LA VIDA EN TUS MANOS

La columna de hoy de IDEAL habla sobre ese cine que, como el mejor de los maestros, nos sigue dando lecciones tan importantes como inolvidables. ¡A ver si les convence, esto de coger las riendas de la vida con tus propias manos!

 

De las pocas cosas buenas que tiene pasar agosto en la ciudad, una es que podemos ir al cine. Y, afortunadamente, cada vez son más las buenas películas que se estrenan durante la canícula, superando aquellos tiempos en que parecía que sólo los bodrios eran para el verano.

 

Una obra maestra incontestable
Una obra maestra incontestable

Si quieren hacerse un favor a ustedes mismos, y entre que nos llegan los infames bastardos de Tarantino, váyanse a alguna de las hipermodernas, digitalizadas y tridimensionales pantallas de nuestros complejos de multicines para gozar de dos espectáculos visuales de primer orden: «Up» y «Enemigos públicos».

 

Una gozada para los sentidos
Una gozada para los sentidos

Si tienen niños, la primera es inexcusable. Si no los tienen… también. A estas alturas de siglo XXI, reivindicar el cine animado que hace Pixar debería ser un ejercicio de futilidad, pero como todavía hay personas que consideran que los dibus son cosa menor, únicamente dirigidas a infantes, digámoslo una vez más, alto y claro: «Up» es una obra maestra incontestable y su primera parte tiene varios de los mejores momentos del cine no ya de este año, sino de lo que va de siglo. En concreto, la secuencia en que se cuenta la biografía del venerable protagonista ya está en la historia del séptimo arte, atesorando una de las mejores elipsis que jamás se hayan concebido.

 

La historia del gordito y el abuelo, además, tiene un trasfondo que va más allá de la espectacularidad de las imágenes filmadas en 3D. La reflexión de que siempre hay una oportunidad para que se cumplan los sueños contrasta con la lectura de que, o te pones las pilas y espabilas, o la vida se te escapa sin remisión, escurriéndose como el agua entre los dedos de las manos. Y no sólo eso: o vas soltando lastre o nunca conseguirás que se cumplan tus sueños, arrastrando siempre el peso de tu vida anterior, cada día más gravoso y difícil de sobrellevar.

 

Soltrar lastre y coger las riendas de tu vida
Soltrar lastre y coger las riendas de tu vida

Y por eso, John Dillinger, el atractivo gángster protagonista de «Enemigos públicos», vive radicalmente al día. El personaje interpretado por el magnético Johnny Depp siempre hace lo que quiere, sin pensar más allá del momento, reivindicando el magnetismo, el goce y el disfrute de cada instante. Cuando escucha el último chiste que la gente hace sobre la obsesión de la policía por prenderle, se ríe a mandíbula batiente: «Se busca a John Dillinger. Muerto o muerto».

 

La vida, aquí y ahora
La vida, aquí y ahora

La última obra maestra de Michael Mann, entre otras virtudes, tiene la de reivindicar la figura de una de esas personas románticas y libertarias que toman con decisión las riendas de su vida, sin importarles ni el futuro ni el porvenir. Una de esas personas valientes que le sacan todo el jugo a la vida porque, para ellas, el mañana no existe. Personas que no se amoldan a la realidad, sino que la enfrentan con decisión y la cambian a su antojo, conduciéndola por dónde ellos quieren. Lecciones de cine que, como siempre, sigue siendo el mejor maestro.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.       

HABLANDO DE «HASTA DÓNDE EL CINE NOS LLEVE»

Hoy estuvo Juanjo, Bomarzo, de visita por el Cubo. Y, cámara en ristre, me hizo algunas preguntillas sobre nuestro libro, ese «Hasta donde el cine nos lleve» que, por motivos obvios, me tiene entusiasmado estas semanas, presentaciones en vivo incluidas

 

Y en su Blog, El jardín de Bomarzo, mi hermanito ha colgado un vídeo con el resultado de la pequeña plática.

 

A ver qué les parece, que yo me pongo nervioso. Y, además… ¡está en el Youtube! Y, sobre todo, atentos a la Banda Sonora.

 

Lo dejo a vuestro escrutinio. ¡Sed benevolentes, que las cámaras y yo no nos llevamos bien!

 

Jesús Lens, más cortado que un café.

ENEMIGOS PÚBLICOS: LOS MALOS DE VERDAD

Ya saben ustedes que este viernes se estrena una de las películas del año, sobre la que venimos insistiendo con pasión: «Enemigos públicos».

