HUEL-GA-NIVET

La columna de hoy de IDEAL viene inspirada por una ambulancia que el pasado miércoles no podía abrirse paso, a la altura de Correos, dado el follón de tráfico montado en el Centro de Granada, relacionada con la columna de la semana pasada.

Ya está liado el pifostio en Puerta Real, con la calle Ganivet cortada. Por obras, claro. Y la pregunta es: ¿era necesario?

Hace un par de años, cuando la crisis económica y financiera internacional se mostró en toda su crudeza, Obama emergió como el Mesías salvador que refundaría el capitalismo, embridaría a los poderes fácticos de Wall Street y devolvería el poder al pueblo. Paradójicamente y desde entonces, todas las elecciones celebradas en otros países de nuestro entorno capitalista han aupado al poder a las derechas, siempre más proclives a la desregulación y al libre mercado. Nada ha cambiado. Todo sigue igual. Salvado el sistema financiero, millones de personas han perdido su empleo mientras el estado del bienestar se nos va por el sumidero. ¿Es de extrañar, por tanto, que los directivos y los gurús de la economía especulativa y cortoplacista sigan siendo los reyes del mambo y hagan de su capa un sayo?

Es lo que tiene estar en el convencimiento de que, hagas lo que hagas, todo seguirá igual. Como nuestro alcalde, PP Torres, de vuelta a las obras teniendo al Ayuntamiento en la ruina, moroso perdido, con una cola de acreedores en la puerta de la Plaza del Carmen casi tan larga como la del paro.

Granada vive en el caos. Entre las obras del metro y el colapso de la circunvalación, circular en coche por las calles de la ciudad es un puro dislate, penitencia por los pecados cometidos en esta vida y alguna anterior. Los trabajadores de la Rober llevan varios viernes de huelga y los empleados de Inagra parecen abocados a empezar la suya dentro de poco. Los pagos pendientes del Ayuntamiento tienen estranguladas las economías de decenas y decenas de empresas, pero PP Torres va a agrandar las aceras de la calle Ganivet, una obra de importancia estratégica vital.

De importancia estratégica, por supuesto, para contentar a sus votantes del Centro, a los que dedica todo su cariño, desvelos e inversiones municipales. Con la que está cayendo, sólo a quién está muy seguro de repetir mandato se le ocurriría añadir una dosis más de insania a la locura colectiva que es esta Granada.

El Ayuntamiento parece gobernar para mayor gloria de su electorado cautivo, rico y céntrico, condenando al olvido a la Granada metropolitana y a la de los barrios populares y convirtiendo en una pesadilla el acceso a la ciudad para cualquiera que viva en el extrarradio. Pero, ¿hasta cuándo durará este estado de cosas? Por ejemplo, la Gran Vía agoniza en silencio, tras la marcha de varias dependencias de la Junta a los Mondragones. Muy bonita, rehabilitada y ancheada, por la Gran Vía ya no pasa nadie.

¿Es esta la inaccesible, caótica y fantasmal Granada que queremos? Porque los encastillamientos corren un riesgo: provocar el efecto rebote. Y el rebote, entre miles de granadinos, no es nada desdeñable.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

COMUNICANDO

¡Está comunicando! Y era cuando no podías hablar con otro/a porque estaba a su vez hablando/a. Hoy, en IDEAL, insistimos con la comunicación…

El Ayuntamiento de Granada debe hasta de callarse. Y esto no es una opinión. Es un hecho constatado, contabilizado y ¿asumido? Sin embargo, en su momento, nuestro alcalde no dudó en comprar una televisión local, para mayor lustre de su labor de gobierno. Y lo hizo en un momento en que las vacas flacas no asomaban por el horizonte, es que ya estaban en nuestras calles, pastando los exiguos brotes verdes del Plan E y las flores de los maceteros que tanto gustan a nuestra corporación municipal, que sólo en jardines debe una millonada.

El Ayuntamiento de Granada está en la ruina y, aún así, va a invertir una pasta en equipo técnico para la mencionada televisión, uno de esos canales locales cuyas emisiones son como las leyendas urbanas: nadie las ve, pero todo el mundo acaba hablando de ellas.

