La madrastra y el presidente

Comienza mi artículo de IDEAL señalando que no es solo que lo sienta por Águeda, la árbitra agredida; es que la noticia me provoca una rabia, una indignación y una impotencia descomunales. 

 

Ya saben ustedes de lo que hablo, ¿verdad? El pasado fin de semana, una energúmena insultó y agredió a una árbitra, tras un partido de fútbol de categoría juvenil. Por lo visto, la señora en cuestión es la madrastra de uno de los chavales que disputó el partido. 

 

Y ahí es a donde quería yo llegar: al muchacho. ¿Qué habrá sentido, al ver que la persona encargada de su educación zarandea violentamente a una chica de dieciocho años por una disputa futbolística, después de insultarla? ¿En qué manos está ese joven?

 

¿Y qué me dicen del papel del presidente del club supuestamente perjudicado por la árbitra del partido? Ahora ha pedido perdón, pero tras dirigirle una andanada de palabras gruesas y malsonantes, terminó concluyendo que estas cosas pasan por dejar que una mujer haga el trabajo de un hombre. Que una chica no puede ser árbitro… ¡Ahí, con un par!  

 

Espero que a semejante espécimen le abran expediente y le inhabiliten de por vida. ¿Cómo puede un tipo así ser el máximo responsable de un club deportivo en el que juegan al fútbol un puñado de jóvenes? Es de todo punto inadmisible.

 

Cada vez que se producen situaciones como esta, nos cuestionamos la desmesura que ha alcanzado el fenómeno del fútbol, ya desde las edades más tempranas. Hay familias que educan a sus hijos como si fueran pequeños Ronaldos llamados a marcar goles decisivos, a ganar Copas de Europa y, por supuesto, a firmar contratos millonarios. 

 

Familias con un nivel de exigencia por el deporte tal que olvidan cualquier otro aspecto de la formación de los niños. Padres que, siguiendo esa terrible lógica, van a los partidos de sus hijos como el que va a la guerra: vencer o morir. 

 

Y así, pasa lo que pasa: insultos, broncas, peleas y agresiones. ¡Qué lástima, cómo pervierten los valores del deporte, arrastrándolo por el barro y condenando a los chavales a no disfrutar de algo que debería ser sano, divertido y natural!  

 

Jesús Lens

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Paisaje después de la batalla

Aquí, el resumen de mi participación en la 25 edición del Gran Premio de Fondo de la Diputación de Granada.

 

Unas zapatillas rotas(*) y un dorsal baqueteado.

¡Seguimos!

Jesús trotamundos Lens

Ahora, a ver los 28 de octubre de 2008, 2009, 2010 y 2011

(*) Con estas zapas, me queda por hacer la Media Maratón de Granada, el próximo domingo. Y ya, solo para los días de lluvia. Es curioso. El pasado viernes hice los peores parciales en mucho tiempo. Lo contábamos en este «Date la vuelta» más relacionado con la vida y las actitudes que con el correr. Si es que hay diferencias…

Hoy, en Santa Fe, me ha salido una carrera excelente, todos los kilómetros claramente por debajo de los 5 minutos. ¡Lo que cambia el cuento! Pero debemos insistir: lo importante es correr. Hoy comencé de los últimos. Y eso, en un colectivo de unos 1.200 corredores, se nota. Aun así, fuimos adelantando gente, saludando a amigos y marcando buenos kilómetros. ¡Eso es lo que importa! Y lo que nos gusta. Una mañana de tiempo excepcional y un ambiente inmejorable. Un recorrido con algunas pegas, pero muy rápido. Y, una vez más, una organización cada vez mejor.

Además, los compañeros de Diputación no paran y ya están inventando nuevas historias, retos, iniciativas y convocatorias. ¡Me encanta ese espíritu y esa actitud!

Ya falta menos para la edición 26. Y en siete días, la Media de Granada. ¡A ver qué tal nos sale!

Besos y abrazos, Gente.

