El arte de la conversación

Hacía tiempo que una hora no volaba a tanta velocidad. Fue el pasado sábado por la noche, en un Cuarto Real abarrotado. Era la última conversación del programa central de Granada Noir, estábamos cansados, las Alhambras Especiales hacían su efecto y, sin embargo, no se oía una mosca. Silencio sepulcral y expectante ante las palabras que Alicia Giménez Bartlett iba desgranando con una sensibilidad exquisita trufada de un ácido sentido del humor que, entonces sí, arrancaba las carcajadas de la gente.

Fue un privilegio escuchar a la autora galardonada con el IV Premio Granada Noir: mientras hacía un amplio repaso a su carrera literaria, nos hacía partícipes de las historias que están en la génesis de sus novelas, tanto las de la saga de Petra Delicado como “Hombres desnudos”, con la que ganó el Planeta, y “Donde nadie te encuentre”, galardonada con el Nadal y en la que se cuenta la historia de la guerrillera hermafrodita Teresa Pla Meseguer, conocida como La Pastora.

Hablaba de sus novelas y de sus personajes, pero en realidad hablaba de la vida, de la sociedad española contemporánea y la transformación que ha sufrido en estos veinte años. Hablaba de Petra, que ya está en la cincuentena, pero también estaba hablando de nosotros como lectores y del callo que vamos haciendo.

Foto: Laura Muñoz Hermida

Respuestas justas y ajustadas, ni largas ni cortas, repletas de información y de contenido. Respuestas repletas de historias y anécdotas que nos hacen querer y comprender, más y mejor, tanto a sus novelas como a sus personajes. El origen de la idea para “Hombres desnudos”, por ejemplo, una de las novelas más interesantes que se han publicado en España sobre la crisis que nos viene azotando desde hace diez largos e interminables años.

Voló una hora de nuestro tiempo en compañía de Alicia Giménez Bartlett gracias a su conversación rica y feraz; inteligente y de una altura intelectual a la que estamos poco acostumbrados. Sin engolamiento alguno. Con la sencillez y la naturalidad de una persona sabia que deja perlas de su sabiduría con la naturalidad con la que un campesino siembra sus semillas en los surcos recién arados.

Foto: Laura Muñoz Hermida

¡Qué disfrute, haber tenido con nosotros a Alicia Giménez Bartlett! Y qué complicidad con Fátima Gómez Abad, la diputada de Cultura y Memoria Histórica que le hizo entrega del IV Premio Granada Noir.

Jesús Lens

Little & Grand Noir

Hace un par de años, en la entrega de los Premios Literarios Jaén de CajaGranada, la autora galardonada en la categoría de narrativa juvenil pronunció una de esas frases que son una sentencia: los niños no son los lectores del futuro, como tanto se suele escuchar a los gurúes y los popes culturales que miran por encima del hombro. Los niños y los jóvenes son los lectores del presente y, en gran medida, es gracias a ellos que se sostiene el mercado editorial español. Como muestra, un botón: pásense cualquier día y a cualquier hora por el local de la librería Picasso dedicado a la gente menuda…

Uno de los retos que teníamos para la presente edición de Granada Noir, que esta noche culmina su programa central en el Cuarto Real con la entrega del premio concedido a Alicia Giménez Bartlett, era acercarnos al público infantil y juvenil. Y para ello hemos encontrado la complicidad de Mercedes Salvador, impulsora del colectivo Little Granada; y de nuestra querida Raquel, incansable activista cultural.

Esta mañana, desde las 12, el Cuarto Real bullirá con las actividades del Little Noir, una estupenda ocasión para que las familias se acerquen a un género atractivo e intrigante para los peques y que les permitirán resolver enigmas, convertirse en detectives durante una hora, hacerse divertidas fotos tematizadas, diseñar su propio cuaderno de detectives, participar en la reunión de clubes de lectura juveniles, etcétera.

Hoy termina el programa central de Granada Noir. Nos queda disfrutar de la obra de teatro “White dog”, mañana domingo en el Centro Lorca; y de la extensión por la provincia, la semana que viene, con encuentros en Pinos Puente, Zagra, Guadahortuna y Monachil; entre el lunes y el jueves. Miro hacia atrás, hacia todas las cosas que han ocurrido estos días, y… ¡uf! Me invade la melancolía.

