Mirando espero en Nube Negra

Aquí tienes la introducción que he preparado para el primer lanzamiento de la colección Nube Negra, en la editorial Palabaristas. Se trata de la novela “Mirando espero”, de Justo Vasco, Premio Hammett de Semana Negra a la mejor novela policíaca escrita en castellano y un imprescindible fresco de la realidad cubana.

 

A través de este enlace la puedes descargar tan legal como gratuitamente. ¿Te la vas a perder? No debieras…

El padre del surrealismo, André Breton, sostenía que el acto surrealista por excelencia consistiría en salir a la calle armado de una pistola y disparar indiscriminadamente contra la multitud.

La Cuba que nos cuenta Justo Vasco en “Mirando espero” tiene mucho de surrealismo. Y de Bretón. Por varias razones que el lector no tardará en descubrir.

 mirando espero portada

Todo comienza cuando un balazo siega la vida del Zapatero, un sujeto que, desde su silla de ruedas, se había especializado en hacer colas y guardar el turno de quién, disponiendo de unos pesos, no tuviera suficiente tiempo para esperar. Porque en Cuba, esperar, además de ser una forma de vida, es todo un arte. Y una necesidad.

¿Quién mató al Zapatero y, sobre todo, por qué? El policía a cargo de la investigación sabe que la respuesta a la segunda pregunta es el camino para despejar la primera incógnita. Pero no es un camino fácil.

El balazo que desencadena la acción actúa en “Mirando espero” como la piedra que, arrojada a un estanque, provoca una sucesión de ondas que ya no dejan de zarandear a las pequeñas ramas que flotaban tranquilamente, inertes, sobre las aguas calmas. Sobre todo, porque al primer balazo no tardará en seguir un segundo…

 Palabaristas Logo

Una novela repleta de personajes, principales y secundarios, que sirven a Justo Vasco para tejer un completo mosaico de la realidad cubana de finales del siglo XX en la que nada ni nadie son lo que parecen. Una realidad en la que los límites entre lo legal y lo ilegal, entre lo oficial y lo clandestino y entre lo normal y lo decididamente extraño, bizarro y surrealista se van difuminando a medida que avanza la investigación de un policía que no es ningún héroe, pero al que tampoco podríamos tildar de villano. Al menos, no del todo.

El autor

Justo Vasco, nacido en La Habana en 1943, es un escritor total que aprovechó su formación científica, su experiencia humanística y su pasión por los idiomas para trasladar a su narrativa la experiencia personal de una vida poliédrica, compleja e intensa, muy intensa.

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Tras sus años de formación, entre Cuba y la Unión Soviética, además de su trabajo como científico, desde muy joven ejerció como traductor e intérprete de ruso, lo que le permitió moverse por los países del otro lado del telón de acero y tener contacto directo con la realidad socialista. Con la realidad de verdad. Por otra parte, su trabajo como dinamizador cultural y organizador de eventos literarios del más alto nivel hizo que Justo Vasco tuviera acceso a la mejor literatura de género que se escribía tanto en Latinoamérica y Europa como en los países anglosajones y, por su puesto, en los países de la órbita soviética.

Dotado de una privilegiada capacidad de observación, sus certeros análisis de la sociedad y su capacidad para insuflar vida a los personajes de sus relatos y novelas, convierten a Justo Vasco en uno de los autores imprescindibles de la narrativa cubana de la segunda mitad del siglo XX.

Jesús Lens

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Godzilla

¿Por qué ahora y otra vez, Godzilla?

Podría ser una pregunta pertinente, máxime después de que Roland Emmerich ya le diera una nueva vuelta de tuerca a uno de los mitos recientes más explotados por el cine de la segunda mitad del siglo XX.

Vuelve “Godzilla”. Y lo hace a rebufo del terror nuclear despertado en el mundo entero, pero sobre todo en Japón, tras el desastre de Fukushima. Y vuelve, claro, a lo grande.

 Godzilla panorámica

El director de esta nueva entrega del monstruo nipón es Gareth Edwards y el guionista es Max Borenstein. Datos que, en realidad, nos resultan intrascendentes. Porque estamos ante una de esas películas en las que el factor humano es lo menos importante de todo. Ni siquiera que en el reparto figuren Bryan Cranston o Juliette Binoche nos dice nada, especialmente en el caso de la francesa. Esperemos que, al menos, disfrutara de unas vacaciones en alguna isla exótica, durante el rodaje, porque su papel… Ken Watanabe sí tiene más presencia. Y Aaron Johnson, el musculitos de turno con mirada tierna. Pero dejémonos de veleidades artísticas, que aquí todos hemos venido a ver… al monstruo. Que, en el caso que nos ocupa, resulta venir por partida triple.

 Godzilla chaval

“Godzilla” (pronúnciese “Góchila”, con acento en la Ó) es una de esas películas que conviene ver en pantalla grande, cómodamente sentados y acompañados de refrescos y garguerías. Una de esas películas que conviene ver sin tratar de buscarle las fisuras al guion, que ya aparecen por sí solas, sin necesidad de rascar. Una de esas películas que conviene ver desde la óptica disfrutona de los grandes espectáculos repletos de efectos especiales.

Personalmente, además del despertar, el levantar y el rebuznar de Godzilla, una imagen icónica; lo que más me gusta es la estética postapocalíptica de Honolulu, Las Vegas y San Francisco. Porque, junto a la crítica nuclear (ya sabes que el mito de Godzilla nació en Japón, en los años 50, tras las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki), esta nueva versión del monstruo nos invita a reflexionar sobre la crisis energética que podría estar por venir y sus terribles consecuencias.

 Godzilla poster

Y es que, más que la hecatombe nuclear, lo que ahora debería darnos miedo, mucho miedo; es el Gran Apagón. ¿Somos conscientes de lo rápido que se iría nuestro mundo al garete, de producirse un gran apagón? No durábamos ni una semana.

 Godzilla grito

Si a todo eso le añades el inevitable tsunami que toda película catastrofista de gran presupuesto del siglo XXI está obligada a tener, “Godzilla” ofrece dos horas de puro entretenimiento, lo que no es chica cosa. No es de extrañar, pues, que la película se haya encaramado en lo alto del Box Office, terminando de devorar los restos de “Ocho apellidos vascos” y a la espera de los grandes blockbusters del verano.

Jesús Lens

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