¿MURCIANOS vs. MARCIANOS?

Impresionado, al leer la catarata de comentarios que siguen a la noticia en IDEAL Digital sobre el discurso de Antonio Jara, antiguo regidor de la ciudad de Granada y actual Presidente de CajaGRANADA.

Impresionado y sobrecogido, en realidad.

Sobre todo por una de las líneas de ataque a Jara: ser murciano. ¿Cómo se le ocurre a un murciano venir a decirnos a los granadinos cómo nos percibe y hacia dónde deberíamos ir, en estos procelosos tiempos?

Cuando leo cosas así, me pongo enfermo. Quiere la casualidad que precisamente ayer viernes publicara las siguientes palabras, en mi columna de IDEAL, titulada premonitoriamente “El ser perruno”, aplicado al ser granadino:

“El ser perruno o perrunismo: dejar para mañana lo que puedas hacer hoy, mirar hacia dentro, sólo hacia dentro y muy hacia dentro, no abandonar los límites espacio-temporales marcados por un radio de cien kilómetros a la redonda trazados desde Puerta Real, sospechar de toda idea nueva o distinta y desconfiar de cualquier ser humano no nacido en el corazón de la ciudad de la Alhambra.”

Podéis leer AQUÍ, íntegro, el contenido de “El ser perruno” y, además, os recomiendo un sano ejercicio que IDEAL nos pone al alcance de la mano, haciendo un click: leer íntegro el pregón de Jara para las fiestas del Zaidín. Lo tenéis AQUÍ.

¿Lo habéis leído? ¿Qué os parece? Al contenido de su discurso, me refiero, no a las interpretaciones interesadas y torticeras que se están haciendo de sus palabras. Leedlo, por favor.

Y, ahora, de todo lo que dice Jara, exactamente, ¿con qué NO estáis de acuerdo? Porque, sinceramente, creo que dice verdades como puños: que los tiempos están cambiando, que tenemos que coger el tren de la modernidad, que ya vale de llorar, que es el momento de actuar. ¡Acción! ¡Acción! ¡Acción!, pide Jara a los vecinos del Zaidín y, con ellos, a todos los granadinos.

Es hora de moverse, de movilizarse, de sumar y de aportar. ¿Alguien piensa lo contrario? Quizá haya que recordar a Kennedy, cuando decía aquello de que ya era hora de dejar de preguntarse sobre qué podía hacer América por ti y preguntarte qué puedes hacer tú por América.

¡Ya vale del cansino discurso llorica y lacrimógeno por nuestras glorias pasadas! Dejemos de ver enemigos en cada esquina, en cada recodo del camino. Mientras escribo esto, los Estados Unidos doblan a Lituania en el marcador de la semifinal del Mundial de baloncesto, 29 a 14. Incontestable. El comentarista de La Sexta, sin embargo, comenta que el arbitraje es muy permisivo con los norteamericanos. Por favor. 29 a 14. ¿Qué arbitraje ni qué puñetas? Menos excusas. Menos perderse en debates estériles y más centrarse en un objetivo, entrenar para conseguirlo y pelear por culminarlo. (Como han hecho, empezando la segunda parte, los lituanos, que ojalá terminen ganando…)

Sí. Jara es un señor de Murcia. Que no sólo lleva cuarenta años en Granada, sino que ha sido su Alcalde, profesor en su Facultad de Derecho y miembro del Consejo Consultivo de Andalucía. Un tipo ilustrado, que lee, que estudia, que dialoga, que escucha. Y que piensa. Y que habla. Que dice lo piensa. Porque antes, además, ha pensado, y mucho, lo que va a decir.

Posiblemente, todo el mundo habría esperado de Jara, en su pregón, que hablara del calor que hace este septiembre, de lo bonito que luce el barrio, de lo divertidas que son las fiestas y lo guapos que son los vecinos.

Y aquí paz y después gloria.

Pero no. Jara nos exhorta a pensar, a rebelarnos ante la abulia contemporánea, a actuar. A trabajar, todos unidos, para sacar adelante una ciudad que vive momentos muy complicados en tiempos muy difíciles.

Yo me quedo con esta lectura.

Leo los tirando a cien comentarios que ha generado la intervención de Jara en el Zaidín y no veo una sola propuesta constructiva. Todo son insultos, lamentos o adhesiones inquebrantables, sin ideas, sin debate realmente enriquecedor.

