La muerte del pequeño Shug

Querido Paco Camarasa… ¡qué razón tenías! Una vez más. Y van…

Razón tenías cuando me llamaste hace unas semanas para decirme que, en el pedido mensual de Negra y Criminal, venía una de esas pequeñas novelas que, sin embargo, son grandes. Muy grandes. Me recomendabas que no tardara en leerla. Que era cortita: apenas 200 páginas de letra grande y maquetación generosa. Y que me iba a gustar. Mucho. La muerte del pequeño Shug. Publicada por Alba Editorial.

 La muerte del pequeño Shug

¡Y ya te digo, querido amigo, si me ha gustado! Como decimos por aquí, por el sur, me ha gustado… una jartá.

Trece años. Trece. Trece añitos son los que tiene el pequeño Shug, un niño gordito que vive con su madre en un pueblito de las montañas Ozark, en el sur de los Estados Unidos; por Arkansas, Missouri y alrededores. Vive con su madre y con un tipo que aparenta ser su padre. O algo parecido. Un sujeto duro, recio, peligroso y violento. Red. Un auténtico redneck. Un cabrón con pintas que no deja de insultar, vejar y menospreciar a Shug… y de utilizarlo en sus cutres golpes de poca monta. Lo impele a que robe por él medicinas, tranquilizantes y barbitúricos en casas de médicos y enfermos terminales… hasta que es detenido por la policía.

¿Y la madre? ¿Qué opina Glenda de todo esto?

Para seguir leyendo esta reseña, algo que vas a hacer… ¡y lo sabes! debes darte un salto (virtual) a una de nuestras páginas hermanas: Calibre 38. ¿Vale? Pues venga. Pincha el enlace con las mismas ganas con las que hubieras pinchado la burbuja inmobiliaria, de haber estado en tus manos.

Jesús Lens

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Pan, educación y libertad

Con la tercera entrega de su Trilogía de la Crisis, el griego Petros Márkaris, en vez de describir –con una cierta tendencia a la exageración –los efectos de la devastadora crisis que asola a los países mediterráneos, directamente fabula sobre ella y nos sitúa en un escenario que, de momento, no parece que se vaya a dar.

 Pan Educación y libertad

Porque, a falta de tres meses para el final de este 2014, ni Grecia ni España han dejado el euro para volver al dracma y a la peseta, respectivamente. Pudo haber pasado. Pero no.

En cualquier caso, el contexto en que se desarrolla la última entrega de esta trilogía, protagonizada por el comisario Kostas Jaritos, es parecido al de Con el agua al cuello y Liquidación final, ya leídas, reseñadas y comentadas con anterioridad: una sociedad devastada en la que el paro y los recortes salariales y sociales obligan a la gente a volver a una especie de economía de guerra, lo que permite aflorar lo mejor… y lo peor del ser humano. Porque las ollas comunitarias y la solidaridad familiar tienen que convivir con los movimientos xenófobos de Amanecer Dorado y otros grupos de extrema derecha.

Entonces aparece el cadáver de un rico contratista de obras que hizo fortuna con los Juegos Olímpicos, Demertzís, cuyo hijo acaba de ser detenido por tráfico de drogas. Un hijo con el que no se hablaba ni se relacionaba de ninguna forma. ¿Por qué? Ya habrá tiempo de saberlo.

Junto al cadáver, un teléfono. Operativo. Que emite una consigna: Pan, educación y libertad.

Continúa leyendo la reseña en nuestra web hermana, Calibre 38

Jesús Lens

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Hablemos de límites y de novela negra

¡Qué bueno, que Paco Jurado, padre de aquella excelente novela, “Benegas”, publicada por Almuzara; y mi room-mate en Semana Negra de hace tres o cuatro me haya invitado a participar en unas jornadas literarias en Córdoba, bajo el título de “Un otoño de novela”!

 Córdoba Negra Benegas

Excusas para ir a esa bella ciudad no hacen falta, pero si, además, teñimos la vista de negro y de rojo sangre… ¡brutal!

Y más brutal saber que voy a compartir mesa y charla con dos escritores portentosos. Uno, además, es un conversador nato. Y un tremendo provocador. Además de erudito. Y cinéfilo compulsivo. Su lengua, además de ser la más rápida al otro lado del Guadalquivir, es un arma letal.

Se llama Mariano Sánchez Soler, ha ganado el Premio L’H Confidencial y ya hay ganas… ¡ganazas!… de compartir un buen rato con él.

