Bárcenas

Mucho se ha hablado estos días sobre el estilismo de Bárcenas, más allá de su célebre peineta. Me refiero a su abrigo. A ese abrigo que lo emparenta a Al Capone, por ejemplo.

 

Y, sin embargo, yo tengo otra imagen de Bárcenas. Es más clásica. Más española. Más nuestra. Es una imagen que lo entronca con el ser español más profundo, más hondo. El que tenemos impreso en nuestro ADN. Sé que vais a pensar que soy un exagerado, pero yo, a Bárcenas y más sabiendo cuál era su apelativo dentro del Partido, lo veo así:

Aquelarre Goya

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Veamos los 25 de febrero de 2008,2009, 2010, 2011 y 2012

Sí. Hay que ir. ¡Y se va!

Hoy publico en IDEAL este artículo, sobre Clubes de Jazz, pero extensivo a otras manifestaciones culturales. A ver qué te parece y si estás de acuerdo:

Por desgracia, ya no hay música en directo en el Rembrandt. Una apuesta valiente que no terminó de cuajar, pero que honra a quienes se embarcaron en la cruzada. Menos mal que todos los miércoles por la noche, en el Magic, hay jazz. Y los viernes y sábados; en el Granada Jazz Club, también.

Magic Club

Lo llamativo y ejemplar de estos casos es que las tres iniciativas se pusieron en marcha en el último cuatrimestre del 2012, esto es, en lo más crudo de una crisis que, más que azotarnos, ya nos tiene desollados; con el cuerpo, el alma y el espíritu en carne viva.

Los conciertos del Magic vienen de la mano de la Asociación Cultural Ool Ya Koo, conformada por un puñado de músicos y aficionados al jazz dispuestos a defender, con uñas y dientes, la continuidad de una programación semanal de nuestra música favorita en Granada. (Además, un buen Club, tiene que generar creatividad y complicidad, no solo musical, sino literaria, cinematográfica y amical. Aquí, un par de vídeos grabados en el Magic; aquí contamos un mágico encuentro e, incluso, un relato de Suicidio Ficción, aquí)

¡Y cuesta! Vaya si cuesta. Cuesta dinero, esfuerzo, trabajo y dedicación. Pero merece la pena. No me cansaré de decirlo: una vez que la crisis ha hecho tabla rasa de subvenciones, ayudas, colaboraciones y contribuciones económicas varias; a cada palo le toca aguantar su vela y, si queremos música en directo, deporte, arte y cultura… tenemos que pagar por ello. En metálico o en especie, pagando una cuota, una entrada o consumiendo unas birras y unas copas.

Pero, además, hay que ir. Porque ir, también cuesta. Pero es imprescindible. Si no vamos a las exposiciones, a los conciertos, a los partidos, a los torneos, al cine, a los museos, a las librerías… ¡terminarán por echar el cierre! Y mucho antes de lo que nos pensamos. Ir, cuesta tiempo y esfuerzo. En algunos casos, más que dinero. Pero hay que organizarse. Hay que molestarse. E ir.

La apuesta del Granada Jazz Club es más novedosa, si cabe, en el ambiente de la hostelería granadina: un Club al estilo del Café Central, la Sala Clamores y el Galileo Galilei de Madrid o el Jamboree de Barcelona: mesas pequeñas y muy juntas frente al escenario, una propuesta gastronómica basada en ibéricos y sushi, amplia carta de vinos y cócteles… y conciertos de músicos de la talla de Nardy Castellini, Kenny Garrett o el mismísimo Jorge Pardo, recientemente elegido mejor músico de jazz europeo. Además de buenos músicos residentes. Y los domingos, flamenco.

Sé que me estoy dejando buenos garitos en el tintero y que hay otros espacios que programan habitualmente electrizante jazz, melancólicos blues y ardientes soul y funk en directo. Locales felizmente repartidos por la provincia de Granada, como el Fusión de Salobreña, el Alexis Viernes de Atarfe o la Chistera de Monachil.

Fusión Salobreña

De nosotros, de los aficionados, depende que la escena musical granadina se mantenga viva, activa y pujante. Porque eso que se da en llamar la Sociedad Civil, además de dándole al pico, tiene que retratarse en la acción. La tentación de quedarse en casa, escuchando CDs y viendo películas en Blue Ray es muy fuerte. Pero si queremos que Multicines Centro no cierre definitivamente sus puertas y que las agendas culturales de los periódicos sigan bullendo con mucha y variada oferta… ¡hay que ir!

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La deuda española

Esta mañana, le ponía yo música a la Marca España. Pero si hace unos días nos alarmábamos con esta imagen, brutal, del Crack que estamos viviendo; la que mostramos a continuación no es menos terrorífica.