Sí. Jara es murciano. Pero tantos y tantos de nuestros paisanos, lo que parecen, es marcianos.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

EL SER PERRUNO

La columna de hoy de IDEAL va dedicada a una forma de ser muy de nuestra tierra, y no sé si de otras. O lo mismo es una percepción injustamente personal… ¿qué os parece?

Mi amigo Álvaro es un ejemplo a seguir por muchas cosas, pero sobre todo por cómo afronta sus retos y desafíos deportivo-culturales: se fija un objetivo, entrena duramente y lo cumple. Lo mismo le da correr una media maratón que jugar un torneo de baloncesto, recorrer Irlanda en bici o hacer la integral de Sierra Nevada, caminando. El esquema es siempre el mismo: un objetivo ambicioso, entrenamiento y ejecución.

¿A que parece sencillo? Pues pensemos en la cantidad de planes, retos, proyectos y objetivos frustrados a lo largo de nuestra vida, por las razones más diversas y variopintas. Por cada logro conseguido, ¿cuántos se quedaron en el camino?

Cuando Álvaro me cuenta un nuevo plan, mi admiración no pasa tanto por su envergadura o desmesura, que hablamos de un tipo templado, cabal y sensato, cuanto por el empeño, la dedicación, el cariño, la ilusión y el esfuerzo que emplea en culminarlo con éxito. Y haciéndolo compatible, a la vez, con una brillante carrera profesional y una modélica vida familiar. Es, sencillamente, cuestión de prioridades, determinación y ganas.

Una forma de ser que contrasta con esa otra, tan granadina, brillantemente definida y explicada por mi amiga Carmen como el ser perruno o perrunismo: dejar para mañana lo que puedas hacer hoy, mirar hacia dentro, sólo hacia dentro y muy hacia dentro, no abandonar los límites espacio-temporales marcados por un radio de cien kilómetros a la redonda trazados desde Puerta Real, sospechar de toda idea nueva o distinta y desconfiar de cualquier ser humano no nacido en el corazón de la ciudad de la Alhambra.

El ser granadino hace que cualquier nueva propuesta, del tipo que sea, sólo coseche ataques, suspicacias, sospechas y desconfianzas. Lo primero, dependiendo de dónde venga la propuesta, es “partidizarla”. ¿Viene de los míos? Y, de ser así, ¿de qué facción? Y dentro de la facción, ¿quién es el inventor de la idea? ¿Quién está detrás, en la sombra? ¿Quién la apoya? ¿Qué interés tiene? ¿Qué tajada quiere sacar?

A partir de ahí, llega el posicionamiento. Dado el Reino de Taifas en que vivimos, el posicionamiento habitual suele oscilar entre el No radical, el No condicionado o, con mucha suerte, el Sí, pero… Un posicionamiento basado en filias, fobias, familias, estirpes y, sobre todo, en intereses creados. O por crear.

Hay ocasiones en que, a pesar de todos los pesares, una idea prospera, como el espermatozoide que fecunda el óvulo después de haber sorteado mil y un obstáculos y peligros, en una feroz carrera en la que sólo podía quedar uno. Con más o menos (des)gana y (des)entusiasmo, nace un proyecto de futuro. Es entonces cuando interviene el perrunismo granadino para alargarlo hasta lo indecible, espesarlo hasta lo intragable, espinarlo hasta lo inasible. Tanto que, antes de verlo nacer, terminamos aburridos y hastiados de él.

¿Ejemplos? Milenio, Nevada, Centro Lorca, Gran Espacio Escénico, Vega, Anillo, Autovía, AVE (con o sin estación)… ¿Seguimos?

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

¿QUIÉN TIENE UN SUEÑO?

Nuestra columna de hoy viernes de IDEAL, relacionada con ESTA del pasado viernes, sueña, imagina, divaga, algo propone pero, sobre todo, pregunta. A ver qué nos respondes…

La película del verano ha sido “Origen”, en la que los sueños juegan un papel determinante. En concreto, los protagonistas forman un equipo de ladrones de sueños que se meten en el cerebro de sus víctimas para hurgar en sus circuitos neuronales y ver qué tienen dentro. Además, sobre la base de que no hay nada más poderoso que una idea bien incrustada en el hipotálamo, el comando protagonista también se dedica a implantar ideas en la cabeza de sus víctimas para que, una vez despiertos, las desarrollen como suya.

Y, como la casualidad no existe, leyendo “Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo”, de Albert Espinosa, nos encontramos con un futuro en el que el hombre, gracias a un medicamento milagroso, ya no tiene que dormir y puede dedicar las 24 horas del día a desarrollar una desenfrenada actividad laboral, deportiva, intelectual y cultural. Sólo que, al no dormir, tampoco se sueña, lo que genera un floreciente y lucrativo negocio de tráfico de sueños.