Menos mal que todavía es hoy. Sábado. Y que aún nos veremos en El Coso, con Javier Márquez y Javier Márquez, a las 13.30. O por la tarde, en el propio Cuarto Real, con Alfonso Salazar dando una charla sobre el Noir para novatos. Chirino, Moreno y Quílez hablarán del tratamiento que la novela negra hace de la corrupción y conoceremos los parajes de la Mongolia indómita de la mano de Ian Manook, uno de los cracks del Noir internacional.

¡Y es que, efectivamente, el crimen sería perdérselo!

Jesús Lens

Comer negativo

Cuando las fuerzas flaquean y los problemas, dificultades y sinsabores amenazan con aplastarnos, Gustavo Gómez y yo nos preguntamos que quién nos mandaría meternos en un embolado como Granada Noir. Cuando nos hacemos esa pregunta -muy parecida al “¿qué hago yo aquí?” de cualquier viajero que se precie, en mitad de un periplo tan apasionante como complicado- necesitamos tener respuestas que le den sentido a todo esto.

A lo largo de las tres ediciones anteriores del festival nos hemos ido cargando de razones para seguir adelante: cultura, diversión, amistad, producciones propias, promoción de la ciudad y de los autores granadinos y andaluces y un largo etcétera. A todo ello tenemos que sumar el encuentro del pasado lunes en torno a Juan Ferreras, en el Palacio de los Condes de Gabia de la Diputación.

Fue una idea de Gustavo: como queríamos dedicar una jornada al fotoperiodismo, era obligado que el gran protagonista fuera él, Juan Ferreras, memoria viva de una época tan compleja y contradictoria como la de la Transición. Gustavo y Juan se han pasado meses preparando esa intervención, que incluía dos montajes audiovisuales inéditos con el trabajo de Ferreras.

Fue mágica la reunión del lunes, con una decena larga de los fotoperiodistas granadinos arropando a Juan Ferreras y escuchando sus palabras, siempre cálidas y afectuosas, emocionantes… y reivindicativas.

Me harté de tomar notas, que Juan no dejaba de soltar perlas de sabiduría basadas en la memoria, la experiencia y el compromiso personal con una causa, la del comunismo; y una profesión, la del fotógrafo de prensa. Contó anécdotas sobre diferentes sucesos que conmocionaron a la sociedad granadina y no dejó de apelar a uno de los conceptos que han guiado sus pasos: la ética. Profesional y personal, que siempre deberían ir de la mano.

De lo mucho y bueno que contó Juan, me quedo con la historia de la foto que nunca vendió, aunque le ofrecieron mucha, muchísima pasta por ella. Era la foto de una persona muerta que hubiera abierto las portadas de todos los periódicos de España. Una foto que, todavía hoy, nadie ha visto.

Le ofrecieron mucho dinero, efectivamente, “pero es que yo comía con el negativo que tenía por allí”, explicó Ferreras, hablando de un tiempo en que la pasión por el trabajo era lo suficientemente nutritiva como para no dejarse tentar por los cantos de sirena.

Jesús Lens

Accelerando

Esta es una de esas columnas que vienen con banda sonora: el Accelerando de Vijay Iyer, un excepcional pianista de jazz que también es matemático y que concibe algunas de sus composiciones como si de complejas ecuaciones se tratara.

Ahora que se ha presentado una nueva y espectacular edición del Festival de Jazz de Granada, escucho mi disco favorito del trío de Iyer mientras me relamo de gusto leyendo las últimas informaciones sobre el proyecto que nos puede cambiar la vida: el acelerador de partículas.

Lo sé, lo sé. Soy un pesao con el temita de marras. Un cansino histórico. Un coñazo manifiesto. Que no hay mes sin columna del Lens sobre el acelerador, Escúzar, el CIEMAT, la financiación, Ifmif-Dones o lo que quiera que demonios sea, pero siempre relacionado con la cuestión.