Así las cosas, ¿sería constitutiva de escándalo dicha inversión cuando las deudas municipales contraídas con tirios y troyanos amenazan con llevar al paro a decenas de trabajadores de INAGRA, la Rober o de un CeBé Granada que parece agonizar económicamente cuando deportivamente está mejor que nunca?

Sinceramente, yo creo que no. Y así lo han entendido ZP, Rubalcaba y el resto de miembros de un gobierno socialista que se ha propuesto, como objetivo prioritario, que se conozcan sus logros, resultados y consecuciones. Porque la política que no se conoce es como si no se hubiese hecho. Lo que no está en los medios, no existe.

Y si no, que le pregunten al Rector de la Universidad de Granada, triste y cariacontecido porque el proyecto BioTic “no se entendió” y no consiguió la Excelencia Internacional. Si no se entendió es porque no se supo comunicar: si un mensaje no llega, el problema siempre es del emisor.

En el siglo XXI, la comunicación es parte de la construcción, la definición y la culminación de cualquier proyecto. Desde que empieza a vislumbrarse una idea, el cómo se va a dar a conocer ocupa un lugar cada vez más trascendental en la estrategia global y, por tanto, tener y controlar los medios de comunicación es una de las obsesiones de todos los gobernantes, sean de la cuerda que sean.

Y precisamente por eso, aprender a distinguir entre el grano y la paja, entre la información, la libre opinión, la publicidad y la propaganda debería ser una asignatura obligatoria en colegios e institutos. Aprender a leer va más allá de la alfabetización. Entender la cultura de la fotografía y el vídeo tendrá una importancia creciente en una sociedad de la imagen presidida por la universalización de la fotografía digital y el dominio del Youtube.

¿Es extraño, pues, que el Ayuntamiento quiera potenciar TG7? Indiscutiblemente no. De lo que se tratará, pues, es de examinar con lupa lo que emita la televisión de los granadinos, nos guste más o nos guste menos.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

PODER COMUNICAR

“El teléfono al que llama se encuentra apagado o fuera de cobertura”. Los teléfonos ya no comunican, como hacían antaño. Y es lógico. ¿Cómo se podía hablar de “comunicar” precisamente cuando no podías hablar con tu interlocutor? Sería porque él, el otro, sí se estaba comunicando con alguien en ese preciso instante.

No es fácil, la comunicación. Que se lo digan a tantas y tantas parejas, distanciadas por su ausencia. A tantos alumnos, que no entienden a sus profesores. O al mismísimo Rector de la Universidad de Granada, triste y cariacontecido porque el proyecto BioTic “no se entendió” y no consiguió la Excelencia Internacional. Si no se entendió es porque no se supo comunicar. Porque si un mensaje no llega, el problema siempre es del emisor.

Comunicación. Ahí ha estado la base de la crisis de gobierno llevada a cabo por ZP. Y, en la misma medida, en ella radica el sustillo ha despertado entre las huestes del PP. Hay que hacer política. Pero, además, hay que comunicarla. Hoy, lo que no se comunica no existe. Así de sencillo.

Por ejemplo, ¿qué lleva haciendo el PP, desde que perdió las últimas elecciones? Nada. De nada. Esperar a que el gobierno socialista muera por asfixia y agotamiento. El PP se ha agarrado a la muletilla “ZP lárgate” y ahí está, encastillado, viéndolas venir, disfrutando de la jaula de grillos en que se había convertido el gobierno del PSOE, con ministros enfrentados entre sí y continuos desmentidos entre sus políticas contradictorias.

Pero ha llegado el Sargento de Hierro. Ha llegado el mefistofélico Rubalcaba… y la cosa ha cambiado. Por lo de ETA, claro. Pero también porque, en teoría, a España sólo le queda ir a más y mejor, en los próximos meses. Tras haber tocado fondo, presumiblemente, ZP ha quemado a un equipo de gobierno en lo más crudo de la cruda crisis y, tras alcanzar un pacto de legislatura con los nacionalistas, ha renovado su gabinete casi por completo.

