Manuel Sicilia está de vuelta

Aunque en realidad nunca se fue, Manuel Sicilia, cineasta de animación, está de vuelta. ¿Se acuerdan de la película ‘El color del dinero’, cuando el mítico Eddie Felson interpretado por Paul Newman volvía a blandir el taco de billar? Pues en esas estamos.

Hace muchos, muchos años, en Granada ocurrió algo parecido a un milagro. Se llamó Kandor Graphics y concentró en nuestra ciudad a una cantidad de talento técnico y artístico sin parangón. ‘El lince perdido’ y el corto ‘La dama y la Muerte’, nominado al Óscar, impulsaron el cine de animación made in Granada hasta el infinito y más allá. Por desgracia, ‘Justin y la espada del valor’ no funcionó como se esperaba y el tinglado se vino abajo.

Una película de animación requiere muchos meses de trabajo y muchos cientos de miles de euros de inversión, por lo que no es fácil apuntalar una estructura industrial perdurable que no dependa del éxito o el fracaso de un solo título. De ahí que, durante mucho, demasiado tiempo; le perdiéramos la pista al cineasta.

Hace unos meses llegaba una buena nueva: Manuel Sicilia y José Sánchez Montes unían sus fuerzas para rodar una película animada sobre el mítico Concurso de Cante Jondo de Granada de 1922. El pasado miércoles, en una de las charlas del festival Gravite, el dibujante Francis Porcel sorprendía a la nutrida concurrencia anunciando su incorporación a otro proyecto liderado por Sicilia, del que no podía avanzar nada. De nada. O casi. Será una serie y estará involucrado uno de los grandes cómicos españoles. Una serie de animación, por supuesto.

Ayer por la mañana llamé al dibujante Chema García. “¡Cuéntame hasta donde puedas!”, le conminé. Y no me contó nada, claro. Nada concreto sobre el proyecto. Sin embargo, en el tono de su voz se percibía que algo grande se está cociendo. Ya me lo había adelantado mientras tomábamos una Alhambra para mi sección de entrevistas del suplemento Gourmet, pero faltaba la confirmación. Y la confirmación, contratos mediante, ya ha llegado.

“Tengo ganas de empezar a trabajar con Francis”, me decía Chema. Va a volver a juntarse mucho talento ilustrado en torno a Manuel Sicilia. Aunque las tecnologías han avanzado una barbaridad y la deslocalización y el teletrabajo ofrecen mil y una posibilidades, Granada se convertirá, de nuevo, en epicentro del mejor cine de animación de Europa. Y del mundo. ¡Enhorabuena y suerte en esta nueva aventura! Porque hay segundas partes que sí fueron buenas.

Jesús Lens

Cuando pica el gusanillo

Unos lanzamientos, una foto, un rato de charla y a volar. Era en lo que habíamos quedado. De cara al partido de hoy del CB Granada-Covirán en Lugo, el que nos puede devolver a la máxima categoría del baloncesto español, IDEAL está publicando unas piezas transversales en las que junta a personas de distintos ámbitos para hablar de básket.

Foto de Pepe Marín, con la colaboración de Iván Luque

Un día las peñas, otro las bases o, como ayer, un grupo de aficionados puretas que, a trancas y barrancas, con nuestros achaques, canas y calvas a cuestas; todavía echábamos unas canastas de vez en cuando antes de la pandemia.

Mientras Pepe Marín e Iván Luque preparaban los flashes y José Enrique Cabrero hablaba con unos y otros, aprovechábamos para lanzar a canasta, chocar los puños y recordar los buenos viejos tiempos. Una vez hecha la foto principal, aguerrida performance o, como se dice ahora, postureo puro y duro; los fotógrafos nos animaron a hacer como que jugábamos una pachanga: los de camiseta roja contra los multicolores.

“¡Sin manos, eh! Defensa sin contacto, de mírame y no me toques!” Dos minutos después estábamos metiendo codos para avanzar por la zona, levantando los brazos para taponar lanzamientos y agitando las manos para robar balones. Como bien lo describía José Enrique en su magistral crónica de ayer, son las normas de la pachanga.

Tratando de rebotear. Foto Pepe Marín

Vale que las entradas en el pelo de nuestras cabezas eran más consistentes que nuestras entradas a canasta y que resultaba más fácil no tocar el aro en los tiros lejanos que meterla limpia, ¡pero cómo lo pasamos! Risas, piques, bromas, gritos… ¡cómo niños!

Posiblemente, esta pachanga improvisada al calor de una foto haya sido el paso más perceptible hacia la nueva normalidad de estos últimos meses. Por el reencuentro con la gente, claro, pero también con las zapatillas, el balón y los aros.

