Los mundos alternativos de Javier Olivares

Vino Javier Olivares a recoger el I Memorial Fernando Marías de Gravite, el festival patrocinado por CaixaBank, y lo hizo con un notición bajo el brazo: ha encontrado un guion de nuestro llorado y admirado Fernando y ya está con el dibujo, para que vea la luz en Astiberri. Se trata de la historia del esquivo ilustrador Joaquín Pertierra, un enigma en sí mismo dado que nació como personaje de ficción y poco a poco se fue convirtiendo en real, hasta el punto de influir en el trabajo del mismísimo Olivares, todo un Premio Nacional del Cómic.  

Parece un trabajo de la mismísima Corporación, el hallazgo de este inédito. Esperaremos a tenerlo en nuestras manos para valorarlo en su justa medida. Y para conocer en profundidad la génesis y ejecución del proyecto. Pero me congratula hasta lo indecible que ‘Arde este libro’, publicado por Alrevés, no vaya a ser la última obra de Fernando Marías en ver la luz. 

Vino Olivares a Granada y lo hizo acompañado, también, de su personalísima, inaudita e imprescindible relectura de ‘La guerra de los mundos’. Es otro de los trabajos realizados mano a mano con el guionista Santiago García y ahora mismo no se me ocurre una lectura más perentoria, urgente y necesaria. (Lean aquí la conversación con José Enrique Cabrero)

. Foto: Ramón L. Pérez

Todos conocemos la historia de H. G. Wells. Además de novela y serial radiofónico, ha sido llevada al cine varias veces. Entre otros, por Steven Spielberg, con Tom Cruise como protagonista. ¿Qué aporta la nueva vuelta de tuerca de García y Olivares? Un radical cambio de perspectiva. ¿Y si fueran los humanos quienes, tras haber convertido la Tierra en un vertedero, salieran a la conquista de Marte?

No les arruino la cantidad de sorpresas y referencias históricas, perfectamente hilvanadas, que hay en este álbum portentoso. Solo les diré que cierto bichito, y hasta el día de Reyes de 2021, encuentran perfecto acomodo en la narración. Por desgracia, en un contexto bélico como el actual, se lee con mayor desasosiego.

Vino Javier Olivares semanas después de que los ‘Adictos al crimen’, el Club de lectura y cine de Granada Noir y Gravite, nos reuniéramos en la Librería Picasso para comentar ‘Warburg & Beach’, un artefacto alumbrado junto a Jorge Carrión y publicado por Salamandra Graphic.        

En formato acordeón, ‘Warburg & Beach’ se puede leer de principio a final o de final a principio. Se puede leer como una historia doblemente lineal, pero pide a voces desplegarse en toda su inmensidad para gozar de su enorme caudal de posibilidades gráficas y narrativas. Lo que hicieron Carrión y Olivares es todo un tour de force.

Estamos ante un collage narrativo que cuenta la vida y la obra de la librera Sylvia Beach y del historiador alemán Aby Wargur, conocido por haber alumbrado una de las bibliotecas personales más singulares de la historia. Se trata de un encendido homenaje a dos prescriptores literarios cuya magna obra no está constituida por lo que escribieron, sino por lo que hicieron con y en torno a los libros: crear espacios míticos donde pasaban cosas. Puntos de encuentro, diálogo, reflexión, diversión y descubrimiento en torno a la literatura.

Warburg & Beach

Javier Olivares, en plena explosión creativa, ya trabaja en nuevos proyectos con García y Carrión, además de en el enigma Pertierra. ¡Más madera! 

Jesús Lens

Don Winslow prende la ‘Ciudad en llamas’

Hace unas semanas volvió el festival En Órbita. Como se celebra muy cerca de casa, siempre procuro ir. El sábado, con mi pulserita en ristre, me tumbé a leer un rato en el sofá después de comer, preparando el cuerpo para cruzar a Fermasa. Iba por la mitad de ‘Ciudad en llamas’, el libro más reciente de mi adorado Don Winslow, publicado por Harper Collins.

