Espejo roto

Ahora, lo que se lleva, es poner a parir ‘Black Mirror’, la distópica serie de Charlie Brooker. Desde que se pasó a Netflix, a la gente no le gusta. Luego vemos capítulos como el de San Junípero o el Bandersnatch de la pasada Navidad y nos quedamos colgados, pero da igual. Ya no es lo que era.

Se han estrenado los tres capítulos de la quinta temporada de la serie más importante de los últimos años. Y, quitando el ya imposible elemento sorpresa que provocaban las primeras historias de este espejo negro televisivo, ‘Black Mirror’ sigue en plena forma.

El primero de los capítulos se centra en la capacidad de los videojuegos para imbuirte en una existencia virtual mucho más atractiva y excitante que la real. Es un tema trillado, pero incluye una variable poco tratada hasta la fecha: el descubrimiento de una sexualidad alternativa.

El episodio protagonizado por Miley Cyrus también tiene varias lecturas, aunque sea el más pedestre de los tres: la mercadotecnia en torno a los niños prodigio, los riesgos de la autoayuda y el positivismo a ultranza, la tiranía de la imagen y la manipulación de la creatividad.

Y nos queda ‘Añicos’, donde Brooker carga contra el agilipollamiento provocado por las redes sociales, aunque también hay cargas de profundidad sobre la cantidad —y calidad— de los datos personales sobre cada uno de nosotros que manejan las empresas tecnológicas, reduciendo al mismísimo FBI al papel de mero aficionado. También ironiza sobre la fugacidad del impacto de las noticias, incluidas las más duras: recibimos una alerta en el móvil, nos sorprendemos, nos indignamos un poquito en las redes… y la vida sigue. ¿Qué otra cosa podemos hacer, más allá de enarcar una ceja?

En este episodio aparece la mítica Casa del Desierto de Gorafe, como les decía hace unos días. Un lugar donde desconectar, en el sentido literal de la palabra. Una casa de vidrio con espectaculares vistas a los cañones del Geoparque del Cuaternario que invita al ensimismamiento, la contemplación reflexiva, el aislamiento zen… y al enarcamiento de ceja.

Jesús Lens