Bruna Husky: detective & replicante

También me dijo un arriero / que no hay que llegar primero / pero hay que saber llegar’. Así reza la clásica canción mexicana en una de sus estrofas, antes y después de animarnos a rodar y rodar.

Sirva la referencia musical como excusa lírica para tratar de justificar algo que no tiene mucha justificación: haber tardado tanto tiempo en leer ‘Lágrimas en la lluvia’, de Rosa Montero. Publicada por Seix Barral y subtitulada como ‘El futuro en tus manos’, es la primera entrega de la saga protagonizada por Bruna Husky, la detective más original y singular de la historia de la literatura española.

Me lo decía Charo González Herrera, una de las mejores lectoras negrocriminales que conozco: “le tenía una reticencia tremenda y luego me encantó”. ¡Justo eso! Recuerdo que, al escuchar las primeras entrevistas con Rosa Montero sobre su novela, tuve mis dudas. ¿Un remedo de ‘Blade Runner’ en el Madrid del futuro, protagonizado por una replicante que trabaja como detective privado? Demasiado. Excesivo. Improbable. Y la dejé pasar.

Después llegaron ‘El peso del corazón’ y ‘Los tiempos del odio’. Y seguí sin prestarle demasiada atención a la saga de Bruna Husky. Hasta que nos dio la locura del Gravite y organizamos un festival sobre viajes en el tiempo. Empecé a prestarle más atención, tiempo y cariño a la ciencia ficción.

Hace unas semanas, en Cádiz, entré en una librería. Y allí estaba. Sólo había un ejemplar del libro, pero el oso polar que presidía su portada me llamó desde la estantería, a modo de canto de sirena literario. No me até a mástil alguno. Tampoco me resistí. Ni siquiera miré qué lugar ocupaba aquel volumen dentro de la trilogía. Me lo llevé puesto. Y quiso la casualidad que fuera el primero de los tres títulos que conforman la trilogía de Bruna Husky. Hasta la fecha.

“En 2053 la empresa brasileña de bioingeniería Vitae desarrolló un organismo a partir de células madre, madurado en laboratorio de forma acelerada y prácticamente idéntico al ser humano. Salió al mercado con el nombre de Homolab, pero muy pronto fue conocido como replicante, un término sacado de una antigua película futurista muy popular en el siglo XX”.

El parecido argumental con ‘Blade Runner’ termina ahí, aunque el sustrato filosófico es compartido, como después veremos. Porque en ‘Lágrimas en la lluvia’ se cuenta la investigación emprendida por la detective privado Bruna Husky en el Madrid de 2109. ¿Por qué hay replicantes que enloquecen súbitamente y, antes de suicidarse, matan a otros replicantes? La asociación que representa los intereses de los Homolabs en los Estados Unidos de la Tierra encarga a Bruna que desentrañe el misterio, dado que esas súbitas explosiones de violencia están provocando miedo entre los humanos. Y el miedo es un arma muy poderosa, como cierto partido especista y supremacista no tardará en demostrar.

Como siempre ocurre en los mejores relatos de ciencia ficción, los universos imaginarios del futuro nos hablan de problemas y situaciones del aquí y el ahora. El miedo a quienes son diferentes. El racismo y la xenofobia, por ejemplo. En su investigación, Bruna contará con una serie de aliados que, sin embargo, resultan altamente sospechosos. ¿De quién fiarse? ¿En quien creer? Por un lado, un policía. Y ya se sabe que los pies planos y los huelebraguetas nunca se han llevado particularmente bien: aunque se encuentren en el año 2109, hay cosas que nunca cambian.

Por otro, un memorialista, personaje que nos sirve para enlazar con la parte filosófica de la excelente novela de Rosa Montero y sus conexiones con los clásicos de Philip K. Dick y Ridley Scott. Hagamos memoria. ¿Se acuerdan de qué adolecían los replicantes? Sí. Justo eso. De memoria. A fin de cuentas, eran máquinas creadas en serie.

 

Para que fueran lo más parecidos posibles a los humanos, a los replicantes se les implantaban recuerdos. Se les construían biografías ficticias que, aunque fueran falsas, tenían que ser creíbles. De ahí que el trabajo de los memorialistas fuera tan importante. Y de ahí que existan redes de tráfico de memorias pirata, de calidad discutible.

También está el tema de la fugacidad de la vida, por supuesto. Porque los replicantes están condenados a morir pronto. Demasiado pronto. Y con ello volvemos al desenlace de ‘Blade Runner’ y al célebre monólogo de Roy sobre Orión, la puerta de Tannhäusser y los momentos que se perderán como lágrimas en la lluvia; homenajeados por Rosa Montero en el precioso, poético y evocador título de la novela.

‘Lágrimas en la lluvia’ es una novela negra futurista con muchas y diferentes lecturas y con diversos hilos narrativos que gustará a los amantes de la ciencia ficción en general y a los aficionados a ‘Blade Runner’ en particular. Y que, como novela policíaca, funciona a la perfección. Tanto por la trama, magníficamente urdida, como por los personajes, perfectos en sus papeles. Les dejo. Salgo disparado a la librería, en busca de las dos siguientes novelas protagonizadas por Husky.

Jesús Lens

Si la cosa funciona

Una muy buena noticia: Granada crece en exportaciones en un porcentaje importante —un 16,6% más que el año pasado— y muy por encima de las medias andaluza y española. Los datos los proporciona Extenda, la Agencia Andaluza de Promoción Exterior, que es de lo que yo quiero hablar hoy, al margen de congratularnos por esos buenos datos económicos.

Situémonos en el tiempo. Negociaciones posteriores a las elecciones andaluzas. Un mantra recorre las calles: desmontar la administración paralela de la Junta de Andalucía. ¿Se acuerdan? Un día iban a cerrar Canal Sur, al día siguiente se cargaban el Consejo Consultivo y un poco después era el Audiovisual el que chapaba.

En mitad de aquel maremágnum, un buen amigo del PP y muy del PP me decía que aquello se les estaba yendo de las manos. Que había ejemplos, como el de Extenda, que eran modélicos, que hacían un trabajo excelente y que sería una irresponsabilidad cerrarla. Al final, no ha sido para tanto. De hecho, no ha sido para nada, más allá de algún cambio cosmético. Se han renovado cargos en la tele pública, los diferentes Consejos continúan con su andadura y aquí paz y después gloria.

Entro en la web de Extenda y leo: ‘a través de nuestros servicios, ofrecemos una auténtica ‘hoja de ruta’ de apoyo a la internacionalización en materia de Información, Formación, Promoción, Consultoría y Financiación. Un catálogo de servicios a la medida de las empresas andaluzas, independientemente de su tamaño, sector o procedencia, que da respuesta a las necesidades que encuentran a lo largo de su proceso de internacionalización’.

A la vista de los datos señalados al principio de esta columna, la cosa parece funcionar y Extenda se confirma como una agencia profesional que sabe lo que se trae entre manos. Ante este panorama, podemos concluir con dos referencias cinematográficas. Si la cosa funciona, ¿para qué cambiarla?, dirían Larry David y Woody Allen. Otros, más pesimistas, se agarrarían al que todo cambie para que todo siga igual, de ‘El Gatopardo’ de Lampedusa y Visconti.

Jesús Lens