INDIANA JONES Y EL REINO DE LA CALAVERA DE CRISTAL

Ya se estrenó. Por fin. Después de años de proyectos frustrados, guiones fallidos y agendas que no encajaban, hubo un día en que los astros se alinearon y… ¡aquí está! ¡Ya llegó! ¡La nueva aventura de Indiana Jones!


Y ha querido la casualidad que haya sido con este memorable estreno que hayamos comenzado a colaborar con la inquieta, activa y valiente gente de Séptimo Vicio.

A partir de ahora, reseñas, críticas y otras cuestiones que tengan que ver con el mundo del cine, las podréis seguir, también, en esa estupenda web de confección granadina y proyección mundial.

La reseña de “Indiana Jones y la calavera de cristal”, de la que podéis leer con total tranquilidad los tres primeros párrafos, sin miedo a descubrir cualquier aspecto de la trama, comienza así:

“La cuarta de Indi: ¿latigazo o gatillazo? No es mía la expresión, que conste. La leí en un foro de Internet. Tras presentarse en Cannes, la crítica se dividió en dos. Por una parte, la que entró en el juego planteado por el equipo artístico encabezado por Lucas y Spielberg. Para esta facción, “Indiana Jones y la calavera de cristal” es un latigazo.

Sin embargo, para los críticos más sesudos, esta cuarta entrega de las aventuras del arqueólogo más famoso de la historia del cine es un gatillazo total y la película es un fiasco. Lo que a mí me gustaría saber es lo que opinan los sesudos gatillazos de la trilogía primigenia, pero bueno, tampoco hay que hacerle mucho caso a esa facción de la crítica que gusta de convertir el cine en un ejercicio de sufrimiento y expiación para el espectador.

Para mí, digámoslo ya, esta aventura de Indi y la calavera de cristal … leer más. Sin miedo.

Jesús Lens.

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OTRA DE ESAS IMÁGENES IMPOSIBLES

En esta ocasión, la imágen imposible enlaza con un evento cierto, posible y real sobre el que volveremos muy pronto: el Festival Cines del Sur… Tras las imposibles imágenes tipo Escher y aquélla otra sorprendente del carapicha, dejamos una muy real, como tendremos ocasión de demostrar.

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JESÚS LENS TUERO. IN MEMORIAM

Hace diez años, tal día como hoy, recibí la llamada telefónica más devastadora de mi vida. Trabajaba entonces en la Plaza de Villamena cuando, a media mañana, me avisaron desde la Universidad. Nadie me quiso decir nada, excepto que subiera a Filosofía y Letras lo más rápidamente posible. Hablé con mi hermano, que tampoco entendía nada. Aquello no tenía sentido alguno ya que la única opción lógica para que nos hicieran subir con urgencia a la Facultad, sencillamente, no podía ser. Porque esa mañana, nuestro padre, estaba tan bien como siempre.

Por desgracia, con tanta valentía como honda pesadumbre, Pedro Pablo nos confirmó la noticia. Jesús Lens Tuero había fallecido súbitamente, en plena Facultad.

No soy persona que guste de mirar atrás. Y, cuando una pérdida como ésa te golpea salvaje e inesperadamente, sólo hay un camino: tirar adelante, como los burros. Y eso hicimos en casa. Mirar al frente y continuar con nuestra vida.

Ello no obsta para que, cuando nos encontramos con Miguel Villena, Jesús, Pedro Pablo y el resto de compañeros de nuestro padre, nos dé una enorme alegría fundirnos en un abrazo con quiénes siempre han llevado a gala el considerarse los discípulos del que fuera, en su memento, el catedrático más joven de España, un joven gallego de poco más de veinte años que se vino a una Universidad de Granada en plena efervescencia.

Es un honor hablar con José Vicente Pascual y escucharle contar cómo nuestro padre, cuando era Decano de Filosofía y Letras, ayudaba a los estudiantes detenidos por la policía en la época de la Transición. O leer ese anónimo que los fascistas le mandaron a casa, amenazando con quemarle el coche si seguía permitiendo que los rojos camparan a sus anchas por la Facultad al facilitarles la infraestructura necesaria para que mantuvieran sus asambleas clandestinas y sediciosas.