¡Sí se puede!
Foro: Carolina Martín

Estas semanas, cada vez que he ido a ver al CB Granada-Covirán, solo pensaba en disfrutar del partido de la jornada. Era incapaz de visualizar nada más allá del fin de semana. Cholismo vital el vena: partido a partido. Rambismo radical: día a día. Y, de repente, la posibilidad del ascenso. La idea de una nueva temporada en lo más alto. ¿Vértigo? ¡Para nada! Alegría a raudales por compartir y disfrutar de la pasión por el baloncesto. Ilusión por volver a un Palacio de los Deportes lleno hasta los topes para jugar contra los equipos de la ACB. ¡Sí se puede!

Jesús Lens

Yo, yo mismo & Huertas

Nuestro por ahora alcalde, Luis Salvador, creyó tranquilizar a la ciudadanía al decir que esta situación ‘solo’ durará unas semanas, en vez de un par de años. ¡Acabáramos! Y lo dice sin mover un músculo de la cara, impertérrito, impasible el ademán.

Unas semanas nada más, solo ante el peligro, como aquel Gary Cooper que estaba en los cielos. O en las nubes. Solo… o en compañía de otro. El inefable concejal Huertas, machista y faltón en las redes, insultando sin decoro alguno a quienes habían sido sus compañeros de partido y de gobierno unos días antes. Especialmente lamentable el tufillo del mensaje dirigido a Lucía Garrido. ¡Qué pena, los zombis de Ciudadanos!

Ayer hubo una manifestación ciudadana para exigir la marcha de Luis Salvador. La mitad de los concejales de su propio partido pide su marcha. Los concejales del PP que gobernaban con él piden su marcha. Vox pide su marcha. La oposición pide su marcha y el PSOE advierte que, con él, ni al tranco de la puerta.

Pero como si de un Paco Martínez Soria del siglo XXI se tratara, ahí sigue Salvador, don erre que erre, empecinado en conformar un gobierno. ¿Pero qué gobierno, ni gobierno? ¿Un gobierno con quién? ¿Consigo mismo? El esperpento granadino, esa tierra donde todo es posible y a la vez imposible, empieza a parecerse a aquella película en la que Jim Carrey sufría de personalidad múltiple, ‘Yo, yo mismo & Irene’, con Huertas travestido de Renée Zellweger.

Si Ciudadanos ya olía a muerto, el numerito de Luis Salvador es la pala que terminará de enterrarlo. Menuda papeleta para Juan Marín, todo un vicepresidente de la Junta. A su edad, verse en estas, después de haber pasado por tanto partido político diferente.

A Luis Salvador no se le cae una palabra de la boca: transfuguismo. Es la línea roja, el cordón sanitario tras el que se blinda. ¡Todos tránsfugas e irresponsables… menos él! Y Huertas, claro. En su pretendidamente numantina y espartana defensa de El Álamo, el alcalde de Granada está haciendo un ridículo espantoso. En estos días no he hablado con una sola persona que le dé la razón. ¡Ni una! Pero no hay más ciego que el que no quiere ver.

Escribir de esta situación me provoca taquicardia, palpitaciones y opresión en el pecho. Me duele recibir guasaps de amigos de fuera preguntando qué pasa en Granada. Me indigna que nuestra ciudad sea, una vez más, el hazmerreír de España. Qué pena.

Jesús Lens

El inagotable manantial del cómic granadino

Una fuerte perturbación de sintió en la Fuerza cuando pudimos ver en las redes la portada del próximo álbum de ‘Blacksad’, de Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales. Unos días después, el sismógrafo volvió a temblar con el anuncio de una nueva candidatura a los premios Eisner para Gabriel Hernández Walta por ‘Barbalien: Red Planet’.

Así las cosas, los próximos meses van a ser pródigos en grandes cómics ‘made in Granada’, pero los aficionados no tenemos que desesperar, que ahora mismo hay en las librerías dos novedades, auténticas joyas del noveno arte, con marchamo granadino.

Astiberri publicaba ‘Bartleby, el escribiente’, de José Luis Munuera, a partir del archiconocido relato de Herman Melville. Se trata de una preclara adaptación de una historia tan aparentemente sencilla como complicada de llevar al mundo de las viñetas. Un reto del que Munuera sale más que airoso con un álbum cuya trama transcurre en el pasado, pero es de la máxima actualidad.

¿Quién no ha pronunciado alguna vez el famoso ‘preferiría no hacerlo’? O, al menos, ¿quién no lo ha pensado, ante una proposición que no le parecía apropiada ni procedente? Digámoslo alto y claro: Bartleby somos todos. De ahí que el Wall Street de antaño que nos muestra Munuera sea cualquier ciudad del mundo contemporáneo.

Al comienzo del álbum, uno de los personajes pronuncia esta sentencia: “La mayoría de los hombres sirve al estado no como hombres, sino como máquinas”. En estos tiempos en que las grandes corporaciones tienen más poder que la mayoría de los estados, ¿hay alguien que no comulgue con las palabras de Thoreau, adaptadas a los trabajos robotizados del siglo XXI y al control de las tecnológicas de nuestro tiempo de ocio, dirigido por los algoritmos?

