Obstinado, Munuera

No habían pasado ni un par de minutos y ya estábamos hablando de cine: salíamos de Granada, camino de Salobreña, y la conversación versaba sobre Blade Runner, Ridley Scott y su película sobre las Cruzadas, que necesito volver a ver.

Un coche. Cinco personas. Tres de ellos, guionistas y dibujantes de cómic: José Luis Munuera, Enrique Bonet y Rafa Amat. El cuarto viajero: Miguel Ángel Alejo, especialista en tebeos -entre otras cosas- de IDEAL. Y un servidor. Cinco elementos y un millón de palabras sobre series, también. De Breaking Bad a su modélica continuación, Better call Saul.

 

Al llegar a Salobreña me faltó tiempo para ir a 1616 Books. Antonio, el Librero Loco, estaba leyendo el mismo libro que yo, “Canción dulce”, la demoledora y brutal novela ganadora del Goncourt del 2016. Ambos estábamos noqueados por la prosa de Leila Slimani y teníamos ganas de comentar.

 

Media hora después estábamos en la Biblioteca Municipal, donde Enrique Bonet mantuvo un fértil y lúcido diálogo con uno de nuestro grandes talentos del cómic internacional: José Luis Munuera. Fue un disfrute asistir a una conversación en la que se habló, a tumba abierta, sobre las entrañas de la creación, a partir de la obra y la trayectoria profesional de un Munuera que, sin alardes de ningún tipo, pero sin falsa modestia ni timidez alguna, explicó cómo ha llegado a ser uno de los artistas europeos más y mejor considerados.

Foto: José Luis Fernández

Todo comenzó cuando era niño: a la tierna edad de nueve o diez años, Munuera decidió que él quería ser dibujante… y jamás cejó en el empeño. Nunca dudó ni titubeó. O, si lo hizo, jamás se rindió. Cuando constató que en España no había industria, se marchó a Francia y, a base de talento y perseverancia, se hizo un hueco en el complicadísimo mercado del tebeo franco-belga.

 

¿Tuvo suerte? Sí. Pero la suerte de nada sirve si, cuando se presenta, no la aprovechas. Y para aprovechar una oportunidad solo hay una fórmula contrastada: talento y trabajo duro.

Munuera fue mostrando ejemplos de su arte mientras conversaba con Bonet y con el resto del atento público que llenaba la sala, como es habitual en la siempre comprometida Salobreña. ¡Un lujazo de charla, la organizada por la activa asociación Calibre 18680! Después llegaron el vino y las birras. Pero eso ya forma parte de otra historia…

 

Jesús Lens

La Visión de Gabriel

Ya he tenido La Visión. En mis manos. Frente a mis ojos. La he leído, la he paladeado con mimo y delectación y ya le estoy buscando un lugar de privilegio en mi biblioteca, de tanto que me ha gustado.

Visión es uno de los integrantes de Los Vengadores. Se trata, por tanto, de un superhéroe. De un androide sintético muy especial: fue creado por Ultrón, el archienemigo de la pandilla supervengativa. Pero en el devenir de su existencia, vio la luz y se unió a los buenos, luchando por la paz y la concordia y por mantener a la Tierra de una pieza. De hecho, Visión ha salvado a la Tierra en cerca de cuarenta ocasiones. Casi tantas como Jack Bauer…

 

A partir de este planteamiento, el guionista Tom King y el dibujante afincado en Granada Gabriel Hernández Walta han creado “La Visión”, una miniserie que Panini ha compilado en dos tomos y que cuenta el episodio en que el sintezoide decide instalarse en un barrio residencial de las afueras de Washington D.C. con su mujer y sus gemelos, Viv y Vin, para tratar de llevar la vida más normal y normalizada posible.

Y ahí es donde radica la clave de la historia. En la normalidad. En la aspiración a ser normal por parte de una familia de sintezoides que, por naturaleza, no lo son. Y en la reacción que su aparición provoca en la comunidad. Una comunidad aparentemente amable y afable que recibe a los nuevos vecinos con un plato de galletas que, lógicamente, terminarán en la basura. Porque los sintezoides no comen. Ni duermen. Entre otras rarezas.

