De la Caja al Plan B

De críos, y no sé muy bien por qué, la letra B iba a aparejada a la palabra burro. O borrico. Borriquito, si nos poníamos tiernos. En estos tiempos líquidos en que nos ha tocado vivir, sin embargo, la B está más aparejada a las finanzas. A la famosa contabilidad. A la caja B. De Bárcenas, por supuesto.

Como ya les he confesado otras veces, el ser Géminis hace que me apasione la cuestión del Doble, especialmente la figura del Doppelgänger, vocablo alemán con el que se identifica al doble fantasmagórico de una persona viva. A su gemelo malvado. A su otro yo. A su reverso tenebroso. A ese Mr. Hyde que acompaña a todo Dr. Jekyll, para entendernos.

¿Qué es la caja B de la contabilidad del PP sino su lado oscuro? Esa contabilidad paralela que se utilizaba para pagar sobresueldos y financiar campañas electorales, comprar voluntades y demás componendas a las que, por desgracia, ya nos hemos acostumbrado.

Nos rasgamos las vestiduras con el culebrón Bárcenas, como debe ser, por mucho que su presencia sea tan cansina y reiterativa como el dinosaurio de Monterroso: dormidos o despiertos, siempre sigue ahí. Como Villarejo.

Nos rasgamos las vestiduras, pero pagar y/o cobrar en B en España sigue siendo una inveterada tradición que cuenta con el beneplácito y la aceptación social de demasiada gente. La famosa pregunta de si con factura o sin factura, que debería avergonzar a quien la hace, está al orden del día. Y muchas veces en boca de quien, después, se muestra casto y puro; socialmente comprometido y políticamente reivindicativo y combativo en sus perfiles en las redes sociales.

Las redes sociales son la versión B de nosotros mismos. Nuestra mejor versión, virtualmente mejorada y tamizada, con o sin filtros. Ya pasaba, de hecho, con aquellos vinilos que, en su cara B, ocultaban joyas y secretos para los iniciados. ¿Y qué decir del famoso plan B que, según los gurús de la cosa más posmoderna, todos deberíamos tener?

Hasta hace no mucho tiempo y como decían nuestras madres y abuelas, si eras honrado y trabajador, el plan A era para toda la vida. Salvo accidente, la ruta estaba estaba trazada y el camino, expedito. Ahora ya no. Hoy vivimos en un proceso de cambio permanente que nos obliga a tener planes B, C, D y hasta H. ¡Y sin caja B para ponerlos en marcha!

Jesús Lens

Ed Brubaker & Kike Maíllo en clave noir

Esta semana les quiero hablar de un cómic y de una película que me han gustado especialmente. Aunque al guionista Ed Brubaker tenemos que dedicarle una entrega completa de este Rincón, no podemos dejar pasar un día más sin recomendarles vivamente el tomo recopilatorio de ‘La escena del crimen’, publicado por Planeta Cómic, con material extra algo escueto, pero muy interesante.

“Estamos llegando a un punto en la carrera de Ed Brubaker en el que ningún aficionado acérrimo a Ed Brubaker puede decir cuál es su obra favorita de Ed Brubaker. Pero yo, uno de los aficionados acérrimos originales de Ed Brubaker estoy aquí para deciros que esta es mi obra favorita de Ed Brubaker. Es esta”. El autor de este galimatías es ni más ni menos que Brian Michael Bendis, otro de los más grandes del cómic noir contemporáneo.

¿Por qué es tan interesante ‘La escena del crimen’? Porque es canónicamente noir. El protagonista es un detective privado con antecedentes violentos y viciosos, hijo de un policía muerto en acto de servicio. Vive con su tío, un especialista en fotografía de sucesos. Un detective joven, pero suficientemente maleado al que le encargan encontrar a una chica fugada igualmente joven… e igualmente maleada.

¿Les suena el argumento? Efectivamente. Es un claro homenaje a los padres de la novela clásica norteamericana, Raymond Chandler y Dashiell Hammet, trufado de aquella película tan maravillosamente turbadora, ‘Chinatown’.

Y, sin embargo, no estamos ante ningún pastiche. Homenaje sí. Respeto también. Pero originalidad y calidad a raudales, con una trama de lo más sugestiva y sugerente, cargada de ese fatalismo tan propio del género negro. Además, Michael Lark hace un gran trabajo al dibujo y Sean Phillips con el entintado y esos claroscuros tan poderosos. En próximas semanas hablaremos de ‘Sleeper’, ‘Criminal’ y de ‘Gotham Central’, pero si pueden, háganse con esta pieza de antología, un antes y un después en el cómic noir norteamericano.