Haciendo extrapolación de este onírico verano, y ahora que la entrada de septiembre marca el verdadero inicio del año, soñemos despiertos sobre el futuro de Granada. ¿Qué nos gustaría que fuese? ¿Cómo nos gustaría verla?

Cuando veo enlaces y propuestas como ésta, enviada por nuestro imprescindible Colin Bertholet: «El ser creativo», reconozco que me muero de la envidia y que, muchas veces, me gustaría que Granada fuera Málaga. Y punto. ¿Para qué darle más vueltas? 3 días, 25 líderes de opinión y 21 minutos para exponer los pensamientos vanguardistas de nuestro tiempo. “El ser creativo” es un encuentro que alimentará el ser, que será fuente de inspiración de ideas creativas. Porque las ideas cambian el mundo…”

Hablando de ideas, ¿cuál implantaríamos en el cerebro de nuestros rectores municipales, para que ejecutaran durante su mandato, en el improbable caso de que tuvieran capacidad y medios para hacerlo? ¿Cómo nos gustaría que Granada fuese definida, conocida y reconocida, de puertas hacia afuera? Málaga, por ejemplo, se anuncia como “la ciudad del conocimiento”. ¿Y Granada, más allá de “la ciudad de la Alhambra”?

Personalmente, me gustaría vivir en una Granada creativa, como hemos defendido otras veces. Una Granada que atrajera talento de los cinco continentes y en la que pintores, escritores, músicos, fotógrafos, dibujantes, cineastas y demás artistas encontraran los estímulos necesarios para crear, componer, pintar, esculpir, bailar y exponer.

Una Granada convertida en auténtica capital cultural de España que, aprovechando sus conexiones con la cultura africana y americana, se convierta no sólo en imán y polo de atracción para personalidades creativas de todo el mundo, sino también en motor de desarrollo económico regional, gracias a la potencia de una industria cultural modélica en Europa. Pero, ni que decir tiene que la vida es una ilusión, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

RECORTAR CULTURA = SUICIDARSE

La columna de hoy en IDEAL, un grito al que, espero os unáis. Porque nos la jugamos. Estoy convencido y espero convenceros. Si lo veis, moved esta columna por ahí, calentando motores para la Rentrée, en Facebook, Twitter y por dónde os mováis. La cultura es cuestión de pasta, también. Pero, ¿tú qué opinas? Encuesta, en la Margen Derecha…

 

Que, en tiempos de crisis, sea lógico hacer recortes en Cultura es algo sobre lo que habría mucho que discutir. Hacerlo en Granada es, directamente, un sinsentido, un absurdo y un error estratégico rayano en el suicidio.

¿Alguien sabe qué modelo de ciudad queremos para Granada? ¿Nos creemos, aspiramos a ser la Capital Cultura de Andalucía? Leer en IDEAL el largo, completo y aterrador reportaje sobre los recortes de las áreas de cultura de las diferentes instituciones de la provincia era para echarse a llorar. Y no parar. Porque de su lectura se infiere que la Cultura sigue siendo un lujo accesorio, un capricho del que, cuando vienen mal dadas, se puede prescindir tranquilamente y sin menoscabo de intereses más legítimos.

Cuando escuchamos según qué opiniones y comentarios, constatamos que seguimos teniendo una visión “continental” de una Granada que jamás profundiza en sus contenidos. Granada, la ciudad de la Alhambra, el Albaycín y el Sacromonte. Granada, a las faldas de Sierra Nevada, las Alpujarras al sur y, de propina, el mar. Una perfecta postal. Para los turistas y viajeros que vienen un par de días, tan impresionante como inenarrable. Ahora bien, ¿nos conformamos con ser una ciudad de acuarela? Si queremos ir más allá tenemos que cuidar los contenidos de un continente sin duda exquisito. Y Granada debería tener un sustrato inequívoca -que no exclusivamente- cultural.

Preciosa estampa, pero ¿es suficiente?

La pregunta sería, por tanto, ¿qué es cultura? Quizá, para empezar a tener claro un modelo de ciudad, tendríamos que ponernos de acuerdo en esa cuestión. Al turismo, por ejemplo, se le ve cada vez más y mejor acompañado de su prima hermana, la industria. Lo que antes era un oxímoron, industria turística, hoy empieza a ser, por fortuna, un pleonasmo. Ya no hay turismo sin industria. ¿Cuándo conseguiremos que la expresión “industria cultural” no sea algo que chirríe a nuestros oídos o que, directamente, nos provoque las carcajadas?

