Acelerando, pero sin agua

“Si un día nos fallara el único pozo que tenemos, nos quedamos sin agua”. Impresiona comenzar la semana leyendo un titular así, con el primer café de la mañana.

La aseveración corresponde a Antonio Arrabal Saldaña, alcalde socialista del pueblo de Escúzar, y no me consta que la presidenta de la Junta de Andalucía aludiera al tema en su intervención, durante el desayuno organizado por IDEAL.

 

Ayer les decía AQUÍ que Susana Díaz lo dio todo, el lunes por la mañana, aludiendo a la mayoría de los asuntos pendientes en Granada, pero sin referirse al acelerador de partículas que, si todo sale bien, se construirá… en Escúzar.

Grave fallo el mío, no reparar en que la presidenta tampoco aludió a la cuestión del agua en su larga intervención, salvo error u omisión por mi parte. No habló de la sequía, del bajo nivel de los pantanos, ni de las canalizaciones de Rules. Pero es que, con el agua, ya se sabe: mientras abramos el grifo y salga a borbotones, no nos preocupa, como escribía AQUÍ hace unas semanas.

 

Sin embargo, basta leer la entrevista que Paco Álvarez le hizo a Antonio Arrabal para reparar en una trágica ironía de tintes casi surrealistas: la localidad que aspira a albergar uno de los ingenios tecnológicos más avanzados del mundo, capaz de transformar la economía de nuestra provincia (leer AQUÍ), solo dispone de un pozo de agua que abastece a Ventas de Huelma, Chimeneas, a la propia Escúzar y sus anejos. De ahí que una de las preocupaciones del regidor sea realizar un sondeo para construir un nuevo depósito acuático.

 

Escúzar, pueblo con 795 habitantes y cuya actividad económica predominante es la industria, acoge efectivamente un gigantesco polígono industrial en el que están implantadas empresas tan importantes como Aceites Maeva, Megasur y Espadafor, entre otras muchas. Y, sin embargo, una de las grandes preocupaciones de su alcalde es quedarse sin agua.

No voy a caer el absurdo de reclamar más preocupación por un recurso básico y necesario a cambio de prestarle una menor atención a lo industrial y lo tecnológico. Son necesidades imprescindibles en una sociedad desarrollada y deben correr de forma paralela.

 

Eso sí, no me cansaré de insistir en que debemos estar mucho más atentos, en nuestro día a día, a todo lo referente al agua. Y preguntarle por ella a nuestros representantes políticos. Nos va la vida en ello.

 

Jesús Lens

Susana, a darlo todo

Vino Susana Díaz a Granada y lo dio todo en un desayuno de IDEAL convertido en un un sugestivo adelanto del Black Friday, con un puñado de ofertas imposibles de rechazar.

La presidenta exigió la reconexión ferroviaria y la llegada del AVE, soterrado y con la variante de Loja. Y prometió que ahí estará ella –la Junta- poniendo su parte de la financiación. Reiteró el cumplimiento de los plazos para la desfusión hospitalaria, habló de una nueva línea de Metro, del PTS, del puerto de Motril y del corredor mediterráneo. Y dio su apoyo a la candidatura para Granada 2031 como capital cultural.

De lo único que no la escuché hablar fue del acelerador de partículas, antes de abordar la cuestión de la financiación autonómica que consumió buena parte de su intervención. Un tema abstruso y complejo en el que me pierdo con facilidad. Un dato a resaltar: Andalucía recibe 818 euros menos por habitante que las comunidades mejor financiadas. Y eso, desde luego, duele.

 

Cuando se habla de nacionalismos, pensamos en banderas, himnos, esteladas, butifarras, aizkolaris, muñeiras, cocidos, sevillanas o castellets; pero cometemos un error de bulto si nos olvidamos de lo primero y más importante: la pasta. El parné. El dinero.

 

Es mucho más emocional apelar a lo folklórico que al modelo de financiación y sus estadísticas, sus tablas, sus tramos, su fiscalidad y demás sesudas cuestiones. Esas que, cuando tratamos de abrirnos paso entre sus procelosas aguas, amenazan con ahogarnos, como ocurrió ayer en el desayuno patrocinado por Bankia.