A través de una inquietante voz en off combinada con los diálogos tradicionales, iremos comprobando que la convivencia no va a ser pacífica. Ni dentro ni fuera del hogar. Ni en la comunidad humana ni en la superheroica. Porque, con su decisión, la Visión y su familia se convierten en una presencia incómoda tanto para los vecinos, que los fotografían como si fueran bichos raros, como para los propios superhéroes, que sospechan del ansia humanizadora de su socio.

 

“La Visión” es, por tanto, una extraordinaria serie que invita a reflexionar sobre cuestiones como la (a)normalidad y la figura del Otro; la aceptación y la pérdida y, por ende, sobre el racismo, el miedo, la exclusión y la xenofobia. Un tebeo magistral.

 

Jesús Lens

Granada, Ciudad del Cómic

Aprovechando que estaba en Granada, un grupo de amigos decidimos hacerle una encerrona a Juanjo Guarnido. Le citamos con nocturnidad y alevosía en Salón Clandestino del TTT, donde le esperaban, emboscados, un puñado de amigos artistas, dibujantes e ilustradores.

Sergio García, Enrique Bonet y Juanjo Guarnido; clandestinos

Quiso la casualidad que esta visita de Juanjo haya coincido con el premio Eisner logrado por otro dibujante granadino: Gabriel H. Walta. Su obra “La Visión” ya figura en el Olimpo del Cómic, junto al Blacksad de Canales y Guarnido, que el Eisner es el premio más importante del cómic internacional.

Pero es que, además, si abrieron ustedes ayer la edición digital de IDEAL, se encontraron con una viñeta prodigiosa de otro artista local: la que el joven Jorge Jiménez ha dibujado para la portada del último número de Supermán y en la que, paradójicamente, no aparece el súper hombre venido de las estrellas, sino un grupo de gente que, desde el suelo, le jalea, le aplaude, le saluda y le sonríe.

Tanto Juanjo Guarnido como Gabriel H. Walta y Jorge Jiménez trabajan para la industria internacional del tebeo, participando en algunas de las series más importantes y reputadas del cómic internacional. Pero la nómina de artistas granadinos con proyección nacional e internacional no se agota en ellos, que el trabajo de Sergio García, profesor de la Facultad de Bellas Artes de Granada, sobre “Moby Dick” para el New York Times, impresiona, apabulla y quita el hipo.

Y están José Luis Munuera y su trabajo para Spirou. Y Enrique Bonet y su proteica “La araña del olvido”, que no se agota nunca. Y Joaquín López Cruces, Nacho Belda y Francis Porcel… Y eso que solo cito a los implicados en la encerrona a Guarnido del pasado jueves, perpetrada con la complicidad del imprescindible Jesús Conde.

Celebro que Granada sea flamante Ciudad de la Ciencia y la Innovación, Capital de la Música y Ciudad Literaria de la UNESCO. Pero también resulta perentorio reivindicar el marchamo de Granada como Ciudad del Cómic y la Ilustración y, de cara a la futura capitalidad cultural del 2031, hace falta canalizar este brutal caudal creativo.

Juanjo Guarnido con su premio Eisner

Por ejemplo, el gran Miguel Ángel Alejo, compañero de IDEAL y especialista en el mundo del cómic y la ilustración, seguro que tiene mucho que decir en este sentido.

Ahí lo dejo, que me espera “La Visión”. ¡Ya les cuento qué tal!

Jesús Lens

Colaboración institucional en torno a Albert Camus

Uno de los recursos dialécticos más utilizados en discursos, artículos y declaraciones oficiales es el de la colaboración entre instituciones y el de colaboración entre sector público y privado. Es un mantra que lo mismo sirve para hablar de la exportación de espárragos a mercados emergentes de la Unión Europea que para defender el apoyo a un equipo deportivo.

Un mantra que, en el mundo de la cultura, resulta imprescindible, dada la precariedad de medios en que trata de sobrevivir el sector. Por eso me gusta constatar que, en ocasiones, la colaboración institucional se materializa en actos tan interesantes como el homenaje a Albert Camus celebrado en el seno de la Feria del Libro de Granada.