Vámonos al cine, hablando en sentido figurado. En Filmin se ha estrenado lo nuevo de Kike Maíllo, director de la notable ‘Toro’, una de las grandes películas policíacas del cine español contemporáneo.

En ‘Cosmética del enemigo’, el cineasta adapta una novela de la muy perturbadora autora francesa Amélie Nothomb. La película es un tour de force absoluto cuya acción transcurre en apenas tres o cuatro escenarios, aunque muy bien aprovechados, cinematográficamente hablando. Por la misma razón, apenas hay tres o cuatro actores de referencia en pantalla, llevando el peso de la historia dos de ellos: la inquietante Athena Strates y Tomasz Kot, protagonista de aquella sublime ‘Cold War’.

Ni les voy a decir de qué va ni deben permitir que nadie se lo diga. De hecho, cuanto antes vean la película, mejor, no vaya a ser que algún graciosillo se la reviente. En apenas hora y media, asistimos a un duelo interpretativo de alto voltaje, con una historia repleta de aristas y sorpresas que hacen las delicias del espectador. Como les decía, buena parte de la acción de ‘Cosmética del enemigo’ se desarrolla en el aeropuerto Charles de Gaulle parisino. Para un amante de los no-lugares como yo ha resultado una gozada el partido estético que le saca Kike Maíllo en un buen número de escenas. Tensión, angustia y sorpresas. Muchas sorpresas. No se la pierdan.

Y vayan desempolvando su copia de ‘Extraños en un tren’, la novela y la película. La semana que viene hablamos de ellas, en re-celebración del centenario de Patricia Highsmith, una de las más grandes escritoras de género policíaco. Es-cri-to-ra, nada de ‘Dama del crimen’ y otros execrables y revenidos topicazos machistas por el estilo.

Jesús Lens

La newsletter como género

Es una de las palabras en inglés que cuesta trabajo traducir al español sin que pierda su fuerza. Newsletter, perfecta combinación entre dos palabras tan bonitas como noticias y carta. En estos tiempos en que las únicas cartas que recibimos son facturas o, peor aún, requerimientos de pago, estas misivas repletas de noticias son una bocanada de aire fresco. ‘Boletín de novedades’ podría ser una traducción justa y oportuna, pero no le hace justicia a la poética de newsletter.

Durante muchos años escribí una newsletter diaria comentando las novedades que subía a mi bitácora, nombre mucho más elegante, este sí, que el de blog. Pero me cansé. Apenas recibía respuesta y, con el auge de las redes sociales, me pareció un formato que se había quedado antiguo y obsoleto.

Ahora, miren ustedes por donde, no hay empresa, institución y/o medio de comunicación que se precie sin su newsletter. Se ha convertido en un género en sí mismo cada vez más exigente. De hecho, ya hay gente que vive de él, con una lista de suscriptores fieles que pagan por recibir una selección de noticias útiles e interesantes.

Si son ustedes suscriptores de IDEAL, recibirán todas las mañanas en su bandeja de entrada un correo electrónico en el que se introducen los contenidos del periódico a través de una primorosa —y a veces punzante e irónica— crónica. Son textos que tienen un currazo, pero que en menos de cinco minutos de lectura te permiten hacerte una idea de todo lo que pasa para, después, ir pinchando los enlaces con las noticias. Y ojito a la titulada Rumore, Rumore que firma Quico Chirino los miércoles: corrosiva, ácida y sarcástica, muchas veces críptica al estilo de los icebergs; siempre lleva ‘comía’ de la buena. Picante, o sea. Sin olvidar las newsletters especializadas en temas diversos, sean deportivos, culturales, científicos y un largo etcétera. Para gustos, los colores.

Yo estoy suscrito a muchas. A demasiadas, quizá. De ahí que se queden sin abrir en la bandeja de entrada como la carta en una botella que, lanzada al océano, se pierde entre sus procelosas aguas, sin llegar a playa alguna.

Me gustan las newsletters. Son un remanso de paz entre el caos infoxicativo imperante. Le estoy dando vueltas a recuperar aquella vieja tradición. La duda es si modernizarme e incluir vídeos y material gráfico o centrarme en el texto escrito. ¡Qué sin vivir, oigan!

Jesús Lens

El futuro turístico de Granada

Fue en el Alhambra Palace, cuya maravillosa terraza tanto echo de menos. Hablamos largo y tendido. Hablar, en la segunda acepción del término: mantener una conversación con otra persona. Aunque es nervioso por naturaleza y fijo que estaba loco por revolotear por otros corrillos, Manuel Olivares aguantó a pie firme. No estábamos de acuerdo en muchas cosas, pero me gustó que aquel concejal del Ayuntamiento de Granada, además de oír, también escuchara.