 Córdoba Negra Mariano

Al otro no lo conozco. En persona. Pero como si lo conociera de toda la vida. Un monstruo como Alexis Ravelo, ganador del Hammett de este año, compañero de andanzas digitales en la Banda del 38 que capitanea el intrépido Ricardo Bosque y, además, un timador nato.

La cuestión que nos plantea el comisario Jurado es de órdago: La expansión del género negro a otros ámbitos literarios. ¿Se puede morir de éxito?

 Córdoba Negra Alexis

¿Qué os parece?

Me gustaría conocer opiniones y sugerencias de cómo orientar la charla de forma que la gente que venga a Córdoba, el jueves 6 de noviembre, además de pasarlo bien (eso, con los tipos antes citados, está asegurado) aprenda y sienta que su tiempo ha estado bien invertido.

El turno de palabra comienza en 3, 2, 1…

¡Seguimos!

Jesús Lens

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Un camino a través del infierno

Si ahora mismo leyera cinco manuscritos, negros y criminales, que disimularan el nombre de su personaje principal, para no dar pistas; creo estar en condiciones de asegurar que no tardaría ni tres páginas en descubrir cuál de ellos ha sido escrito por Javier Hernández Velázquez. Y no por sus dejes o términos canarios, precisamente.

“La vida es una derrota asumida. Allí estaba, en aquel salón del hotel, en recuerdo de un tiempo en el que creí que una canción podría salvar el mundo (una época en que Michael Jackson aún era negro y estaba vivo)”.

 UN CAMINO A TRAVÉS DEL INFIERNO Javier Hernández

Así comienza “Un camino a través del infierno”, novela publicada por MAR Editor; finalista y mención especial del jurado del premio de novela negra L’H Confidencial del año 2013.

Con toda justicia, puedo decir ahora que la he leído.

Aunque leído no es la expresión exacta. Porque arranqué con ella la noche del martes, en el Puerto de la Cruz, y cuando aterricé en el aeropuerto de Granada, el miércoles; Mat ya se había convertido en uno de esos compañeros de viajes literarios con los que te apetecería compartir tragos, golpes e historias, hasta bien entrada la madrugada.

 UN CAMINO A TRAVÉS DEL INFIERNO PORTADA

Mat.

A Mat venía siguiéndole la pista desde hace tiempo, a través del Facebook. Es un tipo con gusto por las armas. Cortas. Un tipo que gasta una de esas sonrisas de medio lado que, dependiendo de por dónde asome, da alegría encontrársela… o miedo. Mucho miedo.

Mat es detective. Privado. Y, obviamente, no lo lleva bien. Eso de investigar cuernos y bajas laborales es bastante ingrato. Un buen día se cita con una clienta muy especial. Su amante, para ser exactos. Y el encargo que le hace es morrocotudo: buscar a la hija que tuvo con Vicente Chinea, a la sazón, presidente del gobierno canario… en pleno proceso de reelección.

Entonces, el cristal de la ventana del garito en que están hablando salta por los aires…

 UN CAMINO A TRAVÉS DEL INFIERNO Mat

Con esas mimbres, y con el personalísimo estilo que caracteriza a Javier Hernández, la narración de “Un camino a través del infierno”, nos adentra en la podredumbre, la locura y la insania que yacen en el lado oscuro de cualquier sociedad, por aparentemente bonita y festiva que parezca.

En este caso, por fortuna para él y para sus lectores, Mat no estará solo en su particular temporada en el infierno. Por un lado, nos acompaña Eva Millar. Por otro, su nueva secretaria. Impagables, ambas. Aunque tan parecidas como el día y la noche. Como la cruz y la cara. Como el haz y el envés. Y está el político. Y su familia. La carnal y la otra. Porque muchos políticos cada vez tienen un concepto muy laxo de lo que debe ser La Familia. Y el pasado, claro. Un pasado que pesa. Mucho.

Pero, sobre todo, está Mat. Un Mat que ve la vida, como el autor, a través de un personalísimo prisma, repleto de referencias a la música, al cine, a la televisión… y para los amantes del baloncesto, a la NBA.

Porque nada de lo humano nos puede resultar ajeno.

Javier, acreditando buen gusto literario ;-)
Javier, acreditando buen gusto literario 😉

Por ejemplo, la buena literatura. Esa que te sacude y que te noquea. Como “Un camino a través del infierno”. Hasta el punto de que si la lees y no encuentras en ella un estilo fresco, desenfadado, único y, esperemos que repetible por su autor en sus próximas novelas, que ya esperamos impacientes; te pago una Alhambra Especial bien fresquita.

