4, 6 & 8 D

Lo único que le faltaba a esta semana sería que el gobierno de Susana Díaz decretara el 4-D como festivo en toda Andalucía, de forma que pudiéramos enlazar el que sería el Puente más Largo del Mundo, dejando pequeñas a esas osadas e imposibles obras de ingeniería chinas que tan bien lucen en Internet.

En serio: si queremos afrontar un debate sereno y constructivo sobre la reforma constitucional, lo primero que debemos hacer es cambiar la fecha en que la celebramos. No parece coherente hablar de cambios en nuestra norma suprema a la vez que celebramos el puente de la Constitución Inmaculada, con cientos de miles de personas atrapadas en un atasco o asfixiándose de humo mientras tratan de encender las chimeneas de los flamantes alojamientos rurales en los que pasarán estos días.

Cuando se habla de reforma constitucional, todos sabemos que, en realidad, nos referimos a la llamada cuestión territorial, neutral eufemismo empleado para no reconocer que los nacionalismos se han hecho dueños absolutos del debate y la atención mediática y ciudadana.

Leo estos días los sesudos análisis tactistas de la última decisión del juez Llarena y me da pena, rabia e impotencia pensar en la cantidad de tiempo, esfuerzos e inteligencia empleados en la cuestión nacionalista. ¡Qué desperdicio, que esos miles y miles de horas de estudio y reflexión no se dediquen a fomentar un debate constructivo sobre la precariedad del empleo, la violencia machista, la inteligencia artificial o los desafíos de la inmigración!

Este año, como efecto colateral del TEMA, en Andalucía hemos asistido a un 4D más reivindicativo y vistoso, con mucho tono verdiblanco en las redes sociales. Quizá sea necesario, a la vista de tanto esteladismo, cuponazo y conciertazo, sacar pecho y reivindicar el columnismo de Hércules y el Green Power de nuestra tierra. Pero, insisto, me gustaría que tanto esfuerzo de exaltación nacionalista se empleara en reflexionar sobre la sequía y los previsibles problemas de agua que nos van a aquejar de aquí a nada.

Y luego está la reacción a la reacción: el interesado auge de un supuesto nacionalismo granadino que, apelando al “Sevilla nos roba”, trata de encauzar el legítimo descontento ciudadano, ganado a pulso por determinadas políticas fallidas, hacia un movimiento con menos cabeza que pies, una amalgama de descabalgados y plataformeros que veremos a ver por dónde nos sale.

Jesús Lens

En bici y a lo loco

En Manchester, no tardaron en aparecer arrojadas al canal,  metidas en los contenedores de basura o lanzadas a los jardines de las casas unifamiliares. En Londres, el mismo día de la puesta en marcha del servicio de bicicletas de alquiler, algunas de ellas aparecieron abandonadas en mitad de las vías del tren y Amsterdam, una de las ciudades con más ciclistas por metro cuadrado del mundo, prohibió el uso de las bicicletas amarillas menos de un mes después de inaugurada la iniciativa.

En China ya saben lo que es el problema

De todo ello podemos sacar dos conclusiones: en Granada somos tan incívicos como en Inglaterra y, como tantas otras veces, llegamos tarde a una iniciativa “pionera”… sin aprender de los errores ajenos.

Lo están viendo ustedes estos días: por un lado, bicicletas amarillas arrojadas al cauce seco y hormigonado del Genil, colgando en lo alto de los árboles a modo de surrealista decoración navideña o rotas y mutiladas en un descampado.

Por otro lado, surgen ciclos amarillos en mitad de cualquier sitio, como por arte de ensalmo: cruzadas en la calle, obstaculizando el tránsito en los pasos de peatones o peligrosamente arrimadas a la calzada, sostenidas por una frágil patilla.

Insisto: nada de todo esto es nuevo y los problemas generados por las bicicletas de alquiler, recientemente implantadas en Granada, se repiten en todas las ciudades a las que llegan esas misteriosas empresas que, recibidas como un Mr. Marshall del siglo XXI, siembran el espacio público con sus productos… y allá se las apañen ustedes.

