Solos, o en compañía de otros

Me marcho unos días de Granada y, a la vuelta, me encuentro con el milagro de los panes y los peces en clave electoral, con más candidaturas que improbables etiquetas ha acumulado nuestra ciudad en los últimos tiempos.

Ahora mismo, la pregunta más importante es: ¿cuánto vale un sillón de concejal? A ver, no me mal interpreten. Que cuánto cuesta. En el sentido electoral, quiero decir, no en el pecuniario. ¿Cuántos votos son necesarios para conseguir un acta en la Plaza del Carmen? Porque la cosa va a estar más disputada que el mercado de fichajes veraniego, cuando Florentino eche las redes.

La multiplicación exponencial de listas electorales a las municipales granadinas es síntoma inequívoco de dos cosas. La primera, que los grandes partidos ya no son lo que eran. ¿Se acuerdan del célebre ‘el que se mueva no sale en la foto’ de Alfonso Guerra? Pues ahora, esto parece el juego de la silla, pero con música electrónica, todos bailando al son del chumba-chumba.  Y es que, desde que se inventaron las cámaras digitales y los móviles inteligentes, el concepto de foto ha cambiado notablemente.

El segundo síntoma de este despiporre electoral es que, en Granada, tenemos líderes pequeños, incapaces de convencer, aunar, cohesionar y unir en torno a un proyecto de ciudad creíble e ilusionante. Todo son personalismos, pero de tercera fila.

Para muestra, tres botones: la incapacidad de Francisco Cuenca para consensuar nada en tres años, el destrozo interno del PP y sus sangrientas rebatiñas y el impenitente cesarismo de Luis Salvador en Ciudadanos: yo soy uno de esos ‘que no tienen dos dedos de luces’, convencido de que, si se queda en Granada, es porque no ha tenido cabida ni en Sevilla ni en Madrid.

¿Qué decir de las escisiones producidas en el entorno podemita? Cuántos más ‘unidos’ y ‘juntos’ llevan en sus pomposos enunciados, más peleados y separados parecen. Y nos quedan los nuevos liberales y ‘Juan y sus Amigos’ para terminar de conformar un espectro tan variado como confuso.

Va a ser importante, al comparecer en las urnas, ir con tiempo para mirar bien los nombres de los candidatos en las papeletas, que las siglas cada vez significan menos.

Jesús Lens

Por tierras de Pedro Antonio

‘Principiemos por el principio… Recuerdo que donde al fin me abordó fue en las solitarias ruinas de la Alcazaba… Tendría él sesenta años, y yo nueve. Al verlo, di de mano a mi tarea -echar abajo los muros de la Alcazaba- y traté de marcharme; pero el hombre de lo pasado me atajó en mi camino; congratulóse muy formalmente de aquella afición que advertía en mí hacia los monumentos históricos, tratóme como a compañero nato suyo, dióme un cigarro, mitad de tabaco y mitad de matalahuva, y acabó por referirme todas las tradiciones accitanas del tiempo de los moros y todas las tradiciones alpujarreñas del tiempo de los moriscos, poniendo particular empeño en sublimar a mis ojos la romántica figura de Abén-Humeya’.

No piensen que soy un jeta que transcribe el arranque de ‘La Alpujarra. Sesenta leguas a caballo precedidas de seis en diligencia’, de Pedro Antonio de Alarcón, por no tener otra cosa que escribir. ¡Muy al contrario! He pasado un día de fábula en Guadix con mi amigo Gustavo Bernal, trabajando en un proyecto que tenemos entre manos para la Feria del Libro con el festival Gravite sobre viajes en el tiempo, patrocinado por Bankia y CajaGranada Fundación.

Una jornada de paseo y descubrimiento, siguiendo las huellas de Don Pedro Antonio por su ciudad natal, guiados por Marisa Ruiz López, de Cultura del Ayuntamiento, y por Julio García de los Reyes, un sabio, un erudito, máxima autoridad en la figura del autor accitano.

Aunque ya habrá ocasión de profundizar en el sentido de esta escapada, no puedo dejar de compartir mi euforia por tener en mis manos una primera edición de un libro de viajes capital, publicado en 1874, y que convertía a La Alpujarra en un territorio mítico a la altura de los valles del Nepal, el desierto del Kalahari, Machu Pichu o el Transvaal sudafricano.

Un libro de viajes por La Alpujarra que tantísimo me influyó de joven, de forma indirecta, gracias a la Guía General de Eduardo Castro, en la que contaba su periplo por la recóndita comarca granadina, siguiendo los pasos de Pedro Antonio de Alarcón. Un libro esencial, reeditado en una versión más completa con el título de ’La Alpujarra en caballos de vapor’ y que no puedo dejar de recomendarles.

