del documental “A donde nos esperan”, una historia de carretera, inmigración, sueños cumplidos y sueños por cumplir, de la que les hablé en esta otra columna de IDEAL.

 

Hubiera sido fantástico compartir esa velada literaria con Padura, Espido, mi querido profesor Andrés Sopeña, Luis García Montero, Eduardo Peralta y tantos otros amigos, pero cuando las agendas se empeñan en chocar, no hay nada que hacer. Y la jornada compartida con ambos Gustavos y ambas Sonias, con Ana, Olga, Augustin, Jorge y tantas y tantas personas involucradas en “A donde nos esperan”, no tuvo precio.

Acento Comunicación en Verde Limón

Tras la proyección del documental y un largo, cálido y emocionante aplauso, llegaron la charla, el debate y la conversación en una Biblioteca de Andalucía abarrotada hasta los topes. Más allá de lo que yo pueda decirles sobre la cinta, el hecho de que quedaran preguntas sin hacer por parte del público, dadas las intempestivas horas en que nos metíamos, es la mejor prueba de que “A donde nos esperan” despierta interés y curiosidad, suscitando cuestiones sobre las que es necesario hablar.

 

¡Enhorabuena y gracias a quienes lo habéis hecho posible!

 

Jesús Lens

Profetas del pasado

 

Cada vez hay más profetas. Pero, como el futuro es incierto y contradictorio, proliferan los profetas del pasado que prefieren mirar hacia atrás para hacer predicciones de lo que hubiera podido ocurrir en un mundo alternativo, hipotético e ideal.

Los profetas del pasado hacen predicciones basadas en la interpretación de ciertos indicios o señales, pero sobre acontecimientos que ocurrieron tiempo ha. Se trata de reinterpretar la historia, con la información que tenemos ahora, para escribir un guion paralelo a la realidad y que se acomode a sus tesis, intereses y pareceres.

 

Por ejemplo, para los profetas del pasado, el glorioso Granada C.F. de Paco Jémez jamás existió. Y el triunfalismo de julio y agosto, los vítores al capital chino y a la profesionalización del club, nunca se dieron. De hecho, los profetas del pasado ya sabían que la lista de descartes de Jémez iba a ser letal para nuestro equipo, como clavos que sellan el ataúd del descenso. ¡Faltaría más!

Si leemos determinados análisis sobre Trump o sobre el Brexit, por ejemplo, da la sensación de que el nuevo presidente de los Estados Unidos es un personaje de ficción que desaparecerá cuando apaguemos la televisión y que la decisión de Gran Bretaña de salir de Europa es un pequeño accidente, algo reversible y sin casi importancia.

 

Como era imposible que ocurriera, los analistas no le concedieron a ambos fenómenos la importancia que tenían. Ahora, hablan de ello como si fuera ciencia ficción. Y, en poco tiempo, encontrarán las claves para reescribir la historia y acomodar a Hillary, Putin, Sanders o Farage al relato más conveniente a sus esquemas e intereses.

 

Los profetas del pasado ven lo que pasa aquí y ahora; y fantasean con lo que se pudo hacer, antes, para no llegar a esta situación. Y los resultados que obtienen con esas elucubraciones son, por supuesto, fantásticos. En los más amplios y variados sentidos de la expresión.

 

Con sus vaticinios, los profetas del pasado habrían evitado, ellos solos, el ataque a las Torres Gemelas, la guerra de Afganistán, la crisis económica, el triunfo del populismo y el auge de la extrema derecha.

Todo esto tiene mucho que ver con una figura, la del Cisne Negro, que se definiría como un suceso sorpresivo e inesperado de fortísimas consecuencias y al que, después, todo el mundo le encuentra una explicación. ¿Les suena?

 

Jesús Lens