Esta película es una injustamente gran desconocida de la historia del cine. Y es una película deliciosa. En el mejor sentido de la palabra. Una delicatessen. Y la podemos ver, a las 20 horas, en el Teatro CajaGRANADA.
Una brevísima sinopsis:
Un profesor de instituto ve cómo su novela sobre la Revolución Americana es llevada al cine en un pequeño y tranquilo pueblo que se verá enormemente alterado. Además, el profesor comprueba que, según se va rodando, la película no se parece en nada a lo que él escribió.
Y, aquí, la ficha que preparamos sobre “Dulce Libertad”. A ver si os gustan. La peli… y la ficha, que comienza con una cita maravillosa de Enrique Tierno Galván: “Bendito sea el caos, porque es síntoma de libertad”.
Jesús Liberty Lens.
Comentarios
6 respuestas a «Dulce libertad»
¡Qué grande es Alan Alda, como actor y como director -inolvidable ‘Las cuatro estaciones’- y qué poco reconocido está.
De acuerdo con Javier ¡Que grande es Alan Alda!
No sabía que Alan Alda también había dirigido películas, pero, me has hecho recordar una película, «El año que viene a la misma hora», fue un éxito en Broadway y tuvo una versión cinematográfica protagonizada por Alan Alda y Ellen Burstyn. Me gustó mucho.
Alan Alda es un crack. Ayer tuve que escuchar que esta peli era mala. Y juraría que quién lo dijo no la ha visto, pero los tópicos son así. En fin. Muy recomendable.
RETORNO A HANSALA*
*Inspirado en la película del mismo nombre
Piso la más que nunca dudosa luz del día.
Cada reloj del mundo
muestra una hora diferente y triste.
Ojalá que no hubiera amanecido nunca.
Es la muerte que habla con los ojos.
Porque está todo –como dice el «dictum»–
tan cerca de mis ojos, tan lejos de mi vida.
Si lo que digo es cierto,
el alma es una carta con remite,
pero sin dirección.
Y su desnudo es tierra en tantos ojos
mezclado estrechamente con la muerte,
ese final tan lejos de su origen,
esa agua salada, ese segundo…
He ido tantas veces a ver el horizonte
a los pies de esta playa –al Sur del Paraíso–
con vistas a la muerte, ese naufragio
de Dios en mi mirada tantas veces.
No lo hubiera creído,
pero la muerte quiere parecerse al futuro,
sueño que en la distancia es tan brillante.
¿Has visto esta mañana
cómo aprietan los dientes los periódicos
con su duro castigo?
La esperanza no lleva chaleco salvavidas.
Y el silencio que dice lo que no puede oírse
me dice que su rostro podría ser cualquiera.
Silencio que lo es todo y no puede escucharse.
Comprenderás que hoy
el mundo no respira.
Que alguien –por favor- cierre sus ojos
blancos como linternas al borde de los míos,
cubra su piel satén petróleo con la manta.
Entra en mi corazón el mediodía
como un ahorcado en busca de su cuerda.
Son tantos los caminos trazados en los mapas,
que aún sueñan los hombres con los brazos abiertos
con hallar una tierra como un trozo de pan,
un pequeño lugar bajo otro sol,
y buscan dignidad para sus hijos.
Mientras tanto la sombra del crepúsculo
ensaya una sonrisa lamentable.
El sol besa su rostro
entre todas las sombras todavía.
Y enseguida anochece.
Rachid no es otro nombre del destino.
Es repatriar la vida, ese cadáver,
un retorno a Hansala.
La muerte a cualquier hora del día o de la noche.
Uf, Alejandro, menuda entrada, sin palabras… Chappeau!