Lo siento si les parezco reiterativo, pero creo que así debe ser. Hoy por hoy no hay tema más importante para el futuro socioeconómico de Granada que el del acelerador. “Convertir a Granada en un polo de atracción para investigadores del campo de la energía de fusión nuclear” es una de las aspiraciones de Enrique Herrera, vicerrector de Investigación de la UGR. ¿No les suena como a ciencia ficción?

Lean la información del Ideal de hoy, de Javier Morales. Quizá les parezca demasiado técnica y compleja, repleta de acrónimos, tecnicismos y siglas raras. Pero nos va el futuro en ello. Cierto es que la mamarrachada de Andy y Lucas resulta más entretenida, pero ellos ya se han embolsado los 15.000 euracos del ala que alguien decidió pagarles por actuar en Órgiva -¡¡¡¡¡15.000 euros para Andy y Lucas!!!!!- y el acelerador les importa una higa.

Insisto una vez más: con el tema del acelerador se están haciendo las cosas muy bien, paso a paso y como debe ser; todas las personas y los sectores implicados remando en la misma dirección con brío, fuerza y compromiso. Sin alardes innecesarios, pero sin flojear en ningún momento.

Es fundamental asegurar la financiación para un proyecto que no debe competir con Japón, sino ser complementario, igual que se llegaron a acuerdos con las otras candidaturas europeas.

Bien mirado, quizá sea bueno que sigan produciéndose sainetes como el de Andy y Lucas para tenernos entretenidos mientras la gente cabal y con sentido sigue trabajando de forma discreta, sorda y comprometida con el acelerador.

Jesús Lens

La voz de los mayores

Cuando confirmamos que los dos Carlos, Bassas & Casas, venían a Granada Noir, decidimos organizar una velada literaria en un lugar muy especial: la Residencia Beato Fray Leopoldo. Porque los protagonistas de las novelas más recientes de ambos autores, “Justo” y “Ya no quedan junglas a donde regresar”, están protagonizadas por personas mayores. Ancianos. Por viejos, como bien decía Bassas.

Foto: Laura Muñoz Hermida

Para quienes no creemos en la casualidad, las casualidades que a veces nos asaltan funcionan a modo de faro que ilumina nuestro camino. Lo de los Carlo2 fue así y ayer domingo pudimos compartir una hora de encuentro, charla y conversación con medio centenar de residentes en Fray Leopoldo.

El punto de partida era saber por qué los autores eligieron a los mayores como héroes de sus novelas.

Bassas aludió a uno de esos vecinos mayores con los que te cruzas en el ascensor, que se lo demandaba enérgicamente. Y a uno de los títulos alternativos que barajó mientras trabajaba con el manuscrito: los invisibles. Porque la sociedad va dando de lado a colectivos que, poco a poco, se convierten en poco productivos y nada rentables. Como los mayores. Y Bassas pronunció una frase maravillosa: le damos toda la voz a los jóvenes, cuando deberíamos escuchar mucho más a nuestros mayores.

Foto: Laura Muñoz Hermida

Para Carlos Augusto Casas, la clave está en la soledad. No hay personajes más solitarios que los mayores. De ahí que su protagonista tenga una ansiada cita semanal con una prostituta de la calle Montera… para hablar. Para conversar con ella y, durante una hora, convertirse en personas diferentes. Cuando a unos clientes se les va la mano y ella aparece asesinada, comenzará la auténtica y radical transformación de un personaje memorable.

Foto: Laura Muñoz Hermida

Y un detalle irónico y revelador: precisamente por ser viejos, por ser invisibles, por ser minusvalorados; los ancianos protagonistas de las novelas de los Carlo2 se convierten en armas letales, auténticas máquinas de matar.

Fue mágico compartir con las personas de Fray Leopoldo este rato de descubrimiento y conversación. Y si les ha picado a ustedes la curiosidad, los Carlo2 protagonizan uno de los Encuentros Especiales Cervezas Alhambra de hoy. Será a las 13.30 en el Pescaíto de Carmela y habrá libros a la venta.

Anímense a venir. En Granada Noir creemos en el valor de la experiencia. Porque los mayores son valiosos, son valientes. Son… imprescindibles.

Carlos Augusto Casas, sin dar crédito a su torta de cumpleaños.

Jesús Lens