El huracán

 Siempre se corre un cierto riesgo cuando te adentras en la lectura de una novela que pertenece a una serie, cuando esa serie es larga: si se trata de uno de los primeros títulos de la misma, es posible que su historia quede muy lejos, en el tiempo y en el espacio, desfasada. Y si es más reciente, quizá te pierdas pistas aportadas al lector por la lectura de los libros anteriores.

Me pasó con El huracán, de James Lee Burke, publicado por ese tótem literario en que se ha convertido la Serie Negra de RBA.

 El Huracán

Ardía por leer esta novela, en primer lugar, porque su autor es uno de los venerados en el género, hasta el punto de que un amigo mío se fue de viaje a Nueva Orleáns, un viaje que, además del jazz, el bourbon y la comida cajún; tenía como punto fuerte una ruta por los espacios habituales de J. L. Burke y de su alter ego literario: el detective Dave Robicheaux.

En segundo lugar, porque acontecía durante el Katrina. En los días previos e inmediatamente posteriores. Y para mí, el Katrina, se ha convertido en uno de esos temas que me llaman, me tiran, me impresionan, sobrecogen y alucinan.

(Sigue leyendo en nuestra página hermana Calibre 38)

 

Jesús Lens

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Un reloj por corazón

Irse. Desaparecer. Perderse. Desvanecerse en el aire. ¡Anhelo de tantas y tantas personas a lo largo de la historia! Algo que, por desgracia, cada vez es más difícil de conseguir.

 Un reloj por corazón Swanson

Sin embargo, lo de simular ser quien no eres… eso ya es harina de otro costal. Y si no, que le pregunten al Pequeño Nicolás.

Leía “Un reloj por corazón”, de Peter Swanson, novela publicada por Destino; y pensaba en diversos fuguistas de la historia de la literatura, el cine y la televisión, con Don Draper, uno de los grandes Mad Men, a la cabeza. O el protagonista de “El adversario”, aquella joya de Emanuelle Carrere.

Porque esta novela nos cuenta una historia de desaparecidos. Supuestamente. Y de reaparecidos. Estamos en la Costa Este de los Estados Unidos. Es verano. Hace un calor húmedo y pegajoso. Es viernes. Y George Foss, un hombre tranquilo, solo pretende tomarse una cerveza en uno de sus bares favoritos. Entonces, llega ella. Liana. Aquella Liana que, veinte años atrás, fue el amor de su vida y que, un día, desapareció sin dejar rastro.

 The Boston Globe

Liana. ¡Ah, Liana! Inevitablemente, George ha seguido buscando a Liana en cada rostro de mujer que se encontraba. Y, de repente, allí estaba. Distinta. Pero la misma. Una Liana, por supuesto, metida en un lío. Y que necesita ayuda.

Porque así es la novela policíaca. O de misterio. No negra. En este caso, no estamos antes una de esas habituales novelas negras, más negras que la pez, que acostumbro a reseñar. En este caso, estaríamos más en la órbita de Hitchcock que en la de los clásicos en ByN de Hawks, Lang y compañía.

Y no es baladí la comparación: el ritmo de la novela y el tono que le imprime Peter Swanson son muy cinematográficos, hasta el punto de que, a medida que la vas leyendo, vas viendo los paisajes, los edificios, las carreteras, los moteles, etcétera que transitan por sus páginas.

Liana se convierte en una de esas presencias femeninas más sugeridas que mostradas, al principio de la narración. Como “Laura”. Como “La mujer del cuadro”. Presencias femeninas sugerentes y sugeridoras. Que, en la segunda parte de la narración, ya cogen carrerilla. Y protagonismo, claro.

 Laura

Y tenemos a George. Uno de esos hombres buenos que, a veces, parecen pecar de tontones. Pero que no lo son. ¿O sí? ¿Tú te fiarías de una antigua novia desaparecida veinte años atrás? ¿Una novia que se esfumó como por arte de magia? Quizá sí. Siempre que, mientras haces por ayudarla en el presente, empiezas a tirar de los cabos del pasado. Y lo harías aunque supieras que todo lo referente a Liana te va a traer problemas. Pero… ¿no te quejabas de que tu vida era monótona y de que tu trabajo se había vuelto aburrido?

Un consejo: cuando empieces a leer “Un reloj por corazón”, procura no tener la agenda muy cargada: tendrás que anular compromisos. Estamos antes una de ESAS novelas. Eso sí. Del final no hablamos. O hablamos cuando la hayas leído. ¿Vale?

Jesús Lens

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Manos sucias

Si la cara es el espejo del alma, una portada debería ser el reflejo de la novela. Y, en el caso de “Manos sucias”, la más reciente novela de Carlos Quílez; así es.

 Manos Sucias

¡Pedazo de portada, la de esta subversiva novela, publicada por la combativa e imprescindible editorial Alrevés! Editorial a la que le debemos joyas como “Te quiero porque me das de comer” o “La fragilidad del neón”, ya reseñadas y comentadas en este Blog.

Alguien que conozca la trayectoria profesional y literaria de Carlos Quílez, al leer lo de “novela subversiva”, podría pensar que se ha pasado al otro lado. Que es posible. No lo sé. Hace ya dos o tres años que no hablo con él. Pero no lo digo por eso. Lo digo porque “Manos sucias” cuenta y habla de la realidad. De esa realidad que nos mancha los dedos todos los días, cuando leemos el periódico. Y que no por la tinta fresca, precisamente.

 Manos sucias Carles Quílez

Y es que, como bien nos recordaba Juan Madrid hace unos meses, parafraseando a Engels, contar la realidad es ya un acto revolucionario en sí mismo.