En China, otra de las mecas del ciclismo urbano como vía de transporte para cientos de miles de personas, las bicicletas de alquiler se han convertido en un grave incordio en decenas de ciudades, donde han tenido que habilitar inabarcables cementerios de bicis que ofrecen imágenes marcianas, tomadas desde el aire.

Francisco Puentedura, concejal de IU del Ayuntamiento de Granada, critica la improvisación con la que se ha permitido el desembarco de la bicis amarillas en nuestras calles, el Ayuntamiento señala que va a instalar marquesinas en determinados puntos de la ciudad, a modo de aparcamiento, y todos los ciudadanos nos echamos las manos a la cabeza, ora por el vandalismo de unos, ora por la falta de sentido común de otros.

Y esto no ha hecho más que comenzar. Que vamos a tener dialéctica y polémica con las bicis de marras.

Jesús Lens

Yo, el Tirano

Hará un año, me desperté crujido de dolor. Como ya había sufrido un cólico nefrítico antes, sabía de qué se trataba. Aguanté la noche a base de Buscapina y, al amanecer, pedí cita con el médico. El programa me la dio para esa misma mañana, el facultativo me encargó unas pruebas y salí del centro de salud pensando en lo bien que funcionaba la sanidad. Si me hubieran pasado una encuesta de satisfacción, le hubiera dado un 10.

Una de las pruebas era una ecografía. Más de un año después, sigo esperando que el SAS se acuerde de mi riñón. Si a aquella arenilla le hubiera dado por solidificarse, ahora mismo podría estar albergando un meteorito en mi interior, completamente invisible para el sistema. Una vergüenza. ¡Qué suspenso les daría!

Hace meses, un insoportable dolor en un pie me dejó cojo. Volví a comprobar que, dando citas, atendiendo al paciente en primera instancia y realizando radiografías a una velocidad vertiginosa, el SAS es insuperable. Que el médico que vio la radiografía ni siquiera se dignara mirar -y no digamos palpar- mi pie, limitándose a recomendarme antiinflamatorios y reposo, me tocó la moral. Imagino que el riesgo de que la consulta oliera a Cabrales el resto de la tarde era demasiado grande. El caso es que tenía un edema óseo, pero eso no sale en una radiografía.

Dependiendo de cuándo me hubieran preguntado, la sanidad andaluza y sus facultativos hubieran sido la joya de la corona de la que presume el gobierno autonómico, pero también la hez denunciada en redes sociales.

Es el problema de juzgarlo todo de acuerdo a nuestra experiencia personal: careciendo de perspectiva y dependiendo de cómo nos haya ido la feria, extraemos conclusiones que elevamos a generales… con grave riesgo de equivocarnos.

Ahí tienen a los terraplanistas, el ejemplo más reciente de que el ser humano camina irremediablemente hacia la extinción: como ellos, por mucho que anden y por lejos que miren, no alcanzan a percibir la curvatura del planeta, concluyen que tiene que ser necesariamente plano. ¡Y que se jodan miles de años de historia de la ciencia! ¡A ellos, informados y sesudos librepensadores, van a ir la NASA y otros vendidos pelagatos a decirles cómo pensar!

¡Sí, tú!

Los terraplanistas, como los antivacunas, son prueba incontestable de los peligros del egocentrismo exacerbado y de la tiranía del Yo.

Jesús Lens

Jugar al Talentum

¿Son ustedes jugones? ¿Hartos de vivir a través de la pantalla del móvil-tablet-ordenador-televisión? ¿Tienen ganas de volver a mirar a la cara a esos familiares cercanos y amigos de toda la vida a los que solo reconocen por su foto de perfil en las redes sociales? ¿Les gusta el Trivial, pero ya están aburridos de contestar que el sudor del hipopótamo es rojo?

Si ustedes han respondido que sí a alguna de las anteriores preguntas, apunten un nombre: Talentum. Se trata de un libro-juego recién salido al mercado, con 10.000 preguntas diferentes para jugar. Sin necesidad de tableros, equipos, dados, quesitos ni otros aditamentos.

“La ontología es la rama de la filosofía que se ocupa del estudio del…”. “Las ballenas cierran los oídos cuando hay demasiado ruido: ¿verdadero o falso?”. “Cambia la primera letra de “mina” y forma una nueva palabra”. “Estoy en la presa de las Tres Gargantas, la mayor del mundo. ¿Qué país visito?”. “¿Cuántas cuerdas tiene un violín?”.