Jesús Lens

Maestros del Noir norteamericano en el Quais du Polar

La semana pasada, de la mano del Instituto Francés y la Alianza Francesa de Granada, tuve la suerte de participar en uno de los festivales literarios más importantes del mundo: el Quais du Polar que se celebra en Lyon desde hace 15 años.

Granada Noir ha sido el único festival español invitado a la llamada Polar Connection, los encuentros profesionales organizados al calor del festival negro y criminal. Han sido una sucesión de excitantes master class, casi un campamento de entrenamiento para gestores culturales. Les confieso que me sentí como si a un soldado raso le animan a participar en unas maniobras de los Navy SEAL, pero han sido días de experiencias compartidas y enorme aprendizaje que trataremos de adaptar a las próximas ediciones de nuestro festival andaluz.

La semana que viene les hablaré más en profundidad del Quais du Polar, de sus orígenes y del milagro que supone para los amantes de los libros, pero no quiero dejar pasar la oportunidad de compartir con ustedes el contenido de algunas de las charlas más interesantes que he tenido la oportunidad de escuchar.

Para comenzar, Michael Connelly, uno de los maestros del noir contemporáneo, padre de uno de los personajes más famosos del género policiaco estadounidense: Harry Bosch.

Bosch apareció por primera vez en ‘El eco negro’, allá por 1992. Desde entonces, ha protagonizado 19 novelas de Connelly, con la particularidad de que la acción de las historias narradas transcurre aproximadamente en el mismo año de escritura de cada libro, por lo que Bosch se ha convertido en el mejor guía posible de la ciudad de Los Ángeles, donde trabaja como inspector de policía.

Fiel a sus orígenes como periodista, Connelly se documenta perfectamente sobre el tema del que quiere escribir en cada uno de sus libros, contando con las mejores y más fiables fuentes posibles. Realidad ficcionada es como describe a sus novelas: introduce a personajes de ficción en la realidad más escrupulosamente contrastada. De ahí que se esté planteando recuperar a otro de sus personajes: Jack McEvoy, un periodista. Sobre todo, ahora que Trump ha puesto en la diana al gremio en su conjunto, cuestionando su legitimidad y su trabajo.

Durante su conversación en el Quais du Polar, Connelly aprovechó para presentar a su personaje más reciente: Renée Ballard, protagonista de ‘Sesión nocturna’. Se trata de una joven policía del turno de noche, por lo que su trabajo es muy ingrato: asiste a levantamientos de cadáveres y a los primeros trámites de los delitos cometidos durante la noche y, con el amanecer, deja los casos en manos de los detectives más experimentados. Pertenece, por decirlo suavemente, a lo más bajo del servicio. Y, sin embargo…

Nadie conoce como Connelly los intersticios de la sociedad angelina contemporánea y los mecanismos que rigen el día a día de la policía de LA. Sus novelas son, por tanto, una gozada para los amantes del procedural más apegado a la realidad del momento.

Ron Rash y Chris Offuff, otros dos grandes del noir norteamericano, prefieren escribir sobre los ambientes rurales y montañeros de la zona de los Apalaches. Chris Offutt, en concreto, defiende las bondades de Kentucky, lugar en el que transcurre la acción de todas sus narraciones.

Precisamente estos días la editorial Sajalín publica en España ‘Kentucky seco”, una colección de cuentos de Offutt, un tipo dotado de un ácido y corrosivo sentido del humor, más preocupado de que sus vecinos no le peguen un tiro durante sus cacerías en el Kentucky profundo que de participar en saraos literarios. Como bien se encargó de explicar en el Quais du Polar, “amo a la gente, de verdad. Pero a distancia. Les amo a ustedes. A todos y a cada y uno de ustedes. Seguro que son encantadores, pero preferiría estar encerrado en mi habitación del hotel que aquí, rodeado de personas”.

Las carcajadas del público sirvieron para que el otro contertulio, Rash, dijera que a él le pasa lo mismo. Y que, de hecho, cuando imparte cursos de escritura creativa, lo primero que les pregunta a sus alumnos es qué tal llevan la soledad, requisito imprescindible para ser escritor. Muy recomendable ver la película ‘Serena’, basada en su novela más famosa, protagonizada por Bradley Cooper y Jennifer Lawrence, dado que el texto original no es fácil de encontrar. Más reciente es la traducción de ‘Un pie en el paraíso’, debut de Rash en la literatura. ¡El puro sabor de la naturaleza norteamericana más salvaje y montaraz!

A Chris Offutt, además de leerle en Sajalín, podemos seguirle la pista… ¡en la televisión! Ha pasado varios años escribiendo guiones para series tan populares y conocidas como ‘Treme’, ‘Weeds’ o ‘True Blood’.

Y es que los caminos de la literatura negra y criminal contemporánea son cada vez más transmedia y multiformato.