En esta vida hay dos clases de políticos: quienes dialogan y escuchan durante las conversaciones y quienes, como el que oye llover, solo tratan de imponer su versión de los hechos. Su verdad. Su opinión. Su historia.

El pasado viernes, al leer mi columna sobre los planes impulsados por la concejalía de Turismo, Manuel Olivares tuvo el detalle de contarme más en profundidad varios de los proyectos en que están trabajando. Y hablo en plural porque me dejó muy claro que, en esto, son muchos los agentes, los técnicos y las instituciones implicados. (Leer AQUÍ esa columna)

Sobre el proyecto museológico ‘Granada y los viajeros románticos’, me garantizó que va a ser muy potente, lo que de me produce una especial alegría. Y me adelantó que la señalética proyectada, adaptada a los requerimientos de la UNESCO, va a ser inclusiva, una iniciativa pionera en Europa.

Pero lo que más me gustó es saber que la concejalía de Turismo del Ayuntamiento está involucrada en un proyecto con la UGR llamado a tener gran impacto visual. Y en varias iniciativas con la Diputación, orientadas a conseguir más pernoctaciones en la provincia. En concreto, el diseño de rutas temáticas en que ambas instituciones están trabajando conjuntamente me resulta muy esperanzador.

Acostumbrados a que cada institución haga la guerra por su cuenta e, incluso, a ver cómo se torpedean las iniciativas de unos y otros, resulta estimulante comprobar que, por debajo del ruido y la furia mediáticos, hay políticos y técnicos currando en beneficio de la ciudadanía, más allá de colores y siglas; de filias y fobias.

En estos tiempos tan complicados en que nos nutrimos casi unánimemente de malas noticias, me ha supuesto un chute de optimismo saber que, aprovechando el parón impuesto por La Cosa, los responsables de la principal industria granadina están trabajando juntos y repensando el futuro turístico que está por venir. Ojalá que estos esfuerzos lleguen a buen puerto. Y un brindis por los políticos que, además de hablar, escuchan. ¡Salud!

Jesús Lens

Inversión en turismo inteligente

Que no estén las cabezas para pensar en viajes, vacaciones, salidas o desplazamientos no quita para que debamos reflexionar sobre los desafíos de futuro que presenta el turismo. De hecho, este parón debería ser una excelente oportunidad para hacer una reflexión colectiva sobre el particular. Desde el punto de vista económico y financiero, por supuesto, pero sin olvidar la sostenibilidad.

¡Vaya frase me ha salido! Como de candidato en campaña electoral. Pero de verdad de la buena que creo en ello. El peso del turismo en el PIB provincial de Granada es demasiado importante como para no prestarle la atención que se merece. Hay que abundar en la senda del binomio Granada-Salud. En las posibilidades del acelerador de partículas, en la UGR y un largo etcétera. Mal haríamos, sin embargo, en olvidar al sector turístico que tanto nos reporta.

El concejal del ramo del Ayuntamiento de Granada, Manuel Olivares, no deja de proponer temas interesantes. Una vez ‘desfacido’ el entuerto sobre los miradores, continúan llegando ideas con el objetivo de que nuestra capital sea un destino inteligente. Tengo que reprimir mis más bajos instintos para no hacer aunque sea un comentario sardónico sobre Granada como destino inteligente, pero no me quiero desviar de la cuestión. (Leer AQUÍ y AQUÍ el tema de los miradores, los olores y los sonidos)

Lo de la medición de flujos turísticos en barrios históricos suena bien, aunque será difícil luchar contra el síndrome del ‘petazo’ en puentes, fines de semana otoño-primaverales y fiestas de guardar. La sostenibilidad, o sea. Sobre la cuestión de la señalética y la cartelería hablamos otro día, junto al tema de los miradores y los itinerarios culturales, históricos y gastronómicos. Van muy de la mano.

Menos mal que los responsables del área de turismo han detectado el enorme potencial de todo lo referente a los viajeros románticos y vayan a actuar en consecuencia. ¡Nunca es demasiado tarde si la dicha termina por ser buena!

Un proyecto museístico dedicado a los Washington Irving, Ford, Dumas o Gautier en el Cuarto Real tiene todo el sentido. Siempre que se haga bien, claro, y no quede reducido a cuatro paneles informativos con menos contenido que el de la Wikipedia. Una ocasión, también, para organizar actividades culturales en torno a la figura del viajero, romántico o malafollá, que haberlos, haylos.

Foto: González Molero

Granada ha sido imán para viajeros desde tiempos inmemoriales. Los ha habido de paso, estacionarios y hasta que han echado raíces aquí. Hora es de dedicarles cariño, atención… y dinero.

Jesús Lens