“Corregir, borrar, reescribir, cortar, recortar… reordenar, recolocar, abrir, cerrar. Tirar, tirar, tirar, tirar. Y dejar atrás lastres ;-)”
Eso escribía en mi Twitter hace un rato, en plena vorágine dominguera de autoimpuesta esclavitud.
Porque esto de los repasos y las correcciones, como escribíamos AQUÍ, es una tortura. Pero necesaria, si queremos hacer un trabajo digno y decente que os guste a la hora de leer el resultado.
El caso es que, para no despistarme, rehabilité mi despacho, quitándome de la tentación de la tele, el Satélite, el DVD, la Sierra llena de nieve… yo es que me distraigo con una mosca.
Un despacho lleno de libros. Y de papelajos, fruto de mi inveterado vicio por los recortitos, de lo que hablaba AQUÍ.
El caso es que, a la vez que corrijo el texto de “Café-Bar Cinema”, voy ajustando cuentas con el pasado que, en el despacho, me asalta por doquier.
Tirando papeles, recuerdos, notas, mensajes… me deshago de un pasado, más o menos reciente, que ya no me aporta, no me sirve, no me gusta, no me interesa. Soltar lastre. Dejar espacio y hueco para lo que esté por venir. Porque el Tiempo, como escribíamos ESTA MAÑANA, es traicionero.
Igual, estoy cambiando la decoración: cuadros, imágenes, fotos, figuritas, libros…
A ratos leo, subrayo, tacho y reescribo.
A ratos miro, leo, veo, recuerdo… y tiro, rompo y sepulto.
Cuando se abre la veda del romper, se rompe. ¡Vaya si se rompe! De repente y a nada que lo piensas, eso que en su momento tanto te preocupó, ahora sientes que te importa un carajo. Aquello que tanto te hizo sentir, ahora no te dice nada. Eso sin lo que no podías vivir, ahora no te parece más que un mero trámite. Lo que entonces tenía un valor incalculable, ahora no vale más que un puñado de céntimos. Lo que te conmovía hasta las lágrimas, ahora te deja frío como un carámbano. Insensible. Impasible. Indiferente.
¡Uf! No pensaba yo que un fin de semana de enclaustramiento y acartujamiento podía dar tanto de sí.
¡Menudo proceso de adelgazamiento vital!
Siento que me he quitado un buen puñado de kilos de encima.
Ahora, a buscar con qué recuperarlos, para volver a engordar. No vaya a quedarme enflojinao.
Jesús en tránsito Lens
Comentarios
10 respuestas a «CORREGIR, ROMPER, TIRAR, REESCRIBIR»
A mí me decía un reconocido escritor de novela negra y guionista de cine, que a partir de cierto nivel, los escritores necesitan (y las editoriales prestigiosas imponen) un editor: alguien que les corrija esos tics que por mucho que repases no descubres, puesto que salen de tu mismo centro: palabras que repites obsesivamente, construcciones extrañas, errores gramaticales… que si las escribieras mil veces, mil veces te saldrían calcadas, porque no las percibes como erróneas o defectuosas. Ahí el editor hace su trabajo y, según dicho autor, mejora lo escrito previamente.
Suerte con tu corrección. O búscate alguien que te haga ese trabajo.
Chiquillo… ¿tú tienes mal de amores o sólo hablas de tu nuevo libro?
[…] Ideal.es « CORREGIR, ROMPER, TIRAR, REESCRIBIR […]
Buena tarea de catarsis, amigo Lens. De vez en cuando es bueno eso de redecorar la vida ¿no? y tener claras las prioridades de cada momento.
Por otro lado, interpreto que dispones de bastante espacio… para los que esto no es así, necesidad obliga, y la labor de «limpieza» es casi diaria, para no vernos avasallados por los rincones. Aunque sea como sea, hay que aprovechar esos momentos de «renovación», que no son muy frecuentes, y sus resultados resultan muy muy gratificantes.
Cuando se abre la veda del romper, se rompe. ¡Vaya si se rompe! De repente y a nada que lo piensas, eso que en su momento tanto te preocupó, ahora sientes que te importa un carajo. Aquello que tanto te hizo sentir, ahora no te dice nada. Eso sin lo que no podías vivir, ahora no te parece más que un mero trámite. Lo que entonces tenía un valor incalculable, ahora no vale más que un puñado de céntimos. Lo que te conmovía hasta las lágrimas, ahora te deja frío como un carámbano. Insensible. Impasible. Indiferente.
ME LO QUEDO, SI NO TE IMPORTA.
Brian, me alegro de que te gustara. Todo tuyo, por supuesto.
Silviña, tú sí que me entiendes. ¡Ays!
Yonatan, ¿amores? También. Pero hay más. No. Otras cosas. Otras cosas.
Alberto, claro. Ahora me lo corregirán de fuera. Pero la primera corrección tenía que ser mía.
[…] Hace unos días estuve haciendo ESTO. […]
Renovarse, limpiarse, sacudirse las telarañas anidadas en el tiempo y dejar que lo que venga nos vista con aires novedosos.
Yo lo hago constántemente, no guardo recuerdos físicos, todo queda dentro donde vive sin causar demasiado ruido, además, no paga alquiler porque si está dentro es que merece ese sitio por méritos propios.
Si tuviese que viajar de improviso mi maleta sería únicamente mi ropa…….¿seré un caracol que guarda todo lo que necesita en sí mismo?
Feliz limpieza, Jesús!!!
[…] me encuentro con estas imágenes de Saul Leiter, que respiran todo el aroma de mi querido proyecto “Café-Bar Cinema”, me dan los siete males por no perseverar en el arte de la fotografía. De la pintura, por […]
[…] Los recorticos de los que otras veces hemos hablado. Esos recorticos que deben enervar a Paqui y que, a veces, a mí mismo me provocan ansiedad. […]