Sevilla faraónica

A comienzos de este año anduve por Sevilla, vagabundeando, viendo y mirando. Volvemos a la capital hispalense estos días desapacibles con un propósito igualmente vago e impreciso: caminar sin rumbo fijo, dejándonos llevar. Adoro Sevilla. Me parece una ciudad espectacular. Caminar por sus calles rebosantes de vida es un lujazo, un disfrute interminable. Y cambiar de aires nos permite tomar distancia y tener visión de conjunto de nuestro día a día.

El sábado, frío pero despejado, paseamos por Triana y por el barrio de la Santa Cruz, haciendo una larga parada en el Hospital de los Venerables, edificio barroco dedicado a Velázquez cuya iglesia, repleta de frescos y lienzos, sin un centímetro libre de decoración, pone a prueba el temple de los amantes del minimalismo. Sus patios son una delicia y la sala expositiva, con cuadros de Velázquez y Murillo, entre otros grandes pintores, de visita obligatoria.

Nos asomamos a la fastuosa Catedral, pasamos por el mercado de Triana y el de artesanía y pusimos rumbo al restaurante Tribeca, donde disfrutamos de una de las mejores cenas de este año, tema del que hablaremos en nuestra gastrobitácora del suplemento Gourmet. (Leer AQUÍ la crónica gastronómada de Sevilla)

El domingo amaneció entre lluvias y niebla, por lo que decidimos conocer el Caixa Fórum de una vez. Aunque el entorno comercial de la Torre Pelli estaba vacío y mortecino, la cola para disfrutar de la exposición dedicada a los faraones egipcios era inmensa. El buen hacer cultural de La Caixa es bien conocido y, en este caso, su alianza con el British Museum le permite organizar exposiciones tan sugestivas como ésta, que atraen a miles y miles de personas.

La muestra es fascinante, de esas que, además de disfrutarse por la cantidad de piezas originales que atesora, te invita a profundizar, estudiar y volver al enigmático y atractivo universo de Ramsés II, Nefertiti, Akenatón y Cleopatra, la última de los ptolomeos. Y máxima atención a Thot, el dios de la sabiduría, la escritura, la música y el tiempo; casi tan atractivo como Osiris, el señor del inframundo. Si pasan por Sevilla, no se la pierdan.

El genio de Sergio García

Seguir las cuentas en redes sociales de Sergio García, excepcional dibujante e ilustrador granadino y profesor de la UGR, es un no parar. Un no parar de felicitaciones, que a mitad de octubre ganaba el premio NH de ilustración y un mes después se ha hecho con el premio APIM 2019. La Asociación Profesional de Ilustradores de Madrid le ha concedido su galardón de ilustración a la categoría nacional, nada menos.

Me acordaba de Sergio hace unos días, durante una visita guiada a la recién terminada exposición de Blacksad. Les iba contando a un grupo de estudiantes del IES Veleta alguna cosillas sobre la magna obra de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido cuando Puri Manzano, su inquieta profesora, me comentó que una de sus alumnas, Rokhaya Vilane, es una excelente dibujante. Hablando con ella, me dijo que su objetivo es cursar estudios en Bellas Artes. Automáticamente pensé que ojalá tenga como profesor a Sergio, uno de los dibujantes más revolucionarios de Europa.

Hace unos meses, con ‘Viñetas desbordadas’, su pionera y visionaria exposición compartida con Max y Ana Merino en el Centro José Guerrero, arrasó. Y su obra, que se publica en el suplemento literario del prestigiosísimo The New York Times, es revolucionaria, diferente y novedosa. Busquen en las redes, por ejemplo, su compilación de Alicia en el país de las maravillas o de Moby Dick. Pero háganlo cuando tengan tiempo por delante para disfrutar con detenimiento de cada uno de sus detalles, que cuenta las historias completas en abigarradas ilustraciones compresivas.

Ver trabajar a Sergio con su iPad es un disfrute, que hablamos de uno de los dibujantes más rápidos al oeste del Pecos. O del Genil, que para algo estamos en Granada. Y si quieren tener el objeto físico en sus manos, compren ‘Cuerpos del delito. Por el humo se sabe dónde está el fuego’, al alimón con Antonio Altarriba y publicada por Dibbuks. Se trata de una genialidad basada en el sitio de Sarajevo que formó parte de la exposición ‘Rueda de reconocimiento’, organizada por Granada Noir y La Madraza de la UGR.

Jesús Lens

 

Físico y química

Me da mucha rabia no estar hoy en Granada y, por ende, no poder ocupar mi asiento en el Palacio de los Deportes, a las seis y media, cuando el árbitro lance el balón al aire y comience un nuevo partido de nuestro CB Granada-Covirán.

