La jornada laboral

Siempre me impresionaron esas personas que avanzan por la vida con ímpetu y decisión.

Como el tipo con el que me crucé esta mañana, muy temprano. Salía de casa con la decidida expresión de quién tiene un propósito en la vida y se apresta a cumplirlo de forma inmediata.

Un tipo serio, con la mirada en el horizonte, vestido como corresponde y con el aspecto de que nada ni nadie podrían impedirle la ejecución de un plan concienzudamente trazado.

Uno de esos sujetos madrugadores para los que la jornada comienza al alba; convencido de que, cuanto antes se emprende una tarea, más pronto se podrá culminar, de forma exitosa y satisfactoria.

Uno de esos individuos que, antes de las ocho de la mañana, ya está dispuesto a comerse el mundo.

Sí. Me impresionó ese hombre de mediana edad que, al poco de amanecer, salía del portal arrastrando una pesada bolsa, la depositaba certeramente en el contenedor de basura y se volvía para casa, vestido con pijama y pantuflas, pero con la expresión satisfecha de quién ha culminado con el máximo aprovechamiento una nueva jornada laboral.

Jesús Lens

PD.- ¿Qué blogueábamos el 17 de julio de 2008, 2009, 2010 y 2011?