Leyendo la prensa de estos días, es curioso el terror que muestran tantos y tantos columnistas y opinantes a Rubalcaba, al que ya acusan poco menos que de ser un Goebbels de los Soviets.

ZP se juega el todo por el todo. Está convencido de que la crisis ha tocado fondo y parece dispuesto a que todos nos enteremos de cada décima que suba el PIB, de cada trabajador que salga de la cola del paro, de cada milímetro de riqueza que se genere en España. Ha llegado la hora de construir. Y de que nos enteremos de las medidas y el peso exactos de cada ladrillo que se fragüe en el proceso de crecimiento.

Luz y taquígrafos. ¿Son lo mismo altavoces y comunicación que propaganda y agitación?

Dependerá de los medios, por una parte. Y de la célebre Baraka de Zapatero, por otra.

Como “El Ala Oeste de la Casa Blanca”, la Moncloa se abre a la prensa. ¿Se dejarán seducir los periodistas por el envolvente y continuo story-telling que, a buen seguro, diseñará Rubalcaba? ¿Habrá algún fundamento en las narraciones que empiecen a comunicarse desde la Moncloa o todo será mucho cuento y puro teatro?

Cuando todo parecía ponerse en contra de ZP, cuando parecía un púgil acorralado y al borde del KO, se ha venido arriba, como buen fajador, y le ha sacudido un buen susto a su contrincante. Al PP ya no le va a servir el “ZP lárgate”.

Y, desde luego, bajezas como las del impresentable alcalde de Valladolid (defendido por Juan Manuel de Prada en uno de los artículos más ridículos que he leído en tiempo) no le ayudan. Que ya tiene mérito el tío, conseguir que Leire nos caiga un poco menos mal, y todo.

¿Y Rajoy?

Que no está para los detalles. O sea, que ni ha llegado ni se le espera, para variar.

No si al final nos vamos a divertir. Y todo.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

FILM IN GRANADA

Hoy hacemos una mezcla explosiva en la columna de IDEAL, en defensa de nuestra tesis de que la cultura y el arte también son cuestión de pasta…

A los lectores más talluditos, el apellido Noah nos recuerda a un antiguo tenista francés que, con sus rastas a cuestas, consiguió ganar un Roland Garros antes de dedicarse profesionalmente a la música. A los más jóvenes, sin embargo, les sonará Joakim Noah, hijo del anterior.

El caso es que en 1997, cuando Joakim tenía doce añitos, los famosos Bulls de Chicago con Michael Jordan a la cabeza, disputaron un torneo de exhibición en París Bercy. Y fue viendo en directo las acrobacias de Sir Michael, el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, cuando Joakim supo que ése era su deporte, que ahí estaba su futuro.

Hace unos meses, durante la presentación de su película “El discípulo”, el director Emilio Ruiz Barrachina no sólo agradeció a los vecinos de los pueblos de la Zona Norte de Granada el apoyo que prestaron a la filmación sino que dijo estar convencido de haber sembrado el virus del cine entre muchos de ellos, que vivieron en primera persona el rodaje, animándoles a perseverar en una formación cinematográfica que les podría convertir en técnicos y profesionales del sector audiovisual.

Todos tenemos amigos y conocidos que han decidido su carrera y su futuro gracias a la influencia y el ejemplo de personas de su entorno a las que admiran y respetan, humana y profesionalmente. Y por eso tenemos que saludar con efusividad y celebrar con alegría la llegada de “Film in Granada”, una agencia dependiente de la Diputación que, bajo la dirección de la inquieta y voluntariosa Clarissa Couassi, promete meter de lleno a nuestra provincia en el circuito cinematográfico nacional e internacional.

Y, en este caso, no nos referimos a un circuito de festivales, exhibición y demás, sino a la producción pura y dura de películas. Porque hacer películas es muy caro. ¿Se han quedado, por curiosidad, hasta el final del último título de crédito de una película cualquiera, aunque fuera por escuchar la música? En ese caso habrán visto los cientos de personas implicadas en cualquier rodaje. Personas que requieren de formación especializada, pero que después son muy valorados en su trabajo. Porque no abundan.