Vuelve, el Tirano

Vuelve. No hemos alcanzado la mitad de agosto y ya está aquí, rodando, el tirano. Cuando Londres aun no ha bajado el telón, ya se oye el silbato, de fondo. España, que por fin ha roto aguas y ha alumbrado a decenas de mujeres guerreras y batalladores en todo tipo de deportes, correrá de inmediato un tupido velo sobre ellas y volverá a ser la España de siempre, la España del césped y del cuero.

Porque, desde ya, el fútbol, volverá a aplicar su rodillo.

El deporte rey. El rey sol. El fútbol es un monarca absolutista que pide veneración exclusiva. Y sus vasallos, los aficionados, los medios y los políticos se aprestan a rendirles la pleitesía que exige tras las condescendientes vacaciones que se ha tomado este par de semanas de agosto.

Dos semanas en las que nos descubrimos como forofos del bádmington, seguidores de la vela y entusiastas de la natación sincronizada. Semanas en las que pensamos que otro mundo es posible y en las que aprendemos términos imposibles, de los ipones yudocas a las exclusiones en el waterpolo. Y, aunque no sepamos qué otra Doma hay, más allá de la clásica; sí recordaremos que la Halterofilia es un deporte, y no un remedio contra la cefalea.

Semanas en que las portadas y los teletipos son para las Mireias, los Noyas, los Cales y las Txiquitas.

Todo ello llega a su fin. Por el horizonte ya despunta el astro rey, y tiene forma de balón. Su destino: ser pateado. Su bautismo: el saque de centro.

¡De partido, en partido hasta el alirón final!

Nunca más se volverá a saber de los piragüistas y los remeros; de los nadadores y los gimnastas. Del voley playa, quedarán los cuartos traseros y, de las navegantes, algún posado en algún calendario, Full Monty, para recaudar fondos con los que arreglar la vela desgarrada por el viento en cualquier entrenamiento tormentoso, en lo más crudo del crudo invierno, entre zozobras y miserias.

Porque el deporte es así de ingrato y así de injusto.

Porque todas estas medallas, paridas en silencio y sufridas en el anonimato, se perderán como gotas de sudor entre la lluvia, antes siquiera de que llegue el otoño.

Porque los días cada vez son más cortos, la última alerta naranja por el calor sahariano se va apagando, los privilegiados que aun tienen un trabajo empiezan a sentir la amenaza del síndrome postvacacional y las Olimpiadas, antes de terminarse, ya empiezan a ser un lejano recuerdo.

¡Se acabó el trikini! Es la hora del trivote…

¡Prietas las filas! ¡Impasible el ademán! Los capitanes eligen campo o pelota, el campo enmudece y, en la barra del bar, las conversaciones vuelven a ser las mismas de siempre, desde que el hombre es hombre: ¿Delantero centro o Falso 9? ¿Mou o Tito? ¿Cristiano o Messi? ¿As o Marca?

Jesús Lens

¿Y los aPostados anteriores?

El caballero oscuro

Ejército enemigo

Ryan Giggs

Cerveza Alhambra

Prometheus

La ciudad de los ojos grises

Dejarse ir

De dioses y hombres

Garabatos y Nuevas Tendencias en Salobreña

La mano invisible

Media Maratón de Granada 2012

Veamos, además, los anteriores 12 de agosto: 2008, 2009, 2010 y 2011.

La importancia de una palabra

Yendo de camino para el baloncesto, cruzando las calles de mi Zaidín, doy con esta pintada:

– Anda – me digo.

– Un ácrata que no comulga con las ruedas de molino del pensamiento dominante y, convencido de que el deporte rey es opio para el pueblo, deja constancia escrita de su descontento y malestar – pienso.

Doy tres pasos más allá y mi horizonte visual se amplía.

Ahora, la pintada queda así:

Y, la verdad, ya no sé qué pensar…

Jesús Lens y sus dominicales reflexiones de barrio. Anoche también eran de fútbol. Y el pasado miércoles… ¡uf!