Si le digo que he estado leyendo a toda máquina el integral del ‘Museum’ de Ryousuke Tomoe publicado por Norma Editorial es muy posible, incluso probable, que no tenga usted ni repajolera idea de lo que le estoy hablando. ¡Pues muy mal, oiga! Muy mal… Ya saben ustedes que, desde que se descubre algo hasta que se empieza a despreciar a quienes aún no lo conocen, hay que dejar pasar un tiempo prudencial. Al menos media horilla o así.

Pero no. No se enfade usted conmigo. No le desprecio, estimado lector. Faltaría más. Ni le compadezco. De hecho, si no hubiera sido por el empeño de José Bermúdez, nuestro hombre en Norma, yo también seguiría in albis, en el limbo total.

Apunte como propósito lector para este enero: leer el ‘Museum’. Son unas 700 u 800 páginas de un manga fascinante, negro como el petróleo y más oscuro que las aviesas intenciones de Elon Musk. ¿Manga? ¿Has dicho manga? Sí. Manga. Ese cómic japonés que se lee al revés.
—A mí es que me cuesta leer cómics. Y si, encima, hay que leerlos al revés… ¡Qué pereza!
Es una opción, claro. Pero a nada que le pones un poquito de cariño, empeño y buena voluntad, leer al revés, más que un desafío o una incomodidad, es un gustazo. Y es que siempre deberíamos celebrar el salirnos de nuestra zona de alcanfort lectora, aunque sea para airearnos un pelín.

Bromas aparte, les aconsejo que lean el ‘Museum’ porque es un LI-BRA-ZO. Ryousuke Tomoe, con traducción de Maite Madinabeitia y Jesús Espí, cuenta una investigación policial muy extrema, al límite. Desde el principio de una narración absolutamente vertiginosa empiezan a aparecer cadáveres de una forma extraña, bizarra y muy perturbadora. Con decirles que el primer capítulo se titula ‘Condenada a ser comida para perros’… El encargado de la investigación es Isashi Sawmura, sargento de la policía metropolitana de Tokio. Le acompaña el joven e impresionable agente Jun’Ichi Nishino, que no puede evitar echar la pota al descubrir ese primer cadáver.

¿Quién y por qué está matando gente de una manera tan aparentemente random y sin sentido, pero siempre de una forma salvaje y dejando notitas ‘explicativas’? Y es que incluso en el asesinato hay gradaciones y niveles de sadismo, crueldad y ensañamiento. Y hasta de creatividad, podríamos decir, recordando el célebre ‘Del asesinato considerado como una de las bellas artes’, de Thomas De Quincey.

No les voy a contar mucho más de la trama. Sólo les diré, eso sí, que el asesino aparece (casi) desde el principio, aunque presentando un aspecto muy naif gracias a su disfraz. Y eso le hace más siniestro aún. Y no vean las sorpresas que nos irá deparando esta adictiva historia.
Insisto: lean el ‘Museum’, subtitulado como ‘El asesino en serie se está riendo bajo la lluvia’. Y ya verán cómo, una vez que empiecen, no lo pueden dejar. Las cerca de 400 páginas de cada tomo volarán entre sus dedos, literalmente hablando. Y es que el manga es así, jugando con el tiempo, acelerando o ralentizando la acción como si el autor dispusiera de la tecla del FF de nuestros antiguos videos.
Por terminar de situarles: imaginen a Hannibal Lecter o al malo de ‘Seven’ como objeto de una investigación policial con toques a lo ‘Zodiac’, también de David Fincher. Pero en Tokio. Y con mucha lluvia.

De lo único que me arrepiento con ‘Museum’ es de no haberlo leído antes para recomendárselo como regalo navideño. Luego recuerdo que cualquier momento es bueno para regalar un tesoro y se me pasa.
Jesús Lens
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