Los improbables 7 museos

¿Un museo dedicado a la Semana Santa? ¿En serio? ¡Pero si Granada es un museo viviente de la Pascua en sí misma, con decenas de desfiles procesionales tomando sus calles los fines de semana, para solaz de los turistas! En Granada, la Semana Santa, en vivo y en directo, se alarga casi hasta diciembre, entre cornetas, cohetes, tambores y cera derramada…

No les voy a engañar: Tato me tuvo que sujetar cuando, tomando el primer café de la mañana en el Kaoba, vio que me ponía blanco y empezaba a marearme. Estaba acodado en la barra y la noticia me pilló de sopetón: los expertos abogan por la creación de un museo dedicado a la Semana Santa para apuntalar la candidatura de la capitalidad cultural.

Boqueando como pez fuera del agua y al borde de a apoplejía, Tato me hizo reaccionar:

—¡Tranquilízate, hombre! Que los expertos también proponen crear un museo de Arte Contemporáneo y otro dedicado a las Letras y a la Palabra…

Era cierto. De hecho, ¡hasta siete nuevos museos proponen crear! Los tres citados más uno dedicado a los Títeres, otro al Flamenco, a la Historia y a las Tradiciones y a la Arqueología Industrial. También se habla de un Museo de la Guitarra e, incluso, de crear espacios dedicados a diferentes figuras de la historia y la cultura granadinas.

Teniendo en cuenta el tiempo que ha llevado la reapertura del Arqueológico y lo escasa y diminuta que ha resultado ser su propuesta museística, plantearse la creación de siete nuevos museos en Granada suena tan a fantasía y ciencia ficción como la posibilidad de ver a un tren circulando por los raíles de la provincia.

¿De dónde piensa sacar el Ayuntamiento dinero para poner en marcha y mantener cualquiera de estos nuevos museos, al margen de su mayor o menor idoneidad? Porque la asfixia económica municipal es la razón aducida para no colaborar con diferentes iniciativas culturales que llaman a su puerta.

No me gusta ser pesimista ni agorero. Me encantaría que en Granada hubiera un museo de Arte Contemporáneo, pero la Diputación se lo curra muy bien con el Guerrero y Condes de Gabia. También fliparía con un buen museo dedicado a la Palabra y a la Literatura, pero ¿no cabría en el Centro Lorca? Por ir distinguiendo entre deseos, posibilidades y crudas realidades, mayormente.

Jesús Lens

Volver para retroceder

#Volverparaavanzar fue el iluso hashtag que utilizó el PSOE local para popularizar el fin de la LAC y la vuelta a las líneas de autobús de toda la vida. Pero no. En realidad, ha sido volver para retroceder.

Miren que le he echado paciencia al tema, pero no hay manera. Esta semana, dos veces ha fallado el 5, que antes funcionaba como un metrónomo. El martes por la tarde, nos dio con la puerta en las narices, sin una explicación del conductor, dejándonos a los vecinos del Zaidín con cara de gilipollas. Me tocó subir a toda leche a la Avenida de Dílar, donde la frecuencia de paso de los autobuses de la línea frecuente, además de infrecuente, es caótica, con largos tiempos de espera y, de golpe, flipar al ver dos 4 seguidos, uno detrás del otro. “Otro día que llegamos tarde al trabajo”, es fácil oír entre la gente que desespera, esperando al Godot-Bus por las mañanas.

Me lo decía una señora, compuesta y sin 5, cuando nos quedamos tirados en la parada de Félix Rodríguez de la Fuente: “No tengo fuerzas para subir a la Avda. de Dílar, que vengo reventada del trabajo. Qué invierno más malo me espera”, suspiraba con impotencia.

Ayer por la mañana salí con más de una hora de margen para ir a la Estación de Autobuses. El 5 hizo de las suyas nuevamente y pasó 15 minutos tarde. Llegué con 5 minutos de margen para coger el ALSA al aeropuerto de Málaga sin que hubiera un solo atasco o retención en las calles de Granada. Si no, no llego.