Jesús Lens

El tesoro del Cisne Negro

En esta vida hay tres tipos de lecturas. Las primeras y más habituales son las que, una vez terminadas, caen en el olvido. Poco a poco se van difuminando los personajes, las tramas y los escenarios y, con el paso del tiempo, apenas te queda un recuerdo más o menos vago, más o menos indeterminado.

Junto a ellas están las mucho más escasas lecturas que te sacuden y te electrizan. Las que te cortan la respiración. Libros que te transforman como lector y como persona y cuyos pormenores jamás podrás olvidar.

La tercera modalidad de lecturas son las que, además de resultar memorables, te dan ganas de seguir profundizando en el tema narrado, las que incitan a investigar sobre las vidas de sus personajes, a bucear en la historia de los lugares en los que transcurre la acción. Historias que no se agotan en sí mismas, convirtiéndose en puerta de entrada a dimensiones desconocidas.

Ahora mismo, por ejemplo, tengo abiertas varias pestañas en Google, con información sobre Odyssey Marine Exploration, el pecio de La Mercedes y el Museo Nacional de Arqueología Subacuática.

Pero lo realmente relevante no está en el portátil, sino al lado, sobre el escritorio. Se trata de mi ejemplar de ‘El tesoro del cisne negro’, el cómic de Guillermo Corral y Paco Roca que compré en Subterránea, una de las grandes librerías de Granada.

Ahora que vuelven los contenciosos submarinos a costa del galeón San José y la pugna con Colombia, ¿se acuerdan ustedes de aquella otra rocambolesca historia? Una empresa norteamericana especializada en la búsqueda de tesoros subacuáticos halla los restos del barco Nuestra Señora de las Mercedes, hundido en 1804 durante la Batalla del Cabo de Santa María; y se lleva a Estados Unidos un tesoro conformado por casi 600.000 monedas de oro y plata. El gobierno de España decidió pleitear y, entre el 18 de mayo de 2007 y octubre de 2013, el asunto estuvo vivito y coleando.

El galeón San José, otro conflicto internacional en ciernes

Guillermo Corral, el guionista de ‘El tesoro del cisne negro’, vivió en primera persona todo aquel monumental lío. Consejo de amigo: no dejen de leer el tebeo. Van a descubrir las interioridades de una fascinante historia. Y, en cuanto lo acaben, se encontrarán como yo, organizándose para visitar el tesoro, depositado en el referido museo de Cartagena.

Jesús Lens

Tesoros y vertederos submarinos

Hagamos como cuando éramos chicos: tengo dos noticias, una buena y una mala. ¿Cuál prefieren leer ustedes primero?

Yo, siempre la mala. Por ejemplo: ‘Vertedero marítimo. En los fondos marinos de la Costa granadina se acumula la basura que se arroja desde la superficie, la mayoría plásticos de invernaderos”.

¿Leyeron y vieron las demoledoras fotos del espectacular reportaje de Rebeca Alcántara, en el IDEAL del pasado domingo? AQUÍ lo tienen. Fue un shock. Venía de Lyon, donde todo está tan cuidado, donde miman a sus ríos con tanto cariño, que me entró un súbito bajonazo.

“Es imposible limpiar el fondo del mar, pero sí se puede trabajar para averiguar cuál es el origen de esos residuos y poner en marcha acciones que ayuden a que estos desperdicios dejen de llegar a nuestros océanos”. Son palabras de Enrique Montero, impulsor de un proyecto medioambiental llamado Ecopuertos, y me parecen de imprescindible aplicación.

Lo están viendo ustedes, una y otra vez, en mil y una informaciones: nuestros mares se ahogan en plástico. Y, con él, las criaturas que habitan en los fondos marinos. Ese pescado que ustedes y yo nos comemos, sin ir más lejos, hasta el punto de que un 70% de la sal y el marisco que se venden en España contiene microplásticos, según la OCU.

Puede parecer una exageración, pero la guerra contra el plástico es una de las más importantes que debemos librar, por muchos frentes abiertos que tengamos a nuestro alrededor.

Lo malo de haber empezado por la noticia mala es que me he comido casi todo el espacio de esta columna. ¡No es justo! Aun así, y a pique de ampliarla en próximos días, terminemos hablando de algo positivo, dándole la palabra a Laura Ubago y recordando el IDEAL de hace una semana: ‘Almuñécar plantea montar un museo submarino con esculturas y barcos hundidos’. (Leer AQUÍ)

Ejemplo de Museo Submarino, en México

Mucho se está hablando de posibles museos y otras infraestructuras culturales en la precampaña electoral y, sin embargo, demasiado poco se ha comentado esta extraordinaria idea. Esto sí es algo nuevo, diferente, interesante, atractivo y rompedor; nicho de mercado para un turismo cultural distinto al habitual.

El haz y el envés de de nuestros fondos marinos, que no podemos permitir que sigan siendo un vertedero.

Jesús Lens