Prometo hacer propósito de enmienda y estar muy atento, los próximos meses, a la cuestión de la financiación regional, que el baile de miles de millones de euros desgranado por Susana Díaz me provocó mareos y escalofríos.

 

Si las cifras dadas por la presidenta de la Junta son las que son, deberíamos tener para soterrar el AVE, construir la estación de Moneo, convertir la variante de Loja en una ruta de interés turístico, subir a Sierra Nevada en teleférico y… ¡basta! Que esto empieza a parecerse demasiado al cuento de la lechera.

 

Me quedó la sensación, escuchando a Susana Díaz, de que estamos en un momento decisivo de nuestra historia. Ya veremos si se traduce en resultados palpables y tangibles o si se queda en una mera ensoñación, una versión posmoderna de las mil y una noches de Sherezade.

 

Jesús Lens

Obstinado, Munuera

No habían pasado ni un par de minutos y ya estábamos hablando de cine: salíamos de Granada, camino de Salobreña, y la conversación versaba sobre Blade Runner, Ridley Scott y su película sobre las Cruzadas, que necesito volver a ver.

Un coche. Cinco personas. Tres de ellos, guionistas y dibujantes de cómic: José Luis Munuera, Enrique Bonet y Rafa Amat. El cuarto viajero: Miguel Ángel Alejo, especialista en tebeos -entre otras cosas- de IDEAL. Y un servidor. Cinco elementos y un millón de palabras sobre series, también. De Breaking Bad a su modélica continuación, Better call Saul.

 

Al llegar a Salobreña me faltó tiempo para ir a 1616 Books. Antonio, el Librero Loco, estaba leyendo el mismo libro que yo, “Canción dulce”, la demoledora y brutal novela ganadora del Goncourt del 2016. Ambos estábamos noqueados por la prosa de Leila Slimani y teníamos ganas de comentar.

 

Media hora después estábamos en la Biblioteca Municipal, donde Enrique Bonet mantuvo un fértil y lúcido diálogo con uno de nuestro grandes talentos del cómic internacional: José Luis Munuera. Fue un disfrute asistir a una conversación en la que se habló, a tumba abierta, sobre las entrañas de la creación, a partir de la obra y la trayectoria profesional de un Munuera que, sin alardes de ningún tipo, pero sin falsa modestia ni timidez alguna, explicó cómo ha llegado a ser uno de los artistas europeos más y mejor considerados.

Foto: José Luis Fernández

Todo comenzó cuando era niño: a la tierna edad de nueve o diez años, Munuera decidió que él quería ser dibujante… y jamás cejó en el empeño. Nunca dudó ni titubeó. O, si lo hizo, jamás se rindió. Cuando constató que en España no había industria, se marchó a Francia y, a base de talento y perseverancia, se hizo un hueco en el complicadísimo mercado del tebeo franco-belga.

 

¿Tuvo suerte? Sí. Pero la suerte de nada sirve si, cuando se presenta, no la aprovechas. Y para aprovechar una oportunidad solo hay una fórmula contrastada: talento y trabajo duro.

Munuera fue mostrando ejemplos de su arte mientras conversaba con Bonet y con el resto del atento público que llenaba la sala, como es habitual en la siempre comprometida Salobreña. ¡Un lujazo de charla, la organizada por la activa asociación Calibre 18680! Después llegaron el vino y las birras. Pero eso ya forma parte de otra historia…

 

Jesús Lens

Yo mi-mé conmigo

No consta que, hasta la fecha, nadie lo haya hecho en Granada. Lo han hecho en Cádiz, Ondárroa y Sopelana, por ejemplo. Pero en Granada todavía no. Lo han hecho cerca de cincuenta personas, todas ellas mujeres, pero no consta que ninguna sea de aquí.

A casarse consigo mismo, me refiero. Que se ha puesto de moda entre la grey más molona del molonismo: risoterapeutas, gente del Gestalt y del teatro avant-garde.

