Surrealismo: lo que hay que ver

No. No se trata de la gran nueva y magna exposición de la temporada. Se trata de lo que dice Sotheby’s. En concreto, Helena Newman, jefa del Departamento de Impresionistas y Arte Moderno, hablando sobre la inmediata subasta de una obra de Dalí:

 

«…esta obra sale al mercado en un momento de gran demanda de trabajos surrealistas de buena calidad. De hecho, nunca había habido tanta expectación por este tipo de obras».

 

¿Será posible un análisis más escueto, certero y oportuno sobre el actual impasse en que nos encontramos? ¡Eso es tener ojo, buena vista y precisión en el análisis y el diagnóstico de una situación! Y no me refiero, precisamente, al mundo del arte y la cultura. Ni mucho menos.

Surrealismo

Yo que Rubalcaba y Caldera, fichaba como gurú, analista e ideóloga de cabecera, a Helena. Para la Fundación IDEAS, claro. ¡Ni punto de comparación con la Amy esa, oíga! 

 

Jesús Lens

Las organizaciones

Veréis porqué decíamos que esta portada nos forzaba a escribir

Al principio de la serie Boardwalk Empire, la Atlantic City de los años 20 del pasado siglo luce colorista, alegre y luminosa. La ciudad tiene un paseo marítimo que es una joya y todos sus habitantes parecen vivir felices y comer perdices.

Creada por Martin Scorsese y Terence Winter, el padre de Los Soprano, esta colosal serie tiene como protagonista a Nucky Thompson, un político local del Partido Republicano que, en el consistorio, ocupa el puesto de… Tesorero. Desde esa posición y con su hermano al mando de la policía local, Nucky hace y deshace a su antojo, tanto en la ciudad como en el conjunto del estado y hasta en la propia Washington, siendo una de las voces que todos escuchan a la hora de nombrar, por ejemplo, al Fiscal General.

 Nucky Thompson

Por supuesto, de poner y quitar alcaldes y concejales a su antojo, ni hablamos. Entre los personajes secundarios de esta prodigiosa serie está un joven Al Capone, que ya empieza a hacer de las suyas en la ciudad de Chicago, asociado a Nucky.

Y es precisamente en la Ciudad del Viento, también conocida como la Segunda Ciudad de los Estados Unidos, donde transcurre la acción de otra serie igualmente portentosa, inquietante, anticipatoria y desasosegante: “Boss”.

Si bien es cierto que el personaje de Nucky tiene muchos paralelismos con personajes actuales, podríamos pensar que media un abismo entre los Estados Unidos de hace un siglo y hoy en día. Sin embargo, “Boss” transcurre en la actualidad. Y no en una ciudad cualquiera, sino en la ciudad de moda, gracias a Obama, que allí tiene uno de sus feudos más leales.

 Boss

El Jefe que da título a la serie sí es alcalde de la ciudad pero, ni que decir tiene, en sus manos acumula mucho más poder que el meramente otorgado por su puesto y, así, sus chanchullos, tejemanejes y negocios convierten al contrabando de alcohol organizado por Nucky en un juego de niños.

El Boss es el Jefe, claro. Pero ese título implica más, mucho más, que una simple jefatura o puesto en el escalafón.

El Boss, el Jefe, es el Capo.

El Puto Amo.

El que maneja los hilos, como Coppola nos mostrara en “El Padrino”, una de esas inabarcables sagas que no se terminan nunca.

 Boardwalk Empire

Nos gusta pensar que todas figuras, todos estos personajes y sus prácticas corruptas y mafiosas, son producto de la desmesurada y calenturienta imaginación de los novelistas y guionistas norteamericanos. Pero, por desgracia, basta con leer la prensa de estos días para comprobar que, en versión cañí y casposa, nuestra sociedad está infestada de personajillos que parecen inspirarse en Nucky o en el inefable Tom Kane interpretado por un magistral Kelsey Grammer.

Los trajes, los sobres, las dobles contabilidades, el blanqueo de dinero, los sobornos, el tráfico de influencias, los nombramientos a dedo, los hombres de confianza, los mamporreros y palafreneros que arreglan cualquier desaguisado, los conseguidores, los mediadores, los chantajistas…

No consigo olvidar el capítulo en que Kane no consigue que los concejales le aprueben uno de sus planes y, como represalia, entorpece una negociación con el sindicato de operarios de limpieza de la ciudad, a los que fuerza a ir a la huelga, al grito de: ¡Inundemos Chicago de basura! Por no hablar de cómo consigue remontar su popularidad, en uno de los momentos más bajos de su carrera, y que no cuento para no estropear el final de la primera e imperial primera temporada de “Boss”.

