Javier Valenzuela, a toda marcha

Advertencia importante: el nuevo libro de Javier Valenzuela tiene mucho ritmo. En el sentido literal de la expresión. Viene con una play list incorporada, hasta el punto de que sus capítulos tienen títulos como ‘Caramba, carambita’, ‘La chica de ayer’, ‘Malos tiempos para la lírica’ o ‘Las chicas son guerreras’. ¿Le suenan?

Estamos en los 80, efectivamente. O en los Ochenta, como lo escribiría Olga Sanz, la protagonista absoluta de ‘Demasiado tarde para comprender’. En el Madrid de la Movida, también en mayúscula. Porque la trama de la, digámoslo ya, excelente y portentosa novela de Valenzuela se desarrolla allí y entonces. Pero sin nostalgias mal digeridas, antes de que salga usted a la carrera. 

Confesión: es escuchar ‘Movida’ y echarme a temblar. No sé si me aburren más las historias de la mili, las de correr delante de los grises o las de la sacrosanta movida. ¡Qué coñazo! ¡Cuánto postureo! Y, sin embargo, como escenario para una novela negro-criminal, ha resultado ser idónea.

Javier Valenzuela en Bubión. Foto: J. E. Cabrero

Olga Castro es una joven periodista cultural que trabaja en el Diario 16 de Pedro J. Ramírez cubriendo las noticias de aquella juventud loca por romper con la España en blanco y negro de las últimas décadas. Cubre las exposiciones de Ouka Leele, va a los estrenos de Almodóvar y se lo pasa teta escuchando ‘Ayatollah no me toques la pirola’, de Siniestro Total. Un sábado por la tarde, de guardia y mientras se celebra uno de esos partidos de fútbol ‘del siglo’, llega una información extraña sobre la fuga de un preso que estaba custodiado por la Policía. Olga redacta una breve nota para Sucesos, aunque no es su negociado, y se va de marcha. A partir de ahí…

‘Demasiado tarde para comprender’ es una novela que Javier Valenzuela llevaba dentro desde hace muchos, muchos años. No es que esté basada en hechos reales, es que es la pura realidad. Pero maravillosamente novelada. Una realidad sórdida y cruel, en absoluto complaciente con esa Arcadia feliz que nos han querido vender con el paso del tiempo, otro de los atractivos del libro. 

“Cubrí desde el primer día aquel caso para el diario El País, donde yo trabajaba como joven redactor de Sucesos, y aún sigue estremeciéndome”. Eso escribe el autor al final del libro, una vez que terminamos de leer compulsivamente sus poco más de 250 páginas, que se devoran con la misma voracidad con la que un oso recién salido de la hibernación se zampa el primer salmón de la temporada. 

‘Demasiado tarde para comprender’ es un ajuste de cuentas con el pasado. Y con la profesión periodística, con lo mejor y lo peor que tiene. Entra dentro del ciclo ‘Madrid Noir’ que se inició con la igualmente sobresaliente ‘Pólvora, tabaco y cuero’, publicada por la misma editorial Huso. En cuanto tenga ocasión, le preguntaré a Javier Valenzuela por qué este salto en el tiempo, desde la Guerra Civil a la Movida. Y por Olga, la protagonista. 

¿Por qué escribe en primera persona desde el punto de vista de una joven redactora? A mí me ha parecido un recurso brutal que le da mucha más vida e intensidad a la narración, sobre todo, los capítulos en que se las tiene que ver con policías de diferentes pelajes.

Tres nombres para terminar. Mique Beltrán, autor de la fascinante portada. Si hay libros que se pueden elegir, como los bares, por sus tapas; éste es uno. El cameo de Juan Madrid. Tierno y maravilloso. Y el shock por la muerte de Alexis Ravelo, que nos dejó paralizados a todos. ¡Enhorabuena y gracias por este novelón, Javier!

Jesús Lens