Postpósitos veraniegos

El gran Barrera (alguna vez me enteraré de la razón por la que en IDEAL, los apellidos son el nombre de guerra) está inmerso en una labor titánica, este verano. Uno de esos retos solo aptos para tipos homéricos y de carácter: escribirse 50 posts seguidos, en verano, uno diario.

Ahí.

Con un par.

No perdona ni a las Cármenes, ni el día de la Virgen, ni Santiago Cierra España, la final de la Eurocopa o la inauguración de las Olimpiadas.

Un día sí y otro también, Barrera escribe su post veraniego, en una de esas bitácoras de obligado seguimiento: Cableados.

Inspirado por el Maestro Barrera, pero ostensiblemente más modesto, y dado que vamos a pasar aquí, al pie del cañón, todo agosto enterito, de cabo a rabo, de principio a fin, de 1 a 31… ¡vamos a tratar de publicar un post diario, incluyendo sábados, domingos y fines de semana!

Una entrada diaria que, al margen de la actualidad, las citas, la opinión, los cuentos, los relatos y las mamandurrias varias (adoro esa palabra) sirva para recomendar un libro, un disco, un tebeo, un concierto, una película, una exposición, una obra de teatro, un documental o una serie.

Porque los cansinos somos así.

Y los cansinos, al menos este Cansino Histórico, no va a cejar en su empeño de reivindicar a la Cultura como Arma de Transformación Masiva y Herramienta de Generación de Riqueza Mental, Intelectual, Emocional y Material. (Leer, sin ir más lejos, este artículo en IDEAL, de la semana pasada)

Estéis o no por aquí, andéis de vacaciones o sigáis currando; dado que con los Smartphones, las Tabletas, los Notebook y demás gadgets tecnológicos de última generación se está permanente on line y conectados; espero vuestros consejos, propuestas y recomendaciones.

Que en verano hace un calor del carajo, pero que eso no es motivo para congelar a las neuronas bajo el aire acondicionado o para ahogarlas en Sangría de Autor. Que no todo van a ser Gin Tonics de tonalidades afrutadas en el verano de la Re-Crisis, ¿no?

Pues venga.

Mañana, el primer aPostado, aunque hoy ya subimos uno, que enlaza con otros tres…

Jesús agostando Lens

PD.- En 2008, 2009, 2010 y 2011 estaríamos más dispersos. Pero, ¡hay que ver si publicábamos!

El escondite de Grisha

Desde que la Semana Negra creó el premio Celsius a la mejor novela de fantasía y ciencia ficción, en 2008, el autor pamplonica Ismael Martínez Biurrun lo ha ganado ya en dos ocasiones con sus novelas “Rojo alma, negro sombra” y “Mujer abrazada a un cuervo”.

Reconozco que, aun habiendo tenido ocasión de charlar con Ismael en pasadas ediciones de Semana Negra y pareciéndome un tipo cabal y con un discurso más que interesante, no había leído nada suyo.

Hasta ahora.

Hasta que me tocó ser jurado de la edición 2012 del referido premio, en el marco de la vigésimo quinta Semana Negra.

Me hizo ilusión cambiar de registro, después de haber sido jurado de otros premios de SN, como el Silverio Cañada (aquella “Celda 211”, ¡hasta dónde acabó llegando!) o el mismísimo Hammett.

Un premio que me ha dado la oportunidad de leer a Juan Ramón Biedma y su “Antirresurrección”, la “Diástole” de Emilio Bueso y “2022 La guerra del gallo” de Juan Guinot, cuyas reseñas tenéis disponibles en los enlaces correspondientes)

Y, por supuesto, “El escondite de Grisha”, que paradójicamente tiene algunas conexiones temáticas con la novela de Bueso, más allá de compartir la edición con la inquieta y astuta Salto de Página.

¿Por qué se esconde Grisha, un niño, en una biblioteca madrileña y tiene arrebatos de escritura automática… en idioma ucraniano? ¿Por qué Olmo, el nuevo y desgarbado bibliotecario se acerca a él, aun a sabiendas de que su vida volverá a verse transformada y trastornada, justo cuando creía haber encontrado una cierta paz en su existencia?

La novela tiene dos partes diferenciadas, pero igualmente atractivas. La primera transcurre en Madrid y cuenta la relación entre los personajes principales y de éstos con algunos de los secundarios de la historia. Después, se convierte en una narración de viajes, cuando Olmo y Grisha emprenden su periplo por Ucrania, a la vez huyendo de España y en busca de la verdad.

Una verdad que, como todas las verdades, será explosiva. Y demoledora. Y conllevará efectos secundarios.

Es complicado hablar de esta novela sin desvelar partes de su trama que arruinen la lectura. Por ello, solo insistiremos en que es un pedazo de novela de esas que se devoran, de las que imantan y cuyos personajes se convierten en parte de tu acervo literario, por siempre jamás.

La historia de Grisha, trágica, hermosa y emocionante, no dejará indiferente a un lector que se sentirá conmovido y sobrecogido en algunos de los pasajes de la novela.

Porque hay medallas que imprimen carácter, héroes que no pudieron contarlo y liquidaciones que marcan una vida.

Jesús ucraniano Lens