Salir fuera

“¿Y a dónde vas a salir, si no es afuera, alma de cántaro? ¿Qué piensas, salir para adentro?” Algo así podría espetarme —me encanta eso de espetar: me hace sentir como una sardina a punto de caer en las brasas— un purista del lenguaje. Como lo subir arriba o bajar abajo.

Lo de ‘salir fuera’, sin embargo, tiene otras connotaciones. Por ejemplo, lo que le pasó a nuestro alcalde, Luis Salvador, cuando le invitaron a viajar a Corea del Sur para la reunión de la WTA en la que se aceptó a Granada como nueva tecnópolis, integrándose en un foro de encuentro y definición de políticas locales de innovación en el que las ciudades y las entidades educativas comparten sus experiencias en materia de ciencia y tecnología. Su objetivo: la cooperación orgánica entre gobiernos locales y regionales, universidades e institutos de investigación; tal y como nos contaba Javier Morales hace unos días y sobre lo que escribimos AQUÍ.

¿Por qué no fue Salvador a esta cumbre? Porque se celebró pocos días después del viaje organizado por la Cámara de Comercio de Granada a Nueva York y temía que le cayera la del pulpo si hacía dos salidas al extranjero en tan poco tiempo.

Salir fuera es lo que tiene. Que los granadinos y muy granadinos no lo ven. Son los guardianes de las esencias para quienes, sin la visión diaria de Sierra Nevada y el paseo entre muros, rigurosamente encalados de blanco, la vida no tiene sentido.

Le ha pasado a Heras-Casado, por ejemplo. Es un tío de aquí. Del Zaidín. Es un genio en lo suyo que, gracias a su talento y a sus contactos internacionales, dado que viaja por todo el mundo dirigiendo las más prestigiosas orquestas; debería haber sido el mejor embajador de nuestro Festival Internacional de Música y Danza. Pero había quien le exigía estar en Granada, echando horas. Fichando en la oficina, de nueve a cinco, para justificar su puesto como director.

En estos tiempos de nomadismo digital, el presencialismo a ultranza es una de las excrecencias del pasado analógico que más y mejor definen a los mediocres que en el mundo son. Cuando se los encuentren, desconfíen. Si por ellos fuera, jamás habríamos salido de nuestras paleolíticas cavernas.

Jesús Lens