Y es que, ya se sabe, el cine y la tele no son más que unos meros entretenimientos a los que no conviene conceder importancia alguna…

Boss

Jesús Lens

Ahora, a ver el 22 de enero de 2009, 2010, 2011 y 2012

Predistribución

A ver qué parece este artículo, que comienza con un deseo felizmente cumplido. Hace unos días hablábamos de la Antifragilidad. Hoy, toca un nuevo palabro. O concepto, por ser más conceptuales.

Ojalá que, cuando estas líneas vean la luz en las páginas del periódico, la huelga de los empleados de INAGRA haya terminado y solo sea un recuerdo ya que, mientras escribo este artículo, la basura sin recoger, pudriéndose en las calles de Granada, ya se cuantifica en miles de toneladas.

Basura Granada

Pero no es esa la cifra que, en realidad, alimenta el debate ciudadano. Las cantidades que están en boca de todos son las de las nóminas de los empleados de la concesión municipal para el servicio integral de saneamiento de la ciudad de Granada, dado que, en el fragor de la negociación, empleados y directivos se han estado tirando a la cara lo mucho que cobran los unos y lo escandalosamente muchísimo que cobran los otros.

¡Es increíble a lo que nos ha llevado el Austercidio! De no estar en el paro, los curritos, los trabajadores de a pie, los funcionarios de escala básica, los empleados y, en general, todos los integrantes de las clases obreras y medias; solo tenemos un derecho: a pedir perdón y a postrarnos de rodillas, dando gracias por tener trabajo. Y, por supuesto, estamos moralmente obligados a permitir que nos bajen el sueldo, nos amplíen la jornada y nos reduzcan las prestaciones sociales mientras suben los impuestos, las tarifas de todos los servicios y los precios de todos los objetos y productos. Y sin rechistar, oiga.

Son trabajadores en defensa de sus derechos, no unos dediciosos
Son trabajadores en defensa de sus derechos, no unos dediciosos

Estamos en un momento de parálisis total y absoluto desconcierto. Miramos hacia Grecia o Portugal y no creemos lo que vemos. O no lo queremos creer. Sobre todo, no queremos creer que, si seguimos por este camino, estamos abocados a terminar como ellos. O peor, dadas nuestras proverbiales tasas de desempleo. Por eso me gusta tanto el concepto “predistribución”, acuñado por Jakob Hacker, politólogo de la Universidad de Yale y adoptado y popularizado por Ed Miliband, el líder del partido laborista inglés.

Hasta ahora, los estados y los gobiernos han dependido de los impuestos para corregir las ineficiencias y las desigualdades sociales propias de una sociedad capitalista y de una economía mercado como la nuestra. A través del cobro y del reparto de los impuestos, se hacía una redistribución de la riqueza y se mantenía un estado del bienestar en el que la mayoría de los ciudadanos encontraban una cierta confortabilidad.

Pero esta situación está cambiando a una velocidad vertiginosa. En primer lugar, y debido a la globalización, las grandes corporaciones y las fortunas más jugosas se las han ingeniado para tributar en paraísos fiscales y por cantidades irrisorias. No hay más que ver los beneficios astronómicos que consiguen en nuestro país las empresas tecnológicas más punteras, por ejemplo, y lo ridículo de su tributación. Por no hablar de las SICAV y de todos esos patriotas de boquilla y de bandera que no tienen empacho en fijar su domicilio en Mónaco, Luxemburgo o en las voraces Islas Caimán, si fuera menester, con tal de dar esquinazo al fisco.

Impuestos

Pero, además, el salvajemente desregularizado capitalismo que rige nuestras vidas se ha encargado de que los de arriba, muy pocos y cada vez más selectos, ganen insultantes cantidades de dinero mientras que los de en medio y los de abajo, cada vez tengamos menos capacidad adquisitiva, más gastos… y más obligaciones fiscales.

Así las cosas, y dado que la redistribución está fallando, lo que propone Hacker es propiciar una predistribución, esto es, tratar de estrechar lo más posible la brecha abisal que separa a los de arriba de los demás. ¿Y eso cómo se hace? Poniendo coto a los desmanes del mercado.

