En realidad, de Harvard va a ser difícil, que le han plantado cara a Trump, el Sumo Pontífice del estrambote. Pero de otros prestigiosos centros, como Columbia, sí es posible. Es posible que destacados científicos norteamericanos tomen las de Villadiego y se las piren de los Estados Unidos con destino a la vetusta Europa, por ejemplo. Y lo mismo acaban en el PTS.
Siri Hustvedt, premio Princesa de Asturias de las Letras 2019, alertaba hace unas semanas de que, aunque en su barrio, Brooklyn, todo sigue aparentemente igual, la Universidad de Columbia donde estudiaron ella y su difunto marido, Paul Auster; se encuentra en apuros. Tras unas manifestaciones propalestinas, el Gobierno de Trump le retiró millones de dólares de fondos federales con el pretexto del antisemitismo. Finalmente, la Universidad ha transigido y aceptado unas exigencias gubernamentales a las que, quizá, haya quienes no se pliegues, comenzando un éxodo semejante al de científicos y artistas de la Alemania nazi que, cuando vieron lo que tramaban Hitler y los suyos, cortaron lazos y ataduras y se marcharon a países de acogida… como EE.UU. La historia del cineasta Fritz Lang, por ejemplo, es paradigmática.
Les cuento todo esto porque a mitad del pasado abril, IDEAL traía un titular de lo más interesante: ‘La Universidad pide apoyo para fichar a científicos ‘despedidos’ por Trump’. Y el siguiente subtitular: ‘La Junta tramita la creación del Instituto Andaluz de Investigación Avanzada para captar y retener talento como motor de desarrollo económico y social’.
Tirando de hemeroteca, leo que ya se hablaba de la posibilidad de ese centro en 2023, al calor de una nueva Ley de Ciencia que, de momento, no existe. Según decía el pasado abril el consejero de Universidad e Innovación, José Carlos Gómez Villamandos, confía que “en breve sea un proyecto de ley y comience su trámite parlamentario”, tal y como nos contaba Inés Gallastegui.
Suena a buena idea lo de ese I2A2, el muy galáctico acrónimo del Instituto. Lo que pasa es que podría llegar con un pelín de retraso, que la Generalitat creó en 2001 algo por el estilo y el País Vasco lo hizo en 2007. Y ambos son modelo de éxito, explicaba Gallastegui con números contantes y sonantes. Habrá que estar atentos a la tramitación de la Ley de Ciencia y a la creación del I2A2, que apenas le queda un año a la presente legislatura.
Jesús Lens
Deja una respuesta