La Historia de Francia nuevo ciclo de cine de CAJAGRANADA

El cine puede ser una extraordinaria herramienta para conocer la historia de un país. Así, AulaCine CAJAGRANADA y la Alianza Francesa Granada han programado un ciclo de siete películas premiadas y nominadas en los festivales más prestigiosos del mundo, que recorren diversas épocas de historia de Francia, comenzando por la visión de la cineasta Sofía Coppola de un personaje tan controvertido como el de María Antonieta, en la película homónima, de 2006.

Disfruten de la ficha preparada por nuestro querido Rafael Marfil sobre esta película y de las que irá publicando las próximas semanas.

Cine Francés

El resto de cintas seleccionadas servirán para repasar momentos cruciales en la historia francesa, como las Guerras Mundiales, y para tener una amplia visión de cómo es la sociedad francesa contemporánea.

Las películas del ciclo Historia de Francia

29 de marzo: María Antonieta. Sofía Coppola. 2006

5 de abril: La gran ilusión. Jean Renoir. 1937

12 de abril: La gran juerga. Gerard Oury. 1966

26 de abril: Las chicas de la 6ª planta. Philippe Le Guay. 2011

10 de mayo: La profesora de historia. Marie-Castille Mention-Schaar. 2014

17 de mayo: El caso SK1. Frédéric Tellier. 2014

24 de mayo: En la casa. François Ozon. 2012

Cine Francés bandera

Exposición “Historia de Francia a través de la publicidad”

Mañana martes, 29 de marzo, a las 18 horas, la Alianza Francesa Granada y CAJAGRANADA Fundación también inauguran  la exposición “Historia de Francia a través de la publicidad”, que reconstituye la historia de Francia a través de una galería humorística de los héroes franceses y de acontecimientos importantes de su historia.

Exhibida en primer lugar en París, ha tenido un gran éxito, disfrutada por más de 15.000 visitantes.

La exposición se podrá visitar mientras dure el ciclo de cine “Historia de Francia”, entre el 29 de marzo hasta el 24 de mayo de 2016, siempre que el Teatro abra sus puertas.

Con uñas y dientes

La condena a un chaval que mordió a un policía en una trifulca montada en un centro de menores por culpa de los móviles es la prueba más extrema de la esclavitud a la que los populares teléfonos nos tienen sometidos. De ello hablo en mi artículo de hoy, en IDEAL.

Móvil

Y es que ahora, los móviles son esenciales en cualquier conversación. Y no precisamente porque se usen como instrumento para hablar con personas lejanas. De hecho, ya es su utilidad más residual. Excepto en los viajes en autobús o en tren, pero esa es otra cuestión.

Tampoco me refiero a las conversaciones sobre móviles, que las hay. Largas y sesudas. Que marcas, precios, prestaciones, gadgets y aplicaciones son un género conversacional en sí mismo.

A lo que me refiero es a esa tendencia a hablar, cara a cara, en la barra del bar o en la mesa de una terraza, usando el móvil como elemento imprescindible de consulta durante la conversación. Ustedes lo han visto. Y, seguramente, habrán participado de esa nueva e imparable costumbre social.

Group of happy young college students looking at mobile phone in the park
Group of happy young college students looking at mobile phone in the park

Y es que ya no hace falta describir la moto que queremos comprar. Ahora, sacamos el móvil y mostramos su ficha técnica a nuestros interlocutores. Ni describimos cómo están Fulanito o Menganito: mostramos la foto suya que más nos guste… o nos interese, dependiendo del tono de la conversación. Así, si estamos poniendo a parir a Zutano, mostramos su peor imagen posible. Y, por supuesto, si queremos presumir de alguien, enseñamos su foto de perfil de Facebook o la de cómo iba elegantemente vestido en Nochevieja. Antes del desmadre, por supuesto.

Y luego están las conversaciones presenciales que diseccionan las conversaciones del WhatsApp. ¡Esa gente amontonada y en escorzo, achinando los ojos para tratar de leer la pantalla y traducir los x, xk, bs y tkm a un lenguaje inteligible! Y el sentido que hay que darle a los emoticones, por supuesto. Que no son las mismas, unas lágrimas que otras.

Movil pandilla

Venga. Reconozcámoslo. Nos parece inaudito que el muchacho defendiera su móvil con uñas y dientes. Pero usted, seguramente no da un paso sin el suyo encima. Y si por un casual ha olvidado el teléfono en casa, no dudará ni por un instante en desandar el camino para ir a buscarlo. Porque, sin el móvil, no es que la vida no tenga sentido. Es que ni es vida ni es nada.

Jesús Lens

Twitter Lens