Un Dios salvaje

Si uno no sabe que “Un Dios salvaje”, la última película de Roman Polanski, está basada en una antigua obra de teatro de Yasmina Reza, que también firma el guión, podría pensar que esta historia, claustrofóbica y angustiosa, ha sido escrita como reacción a la pena de arresto domiciliario a la que el cineasta fue condenado en Suiza, hace unos meses.

Y es razonable pensar que dicho encierro tendrá que ver no solo con la elección del tema sino también con el tratamiento formal de toda una película cuyo metraje transcurre íntegramente dentro de un piso. Es más, la historia de desarrolla entre las cuatro paredes de un salón no excesivamente grande ni espacioso.

A veces, los protagonistas van al baño o salen al descansillo del inmueble, llegando incluso a llamar al ascensor para marcharse, pero como si se encontraran poseídos por la maldición de “El ángel exterminador”, nunca pueden terminar de marcharse de la casa, volviendo adentro, una y otra vez.

¿Quiénes son los protagonistas y qué hacen en el referido salón de ese pisito moderno, en Nueva York?

Se trata de dos parejas. Y hablan. Hablan sin parar. Sin descanso. Son dos parejas de padres que no se conocían hasta que el hijo de una de ellas agrede al de la otra. Los padres del muchacho agredido invitan a su casa a los del agresor, para hablar sobre el comportamiento de sus vástagos.

Y, a partir de ahí…

La película es desacostumbradamente corta, pero intensa. Una película sustentada en el trabajo de cuatro extraordinarios actores y en un guión preciso y afilado como un cuchillo jamonero.

Una película en la que, sin pasar nada, no dejan de pasar cosas.

Una película que acredita el valor de la palabra como vehículo para contarlo todo.

Una película angustiosa y desasosegante, que entronca con otras de su autor en las que el encierro, la claustrofobia y la opresión son temas recurrentes, como “El quimérico inquilino” o, sin ir más lejos, su ultimísima “El escritor”, directamente emparentada con esta “Un Dios salvaje”.

Una crítica feroz hacia esa corrección política que, trufada de jipi-pijismo cursi, bohemio y de diseño; tiene su punto culminante en la pota que uno de los personajes vomita sobre unos exclusivos catálogos de arte que descansan en una mesa, junto a uno tulipanes que también tendrán mucho que decir en la historia. Como los móviles, y las compañías farmaceúticas, y la cooperación internacional, y la lucha en defensa de los animales, y…

Porque el guión de Polanski y Reza está repleto de pequeños detalles, de guiños y de gestos cómplices para un espectador que en un momento dado se está riendo de la necedad de un personajes y, al instante siguiente, se verá reflejado en la estulticia de otro.

Porque “Un Dios salvaje” es una disección en crudo de esta sociedad en que vivimos. Una sociedad que, como todas las burbujas, es susceptible de explotar en cualquier momento, por la causa más nimia.

En resumen, si no la has visto aún, ¡ve a verla!

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

¿Qué es «Café-Bar Cinema»?

Ya sabéis que tenemos nuestro nuevo libro, recién publicado, en el mercado. (Podéis comprarlo AQUÍ, rebajado de precio y llegará a tus manos, dedicado para quién tu quieras) Pero como una imagen vale por mil palabras, con la complicidad de Cristian Gálvez, que además de ser un crack, es una máquina, hemos preparado este vídeo:

Promo Café -Bar Cinema

¿Qué os parece? ¿Os gusta? Creo que explica muy bien un proyecto al que hemos dedicado un par de años de trabajo y que ahora, felizmente, está en los estantes de las librerías.

Promo Café -Bar Cinema

Seguimos avanzando. Seguimos trabajando. Seguimos escribiendo. ¡Pero necesitamos que nos leáis! O, al menos, que compréis el libro, para poder seguir escribiendo y publicando. Que, como dice John Wayne, además de beber y fumar, hay que hablar de negocios. 🙂

En serio. Que nos encanta trabajar, escribir, publicar y organizar inventos como éste. ¡Gracias, Cristian, por el currelo, el arte, la paciencia, la técnica y la sabiduría que le has puesto!

Jesús non stop Lens

Anteriormente, en 24… de noviembre: 2008, 2009 y 2010.

Greenyway: Miranda, en verde

 – Ya te vale, Mir.

Eso le decíamos Pedro y yo, por las mañanas, a las 8, tomando café. Porque nuestro querido Miranda, todo un señor informático en ejercicio, se había matriculado en la Facultad de Empresariales.

Y, además de ir a clase… ¡aprobaba! Y con buenas notas.

– Ya te vale, Mir.

Eso le decíamos, cuando algún lunes no venía a la peña a jugar al baloncesto, porque estaba enfangado con algún trabajillo informático, por ahí.

– Ya te vale, Mir.

