Un diálogo imposible

—No hombre. Eso no lo podemos hacer. ¿Te imaginas cómo les va a caer? Nos van a armar la mundial.

 

—¿Quiénes? ¿Los granadinos? ¿Estás de coña?

 

—Que sí hombre. Que esto es ya pasarse…

 

—Pues sí, la verdad. Es pasarse. Tienes razón. Y, si te digo la verdad, no se me ocurriría plantearlo en ningún otro sitio que no fuera Granada. Pero ahí tenemos vía libre. Que en la tierra del chavico, con sus tapas y sus terracicas, ya van servidos.

 

—Hombre, tampoco será para tanto, ¿no?

 

—¿Que no? ¿Te acuerdas del cachondeo con la autovía, que eran los únicos sin ella, en toda España? Era de coña. No tenían autovía entre la capital y la Costa Tropical y todos los veranos se formaban unos atascos descomunales.

 

—Sí, sí, me acuerdo. Era tan vergonzoso que tenían que poner conos para desdoblar el tráfico.

 

—Efectivamente. Pues, después de mucho tiempo tragándose milongas y aguantando carros y carretas, convocaron una manifestación para protestar. ¿Y sabes lo que pasó? ¡Qué no fue ni Dios!

 

—¡Anda ya! Si mi cuñada, que es de Salobreña, dice que conoce a muchos que fueron…

 

—Que dicen que fueron. Que ir, ya te digo, no fue prácticamente nadie. Pero luego, en el bar, a sacar pecho, a presumir y a protestar. Pero eso. En el bar. ¿Tú te imaginas que le hiciéramos una trapisonda como ésta a los vascos o a los catalanes? ¡Menudos son! Pero tranquilo, que en Granada tragan con todo…

Este diálogo, que podría desarrollarse lo mismo en una Consejería de Sevilla que en un Ministerio de Madrid, ya es felizmente imposible. Ficción pura. Porque, en Granada, ya no nos callamos y, cuando intentan metérnosla doblada, salimos a la calle. A pelear por lo nuestro.

 

Este nuevo granadinismo callejero, peleón y reivindicativo; debe ser utilizado por nuestros políticos locales cada vez que vayan a reclamar algo a consejeros y ministros. Se acabó el pedir, rogar y suplicar. Ahora ya pueden exigir, sabiendo que cuentan con el respaldo de una Granada que, como La Bella Durmiente, ha despertado de su letargo.

Spiriman, el Gran Catalizador

Gritaba Jim Morrison, en mitad de sus conciertos con The Doors: “We want the world and we want it now”. Queremos el mundo y lo queremos ahora. Pues eso. Que en Granada, queremos. Queremos AVE, Metro, canalizaciones de Rules… ¡Y los queremos ahora!

 

Jesús Lens