Aunque no vivamos de recuerdos, no podemos más que sentir un profundo orgullo y una enorme satisfacción cuando pasamos por la extraordinaria librería de la Universidad de Granada, orilla de la Plaza de Isabel La Católica, y vemos en el escaparate el estupendo y generosamente editado volumen de Epieikeia, en el que decenas de compañeros y amigos brindaron un emotivo homenaje a la memoria del profesor Lens Tuero, profesor en el más amplio sentido de la expresión, que disfrutaba con la filología griega, pero que descubrió a los Americanistas y no pudo sustraerse a su poderoso influjo, que amaba “2001. Una odisea del espacio” y “Los centauros del desierto” con la misma desaforada pasión con que escuchaba todas las óperas del mundo.

John Wayne, los Centauros y nuestro padre, siempre unidos en nuestra memoria

En los últimos años, una de las actividades que más satisfacciones le proporcionaba era dar clases de cultura española a los jóvenes extranjeros que cursaban estudios en el Centro de Lenguas Modernas de la Universidad granadina. Nos volvía locos, a mi hermano y a mí, para que le localizáramos imágenes y sonidos de cante flamenco, toros, pintura, cine, etcétera. Por eso, el día en que le dedicaron un Aula en dicho Centro fue uno de los más emotivos para nuestra madre, que sabía lo mucho que disfrutó en aquel lugar, dando clases a estudiantes de medio mundo.

Han pasado diez años. Ya. Sólo. Diez años en los que tantas y tantas cosas nos han pasado. Diez años intensos, con sus luces y sus sombras. Diez años repletos de acontecimientos de los que nos hubiera gustado que nuestro padre hubiera sido partícipe y testigo. Por desgracia, las circunstancias de la vida no lo dispusieron así. Pero siempre nos queda la íntima satisfacción de saber que muchas de las cosas que nos han pasado a lo largo de este tiempo se las seguimos debiendo a un hombre sabio y bueno cuya huella sigue permaneciendo viva.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

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¡CIBERFACHAS AL ABORDAJE!

A veces, el mundo virtual te da sorpresas. Como la de, en una entrada sobre deportes, recibir un comentario que dice: «Menuda mierda de Blog, colega». Y el caso es que, por una vez, en vez de ser un comentario Anónimo, viene firmado por un individuo que se hace llamar Cambiaelmundo.

Y, cosas de la vida, podemos acceder a su perfil, sus blogs y demás.

Y resulta ser un ultracatólico que, en sus múltiples bitácoras, va de intelectual, comprometido, amoroso y defensor de la Iglesia, Dios, Cristo, las curias, los Papas, etc.

Ciberfachas: ¿Quién maneja los hilos?

Enhorabuena.

Con sujetos como tú, efectivamente, el mundo va a cambiar, pero a peor. Me encantan estos fascistas que van predicando el amor al prójimo, la intelectualidad, el estudio y la formación y luego entran en otra bitácora y filosofan profundamente diciendo «Menuda mierda de Blog, colega».

Mira. No había hecho este año todavía la Declaración de la Renta. Gracias por recordarme, Alberto Tarifa Valentín-Gamazo, colega, dónde no voy a poner la X.
Por cierto, los muchos Blogs que salen a través de tu perfil, están muy bien currados. No comulgo con sus contenidos, pero denotan trabajo, estudio y dedicación. Lo que demuestra, colega, que no son tuyos, sino plagios repetidos y rebotados en la web desde la FAES y similares ¿verdad?

En fin, que gracias por entrar en esta Bitácora y por demostrar que sí. Que los fachas existís, que estáis ahí, siempre amenazantes, siempre escrutadores, siempre crispando.

Gracias por reafirmarme en mis ideas.

Gracias por tus mierdas, colega.

Y enhorabuena por definirte, describirte y presentarte como eres.

Jesús Lens.

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LIGA ACB & ESPARRAGO RUN: DE LA DECEPCIÓN AL FELIZ KATXONDEO

Aunque algo apuntamos hace unos días, no quise hablar de ello más extensamente para que no se me acusara de ser un madridista dolido por la eliminación de su equipo en la ACB. La liga de baloncesto ¿profesional? de este nuestro país.

Pero como anoche cayó la Penya, el equipo más espectacular del año y el gran favorito para hacerse con el título –miren la encuesta de la MG (Margen Derecha) de esta bitácora, por ejemplo –ya podemos hablar desde un punto de vista neutral, como aficionado al baloncesto y no como seguidor de un equipo concreto.