Deuda española

Eso sí. Hay motivos para la esperanza. Después de sostener que «Lo peor que le podría pasar a España es parar las reformas y creer que todo ya se ha hecho», le preguntan a Joaquín Almunia, Comisario español en la UE si piensa que la corrupción en que nos hundimos contribuye a las dificultades que nuestro país encuentra para financiarse en el exterior. Y dice: «La influencia en este caso sobre los mercados no ha sido relevante, aunque en la medida en que los casos se repiten obviamente sí perjudican a la imagen del país en el exterior».

Y es que a la Prima de Riesgo, estos temas, se la refanfinflan, en realidad. De hecho, yo creo que hasta la ponen cachonda y la excitan sobremanera.

Gente, aquí puede pasar algo muy gordo. Y todavía no sabemos lo que es… ya lo decía Bob Dylan: «Because you know that something in happening, but you don’t know what it is, do you, Mr Jones?…» Atentos, atentos al corte:

@jesus_lens al que preguntan: ¿Por qué corres tanto? Y él no lo dice, pero piensa: «por miedo». Porque, como reza la película… I am not there!

 

El milagro del Puerto

Artículo de hoy en IDEAL. Pero, casi mejor no lo leas. Vayamos a liarla y se tuerza algo, caiga por aquí el asteroide lo qué sé yo…

Cuando terminé la carrera de Derecho, además de hacer mis pinitos como abogado, trabajé en la sucursal de Motril del Banco de Andalucía. Entre los clientes, muchos empleados de una empresa de transportes por carretera que hacían larguísimos viajes en camión, repartiendo mercancías por toda Europa.

No podía dejar de admirar y envidiar a todos y cada uno de ellos, que se embarcaban en periplos que les conducían a Holanda, Alemania o hasta a los países nórdicos.

 Comotrans

Leyendo la prensa de estos días me encuentro con la noticia de que la empresa, Comotrans, amplía ahora sus instalaciones para atender el tráfico con Marruecos. Y, a la vez, otra información: el movimiento de contenedores sube más de un 46 % en el puerto de Motril en 2012.

Si el lector es aficionado a los deportes sabrá que, cuando un jugador va a lanzar un penalti o un tiro libre, está terminantemente prohibido que el espectador diga algo así como “esto es gol/canasta segura. Fulanito es infalible desde el punto de penalti/la línea de personal”. Eso suele equivaler a fallo seguro, con independencia de estadísticas, fichas millonarias o nervios de acero.

Y algo así me lleva pasando a mí, con este artículo, desde hace meses. ¿Ha reparado usted en que el puerto de Motril solo sale en prensa por razones positivas? Crecimiento, creación de puestos de trabajo, apertura de nuevas rutas y líneas de negocio… ¡Y ni un escándalo, oiga!

 Granada Marruecos

Parece increíble que el puerto de Motril se mantenga al margen del enrarecimiento habitual que envuelve a cualquier idea, proyecto, infraestructura, equipamiento o inversión que tenga que ver con Granada. ¡Ni una estridencia, promesa incumplida, salida de tono, astracanada o mamarrachada rodean a cualquier aspecto que tenga que ver con el puerto de Motril! Así, no es de extrañar que un amigo de la Chucha sostenga que, hoy por hoy, adquirir un par de naves en sus cercanías sería un inmejorable negocio o, incluso, que se nos plantee la posibilidad de husmear por la implantación de frutos subtropicales en el mercado marroquí.

¡Nunca África estuvo tan próxima a Andalucía como ahora! Y no hablo, en esta ocasión, de pateras o inmigración del sur hacia el norte sino, muy al contrario, de establecer nexos comerciales con nuestro continente más cercano, utilizando para ello esa entrada privilegiada en que se está convirtiendo el puerto de Motril. Un puerto, eso sí, al que no le van a hacer una conexión directa, lógica y natural con la autovía, con sus cuatro carriles, para facilitar el tráfico y evitar cuellos de botella. ¡Faltaría más, en esta tierra nuestra!

 Puerto de Motril

De verdad. Miedo me da. Tengo un amigo que trabaja en las entretelas del puerto y al que nunca le pregunto nada sobre su funcionamiento, ni sobre los responsables de su éxito y su buena gestión. Y no le pregunto no por desinterés, lógicamente; sino por miedo. Por miedo a saber. A conocer. Y a contar. Vayamos a pollas.

De hecho, creo que ya he hablado demasiado sobre este auténtico milagro, rara avis granadina. Y pienso: ¿sería posible que este artículo se autodestruyera en cinco segundos y no constara en ninguna hemeroteca? Casi me dan ganas, como si estuviéramos en una sesión de hipnotismo, de decir eso de “cuando cuente hasta tres y chasquee los dedos, usted despertará y habrá olvidado todo lo leído hasta aquí.

Uno, dos y…tres. ¡Chas!”

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¿Y los anteriores Días de San Valentón? Esto blogueamos: 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012