¿Quién mató a la cantante de jazz?

Hay libros que ya desde el título reclaman tu atención, te llaman, te seducen y te enamoran. “¿Quién mató a la cantante de jazz”?, de Tatiana Goransky, es uno de ellos.

 Quien mato a la cantante de jazz

Hay que dar la enhorabuena a Carmen Moreno y su editorial neonata, Cazador de Ratas, por poner a disposición del lector español una narración que es un delicioso y encantador juego literario que, a la vez, sirve como emocionante homenaje al jazz contemporáneo.

Pero antes de entrar en la narración, dos apuntes más que contribuyen al encandilamiento por parte del lector. El primero, la portada. Una composición basada en una maravillosa fotografía de Laura Muñoz y que muestra un rincón cualquier de una Buenos Aires universal. Y, de inmediato, el prólogo de Fernando Marías. Uno de esos prólogos que son una narración en sí mismos. Un cuento. Una pequeña joya que te anima a dar el salto y tratar de averiguar quién mató a la cantante de jazz… lamentando profundamente no haberla visto y escuchado, sobre el escenario, antes de su muerte.

Pero la vida es así: te descuidas, y se te escapa entre los dedos.

Y, si no, que le pregunten a ella. A la cantante cuyo cuerpo apareció desparramado afuera del salón Champagne, en plena avenida de los Incas. Ella. Arrebatadoramente hermosa. Voz sensual y más sensual presencia. Ella. Mujer de rompe y rasga. Difícil y complicada. Porque es artista de los pies a la cabeza.

Ella.

¿Quién querría matarla?

 Quien mato a la cantante de jazz ratas

Los buenos lectores de novela negra, y más cuando es tan juguetona como ésta de Tatiana Goransky, saben que, para descubrir al asesino, la pregunta a la que hay que encontrar respuesta es el porqué. ¿Por qué querría alguien matar a cantante de jazz?

El amor y el desamor podrían ser causas probables. Y los celos. Y la decepción. Y la envidia. Y muchos de los personajes que iremos conociendo albergan esos sentimientos en su interior. Porque, como también descubriremos a lo largo de la lectura, no es fácil llegar a ser La Cantante de Jazz… sin dejar cadáveres (metafóricos… y no tan metafóricos) tras de ti.

La novela de Tatiana, que además de escritora es, a su vez, cantante de jazz, es un cariñoso homenaje a aquel juego, el Cluedo, que tan buenos ratos nos hizo pasar cuando la diversión era analógica, y no digital. Un homenaje a los enigmas de las películas de Hitchcock y a la novela enigma más divertida y desenfadada.

 Quien mato a la cantante de jazz Goranski

Y, por supuesto, “¿Quién mató a la cantante de jazz?” es un rendido y emocionante homenaje al jazz del otro lado del océano. Al jazz de Estados unidos, por supuesto. Pero, sobre todo, al que se hace en Argentina. Un repaso a nombres claves del género y a algunos de los mejores clubes y garitos  de jazz de Baires. ¡Lástima no haber tenido a mano este libro, hace tres o cuatros años, cuando pasé por la capital argentina!

Gracias, Tatiana, por un libro que gustará a los amantes del Noir y a los amantes del jazz. Un libro, además, que se lee en un suspiro. En lo que tarda en sonar un buen disco de Billie Holiday, sin ir más lejos.

Jesús Lens

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(Des)motivación

Artículo que publico hoy en IDEAL y que habla sobre un término del que tengo la sensación que abusamos hasta el hartazgo. ¿Cómo lo ves?

Hace unos años tuve que entrevistar a varios candidatos en un proceso de selección. Me sorprendió que uno de ellos justificase los muchos años que había tardado en conseguir el título académico que rezaba en su curriculum en un concepto que, ahora está muy de moda: la desmotivación.

 desmotivación

El chaval, antes de estudiar la disciplina en que había conseguido graduarse, lo intentó con otras dos carreras, pero en ambos casos se había desmotivado, lo que le llevó a dejarlas.

Recuerdo que aquello me sorprendió enormemente. Quizá porque, entonces, no se hablaba tanto de la motivación como ahora. Y me hizo pensar. ¿Estaba yo motivado cuándo estudié mi carrera? Porque apasionante, lo que se dice apasionante, no era. ¿Y cuándo me obcequé con el inglés? ¿Qué motivación encontraba yo en los verbos irregulares y en el uso de la pasiva y la condicional?

Incluso ahora: ¿encuentro motivación por las mañanas, cuando suena la alarma del móvil a las 7 am? ¿Y los fines de semana, cuando me pongo a escribir? ¿Qué me motiva para calzarme las zapatillas y salir a trotar, un día detrás de otro, cuándo ya me crujen todas las articulaciones, incluyendo las pestañas?

Motivación. O falta de.

 Motivación

Lo siento, pero me cuesta trabajo encontrarle sentido al concepto. Al menos, cuando se refiere a la necesidad de una constante motivación exógena a uno mismo, cuando se trata de desarrollar las actividades básicas de un ser humano que vive en sociedad. Sinceramente, lo de la desmotivación, en la mayoría de los casos, me parece una vana excusa bastante infantiloide. Aunque todos las hemos usado alguna que otra vez, sobre todo en las Redes Sociales, ¿no le resultan cansinas al lector esas frases y discursitos motivacionales que nos tienen cercados, por los cuatro costados, como las carreteras a los linces de Doñana?

Si por los expertos motivacionales fuera, nos pasaríamos el día entero sonriendo y dando excitados brincos de alegría y satisfacción, en permanente estado de euforia, celebrando cada logro que consiguiéramos, por nimio que fuera. Y, al contrario, sin motivación, deberíamos ser tipos tristes y mustios, sujetos apáticos que maldicen su suerte y solo piensan en cambiar de vida.

 MOTIVACION mantras

Lo decía Epicteto de Frigia: “No pretendas que las cosas ocurran como tú quieres. Desea, más bien, que se produzcan tal como se producen, y serás feliz”. Lo que se puede interpretar de una forma más clara y sencilla: no intentes que las cosas sean como las deseas. Mejor, deséalas tal y como son.

 Motivación deportiva

El cuento de que si te concentras en un coche azul terminarás teniendo un coche azul, es una majadería. Y no hablemos ya de príncipes… Y no se trata de estar o no motivados para conseguirlo o para fracasar en el intento. Se trata de tener sentido común, sentido de la responsabilidad y una cierta madurez.

¿Qué me motiva a mí, cuando suena el despertador, a las 7 de la mañana? Algo muy sencillo: la nómina que me paga mi empresa. Y punto. A partir de ahí, como buen profesional, me levanto, me ducho, me tomo un café para activarme y hago lo que tengo que hacer. No necesito un entorno de trabajo repleto de colorines y estímulos artificiales, o recargado con falsos aromas y sonidos supuestamente relajantes.

 motivación tucán

Seré un bicho raro pero, con respeto y confianza, tengo más que suficiente. Para ilusionarme, motivarme y ser feliz, lo último que necesitaría es tener a un Simeone gritándome desde el otro lado de la mesa cada vez que escribo una línea de texto, jaleándome los adjetivos, corrigiendo las metáforas o pasándome la mano por el lomo cada vez que utilizo bien un tiempo verbal.

Jesús Lens

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