Es cierto. No es una idea especialmente nueva ni revolucionaria. A fin de cuentas, se trata de propiciar más empleo y mejores condiciones laborales y de empleabilidad para los trabajadores. Más seguridad. Más confianza. Más cogestión. Más responsabilidad compartida. Más trabajo en equipo. Más participación. Más colaboración. (Y esto nos lleva a otro concepto, el Coworking)

Impuestos

Y, sin embargo, la predistribución es justo lo contrario de las salvajes políticas neoliberales que, como la lluvia ácida, caen del cielo: un maná tóxico al que es imposible sustraerse y contra el que no se puede luchar ni oponer resistencia alguna.

No señores, no. Los trabajadores de INAGRA no son culpables. Lo serían si, por el salario que cobran, no cumplieran con su trabajo. Un trabajo tan duro e ingrato como sufrido… e imprescindible. ¿Insolidarios por no querer perder parte de su salario y por negarse a empeorar sus condiciones laborales? En absoluto. Consecuentes y orgullosos, sí. Luchadores y batalladores, también. Pero los insolidarios, los insolidarios de verdad, son esos otros que, bien parapetados y a cubierto de cualquier inclemencia, nunca tienen que bajar al contenedor a tirar la bolsa de basura, cada noche, antes de irse a dormir.

Jesús Lens

África en guerra

¿Os acordáis de este SOS Tombuctú, del verano pasado? Hoy publico este artículo en IDEAL. Por favor, léelo. Y difúndelo. Dale vida y visibilidad. Si sirve para concienciarnos, un poco, misión cumplida. Aunque no estemos de acuerdo. De hecho, ni yo estoy de acuerdo conmigo mismo, como digo al final…

Ya estamos. Ya estamos con las generalizaciones. No. África no está en guerra, como tal. Están en guerra el Malí. Y Somalia. Y el Congo. Hay tensiones religiosas en Nigeria, Egipto es un polvorín, de Libia, hace tiempo que no sabemos nada y, ¿quién se acuerda del conflicto del Sahara y los Hijos de las Nubes? El Sahel y el Cuerno de África continúan agonizando por el hambre y, además, de los 200.000 leones que vivían en libertad en el continente africano, hoy solo quedan 15.000. Lo que puede parecer una banalidad, al confrontar este dato con los índices de pobreza de buena parte de los países del continente negro o con los conflictos económicos y sociales de Sudáfrica o Zimbabwe. Pero no lo es.

Foto de M. Villar.
Foto de M. Villar.

Nada de lo que pasa en África es banal, aunque nos lo pueda parecer. En esta España en crisis y en esta Europa en descomposición, asumida y descontada la tragedia de las pateras y los cayucos, hay muchas cosas en las que pensar antes de poner el foco de atención en África, donde la violencia, las sequías, las hambrunas y la muerte parecen ser males endémicos y sin aparente solución.

Hace unos días, Manuel Villar Raso nos ilustraba en un magistral reportaje publicado en estas páginas sobre la furia iconoclasta que estaba destruyendo el legado cultural, social, religioso y emocional de un lugar mítico y emblemático, Tombuctú, que tantas conexiones tiene con Granada.

Ahora, la amenaza de los islamistas radicales de hacerse con todo el Malí, una vez que habían conseguido dividir al país en dos, declarando la independencia de Azawad y aplicando la Sharia como única ley válida y vigente; ha obligado a Hollande a tomar cartas en el asunto y a mandar tropas francesas para defender las precarias posiciones del inestable gobierno maliense en la ciudad de Mopti, la Venecia africana; cerca, muy cerca de la capital del país, Bamako.

 Black Hawk derribado

Aprovechando la coyuntura, el Elíseo también ordenó la ejecución de un plan para liberar a un ciudadano francés secuestrado en Somalia, operación que ha resultado un fiasco, con el rehén, un soldado francés y diecisiete milicianos de Al-Shabab muertos. Una intervención que recuerda a aquel otro desastre protagonizado por el ejército estadounidense y que dio lugar a la terrible, pero ilustrativa película “Black Hawk derribado”.

Para tratar de entender la lógica de todo este caos, hay un libro necesario e imprescindible, recientemente publicado: “La ecuación de la vida”, del argelino Yasmina Khadra, brillante y poderosamente traducido por Wenceslao Carlos Lozano. Un libro en el que se dan la mano lo peor y lo mejor del ser humano, sometido a la implacable sinrazón de la locura, la barbarie y la miseria.

Un libro IMPRESCINDIBLE
Un libro IMPRESCINDIBLE

Por tanto, sí es verdad que África está en guerra. Más allá de los conflictos armados que ahora mismo asolan diversas partes de su geografía, toda África está en guerra. Una guerra sorda y silenciosa contra el olvido, contra la indiferencia y contra la abulia que todo lo que ocurre en dicho continente provoca en occidente.