La música empezó a sonar, pero yo seguía leyendo. La tarde avanzaba, los grupos se sucedían en el escenario y yo no me movía. Hasta que no leí la última frase y dejé un gélido mar a mis espaldas, no me levanté del sofá. Entonces ya sí. Entonces sí me fui a disfrutar de la música, contento y satisfecho. Y ansioso, claro.  

Me encanta esa sensación de adicción total que te provocan los buenos libros. Los de Don Winslow son así. Frases cortas y cortantes, como ráfagas de ametralladora. Diálogos ásperos y electrizantes. Párrafos brevísimos. Y acción, acción, acción. En Winslow, la acción es la que define a los personajes, la que hace avanzar la historia. 

“Danny Ryan ve salir a la mujer del agua como una visión surgida del mar de sus sueños.

Salvo que es real y va a traer problemas.

Las mujeres así de bellas suelen traerlos.

Danny lo sabe; lo que no sabe es hasta qué punto va a trastornarlo todo. Si lo supiera, si supiera lo que va a suceder, se metería en el agua y le hundiría la cabeza hasta que dejara de patalear.

Pero no lo sabe”.

Así comienza ‘Ciudad en llamas’, la antepenúltima novela de la carrera de Don Winslow, según ha anunciado el propio autor. Así arranca una nueva trilogía cuyas dos próximas entregas ya están escritas y se publicarán en 2023 y 2024. Y ya no más. Porque el escritor neoyorquino, que frisa los setenta años de edad, se va a dedicar a hacer campaña contra Donald Trump, al que considera una amenaza para su país, y no volverá a escribir novelas. Al menos, eso ha anunciado en sus activas y combativas redes sociales.  

Comienza esta última trilogía presentando a un nuevo personaje, ese Danny Ryan de orígenes irlandeses que vive y trabaja en la Costa Este de los Estados Unidos. Arranca mezclando en esas primeras frases dos los de temas habituales en el género negro: la mujer fatal que todo lo complica y el fatalismo y la predeterminación. La fuerza del destino. Trágico y doloroso. 

Danny Ryan, su familia y amigos están a punto de disfrutar de una de las famosas barbacoas de Pasco Ferri. Es agosto de 1986 y todos ellos se dedican a la mala vida. Tampoco es que sean grandes capos ni nada por el estilo. Al menos, Danny y sus colegas. Aún no les ha dado tiempo. Son demasiado jóvenes. Hablamos de maleantes del tres al cuarto. Con sus golpes y algo de contrabando sacan lo necesario para vivir razonablemente bien. Sin estrecheces, pero sin lujo alguno. Nada de mansiones o cochazos. Pero las cosas están a punto de torcerse. Para todos.

“Las guerras de bandas, como cualquier guerra, son en gran medida económicas. 

Luchar cuesta dinero, y los chicos tienen que seguir ganándose la vida, pagar la hipoteca o el alquiler, poner comida en la mesa. No se metieron en esto porque quisieran formar parte del ejército, sino para hacer dinero y, si el dinero no llega, los soldados se van”.

Si ustedes ya le han leído antes, en ‘Ciudad en llamas’ encontrarán al mejor Don Winslow de siempre. Si aún no han tenido el gusto, ¿a qué esperan? 

Jesús Lens

El día que nos obliguen a olvidar

Vivir es una elección continua. Por ejemplo, ¿qué pasaría si en un futuro no muy lejano tuviéramos que renunciar a la memoria a cambio de un tiempo ilimitado de vida? De esa pregunta parte la escritora Mar Moreno en una novela distópica que obliga al lector a hacerse muchas preguntas… para las que no siempre hallará respuestas y que se presenta en el Lemon Rock el próximo jueves, en el marco del festival Gravite patrocinado por CaixaBank.

‘El día que nos obliguen a olvidar’ parte de una situación límite: la ciencia ha evolucionado tanto que es posible cambiar de cuerpo cuando, a determinada edad, nuestra vieja carcasa ya no dé más de sí. Pero en ese proceso de transferencia hay fuga de datos y la memoria se resiente. Tanto que, con cada renovación corporal, nuestro disco duro mental puede ser reseteado y partir de cero. 