 

Ya llega, la gran película del año
Ya llega, la gran película del año

Pues no dejen de leer este estupendo reportaje sobre los enemigos públicos de verdad, sobre las figuras históricas en las que está basada la película.

 

Y atentos a la banda sonora de la misma, de Elliot Goldenthal, con canciones de Billie Holiday, Diana Krall o ésta joya de Otis Taylor…

 

Jesús Lens, opositando a enemigo público número 1.

ALMED Y HASTA DONDE EL CINE NOS LLEVE

A ver. En las librerías Picasso y Atántida de Granada, en «Negra y Criminal» de Barcelona y en Estudio en Escarlata de Madrid podéis comprar nuestro libro, «Hasta donde el cine nos lleve», de cuya exitosa presentación en Villena (Alicante), pronto hablaremos.

 

Pero, además, si pedís el libro a nuestra editorial, la granadina editorial Almed, os lo mandan sin gastos de envío, tal y como se señala en el enlace referenciado.

El mail es almed@almed.net y fijaos qué chula ha quedado la home de la web de la editorial Almed… nos encanta a Fran y a mí esa luna azul.

 

En serio, anímense a comprar el libro, que a la peña le está gustando bastante, sirve para recordar películas vistas y para que te den ganas de ver otras. Y para viajar con la imaginación, desde el sofá de casa y desde la tumbona de la playa. Y si alguien se lleva el libro a la cama, que nos cuente qué sueños de provoca su lectura.

 

De verdad, lo pasarán bien leyéndolo. Palabrita de Niño Jesús 😉

 

Jesús Lens, autobombeando sin descanso.

ARRÁSTRAME AL INFIERNO

Hay películas para las que los conceptos «buena» o «mala» no aplican. ¿Es buena o es mala «Arrástrame al infierno»? No lo sé, la verdad. Pero reconozco que lo pasé pipa viéndola, con su desmesurada carga de hemoglobina, vísceras, ungüentos, sustos, repullos y asquerosidades varias.

 

El momento que, posiblemente, mejor define la última gamberrada/katxondada de Sam Raimi es ése en el que un yunque le cae en la cabeza a la vieja gitana, haciendo que los ojos se le salgan de las órbitas y se incrusten en la angelical carita de la protagonista. Asco, repulsión, risas y un cruel buen humor presiden todas esas sevicias que el director impone a los protagonistas de esta demencial historia.

 

Una historia, por cierto, que deberían proyectar en los cursos de formación de las entidades financieras de todo el mundo, sobre todo, cuando se hable de Responsabilidad Social Corporativa y otros conceptos semejantes.

 

Porque en el punto de partida de la historia se encuentra un banco cuyo director, para estimular la competencia entre sus empleados, les invita a tomar decisiones duras y difíciles que, perjudicando a los clientes, redunden en beneficio de la entidad. Como, por ejemplo, no refinanciar el pago de su hipoteca a una dulce, tierna y cariñosa ancianita que se ha retrasado en el pago por mor de una enfermedad.

 

Maldiciones gitanas, brujería, sortilegios, demonios desatados y misas negras serán el resultado final del abuso de un capitalismo voraz y desmedido que, está claro, cuando se le deja campar a sus anchas, termina por arrastrarnos a todos en una espiral destructiva, demencial y homicida.

 

Corta, contundente, directa y a la cabeza, «Arrástrame al infierno» es una de esas películas de lo que antes se llamaba serie B, destinadas a provocar una mezcla de atracción/repulsión en los espectadores. Raimi, como buen profesional y, además, como inmejorable aficionado al cine de terror, maneja a la perfección los ingredientes necesarios para conseguir la justa dosis de risas y de asco en una película modélica.

 

Desde luego, no es apta para estómagos delicados. Por eso, contará con el fervor de los buenos aficionados al cine de terror en su versión más gore y pasada de vueltas y, sin embargo, hará que los espectadores más tranquilos y pacíficos miren a la persona que los ha arrastrado a la sala con cara de pocos amigos, pidiendo explicaciones y mascullando frases del tipo: «¿cómo se te ha ocurrido traerme a ver este montón de basura?»

 

Desde luego, si te gustan las emociones fuertes y el terror más bromistamente desenfadado, pasar una hora y media de este tórrido verano viendo «Arrástrame al infierno» no es de las peores ideas que se puedan tener.

 

Valoración: 6.

 

Lo mejor: Su contundencia y lo claro y diáfano de su apuesta por esa especial mezcla de terror y humor.

 

Lo peor: Lo previsible de todo lo que pasa. Aunque, en realidad… ¿a quién le importa? 

Jesús Lens