No seamos ingenuos ni hipócritas. La intervención europea en Malí se ha producido, exclusivamente, porque una república islamista radical en el corazón del Sahel sería más peligrosa que el Afganistán de los talibanes o el Irak de Sadam Hussein. No hay nada de humanitario o solidario en una decisión en la que han primado la geopolítica, la economía y una estrategia global de seguridad.

Milicianos de Ansar Al Din en Malí.
Milicianos de Ansar Al Din en Malí.

Y, aun así, con todas las reservas que una acción bélica de este tipo suscita, solo es posible una conclusión: bienvenida sea. Desgraciadamente.

Jesús Lens

Ahora, a ver los 14 de enero de 2009, 2010, 2011 y 2012

Antifrágil

Hoy domingo, publico este artículo en IDEAL. A ver qué te parece y, sobre todo, ¿estás de acuerdo? ¿Qué piensas? ¿Ves la luz? ¿Has engordado?

Estas Navidades he podido leer. Mucho, despacio y bien. Los finales de año, sobre todo si son tan aciagos como el 2012, son buen momento para recapitular, analizar, recordar y concluir… con el fin de estar en las mejores condiciones para afrontar los retos de los siguientes doce meses. Y a nadie escapa que 2013 va a presentar muchos, capitales e incluso brutales desafíos.

En estas últimas semanas, he apreciado un cambio en el Relato que los expertos, gurús y analistas hacen de la crisis. Hemos pasado de martillear a los lectores con el mantra del “nos lo merecemos ya que todo esto es culpa nuestra por haber vivido por encima de nuestras posibilidades” al “Yes, we can” de Obama, en versión cañí.

 Yes we can't

Desde las campañas de publicidad de diversas entidades y compañías, hasta el empacho de la Marca España; ahora parece que toca entrar en 2013 con un deje de optimismo: la Bolsa sube, la Prima se desinfla, diciembre ha dado un respiro al paro, se crean nuevas empresas, suben las exportaciones, EE.UU. no se precipitó en el Abismo Fiscal, la deuda de las familias y las empresas se contrae, etcétera.

Pero, sobre todo, lo que ahora nos exige el Relato es aguantar. Podemos, debemos y tenemos que aguantar. Porque, siguiendo los dictados de Darwin, lo que no te mata te hace más fuerte. O, en castellano viejo, lo que no mata engorda. Y el que resiste, gana.

 Antifragilidad

Hace unos años, Nassim Nicholas Taleb nos puso a todos alerta con su libro, “El cisne negro”, fenómeno que definía como un acontecimiento súbito e inesperado, de consecuencias brutales y devastadoras y al que, a posteriori, todo el mundo encontraba explicaciones. Los atentados del 11-S serían el perfecto ejemplo de Cisne Negro. Y la crisis. Nuestra crisis, plagada de burbujas, AVEs, aeropuertos, delirios autonomistas, mariscadas, vinos de añadas imposibles, corrupción, nepotismo y apañetes varios.

Taleb ha vuelto a revolucionar el panorama ensayístico norteamericano con un nuevo libro: “Antifragile”, en el que defiende las bondades del error. Del error reiterativo y repetitivo. Del error por sistema. Del error en que se cae una y otra vez. Y lo defiende porque enfrentarse a él hace más fuertes a quiénes tienen que soportar sus efectos. ¡Qué importante, desarrollar la capacidad para resistir el empecinamiento en meter la pata que demuestran los gobernantes, los poderosos, los que parten el bacalao!

 Antifrágil

Escuchar ahora al FMI sostener que, quizá, se han pasado al imponer un Austericidio tan severo a determinadas economías, daría risa sino fuera algo tan grave, tan salvaje, tan trágico.

Quiero pensar que, por fortuna, la sociedad española está reaccionando a la devastadora crisis que nos asola con una dignidad y con una capacidad de resistencia digna de todo encomio, con la familia y el apoyo mutuo como precario sostén de situaciones que, hasta hace muy poco tiempo, nos hubieran parecido insostenibles. Pero todo tiene un límite y de ahí, quizá, el Relato de que lo peor ha pasado y de que ya se ve luz al final del túnel.

 Antifrágil-Taleb

Esperemos que la luz no sea la del tren desbocado, que viene a toda velocidad, sin frenos y dispuesto a llevárselo todo por delante.

Jesús Lens

Dicho lo cual, te invito a ir leyendo estas notas de Manuel Villar Raso, para ir preparando la lectura y discusión del próximo artículo.

Y ahora, a ver los 13 de enero de 2009, 2010, 2011 y 2012, qué publicamos.