Mar Moreno ha escrito una novela de tesis en la que plantea una serie de dilemas éticos y morales que interpelan al lector contemporáneo. Por ejemplo: la dicotomía entre libertad y seguridad que tanta tinta ha hecho derramar a filósofos de todas las épocas. O la famosa máxima de Popper sobre la necesidad de ser intolerantes con la intolerancia en defensa de la democracia. 

‘El día que nos obliguen a olvidar’ tiene 126 citas que enriquecen la lectura. Al final de la novela, un índice de autores nos permite recorrer siglos de pensamiento, historia y filosofía que convergen aquí y ahora, en un momento crucial de nuestro devenir, cuando el populismo amenaza con romper una convivencia labrada a lo largo de los siglos. 

Me quedo con una cita de Borges: “No estoy seguro de que yo exista en realidad. Soy todos los autores que he leído, toda la gente que he conocido, todas las mujeres que he amado, todas las ciudades que he visitado, todos mis antepasados…”. ¿Qué seríamos, sin todos esos momentos? ¿A qué quedamos reducidos si desaparecen, por mucho que luzcamos un cuerpazo nuevo cada treinta años? 

Lo he escrito hace poco: no vivimos en un sistema perfecto, pero ojo con permitir su demolición en aras a nadie sabe qué paraísos terrenales. Mar Moreno nos invita a reflexionar sobre todo ello en una distopía que se desarrolla en un futuro no tan imposible, no tan improbable, no tan lejano. 

Jesús Lens

Gentlemind, estilo y compromiso hechos cómic

Empecé ‘Gentlemind’ hace un par de domingos, después de comer. Leí la primera parte y me fui a sacar trabajo. Frente al ordenador me sentí mal. Estaba poco concentrado, distraído. No daba con la tecla precisa. Por primera vez en mucho tiempo volví a sentir la desazón del final del fin de semana. El síndrome del domingo por la tarde. O eso creía yo. 

Como los adjetivos se resistían a brillar y retorcía las frases hasta el estrangulamiento, apagué el ordenador y me volví al sofá. A leer. Y entonces me di cuenta. Ni depresión postfindesemana ni leches en vinagre. Lo que el cuerpo me pedía, lo que las neuronas reclamaban con ansia y denuedo, era volver al ‘Gentlemind’, ese tebeo portentoso que ya no cerré hasta la última viñeta.

Es una joya publicada por Norma Editorial. Está escrito por Juan Díaz Canales, guionista de ‘Blacksad’ y de las nuevas aventuras de ‘Corto Maltés’; y por Teresa Valero, autora de ese ‘Contrapaso’ que revolucionó la escena del cómic noir nacional el año pasado y que esta tarde de martes estará en el Teatro CajaGranada, en el festival Gravite patrocinado por CaixaBank, desde las 18 horas. El dibujo, tan sugestivo, corre a cargo del italiano Antonio Laponte. Y ojo al prólogo del siempre maravilloso Enric González, uno de esos autores de los que conviene leer hasta la lista de la compra.

 En ‘Gentlemind’ se cuenta la historia de una revista que convivía con otras mil más en los kioscos de prensa norteamericanos. Estamos a finales de los años 30 del siglo pasado y la muerte de su dueño dejará la publicación en manos de su joven viuda, Gina Majolie, que acometerá una ambiciosa remodelación para que la revista sea un perfecto reflejo de la época.

Podríamos decir que ‘Gentlemind’ respira la atmósfera estética de ‘Mad Men’, pero con mucho mayor protagonismo de unas mujeres muy combativas y peleonas. De fondo, las reivindicaciones de la comunidad puertorriqueña y las convulsiones sociales y políticas del momento. Y la pasión por escribir y publicar cuentos e historias, por editar la mejor revista del momento, por conseguir brillantes fotografías y preciosas ilustraciones.