Esas son las cinco primeras preguntas de las veinte que figuran en la página 371 de Talentum, que he abierto al azar para escribir esta columna. ¿Qué les parecen? ¿Fáciles, difíciles, tiradas o… depende? ¿Cuántas han adivinado?

Ahora que se acercan el Puente de la Inmaculada Constitución y la Navidad, fechas para pasar mucho tiempo encerrados entre las cuatro paredes -aunque no estemos incomunicados por la nieve en un alojamiento rural- y rodeados de gente; Talentum es una excelente opción para divertirse y disfrutar a través de un juego de marcado carácter cultural.

Editado por la editorial Gamebook, Talentum es el primer juego puesto en el mercado una empresa editorial granadina que, pronto, comercializará otros atractivos juegos basados en barajas y cartas.

En los tiempos de la realidad virtual y la inteligencia artificial, da gusto poder desconectar un rato para disfrutar con un juego analógico que fomenta la cultura y la curiosidad, apelando a la inteligencia de las personas.

Por cierto que la ontología estudia el ser o la realidad, las ballenas no se hacen los oídos sordos para luchar contra el estrépito, mina se puede convertir en tina y en fina, la descomunal presa de las Tres Gargantas está en China y un violín tiene cuatro cuerdas. ¡Quién lo diría, con lo difícil que debe ser tocarlo… sin amargarle la vida a la pobre ballena!

Jesús Lens

Alhambra por dentro

¡Qué gran idea, enseñar la fábrica a los ciudadanos, permitiéndonos descubrir las interioridades del proceso de elaboración de nuestras queridas cervezas Alhambra!

Acostumbrados al sencillo acto de abrir la botella, servir la cerveza, beberla y disfrutarla, nos olvidamos de que detrás de una Milnoh, una Roja o una Especial hay un largo proceso de elaboración en el que influyen infinidad de factores y elementos, desde la cebada, el lúpulo y el proceso de prensado y cocido… al agua, por supuesto. ¡Ay, el agua, el agua de Graná, qué papel tan importante desempeña, también, en el universo de nuestras cervezas de cabecera!

Como buen aficionado a las barras y a las birras, estoy encantado con el esfuerzo de Cervezas Alhambra por abrirse a la sociedad, más allá de colaborar con decenas de actuaciones, conciertos y diferentes iniciativas artísticas y culturales. ¡Qué les voy a contar, con el apoyo que brindan a nuestro Granada Noir!

 

Pero es que, en lo que va de verano hasta aquí, además de inaugurar la temporada musical con un conciertazo en la propia fábrica, Cervezas Alhambra abrió un vibrante espacio cultural en el centro de la ciudad que ha permitido desarrollar un apasionante proyecto: “Qué tendrá Granada”, de cuyo resultado final pudimos disfrutar hace unos días en el teatro Isabel la Católica.

Decenas de personas anónimas hablando frente a una cámara con total libertad, improvisando y sin guion, sobre Granada: sus cualidades y esencia, sus lugares de referencia, rincones especiales y puntos fuertes. Y es un gustazo, oigan, acostumbrados al flagelo y al cenizo, escuchar tantas y tan diferentes cosas positivas sobre nuestra ciudad y sobre nosotros mismos. ¡Qué falta hace, dar difusión a esa inyección de vitalidad y orgullo que es “Qué tendrá Granada”, un excelente trabajo de Emilio Egea y su equipo.

Pero lo mejor de todo es que el Espacio Cervezas Alhambra de Alhóndiga, efímero y temporal, puede encontrar continuidad en la propia fábrica, según pudimos comprobar mientras disfrutábamos del magisterio de Julio Cerezo, sumiller de cervezas. (Aquí, una propuesta sobre el particular)

Que aprender a paladear la cerveza también es importante si queremos disfrutar en toda su intensidad de los diferentes matices de esas Rojas y Milnos que tanto nos gustan.

Tradición y modernidad, pasado, presente y futuro se dan la mano en una fábrica que, conociéndola por dentro, sentimos un poquito más cercana, más nuestra. ¡Enhorabuena y a seguir!

Jesús Lens