Aquí si hay industria. Y cada vez mejor.

Mucho me temo que, en Granada, la cultura sigue teniendo algo de pose, de acontecimiento, de verse y dejarse ver. De continente, o sea. Pero la cultura es, también, sinónimo de dinero. De riqueza. De generación de empleo. De utilización de recursos. De pernoctaciones. De uso, disfrute y promoción de la hostelería. La cultura, cuando es industria, rinde. La cultura, bien gestionada, produce.

Por ejemplo, el Festival de Jazz y el Hocus Pocus, sus programas oficiales y todas sus extensiones, llenan de gente Granada, en noviembre. Dejan sin entradas al Isabel la Católica, pero también atiborran decenas y decenas de bares, cafeterías, restaurantes y hoteles de la ciudad, además de dar empleo a técnicos y especialistas de ramos muy diversos.

La magia y el jazz, además de ilusión y placer, generan PASTA

Cuando entendamos que cada euro bien invertido en Cultura sirve para generar y producir muchos otros euros a su alrededor, empezaremos a comprender dónde están parte de los auténticos y necesarios Brotes Verdes de la economía granadina.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

COCERSE VIVOS

La columna de hoy de IDEAL. Y tú, ¿qué piensas?

 

Hace unos días, un ruso la diñó mientras disputaba una final tan improbable como la del Campeonato Mundial de Sauna. Llevaba seis minutos en la cabina, a 110 grados de temperatura, le dio un colapso y se murió. El otro finalista, abrasado y despellejado vivo, acabó en el hospital. 110 grados.

Sarpullido sale nada más que de verle

Este verano, en Andalucía, hace mucho calor. Otra vez. Como todos los veranos. Cuando no estamos en alerta naranja, estamos en alerta amarilla. Y, si no, en prealerta. Ahora bien, una vez que el termómetro pasa de los 35 grados, ¿qué más da? Cuando pasamos de cierta temperatura, el calor es insoportable. Y punto. Como insoportables son las charlas sobre el tema. O columnas como ésta, obvias, cansinas y recurrentes. El frío en invierno, los brotes verdes en primavera, la caída de las hojas en otoño…

Lo que pasa es que, precisamente este verano, un estudio sobre el cambio climático ha venido a perturbar gravemente nuestra pachorra y tranquilidad veraniegas: a final de siglo, Madrid tendrá las temperaturas de Sevilla y la capital hispalense… ¡las de Tucson (Arizona)!

K...alor

En realidad, lo de la subida de las temperaturas, nos importa una higa. Llámenme inconsciente, poco comprometido y hasta inmoral, pero uno empieza a estar aburrido de esos sesudos estudios realizados por Universidades, Think Tanks y Centros de Estudios de lo más variopinto. Cuando no es la pandemia de la Gripe A, heredera de la Gripe aviar, es que el Mediterráneo se verá invadido por tantas medusas que ni el pulpo Paul podría hacer sus juegos de magia en sus aguas. Cuando no nos amenaza una lluvia de meteoritos es la supuesta ola de incendios forestales que asolaría España este verano, con lo que había llovido en el primer semestre del 2010.

Son tantos y tan continuos los estudios apocalípticos y aterradores que, por saturación, ya nos dejan indiferentes. Así, al leer lo del cambio climático, en vez de preocuparme por las nieves de Sierra Nevada, el inconsciente me ha llevado directamente al Far West americano, con los políticos sevillanos convertidos en trasuntos de los pistoleros del OK Corral.

Lo siento. Será el calor, que reblandece los sesos y licua las conciencias, pero aún sin haberme metido en una sauna, a cien grados de temperatura, el único estudio científico que me ha impresionado este verano es el realizado en Alemania por la doctora Karen Weatherby, según el cuál, “mirar el pecho de las mujeres es bueno para la salud del hombre e incrementa su esperanza de vida”.

Medicina preventiva

Por lo leído, la excitación que provoca en los hombres la contemplación del busto femenino durante diez minutos hace que la sangre se oxigene más que si hubiera hecho deporte aeróbico durante media hora. Lo de “pecho” y “busto” es mío. En el original, el titular hablaba de “tetas”, por lo que quizá el referido estudio no sea muy riguroso. Pero, en realidad, ¿a quién le importa?

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.