Y como muestra de lo que digo, especialmente dedicada a mis buenos amigos del mundo de la canasta, unas líneas muy descriptivas:

“Me tumbé en el sillón y encendí la pantalla de plasma para visionar un Detroit-Portland de las finales de la NBA del 89. Los Pistons sí que eran tipos duros. Después de tocar fondo a finales de los setenta, la suerte regresó a la Motown cuando seleccionaron en el draft al base Isiah Thomas. Al año siguiente adquirieron al pívot Bill Laimbeer de Cleveland y al base Vinnie Johnson de Seattle. Luego llegaron Dumars, Mahorn, Salley y Rodman. El coach Daly comprendió que debían emplear un estilo agresivo que se ganó el apodo de los Bad Boys. En aquel grupo mi debilidad era Laimbeer, un Harry el sucio de las canchas.

UN CAMINO A TRAVÉS DEL INFIERNO Laimbeer

Duro, arrogante, provocador, un tipo despreciable. Todos lo consideraban un matón, pero era mucho más que eso. Aquel malcarado, hijo de un multimillonario comerciante de diamantes, era uno de los pocos jugadores que se hubiese ganado mejor la vida fuera de las canchas que dentro de ellas”.

Jesús Lens

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Galveston

“La mejor novela negra y criminal del año se titula “True Detective” y la he visto en televisión”. Lo escribí en Twitter y lo mantengo. De hecho, estoy esperando a que salga una edición en Blue Ray con algunos extras que me animen a comprar la serie de Nic Pizzolatto para volver a verla, paladeándola despacio y disfrutando de esos complejos y abigarrados diálogos, de esos pútridos paisajes y de esas relaciones tan tensas como intensas.

 True Detective antihéroe

Pero, mire usted por donde, la ágil, habilidosa y atenta editorial Salamandra, en el ínterin, nos regala la mejor de las posibles rentrés literarias del año, en clave negra y criminal, con publicación de “Galveston”, novela que inaugura su colección Black Salamandra y de la que es autor, por supuesto, el propio Nic Pizzolatto.

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¡Atención! Estamos ante la primera novela de su autor, por tanto, anterior al fenómeno de “True Detective”, cuya segunda temporada está en pre-producción y de la que Nic vuelve a ser creador, guionista y productor ejecutivo. O sea, el padre de la criatura.

Estas cosas, personalmente, me dan miedo. Es decir, si “Galveston” era buena, ¿por qué no se ha publicado en España hasta el éxito de “True Detective”? Teniendo en cuenta que la novela fue, en su momento, finalista del Premio Edgar Ward de novela policíaca y que en Francia se hizo acreedora del Prix du Premier Roman Étranger; creo que estamos ante uno de esos casos de miopía… o falta de riesgo y de pocas ganas de apostar por autores nuevos y desconocidos.

 True Detective

Porque, digámoslo ya, la novela es cojonuda; justo lo que podíamos esperar de Pizzolatto: el ambiente malsano de Nueva Orleans y alrededores, un tipo de mediana edad más acabado que la Mirinda, un gángster de medio pelo, una situación complicada, un encuentro inesperado y una huida. Y, por supuesto, un largo lapso de tiempo entre una parte de la historia y la otra. ¡Ah! Y una historia de amor. O varias.

Y los diálogos. ¡Ay, los diálogos! No se acercan a la proverbial verborrea del protagonista de “True Detective”, que leída debe ser complicado de aceptar; pero son diálogos acerados, cortantes, impactantes; de los golpean el rostro como un derechazo de un buen peso pesado.

 Galveston Nic Pizzolatto

Y la historia. Una historia en la que la acción, que la hay, está al servicio de los personajes, que son lo realmente importante de la novela. Como los paisajes. Como el alcohol y las drogas. Y las armas. ¿Estamos ante una novela negra? Sí. Pero también ante un western, escrito en clave de realismo sucio. Muy sucio.

“¿Por qué no iba a hacerlo? El porqué es porque a mí me sale de los cojones. El porqué es que soy yo quien toma las decisiones.

–         Tu mente es como un nido de serpientes.

–         Lo has entendido perfectamente”.

Fragmentos como éste sitúan al lector, perfectamente, ante “Galveston”, una novela cuya adaptación a la pantalla; a la gran pantalla en este caso, ya está en marcha.

 Galveston Nic

Una novela excelente que, eso sí, no te dejará con muchas ganas de viajar a ese sur de Estados Unidos en los que ahora comienza, también en la realidad, la temporada de huracanes. Aunque, ¿qué es realidad y qué es ficción? Porque, cuando uno lee “Galveston”, encuentra mucho más real los Estados Unidos que nos narra que los que estamos acostumbrados a ver a través de los medios…

Y eso nos daría para otro debate…

Jesús Lens

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