La primera tentación que le acomete a uno al leer que la gente contrae nupcias consigo misma, organizando ceremonia, comprando alianza, invitando a familia y amigos al fiestorro y yéndose de viaje de novia; es incurrir en el cipotudismo recalcitrante del columnista viejuno ña-ña-ña: menuda chorrada, lo que se aburre la gente, los progres-regres…

Pero en cuanto profundizas un poco en la cuestión, te haces consciente de las implicaciones metafísicas que conlleva la decisión de casarte contigo mismo… y hacerlo. Con testigos, padrinos y pasodobles, metafóricamente hablando. Que una risoterapeuta como Dios manda nunca bailaría un pasodoble, salvo que lo hiciera a modo de performance provoca-reivindicativa, por supuesto.

La pregunta, que tiene su miga, es la siguiente: ¿sería usted capaz de casarse con alguien que fuera exactamente como usted? Por la parte que a mí me toca, les aseguro que no. Es que ni de coña, vamos.

Pienso en lo que tiene que ser pasar el resto de mi vida conmigo mismo y me echo a temblar. Me parece algo doloroso, terrible e insoportable. Además de que no me lo creo: no me veo soportándome en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad; y ni mucho menos soy capaz de imaginarme amándome y respetándome todos los días de mi vida.

Casarse con uno mismo no es ego, es valentía. Osadía, incluso. Es haber llegado a un nivel tal de autoconocimiento y plena aceptación de defectos y debilidades, que siento envidia y admiración por ese medio centenar de mujeres que han dado el paso al frente.

Me imagino llegar a casa una noche cualquiera, ya de madrugada, y toparme con mi rostro reflejado en el espejo del ascensor. Me miraría fijamente, cobraría conciencia de que estoy casado con ¡eso!… y automáticamente le mandaría un güasap a Jorge, abogado y gran amigo, para que empezara a tramitar el divorcio.

¡No way!

Jesús Lens

Héroes y villanos

Pujé por un Bertuchi, hace años, en la primera subasta por Internet en que participé. No lo conseguí, por supuesto. Ahora me arrepiento de no haber sido más generoso en mi oferta para hacerme con un original de uno de esos pintores que, sin saber cómo ni por qué, me acompañan desde tiempos inmemoriales.

“Más preciso aún que las fotografías de época, el pintor granadino supo captar algo tan difícil como el ambiente, las figuras y el color definitivo de una tierra que tenía, durante esos años, algunas características muy especiales. Los estudiosos, nostálgicos, costumbristas, detractores y curiosos, encuentran en sus obras la realidad profunda de unos años mal comprendidos y escasamente estudiados”.

 

¡Ahí está clave! En el ambiente, en el color, en la realidad profunda de una pintura aparentemente sencilla, facilona y accesible que, sin embargo, muestra la realidad dura y descarnada del norte de África.

Una clave proporcionada por José María Campos en un libro interesantísimo: “Héroes y villanos. Protectorado de España en Marruecos”, recién publicado por la editorial Almed, y que cuenta con decenas de fotografías históricas e ilustraciones del mencionado Bertuchi.

 

Se trata de un libro en el que el autor, buen conocedor del territorio y de la historia de la zona, hace un acercamiento libre y desprejuiciado a unos años muy complejos en las relaciones entre España y Marruecos. Acercamiento basado en la narración de las biografías de los protagonistas de episodios históricos que, nos gusten más o nos gusten menos, ocurrieron.

¿Sabían ustedes, por ejemplo, que en la historia del golpe de estado de 1936  hubo dos Dragon Rapide, y no solo el que llevó a Franco de las Canarias al norte de África? ¿Y de la Legión? ¿Cuánto saben ustedes de la Legión? Máxima atención a la troupe que acompañaba a Franco en Ceuta, en 1920: “Un alférez de la Guardia Imperial del Káiser, un aviador italiano, un negro, un boxeador, un francés huido, un clown, un expresidiario, unos cuantos rusos blancos y el general del ejército ruso blanco Nicolás Schingarenko, que llegaría a teniente de la Legión”.

 

Asómense a las historias de valor y cobardía que nos cuenta José María Campos en “Héroes y Villanos” y conozcan a tipos como el general Capaz o al mismísimo Petain. Y no dejen de disfrutar de la sorpresa que aguarda al lector al final del libro…

 

Jesús Lens