Eso le decíamos cuando no se podía quedar a tomar una caña, porque tenía que arreglarle a alguien la conexión de Internet en su casa o tenía que mirar algún portátil endemoniado y cargado de virus.

– ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ YA TE VALE, MIR !!!!!!!!!!!!!!!!!

Eso le gritamos esta mañana, a las 8, tomando café, cuando nos habló de su nuevo proyecto.

Bueno, más que proyecto, realidad.

Porque nuestro querida Miranda se nos ha hecho empresario. O emprendedor. O autónomo. Y su retoño, Greenyway, ya está on line.

Hace unos días hablábamos del Valor de los Empresarios.

Hoy traemos un ejemplo directo, real, palpable y cierto de que los Empresarios valientes y arrojados, osados y comprometidos, también existen.

Un proyecto, además, ecológico, sano y que apuesta por el medio ambiente y la sostenibilidad.

Echadle un vistazo a Greenyway y dadle al Me Gusta de su página de Facebook. Agregadlo a Favoritos, seguidlo de cerca y veréis como no tardáis en uniros a nuestro canto de guerra:

¡Ya te vale, Mir!

 Jesús pensando en Greenaway Lens

Hocus Pocus 2011

Y, terminado el Festival de Jazz, del que hablamos hoy en IDEAL, llega el otro gran Festival del otoño, el Hocus Pocus de nuestro querido MagoMigue, que este año cumple nada menos que diez añazos.

Desde hoy, toda la ciudad de Granada respira magia.

¿Te lo vas a perder?

Toda la información, programa, horarios, etcétera, AQUÍ.

Jesús hocus-pocus Lens

¿Y los pasados 23 de noviembre? Esto dijimos: 2008, 2009 y 2010.

Jazz 2011: ¡menudo Festival!

Hoy publicamos en IDEAL este balance-resumen del Festival de Jazz de Granada, recién terminado.

Ha sido casualidad, claro, pero el Festival de Jazz de este año ha terminado justo el día de las elecciones que van a propiciar el cambio de gobierno. Aún así, el Teatro Isabel la Católica estaba a rebosar, como ha venido ocurriendo en todos y cada uno de los conciertos de estas intensas dos semanas de música.

Lo pudimos escuchar en la presentación del Festival: a menos presupuesto, menos cantidad de conciertos, pero ninguna merma en la excelsa calidad de una de las citas musicales imprescindibles del otoño europeo.

No vamos a insistir en el portentoso elenco de primeras figuras del jazz mundial que hemos tenido el privilegio de escuchar, en Granada, estos días. Ahí están las precisas e imprescindibles reseñas de Juan Jesús García para acreditarlo.

Aprovechemos para destacar, por tanto, algunos otros detalles que me han parecido especialmente relevantes como, por ejemplo, el acierto de llevar algunos conciertos del Festival a Guadix y, el año que viene, a otros pueblos de la geografía granadina. Un más que loable empeño del diputado de cultura, José Antonio González.

O la multiplicación de espacios, dentro de la propia ciudad, en los que hemos tenido la posibilidad de disfrutar de la música. Con uno muy especial, en los tiempos que corren: la calle. Sacar el jazz a la calle y hacerlo con el formato de Street Band de los abrasadores Combo de la Casilla y Toto Jazz Band es otro puntazo. Música ardiente, alegre y festiva para calentar e iluminar estos tiempos oscuros que nos ha tocado vivir. Como puntazo es reunir a los alumnos del Conservatorio, en formato Big Band, para que puedan mostrar su arte, haciendo disfrutar a familiares, amigos y convecinos de una extraordinaria velada musical.

Y la variedad. Que en la variedad está el gusto. Aunque algunos aficionados se quejaran de los sentidos “¡eles!” que surgían espontáneamente del patio de butacas del Isabel la Católica en el concierto de Dave Holland y los Habichuela; el mestizaje que propicia este Festival lo hace cada año más grande. Escuchar los ecos africanos del trío de Ray Lema, sus falsetes que parecían venir de las orillas del río Congo, evocando el sonido de los pájaros o las voces de los pigmeos, fue una experiencia sin parangón. Uno de esos conciertos que los afortunados que tuvimos ocasión de escucharlo no olvidaremos jamás.

O la melancolía y el ensimismamiento de la kora del maliense Toumani Diabaté que, además de un concierto, dio una clase magistral sobre uno de los instrumentos más definitorios del África subsahariana. Uno de esos instrumentos para virtuosos que, bien tocados por un maestro como Diabaté, suenan como si hubiera toda una orquesta sobre el escenario.

Primer tema de Toumani Diabaté en el Teatro CajaGRANADA

Terminado el corto, pero portentoso Festival de este 2011, solo podemos decir dos cosas: ¡Gracias! y, por supuesto, ¡larga vida al Jazz en Granada!

Jesús Lens