Pero vamos a concretar. ¿Quién es uno de los personajes secundarios de “Manos Sucias”? Pues ni más ni menos que el contable y tesorero del partido político del gobierno. Un tipo llamado Cérdenas. En la novela.

¿Y quiénes son los protagonistas?

Pues algunos de esos personajes que nunca salen identificados en las noticias: los Mossos d’Escuadra, los comisarios de Policía o sargentos de Guardia Civil que luchan contra el crimen organizado y las mafias que corrompen la sociedad. Esos tipos anónimos que, tirando del hilito, conectan el chalé de un concejal de urbanismo con una contrata a una multinacional rusa. O que descubren al práctico del puerto de Valencia, cediendo uno de sus yates a un conocido gángster, para que celebre su cumpleaños.

“Manos sucias” cuenta lo que está más allá de los titulares de los periódicos y de los cinco párrafos con los que despachamos la mayoría de las noticias. Porque las otras dos grandes protagonistas de la novela son dos aguerridas chicas periodistas, Patricia y Elsa. ¡Y ellas sí que nos pueden dar clases de ética periodística! (Ya las conocimos en esta anterior novela de Quílez, “La soledad de Patricia”, precisamente)

Bares, restaurantes, reservados, conversaciones, filtraciones, interrogatorios, redadas… ¡Cómo se nota que, además de ser un excelente narrador, Carlos Quílez sabe de lo que habla! No por casualidad fue el responsable de Tribunales y Sucesos de la Cadena SER en Barcelona y, después, pasó a trabajar en Anticorrupción.

 Manos sucias

Hace unos meses hablábamos de «RG», un tebeo que podría describirse como el “The Wire” de los cómics. Pues la novela de Quílez sería su equivalente novelesco. ¿Quieres saber cómo se desarrolla una investigación, cómo funcionan determinados protocolos?

Lee “Manos sucias”.

¿Quieres entender, de la forma más clara, adictiva y atractiva posible; cómo funciona esa corrupción que amenaza con ahogarnos?

Lee “Manos sucias”.

Lo vas a flipar.

Jesús Lens

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¡Lee! ¡Lee! ¡Lee!

Cuando lees, no escribes. Y cuando escribes mucho, no lees. Al menos, no lees tanto como sueles. Yo, ahora, estoy leyendo un mogollón. Cosas confesables y otras, por aquello del secreto sumarial; inconfesables. Y aunque no tardarán en tener ustedes las reseñas completas (o sí), ahí van unos pildorazos, a modo de anticipo y recomendación sobre mis últimas lecturas:

Los últimos

Si has visto «Interestelar», tienes que leerlo. Y si no, también. Aunque no te guste la ciencia ficción. Porque esta novela de Juan Carlos Márquez es puro realismo. ¡Gracias a Salto de Página, por editar esta delicatesen!

Manos Sucias

Aunque, para realismo, lo nuevo de Carlos Quílez, publicado en Alrevés: «Manos sucias». Solo les avanzo el nombre y el cargo de uno de los secundarios. Cérdenas. Tesorero del partido político que está en el gobierno de España. Ese dato, junto a esta excepcional portada, creo que ya es bastante ilustrativo, ¿verdad?

Un reloj por corazón

Una feliz y alegre novedad que leí en mi escapada a Córdoba, para participar en «Un otoño de novela»: «Un reloj por corazón», una novela enigma, fresca y divertida, en el sentido de que las páginas vuelan. Destino edita a Peter Swanson, un soplo de aire fresco en el mundo negro y criminal.

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Y «El Círculo», claro. De la novela de Dave Egger, publicada por Mondadori, ya os hablé aquí. Y sí. Está a la altura.

El efecto Transilvania portada

El efecto Transilvania

Últimas noticias del infierno portada

Últimas noticias del infierno

El árbol del Vaticano Portada

El árbol del Vaticano

mirando espero portada

Mirando espero

No olvidéis que tenemos una maravillosa colección, «Nube Negra», en formato digital, con autores de la talla de Guillermo Orsi, Juan Ramón Biedma, Amir Valle y Justo Vasco. Y muy pronto, más novedades. ¿Les gustan las portadas? ¿Y las introducciones que he preparado para cada uno? ¿Invitan a la compra o, al menos, despiertan su interés?

¡Pincha, pincha en cada portada! Y, si te animas, compra. Barato y sencillo. Muy sencillo. Yo lo agradeceré, tú disfrutarás y los autores, la editorial Palabaristas y la plataforma Lektu se beneficiarán. ¡Un claro «Todos ganamos»!

Jesús Lens

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Ciudad del sol

No debe haber para una pareja, nada más horroroso e insoportable que la desaparición de un hijo que, por ejemplo, una mañana sale a repartir periódicos con su bici y no vuelve a casa. No va a comer. No llega a la hora de la cena. No aparece para dormir. Ni asoma al día siguiente. Ni llama por teléfono, transcurrida una semana.

Un jovencito apenas adolescente que desaparece sin dejar rastro. O, más concretamente, que se evapora de las calles de, por ejemplo, Indianápolis; y tras él no queda ni su bicicleta.

 Ciudad del sol

A partir de ahí, la nada.

Porque la investigación policial se estanca. Porque el cuerpo del niño no aparece. Porque nadie pide una recompensa a sus padres.

El vacío. El silencio. El horror.

Este es el punto de partida de Ciudad del sol, de David Levien, publicada en la fascinante colección Roja y Negra que dirige Rodrigo Fresán para la editorial Mondadori.

Sigue leyendo el resto de la reseña en nuestra web hermana: Calibre 38.

Jesús Lens

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