‘Gentlemind’ es un cómic tan sensacional y extraordinario que al terminar su lectura dan ganas de ponerse manos a la obra y contribuir a que salga un nuevo número de la revista.

Jesús Lens

Sergio Ramírez, un Premio Cervantes en clave Noir

Fraseo. El fraseo de Sergio Ramírez es algo portentoso. No es ya lo que escribe. Es cómo lo escribe. Por ejemplo, este párrafo en el que habla de dos personajes que comparten habitación a la hora de dormir… “si es que llegaban a acostarse, pues casi siempre les daba el amanecer  entregados a una plática desconcertada que se alzaba al punto de la controversia, aunque una controversia sin exaltaciones debido a la renuencia proverbial de Lord Dixon a elevar la voz, y todo terminaba resolviéndose en risas”. ¿Se puede describir de una forma más bonita una amistad, una complicidad que está por encima de las relaciones laborales?

Porque tanto el mencionado Lord Dixon como su jefe, el inspector Dolores Morales, son policías y trabajan juntos. A veces, hasta revueltos, en el sentido eufemístico del término. Son policías nicaragüenses y les conocimos por primera vez en ‘El cielo llora por mí’, novela que data de 2008, pero que Sergio Ramírez comenzó a escribir en 2003. 

La trama arranca con la aparición de un yate varado y abandonado en un lugar extraño. Morales y Dixon comienzan su investigación, a la que no tardará en sumarse un personaje tan improbable como maravilloso: doña Sofía. Encargada de la limpieza de la comisaría, sus dotes de observación la convierten en una detective tan perspicaz que ríanse ustedes de Sherlock Holmes. 

Una investigación que arranca con la misteriosa desaparición de la tripulación y el pasaje del yate y que se irá enredando de una forma harto singular. No les cuento nada de la trama, para que vayan tirando ustedes del hilo. Prefiero centrarme en el contexto. En esa Nicaragua que despertó del sueño revolucionario sandinista a la realidad de la geopolítica centroamericana. Y mundial. 

Tanto Morales como doña Sofía fueron guerrilleros sandinistas en su juventud. Como el propio autor, que llegó a ser vicepresidente del gobierno posrrevolucionario en la Nicaragua de los 80 del pasado siglo. A Morales, la revolución le costó una pierna. Y allá va con su prótesis, arriba y abajo. En esta primera novela de una serie compuesta además por ‘Ya nadie llora por mí’ y ‘Tongolele no sabía bailar’; publicada por la editorial Alfaguara, el contexto político tiene menos importancia. En las dos siguientes, la corrupción y degradación del sandinismo son parte esencial de las tramas, con el alegórico Dolores Morales arrostrando su profético nombre por todas y cada una de sus soberbias páginas. 

Cuando Lord Dixon incluye frases jocosas en un informe, bromeando con las viejas consignas revolucionarias, el autor lo resalta con una especia de nostálgica ironía: “quién iba a decirles que terminarían jugando con aquellas frases en un tiempo sagradas”. Mucho de eso hay en la primera novela de la saga de Dolores Morales. 

La tercera de la serie, sin embargo, es mucho más amarga. La deriva del gobierno despótico de Daniel Ortega y Rosario Murillo, con sus escuchas y espionaje, con sus razzias y disturbios, detenciones, depuraciones y desapariciones; con sus videntes como consejeros… ¡pobre Nicaragua!

Aprovechando que Sergio Ramírez participó en la pasada edición del Festival Internacional de Poesía, en el Club de Lectura y Cine de Granada Noir nos pusimos como gozosa tarea leer sus novelas negras y esta tarde nos reunimos para comentar la primera de la saga. Estoy expectante por hablar del fraseo de Ramírez, de su prosa prodigiosa y su lenguaje exuberante: a veces puede apabullar, pero es una gozada. Y de los personajes, tan locos, diferentes y originales. Tan particulares. Y de la importancia de contextualizar una trama en el momento histórico en que transcurre la acción, algo esencial en novelas como las de Ramírez, hijas de su tiempo, pero llamadas a trascender. 

Jesús Lens