Bares cerrados

¡Qué pena, qué melancolía, qué rabia, qué coraje! Y qué diferente, el sentido de cerrar un bar. La expresión «golfo cierrabares», castiza, canalla y divertida; contrasta con esta otra, que muestra la triste realidad de una crisis que, dicen, ya está cediendo.

Bares cerrados

¿Dónde está la crisis? -sostiene siempre alguien… que no encuestra mesa en alguna terraza o a quien el camarero no atiende de inmediato.

 

Ahí está la crisis. En todos y cada uno de esos bares cerrados. No cerrados porque es tarde y hay que irse a dormir. No. Cerrados… de los que ya nunca abrirán.

Como firme defensor de los bares como lugar de encuentro, descubrimiento y reunión; laboratorios de ideas y cueva de los sueños olvidados o por olvidar… hoy toca entonar un réquiem.

Cafe-Bar Cimema baja

Réquiem por ese bar que, como las víctimas colaterales en los conflictos armados, ha echado por última vez la persiana, inundando de oscuridad un lugar que, por antonomasia, debería ser luminoso.

 

RIP

 

En Twitter: @Jesus_Lens 

Benditos bares

La primera en darme el queo fue María. Que lo viera. Que me iba a gustar. Luego fue Sacai quién me sugería que pidiera derechos de autor por el anuncio ya que sus creativos, fijo, habían leído y se habían inspirado en «Café-Bar Cinema» a la hora de darle forma al guion.

Y es verdad que hay partes del texto que se parecen a esta declaración:

«Bares hay a cientos de miles. Los auténticos bares de película, sin embargo, son más escasos, por mucho que estos establecimientos sean, por antonomasia, los lugares en que las personas de todas las culturas, tiempos, extractos, orígenes y condición se reúnen para relacionarse entre sí, divertirse, dirimir disputas, trazar planes, hacer descubrimientos, conocer gente, ligar, enamorarse, consolidar una relación o darla por terminada. En los bares, se comprende la vida, en una palabra».

O esta otra parte de la introducción a cBc:

«Pocos lugares más rebosantes de vida que un buen bar o café. Si las paredes hablaran, las de los garitos de medio mundo recitarían latín. Porque, desde que el hombre es hombre, ha buscado lugares comunitarios en los que compartir su ocio y en los que, de forma relajada, acompañándose de excitantes bebidas espirituosas, ha dado rienda suelta a sus fantasías más desaforadas y a sus pasiones más íntimas. Ha confesado sus sueños imposibles, ha pronunciado sus discursos más memorables y ha declarado su amor a las causas más improbables. Y es que, tal y como cantaba un grupo con nombre muy cinematográfico, Gabinete Caligari, “no hay como el calor del amor en un bar”. O, como reza en la cafetera que tienen en el hospital del Doctor House, “cheaper than Prozac”. Más barato que el prozac».

Es bonito, volver sobre estas palabras, páginas y textos. Como siempre es bonito volver a los buenos viejos bares que están en el imaginario de nuestra vida.

Por todo ello… ¡claro que me ha gustado el anuncio! De hecho, ya lo decíamos antes de verlo, en ese Facebook que tanto nos gusta: «¡tomemos las calles, llenemos los bares, salgamos fuera!»

¿Cuándo y dónde, la próxima Alhambra Especial?

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Cafés pendientes

Hoy publico este artículo en IDEAL. A ver qué te parece la idea. ¿Compartes?

No sé si en Granada se habrá apuntado ya alguno pero, ¡por favor!, si saben de ello, díganmelo para ir y practicar esta maravillosa iniciativa: el Café Pendiente.

Cafes pendientes logo

La cosa funciona más o menos así: entras con un amigo en uno de los bares, cafés o cafeterías adheridos a esta fórmula revolucionaria y pides cinco cafés. Dos son para vosotros, lógicamente. Los otros tres, son Cafés Pendientes, que irán incluidos en la cuenta que te traiga el camarero, antes de irte. Y que abonarás religiosamente, dejando propina, por supuesto.

Posteriormente, a ese mismo local entrará una persona de la calle. Una de esas personas que lo están pasando mal, que están sufriendo los embates de la crisis y cuya vida amenaza con irse por el sumidero de un sistema sin capacidad para dar respuesta a una sociedad cada vez más incrédula, descreída, decepcionada y abandonada.

Esa persona preguntará si hay algún Café Pendiente y, en caso afirmativo, se sentará en un taburete, una banqueta o una silla y disfrutará de una bebida que le reconforte y le caliente tanto el cuerpo como el espíritu, aunque sea por unos minutos.

¿Habrá una manera más sencilla, económica, discreta y eficaz de ayudar a una persona?

cafes pendientes

Lo sé. Dos o tres euros apenas son una gota de agua en la inmensidad del océano y un café no es la solución a ningún problema. ¡Ay, LA solución! Cada vez detesto más ese LA, tan cargado de soberbia y superioridad. De desprecio y de abulia. Quizá sea porque vivimos en un país en que tanta gente apuntamos LA solución para todos los problemas del mundo mundial…excepto para los que nos atañen más o menos directamente y en cuya resolución podríamos y deberíamos participar.

Esta iniciativa del Café Pendiente surgió en Nápoles, según podemos leer en la página http://cafespendientes.es/ y, desde allí, se fue extendiendo a otras ciudades de Italia. Y ahora, llega a España.

No. Efectivamente, un café no es la solución para ningún problema ni le va a salvar la vida a nadie. No va a cambiar nada realmente importante o sustancial ni terminará con la crisis o paliará las grandes injusticias que nos asolan. Es cierto; un café no es nada más que eso: un café. Pero, ¿cuántas veces, al irte a dormir y hacer repaso de la jornada, no acabas concluyendo que el mejor momento del día fue, precisamente, el compartido en torno a una buena taza de café?

Con tu pareja, al despertar. Con un vecino, antes de ir al trabajo. Con los compañeros, a la hora del desayuno o, solo, leyendo el periódico. ¿Y esos cafés de sobremesa, largos, soñadores, creativos, jocosos y distendidos?

Cafés Pendientes

No. Un café no salvará nada ni a nadie, pero no despreciemos la importancia que tiene la posibilidad de reconfortar, aunque sea durante un instante, el cuerpo y el espíritu de quién más lo necesita. ¿Se apunta alguien? Razón: aquí.

En Twitter: @Jesus_Lens

Todo

Me ha encantado esta foto que, hoy, ha publicado en su Facebook Rigoletto Bloguero. Ya sabéis que tenéis una serie apócrifa sobre Actitudes y esta me parece que es la actitud correcta, para los tiempos de corren. Valentía, desparpajo, concisión, generosidad y amplitud de miras. Y de cocina. Y de barra. ¡Y de todo!

Todo

Gracias, querido Rigoletto, por compartir y sacarnos una sonrisa.

 

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