Estos días, Ayuntamiento y Rober se cruzan acusaciones en los medios de comunicación. Debe estar tensa la cosa, entre sentencias judiciales ganadas por la concesionaria, autobuses obsoletos, falta de inversión, etcétera. Entre tener la razón y tener razones, el hecho objetivo es que las prestaciones de los buses urbanos cada vez son peores. En pocas palabras: no te puedes fiar de ellos. Y eso es lo peor que se puede decir de un sistema público de transporte. Resulta imposible calcular el tiempo de espera en cualquier parada, lo que convierte en una odisea hasta el recorrido más sencillo, con el consiguiente cabreo del personal, todo el día pidiendo disculpas y dando explicaciones de por qué vuelve a llegar tarde. Otra vez.

Zarpan, para no volver

Ayer zarpó el barco de Open Arms con rumbo a Barcelona, quién sabe si para no volver. Llegó a Motril para participar en las labores de rescate de esos inmigrantes que se juegan la vida cruzando el mar de Alborán y, tras dos meses esperando la firma de un convenio de colaboración con Salvamento Marítimo, aburridos y cansados, se vuelven a la ciudad condal.

Hola… y adiós.

Salvamento Marítimo es una entidad pública empresarial dependiente del Ministerio de Fomento. Penilla que su equipo, integrado por más de 1.500 trabajadores, no haya encontrado hueco para firmar ese convenio con Open Arms, con la falta que hace la colaboración entre agencias en un tema tan delicado como el de la inmigración.

Me acuerdo ahora de otro barco que partió, también para no volver. En este caso, su destino fueron las Islas Canarias. El catamarán Boatdil era el único barco que hacía rutas turísticas diarias y regulares en la Costa Tropical y su responsable tiró la toalla en septiembre, aburrido por la burocracia… y por Fomento. Otra vez.

“La alcaldesa de Salobreña y la gente de la Autoridad Portuaria son los únicos que nos han ayudado”, denunciaba en IDEAL Juan Pablo Fajardo, creador de la empresa que hacía rutas turísticas por Maro-Cerro Gordo o el cabo Sacratif. “¿Por qué el turista repite en la Costa del Sol y se ha enganchado a Almería? Aquí en Granada tenemos un problema con la administración, su burocracia y sus técnicos sin eficacia y visión”, seguía diciendo, antes de marcharse con viento fresco.

Y remataba con otra perla para enmarcar: “En Granada los políticos se van a las ferias de turismo a perder el tiempo mientras se maltrata a los emprendedores”. ¡Toma del frasco! (Lean AQUÍ la información completa)

En dos meses, dos barcos muy diferentes se han marchado de la Costa Tropical. Paradójicamente, por las mismas razones: el aburrimiento y de la desesperación provocados por la burocracia del ministerio de Fomento. En serio, ¿qué le hizo Granada al joío Fomento en una vida anterior? ¿Por qué parece tenérnosla jurada? ¿Qué le dan, en Málaga? Preguntas sin respuesta.

Jesús Lens

Megabibliotecón

Impactado me quedé ayer miércoles, Día Internacional de las Bibliotecas, con la portada de IDEAL y la noticia del traslado de la Biblioteca de Andalucía al antiguo hospital de San Cecilio. (Leer AQUÍ)

Foto: González Molero

Que el grandioso MagoMigue y su pionero y rompedor Hocus Pocus compartieran la misma portada no podía ser casualidad, que esa transformación arquitectónica me parece mágica, fantástica e ilusionante. Casi tanto como volver a ver la firma de González Molero en un pie de foto. De repente, efectivamente, estábamos en Gran Hada.

Pedazo de exclusiva de Pablo Rodríguez para conmemorar el día mundial dedicado a las bibliotecas como homenaje, paradójicamente, a un hecho tan simbólico como terrible: el incendio de la Biblioteca de Sarajevo, en 1992, durante el infernal y criminal asedio serbio a la capital de Bosnia-Herzegovina en lo que se ha dado en llamar, eufemísticamente, el Conflicto de los Balcanes.