El caso es que la liga ACB comienza allá por el mes de octubre. Y junto a equipos del potencial del Real Madrid, Barça o TAU, hay una enorme cantidad de conjuntos pequeños, entre ellos el CB Granada, que juegan una competición distinta: la de no descender. Así, el año baloncestístico, la conocida como Temporada Regular, va aconteciendo sin muchas emociones. Los equipos de Murcia, Fuenlabrada, León, Menorca y alrededores van perdiendo sus partidos con los grandes, aunque de vez en cuando den una sorpresa que, en realidad, da lo mismo. Porque donde se gana la Liga ACB es en los Play offs o eliminatorias por el título.

Para tener a favor el factor cancha, quedar lo más arriba posible en la clasificación es importante. Pero nada más. De hecho, el factor cancha es más importante cuánto más largas son las series de play off. Porque, como este año de ha puesto de manifiesto, en las ridículas series al mejor de tres partidos, un error hace que estés eliminado.

No se trata de sostener que las victorias de Unicaja y Barcelona sobre Real Madrid y Joventut hayan sido injustas. Ni mucho menos. De lo que se trata es de criticar un sistema competitivo en el que se escamotea la competición. Un error, y a la calle.

Para eso ya tenemos la Copa del Rey. O la Final Four de la Euroliga. Un error, y a casita. En la ACB se habían implantado las series al mejor de cinco partidos. Un error, por tanto, era salvable. Pero la ACB no cree en su producto. La televisión no cree en el básket ACB y, este año, han decidido quitarse de en medio la Liga de baloncesto lo más rápidamente posible para centrarse en la Eurocopa de fútbol y el las Olimpiadas de Pekín.

En la NBA, las series son al mejor de siete partidos. Ello hace que puedas ver duelos fascinantes durante, al menos, cuatro noches. La prensa española aprovecha para hacer reportajes sobre Tim Duncan, sobre Gasol, sobre entrenadores como Popovic o Jackson, etcétera. Las eliminatorias de la Liga ACB, sin embargo, apenas merecen un recuadro de un cuarto de página. Porque antes de empezar, ya han terminado.


Para estos play offs, no hacía falta una temporada regular (mediocre) como la que hemos tenido. Señores de la ACB, si ustedes no creen su producto, nosotros tampoco. Lo sentimos.


Así que, vayamos con la parte lúdica y festiva del deporte popular: el Espárrago Run, la carrera del Circuito de Fondo de la Diputación que me ha permitido sacar pecho frente a mi Sacai, que se vino a ver la prueba y se encontró con la agradable situación de que su Patón favorito llegaba excelentemente colocado en la carrera, batiendo incluso a su Alter Ego, José Antonio Flores, para escándalo de todos los concurrentes.

Fue bonito llegar bien colocado, recoger la bolsa del corredor y ver cómo, por detrás de mí, la cola era interminable. Sentirse ganador, campeón, figura, etcétera, etcétera. Pero no mantuve la impostura demasiado tiempo, no fuera a ser que mi Sacai se creyera, de verdad, que mi evolución como corredor me había hecho pasar, en seis meses, de ser un trotón del furgón de cola a ser la máquina que arrastra a los vagones del tren.

Lo que pasó es que un garrafal error de la organización, que no había señalizado bien el recorrido, metió a un extenso grupo de corredores por un patatal infumable de un kilómetro y medio extra de recorrido que, a los afortunados trotones de mitad de pelotón, nos fue felizmente eliminado de nuestro peregrinar de once kilómetros y medio.

O sea, que no es que hiciera uno trampas para quedar bien parado delante de su chica, recortando kilómetros o haciendo fullerías por el estilo. Es que los elementos se conjuraron para hacer real la célebre máxima bíblica de que los últimos serán los primeros y, por una vez, me presenté en la línea de meta mucho antes de lo que, por justicia atlética, me hubiera correspondido.

No sé qué harán ahora con las clasificaciones y los tiempos. No sé qué pasaría con los trofeos de las mujeres. No sé cómo resolvería todo el entuerto porque, ante la ausencia de un mínimo consenso bírrico, Sacai y yo salimos huyendo del frío de Huétor Tájar y nos vinimos a una Granada desolada por el Corpus, para cenar una fondue en la Bella Dona, donde nos pasó una cosa con el postre, el camarero y el dueño del restaurante que les voy a contar a ver qué les parece, recabando su opinión y parecer.


Pero será en otro momento. Que vamos para las mil palabras, ustedes están hartos de leer y yo me voy a ir a correr un rato. En plan campeón. ¡Viva el Espárrago Run!

Fotos de la cámara del Compae, hechas por él y su esposa Meli, sacadas de Diario de un Corredor.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.