Profetas del pasado

 

Cada vez hay más profetas. Pero, como el futuro es incierto y contradictorio, proliferan los profetas del pasado que prefieren mirar hacia atrás para hacer predicciones de lo que hubiera podido ocurrir en un mundo alternativo, hipotético e ideal.

Los profetas del pasado hacen predicciones basadas en la interpretación de ciertos indicios o señales, pero sobre acontecimientos que ocurrieron tiempo ha. Se trata de reinterpretar la historia, con la información que tenemos ahora, para escribir un guion paralelo a la realidad y que se acomode a sus tesis, intereses y pareceres.

 

Por ejemplo, para los profetas del pasado, el glorioso Granada C.F. de Paco Jémez jamás existió. Y el triunfalismo de julio y agosto, los vítores al capital chino y a la profesionalización del club, nunca se dieron. De hecho, los profetas del pasado ya sabían que la lista de descartes de Jémez iba a ser letal para nuestro equipo, como clavos que sellan el ataúd del descenso. ¡Faltaría más!

Si leemos determinados análisis sobre Trump o sobre el Brexit, por ejemplo, da la sensación de que el nuevo presidente de los Estados Unidos es un personaje de ficción que desaparecerá cuando apaguemos la televisión y que la decisión de Gran Bretaña de salir de Europa es un pequeño accidente, algo reversible y sin casi importancia.

 

Como era imposible que ocurriera, los analistas no le concedieron a ambos fenómenos la importancia que tenían. Ahora, hablan de ello como si fuera ciencia ficción. Y, en poco tiempo, encontrarán las claves para reescribir la historia y acomodar a Hillary, Putin, Sanders o Farage al relato más conveniente a sus esquemas e intereses.

 

Los profetas del pasado ven lo que pasa aquí y ahora; y fantasean con lo que se pudo hacer, antes, para no llegar a esta situación. Y los resultados que obtienen con esas elucubraciones son, por supuesto, fantásticos. En los más amplios y variados sentidos de la expresión.

 

Con sus vaticinios, los profetas del pasado habrían evitado, ellos solos, el ataque a las Torres Gemelas, la guerra de Afganistán, la crisis económica, el triunfo del populismo y el auge de la extrema derecha.

Todo esto tiene mucho que ver con una figura, la del Cisne Negro, que se definiría como un suceso sorpresivo e inesperado de fortísimas consecuencias y al que, después, todo el mundo le encuentra una explicación. ¿Les suena?

 

Jesús Lens