Foto: Gervasio Sánchez

Todavía recuerdo el escalofrío que sentí al ver sus ruinas, justo después de bajar del tren nocturno procedente de Zagreb. Era un poco después del amanecer y, mientras la ciudad despertaba, podía tocar en las paredes los restos de los disparos, las muescas de las balas; recuerdo de aquellos años atroces en los que la imagen del violonchelista Vedran Smajlovic nunca se podrá olvidar.

La restauración de la Biblioteca de Sarajevo, realizada con dinero de la UE y en la que España desempeñó un papel determinante, es el símbolo de un nuevo amanecer para Bosnia.

Salvando las distancias y en unas circunstancias afortunadamente muy distintas, la noticia de que el antiguo hospital de San Cecilio va a ser integralmente reformado para albergar la gran Biblioteca de Andalucía es una de las grandes noticias del año.

Por lo simbólico y lo cultural, claro que sí. Pero también por lo material. En un doble sentido. Por un lado, los cinco millones de euros que tiene previsto invertir la Junta de Andalucía en la restauración y adecuación del edificio. Pero también es básico resaltar la nueva vida que la Biblioteca le va a insuflar al barrio de San Lázaro. Que anda que no se va a quedar collejo e interesante, con la antigua Facultad de Medicina convertida en el gran espacio cultural de la UGR y, ahora, el megabibliotecón.

Una magnífica noticia para la Granada cultural que nos debe animar, por supuesto, a leer más. Y mejor. A seguir leyendo. Y soñando.

Jesús Lens

 

Ofendidos cibernéticos

Contrasta la ola de indignación cibernética sobre la postura del personal de Ryanair en el affaire racista de su vuelo Barcelona-Londres con la tibia reacción de las decenas de personas que, físicamente, fueron testigos del mismo.

¿Qué haría usted si un pasajero llamara a su vecina de asiento negra fea bastarda, delante de sus narices, y se negara a viajar junto a ella? ¿Intervendría de alguna manera o se limitaría a indignarse en las redes sociales?

En frío y a toro pasado, desde la comodidad de nuestro sillón favorito o desde la barra del bar en que está usted leyendo esto, todos somos héroes y, por supuesto, habríamos intervenido para poner firme al mamarracho en cuestión. Además, también tenemos la solución para el banquillo del Real Madrid y para la reordenación más eficiente de las líneas de autobuses de la Rober. Pero no nos desviemos.

Porque la realidad es más cruel y prosaica. La realidad es como esa réplica ingeniosa, brillante e incontestable que se te ocurre… cuando tu adversario dialéctico ya baja en el ascensor, después de haberte sacado los colores delante de todo el mundo.

La realidad es como el contrato para la construcción de las corbetas para Arabia o la venta de misiles de guiado láser a un régimen teocrático anclado en la Edad Media: por muy democráticos y de izquierdas que seamos, la pela es la pela.

Desde ahora, ya nadie va a volar en Ryanair, si hacemos caso a las proclamas públicas de miles de internautas. Es lo que nos pide el cuerpo. Pero, sobre todo, tuitearlo con un par de hashtags abrasadores, es muy sencillo. Cumplirlo es ya otra cosa…

¿Cómo afectará a la venta de billetes esta crisis reputacional -la enésima- en Ryanair? ¿Se disculpará la empresa, siquiera como gesto de buena voluntad? ¿Quién ganará la batalla, el encendido ofendidismo virtual o los billetes a bajo precio de la compañía aérea?

En Granada, lo tenemos fácil. He entrado en la web de Ryanair y no he encontrado ninguna ruta que opere desde nuestro aeropuerto. Así, lo podemos proclamar alto y claro: ¡pongo a Dios por testigo de que no cogeré ningún vuelo de Michael O’Leary que salga o aterrice del aeródromo de Chauchina!

—¿Y de Málaga?

—Bueno, llegado el caso, habría que analizar los diferentes escenarios y las posibilidades reales de…

—Ya, ya, ya.

Jesús Lens