El cine, además de arte, cultura y entretenimiento, es dinero. Convertir a Granada en tierra de cine no es sólo exportar su imagen y vender su diversidad paisajística y atractivos turísticos por los cinco continentes, sino también contribuir a la construcción de una industria del cine que genere empleo especializado y reporte beneficios directos a los granadinos. Film in Granada es un proyecto ambicioso y de largo recorrido. Ojalá encuentre los consensos políticos y administrativos necesarios y los apoyos sociales, económicos y empresariales suficientes para salir adelante y contribuir a que Granada sea, un poquito más, una ciudad creativa.

Por cierto, actualmente Joakim Noah es profesional del baloncesto, juega en la NBA y luce el número 13… de los Bulls de Chicago.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

PILLA PILLA

La columna de hoy de IDEAL nos ha salido juguetona, aunque de lo que hablamos no es de juegos, precisamente…

El pilla-pilla, un juego de antaño, era muy simple: uno se la quedaba y los demás chavales corrían, intentando escapar del perseguidor. Lo curioso era que, cuando estabas a punto de ser pillado, te quedaba un recurso fabuloso: encaramarte a una farola o subirte a un banco y gritar “¡casa!”

A medida que crecemos, más que olvidar los juegos, los adaptamos a las nuevas circunstancias, personales, sociales y laborales. El pilla-pilla, por ejemplo, sigue siendo uno de los juegos favoritos de un montón de gente, sólo que cambian las reglas: de lo que se trata no es de escapar sino de pillar un buen chollo en forma de lista electoral, asesoría, gerencia o comisión de servicios. Una vez que se entra en esa rueda y a nada que sean hábiles, los participantes en el juego manejan los puestos y los cargos igual que los niños hacen con los cromos: intercambiando las concejalías por asistencias técnicas o un Instituto de la Juventud por uno de la Mujer. Etcétera.

Por supuesto, si en algún momento de la partida los jugadores se sienten cansados o amenazados, les queda un recurso infalible: pedir “casa”. Y en Granada, al parecer, la casa, el reposo del guerrero, es la Diputación. Sería como el taller para los coches de F1. El repostaje.

Lo bueno que tiene la Diputación es que, en realidad, nadie sabe para qué sirve. Ni qué es. Ni cómo se entra en la misma. O se sale. Imaginemos que en este preciso momento llega un marciano, abduce al amable lector y le pregunta por las Diputaciones. ¿Qué le diría, sin tener una conexión de Internet a mano en la que hacer un Googling o una visita de urgencia a la Wikipedia?

¡Ojo! Que no estoy yo diciendo que las Diputaciones no sirvan para nada. Bien disfruto del Festival de Jazz o del Circuito de Fondo, por ejemplo, para hacer tan osada y peregrina aseveración. Pero, ¿no piensan ustedes que, en pleno siglo XXI y tras la revolución de los ordenadores e Internet, la división administrativa de España es abusiva y obsoleta?

Tenemos ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas, estado central y Unión Europea, con sus respectivas sedes, gerencias, concejalías, consejerías, ministerios, coches oficiales, plantillas, asesores, técnicos, presupuestos… e impuestos, claro.

Un maremágnum que puede llegar a convertir el protocolo en un sudoku irresoluble, un despelote incontrolable que genera un evidente despilfarro de dinero, esfuerzo y energías, convirtiendo la vida de los ciudadanos en un infierno burocrático repleto de duplicidades y triplicidades de instancias, ventanillas y funcionalidades. Sin olvidar los celos y envidias personales y departamentales que igualmente consumen y absorben tiempo, recursos y patrimonio.

Una pregunta, para terminar: en mitad de lo más crudo de la cruda crisis, ¿a quién no interesa que se plantee una revisión, a fondo, del obsoleto y disfuncional mapa político-administrativo de España?

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.