 

La presentación de la novela gráfica “Camus. Entre justicia y madre”, mano a mano entre el periodista y escritor Javier Valenzuela y el guionista del cómic, José Lenzini, fue todo un disfrute, además de una imprescindible lección de historia y una reivindicación de la libertad personal.

A través de la rememoranza de diversos episodios de la vida de Camus, Valenzuela y Lenzini hicieron un repaso, íntimo y sentimental, a un siglo XX tan convulso como excitante en el que el intelectual francés mostró un insobornable compromiso con la libertad que le enemistó tanto con las derechas más reaccionarias como con las izquierdas de salón representadas por Sartre.

 

Pero no es del cómic de lo que les quiero hablar, que aún no lo he leído y ya habrá tiempo de recordar a Camus. Lo importante es destacar que este homenaje ha sido posible gracias al trabajo conjunto de la Feria del Libro, del proyecto Granada Ciudad de la Literatura UNESCO y de la Fundación Tres Culturas, con el apoyo de la Alianza Francesa de Granada.

 

Al terminar la presentación, fue un auténtico placer compartir unas Alhambras Especiales en el Alegría con los propios Valenzuela y Lenzini y con los impulsores del homenaje a Camus: Nani Castañeda, Jesús Ortega, Olga Cuadrado o Margarita Buet, entre otros. Una distendida conversación, entre birras y tapas, de la que surgieron nuevos y prometedores proyectos, ideas y posibles colaboraciones para el futuro inmediato.

Cuando las organizaciones cuentan en su seno con personas comprometidas, entusiastas y profesionales –y les dejan hacer, que esa es otra- la sociedad en su conjunto es la gran beneficiada de esa colaboración entre instituciones tan mentada, alabada, reivindicada y conjugada.

 

Jesús Lens

El cómic toma Granada

O el tebeo, si ustedes prefieren. Que la mítica revista TBO cumple cien años. Y el Salón del Cómic de Granada, que ya encara su segundo fin de semana, lo va a celebrar por todo lo alto. Y de ello hablo en IDEAL.

FERMASA fue el centro neurálgico del cosplay, los juegos y los disfraces la semana pasada. A lo largo de hoy viernes, mañana sábado y el próximo domingo, las viñetas, los libros y sus autores son los grandes protagonistas de una nueva edición del Salón del Cómic, que toma el centro de Granada para conquistar a chicos y grandes con sus casetas, exposiciones, charlas, mesas redondas y sesiones de firmas.

 

Un Salón del Cómic que este año será muy especial para mí, dado que esta tarde, a eso de las seis, tendré el privilegio y el honor de presentar ante el público a Enrique Sánchez Abulí, uno de los grandes del cómic español y cuyo Torpedo es un personaje que ya forma parte de nuestra literatura más cínica, negra y criminal.

Hace un par de años, Abulí estuvo en la primera edición de Granada Noir, gracias a los buenos oficios de Alejandro Casasola, que lo vuelve a traer a Granada, en vísperas de la vuelta a las librerías de Torpedo. ¡Ansioso estoy por saber en qué consistirá este regreso! Anímense a acompañarnos, esta tarde. La vamos a pasar bien. Eso, se lo aseguro.

 

Y también estará con nosotros el norteamericano-nipón Stan Sakai, ganador del Eisner y padre del personaje Usagi Yojimbo, un conejo-samurai del siglo XVII que hará las delicias de todos los aficionados al género. Que puede parecer un poco naif eso de un conejo con katana, pero que el uso de animales antropomórficos puede alcanzar dimensiones artísticas y dramáticas excepcionales, como bien sabemos gracias al Blacksad de Guarnido y Canales.

De Sakai también les recomiendo su álbum sobre la fascinante historia de los “47 Ronin”. Pero, sobre todo, déjense caer por Puerta Real y acérquense libremente a los stands del Salón del Cómic. Por ejemplo, al de la modélica editorial Astiberri, que publica joyas como “La grieta”, de Spottorno y Abril, de la que les hablé hace unas semanas.

¡Dejen que los tebeos se acerquen a ustedes! Seguro que hay uno esperándoles, estos días, en el corazón de una Granada rendida a la magia y el misterio de los cómics.

 

Jesús Lens