Munuera lo hace (casi) todo en esta adaptación de ‘Bartleby, el escribiente’, pero es esencial destacar, y así lo especificaba el autor en su excelente entrevista de hace unos días con José Enrique Cabrero, la importancia del color de Seydas para imprimir al relato el tono ocre y de cuento melancólico que tan especial lo hace. ¡Adoro ese Nueva York!

Por su parte, Ponent Mon editaba hace unas semanas el integral de ‘Los Mentores’, lo más reciente de esa pareja artística de talento inconmensurable que conforman el guionista Zidrou y nuestro Francis Porcel.

En este caso, una distopía ¿futurista? con ribetes negros y criminales nos adentra en una trama de robo de niños que, sin embargo, es muy distinta a lo que ustedes están pensando. O no. Les confieso que solo he hecho una primera lectura del álbum, y demasiado acelerada, ansioso por llegar al final, pero Joye ya es uno de mis personajes favoritos del año.

Y la ‘zumbada’, claro. Esa mujer en una misión, como los grandes héroes de la literatura, que contra y viento y marea siguen adelante, cueste lo que cueste. “¿Te has fijado en que en las historias de polis y cacos nadie se preocupa nunca por las víctimas? ¡Los asesinos en serie, eso es lo que vende! Las víctimas, en cambio…”. ¡Uf! Y ojo al tratamiento visual y argumental de la tierra almeriense, mucho más allá de lo meramente paisajísitico. Y a lo simbólico de un Mediterráneo que… Tengo que releer ‘Los Mentores’ para sacarle todo el jugo, que hay mucha chicha ahí.

Pero, sobre todo, quiero escuchar a los artistas, a los propios Porcel y Munuera. Tendremos ocasión de hacerlo el próximo miércoles, en el marco del festival Gravite patrocinado por CaixaBank y CajaGranada Fundación, en el Centro Cultural CajaGranada. Conversarán con Enrique Bonet y Alejandro Romero, respectivamente, antes de que el escritor Alejandro Pedregosa y el pianista Carlos Arriezu nos conduzcan a los años ochenta, cuando las drogas y los sueños idealistas de la juventud se mezclaron en cóctel confuso y terminal. Para no perdérselo.

Jesús Lens

Profesionales del CB Granada Covirán

Mucho se va a hablar en los próximos días, y esperemos que durante muchas semanas, sobre esa ‘gran familia’ que es el CB Granada-Covirán. Vaya por delante que, a la hora de hablar de familia en sentido amplio y metafórico, estoy muy condicionado por los Corleone, la Familia por antonomasia, cuyas ofertas resultaban tan difíciles de rechazar.

Equipacion Especial 60 Aniversario. Foto: Fundacion CB Granada / Fermin Rodriguez

A la vista del partido del pasado sábado, estoy convencido de que el equipo ascenderá a la ACB, pero mejor ser cautos, como Pin, y no caer en el efecto ‘Pulp Fiction’ que denunciaba el Sr. Lobo: autosatisfacernos lúbricamente antes de tiempo.

El CB Granada-Covirán es una gran familia, efectivamente. No hay más que ver los rostros de todas las personas que, rigurosamente ataviadas con chaqueta y corbata mientras los demás vamos en camiseta, ocupan su lugar en el banquillo y en la mesa de anotadores desde hace años y años. Todos ellos son felizmente los mismos.

Pero ojo con dejarnos llevar por el sentimentalismo facilón: por encima de todo, son unos PROFESIONALES como la copa de un pino. Lo que empezó como una quimera entre amigos, como un desafío que iba más allá de la lógica mercantil imperante en el deporte profesional, se ha convertido en uno de los proyectos más sólidos y mejor acabados de Granada. Óscar Fernández Arenas terminará dando charlas en escuelas de negocio. Y si no, al tiempo.

“Cuando llego a la oficina, todos estos ya se han visto mil vídeos de los jugadores”, me decía Óscar hace un par de veranos, mientras se negociaban los fichajes. Era un “todos estos” amplio e integrador, refiriéndose a los trabajadores del club, comprometidos con el equipo hasta el infinito y más allá.

El CB, por supuesto, ha pasado por malos momentos y se ha llevado algunas decepciones. Faltaría más. Tras cada derrota, siempre había voces que exigían cambios. ¡Hay que cambiar de pívot! ¡Hay que traer a fulanito! ¡Hay que traspasar a menganito, que ya está acabado! Y, un clásico: Pin no da la talla como entrenador. ¡Hay que tenerlos como melones para sostener semejante mamarrachada, cuando Pablo ha llevado al equipo a llamar a las puertas de la ACB!

Habrán reparado en que siempre que escribo CB Granada le añado el ‘Covirán’. Más que un patrocinio, es un binomio perfecto y así hay que destacarlo y reconocerlo. Porque los buenos proyectos y la mejor gestión, si no hay pasta de por medio, no pueden seguir creciendo.

Jesús Lens