A lo largo de estos cuatro años ha habido partidos más o menos importantes, pero posiblemente ninguno tan singular como el de hoy. Es cierto. No nos jugamos Copa alguna. Ni el ascenso. Ni siquiera es un partido de play off. El partido de hoy, en una fría tarde de noviembre, no debería tener trascendencia alguna, más allá de sumar una nueva victoria en el casillero. Y, sin embargo, se me antoja trascendental. Por una cuestión de química, fundamentalmente.

El baloncesto, como todos los deportes de equipo, requiere de una alquimia especial en la que debe combinarse a la perfección el aspecto físico y técnico del juego con la química entre los jugadores, el banquillo y la afición.

Este año, antes de arrancar la temporada, la parte física del equipo parecía perfectamente resuelta con la renovación de buena parte de los jugadores que tan buen resultado dieron el año pasado, yendo mucho más allá de lo que los pronósticos más optimistas pudieran hacernos pensar al comienzo de la competición. Además, se incorporó a dos fichajes de campanillas: Earl Watson y Diego Kapelan.

Sin embargo, la química del equipo no era buena. Ni cuando fuimos efímeros líderes ni después, cuando empezaron a encadenarse las derrotas. En cualquier colectivo humano, las dinámicas son básicas. Y las dinámicas, ganadoras o perdedoras, tienen mucho más que ver con la mentalidad, la fortaleza mental y el buen rollo que con el físico, la suerte, los árbitros o la técnica.

De ahí que, tras encadenar una serie histórica de cuatro derrotas consecutivas, algo inédito hasta la fecha en la historia de este CB Granada-Covirán, hoy toque conjurarse para ganar. Para ganar bien y no de cualquier manera. Para ganar en equipo y recuperar la química entre los jugadores, banquillo y afición. Con buena onda, como dicen nuestros hermanos de allende los mares.

Jesús Lens

Pipican y agüita jabonosa

Vale que hacía calor, pero tampoco era para tanto. Estábamos en primavera, en Cádiz, y la gente que paseaba a sus perros —o que era paseada por sus canes; tanto monta, monta tanto— llevaba en las manos, invariablemente, un bote con agua.

Está de moda, en cuanto aprieta el sol, caminar por las calles bien pertrechados de líquido elemento. Será cosa del cambio climático y de los consejos de médicos y nutricionistas sobre la importancia de la hidratación. Pero, ¿por qué iban con el botecito a cuestas todos los que llevaban perro y no tanto los viandantes normales y corrientes?

La respuesta nos vino dada en una esquina del casco histórico: un can alzó la pata y, tras echar un largo y generoso pipí, el humano que le acompañaba replicó su acción y vertió un chorro de ¿agua? sobre los meados perrunos. Picados por la curiosidad, preguntamos por la cuestión y nos enteramos de que una ordenanza municipal obliga a los dueños de los perros a llevar una botella de agua jabonosa con la que mitigar el efecto de sus micciones. O meadas, por ser claros. Y si no, multa.

¡Qué grande el Kichi!, pensé. Porque el zócalo de ladrillo del edificio en que vivo está negro, literalmente hablando, por culpa de los orines caninos. Desgastado. Consumido. Repugnante. Según he visto después, en Almería es obligatorio echar agua mezclada con vinagre a los orines y en Jaén, agua jabonosa.

Granada se une a la iniciativa gracias al impulso de una campaña presentada esta semana por el alcalde, Luis Salvador; y la edil de Medio Ambiente, Pepa Rubia. De momento, se trata de una cosa más bien voluntaria que comienza con la distribución de unas cantimploras de colores que se repartirán en las clínicas veterinarias, colectivo que también apoya la idea.

Para variar, he visto comentarios jocosos en las redes sobre el tema, criticando al alcalde por dedicarse a estas cuestiones en vez de a otras más enjundiosas. A mí me parece una iniciativa estupenda y necesaria que apela al civismo, a la limpieza y a la salud. Ojalá cunda el ejemplo.

Jesús Lens

Gastronómada por Murcia

El pasado fin de semana anduvimos por Murcia. Pude disfrutar de mi yo más gastronómada gracias al buen hacer de nuestros compañeros de La Verdad y de la gente de Turismo, activos y comprometidos con la difusión de las bondades de la gastronomía de la Región.

Lo cuento en el suplemento Gourmet de IDEAL de hoy viernes: «Desde Murcia con sabor», un titular muy jamesbondiano para celebrar tres días de descubrimientos gastronómicos y turísticos.

Hablamos de Magoga y de Taller de Ensayo, de lo aprendido en el Congreso Región de Murcia Gastronómica 19 y de Cabaña Buenavista, lo más parecido que conozco a un Circo del Sol gastronómico.

Además, unas notas culturales y artísticas, sobre Cartagena y la propia capital murciana, publicadas estos días en IDEAL, que ya sabéis lo me gusta combinar las buenas viandas con los descubrimientos históricos y paisajísticas, como siempre debe ser en el mundo gastronómada.

Espero que disfrutéis de la lectura y, si vais por la Región, ya sabéis qué no os debéis perder.

Jesús Lens